El que me pise... le tiro una bola de nieve.
La oscuridad del subsuelo fue interrumpida bruscamente por el sonido ensordecedor de una explosión. El estallido resonó por las paredes de las celdas, despertando a todos los presentes de manera violenta. Los gritos y el caos llenaron la sala en cuestión de segundos mientras la gente salía tambaleándose de sus camas, tratando de comprender lo que había sucedido.
El epicentro de la explosión provenía de la celda de Yuriko y Ha Tamago. Humo denso salía del interior, y el olor a polvo y metal quemado impregnaba el aire. Las paredes de la celda estaban parcialmente destruidas, dejando escombros esparcidos por el suelo. Aunque la explosión había sido significativa, no parecía haber causado muertes inmediatas, aunque la situación era alarmante... y sin apoyos del exterior, de forma lenta y agonizante terminaron por fallecer ambos dueños de la celda.
En medio del alboroto, los encerrados comenzaron a notar que algunos de los suyos presentaban nuevas heridas que no podían atribuirse a la explosión.
Miko Susuki, que ya había estado mostrando signos de malestar, estaba ahora en un estado mucho peor. Su rostro estaba pálido, sus labios secos, y respiraba con dificultad. Parecía como si su condición se hubiera deteriorado por completo sin motivo aparente, dejándola al borde del colapso.
Arita Hideo, por otro lado, se encontraba con una piel mucho más pálida que la noche anterior. Apenas podía mantenerse en pie, apoyándose contra la pared para no caer. Sentía una debilidad inexplicable, como si algo le estuviera drenando la vida de manera lenta pero constante.
Mientras tanto, Elend aparecía con el rostro magullado, un ojo morado y varios cortes superficiales en los brazos. Había sido claramente golpeado, aunque la violencia de la explosión no parecía tener relación con su estado. El origen de su paliza era un misterio, y nadie sabía cómo o cuándo había sucedido, pero el dolor era innegable.
El grupo, conmocionado, se reunía lentamente en torno a las celdas dañadas, intentando recuperar el control de la situación. El miedo, que ya estaba presente desde el inicio, se multiplicaba ahora con cada herida, cada mirada desconcertada y la incertidumbre de quién o qué estaba detrás de todo esto.
Aki Hayakawa llegó en silencio, como siempre, caminando entre los escombros de la celda destruida de Yuriko y Ha Tamago. Sus pasos eran lentos pero firmes, y su mirada cansada barría el caos que había dejado la explosión. Los presentes, algunos heridos y otros simplemente asustados, lo miraban con expectación, esperando alguna explicación o dirección que les ayudara a comprender lo que estaba ocurriendo. Aki se detuvo frente al grupo, su rostro impasible, aunque se podía notar el cansancio en su expresión.
-Parece que las cosas se están complicando -dijo en su tono grave, pero sin ninguna sorpresa en su voz. Miró a Miko Susuki, Arita Hideo, y Elend, quienes claramente no habían salido ilesos de la noche, aunque sus heridas no parecían relacionadas directamente con la explosión. Sus ojos se posaron un instante más en Miko, notando su estado crítico, antes de continuar- Estamos perdiendo gente rápidamente, y ya no podemos permitirnos perder más tiempo.
Aki cruzó los brazos y observó a los sobrevivientes.
-Ahora que son tan pocos, tienen que tener al menos una idea de quién puede ser el enemigo. No estamos en condiciones de esperar más. Haremos la primera votación ahora.
La orden fue clara y directa. Aki no ofrecía más explicaciones ni se molestaba en consolar a nadie. Su enfoque era pragmático, casi implacable. Las palabras eran un recordatorio brutal de que la situación había llegado a un punto crítico. No había espacio para dudas ni para más pérdidas. La supervivencia dependía de actuar, de identificar a los infiltrados y eliminarlos, y esa responsabilidad caía sobre los hombros de todos los presentes.
-Empiecen -añadió, mientras retrocedía unos pasos para observar cómo el grupo, todavía conmocionado, se preparaba para votar.
Pareciera que a alguien no le interesaba el que hubiera una conexión con el mas haya... - diría Claude tras notar lo que la noche había dejado ante aquel grupo - Ahora... a esperar a lo que tenga que decir la joven Kaede, aunque si era el decimo a quien iba a investigar... me puedo hacer una idea de quien se puede tratar.
El ruido de aquella explosión le hizo levantarse sobresaltado, aunque cuando logró ponerse en pie, sentía un dolor en el centro de su cuerpo, como si le faltaran las fuerzas incluso para bombear sangre con naturalidad.
Salió con algo de esfuerzo de su celda, observó a los muertos, ente los que estaba Yuriko, quien debía hablar con Nami y con quien hoy podría haber confirmado la promesa y con ello la lealtad a Seguridad Pública, pero más concretamente se fijó en quien probablemente era la representación de su futuro.
Alguien nos está drenando la energía con un pacto, tenemos que encontrarlo cuanto antes - miró las heridas de Elend, sin duda lo suyo había sido otra cosa distinta - así que creo que va siendo hora de empezar a revelar cartas, no quedamos tantos.
Se me plantean dos dudas ahora mismo ¿por qué atacar a Yuriko antes que a cualquier otro? ¿Tanto miedo tienen de lo que puedan decir los muertos? - miró entonces arqueando una ceja a Kaede - ¿Y por qué nadie parece estar haciendo nada en su contra? Estoy bastante seguro de que es inocente, desupés de todo, ella señaló al demonio que mató Nami, pero si es la mayor amenaza porque revela las identidades ¿por qué no la atacan?
Bueno... siempre cabe la posibilidad que alguien le haya hecho cambiar de prioridades... - respondería Claude ante la duda de Arita - A si... solo tiene que estar aparentando ser el faro radiante, solo para al final termine siendo una trampa para insectos y nosotros simples polillas que revoloteamos a su alrededor - señalando entonces la ampolleta que iluminaba el techo, casi como para darle mas dramatismo a su ejemplo - aunque es eso... un hipotético.
—¿Una explosión? —exclamo, sin poder apartar mis ojos de la celda en la que se produjo. Una ligera nota de pánico tiñe mi voz sin que pueda hacer nada para evitarlo. —Han ido a por Yuriko, eso sin duda. Pero... ¿por qué de este modo? Es cierto que la habilidad de Yuriko era valiosa, si es que no mentía al respecto, pero Ha Tamago...
Sin apartar mi mirada del mismo punto, permanezco en silencio.
Kido observa la situación, preocupado como todos los presentes.
Supongo que Ha Tamago fue daño colateral... Kido escucha las especulaciones sobre Kaede y su bienestar y añade después de Claude. Seguramente sea porque los demonios no quieren jugarsela a intentar atacar en vano. Después de que Nami acabara con el demonio Kaede sería la mayor amenaza de los demonios por poder exponerlos. Pero eso significa que alguien seguramente esté tomándose molestias en protegerla.
El hombre salió de la celda que compartía con Arita corriendo, para ver el desastre que había ocurrido, sin más se hizo en cuclillas y se llevó su pulgar a la boca mientras miraba pensativamente el lugar del incidente.
Razón no te falta... - diría Claude luego de un rato de un tranquilo silencio - A fin de cuenta desde el minuto uno a tenido un caballero a su lado que se jacta de protegerla en todo momento, aunque... - mirando el estado en que se encontraba Elend - puede que esta noche este algo mas a la deriva que las anteriores.
Estará siendo protegida, si hay alguien con una habilidad de proteger estará sobre ella todo el rato. Yo no quiero desvelar mi habilidad aún, pero puedo asegurar dos cosas una que no soy un demonio y que ella es de fiar. Si me tengo que revelar para que me crais lo haré, aunque me gustaría estar así un poco más.
Lo que estaría bien que nos dijeras que viste anñche Kaede. Para descartar gente o votarla.
Elend se la pasó el día curándose las heridas como buenamente podía.
-Sólo se que me dieron una paliza tremenda, no pude ver nada, ni cuantos fueron... Es como si hubiese estado en estado de letargo- Fue lo único que le comunicó a los demás mientras disimulaba el dolor en su cuerpo, para finalmente ir a depositar su voto y volver nuevamente a sentarse recostando la espalda contra la pared.
La explosión despertó bruscamente a muchos - Pero ¿que Demonios? - salgo y veo que éramos cada vez menos - No creí que alguien tuviera algo tan catastrófico como acabar con una celda completa - muchas caras y palabras de duda y confusión llenaban aquel espacio de confinamiento - Bueno, tendré que emitir un voto a alguien al azar ya que Kaede no se a hecho notar - Me agarró de valor para decir lo siguiente - Alguien tiene la habilidad de espiar las conversaciones de los demás en la noche, lo sé por mi habilidad mas sin embargo no se me revela quien es esa persona - decir pistas de mi habilidad solo me pondría en la mirada de los demonios pero era mejor que nada el tiempo se acababa. Pensé
Se había quedaod en un rincón, con el cuepro, débil, casi no la sostenían las piernas.
- Mi.... mi sospecha ezs que no es que Nami muriese de las heridas... sino que un demonio la mató, drena la vida sin dejar marcas... y es lo que está haciéndome a mí... No creo sobrevivir a mañana... o si lo hago, es porque prefieren incapacitar a otro... Esta es mi única pista... y por ello mismo he realizado mi voto...
Tomó una profunda respiración antes de hablar. Sabía que sus palabras podían cambiar el curso del juego, y estaba lista para tomar ese riesgo. Escuchen todos, dijo con voz firme, asegurándose de que su mensaje llegara a cada jugador. He utilizado mi True Sight esta noche, y puedo decir con certeza que Claude es inocente. Claude no es un demonio, ni un enemigo de la Seguridad Pública, continuó Kaede, sus ojos brillando con determinación. Pueden confiar en el.
La tensión en la sala se había elevado a un punto insoportable mientras los sobrevivientes emitían sus votos. Cada uno sabía que su decisión podría significar la vida o la muerte para ellos mismos o para los demás. Al final, cuando todos habían depositado sus votos, Aki Hayakawa tomó el control para realizar el conteo. Su mirada se endureció a medida que revisaba las papeletas.
Seishin Muryou había recibido tres votos, destacándose como el más sospechoso entre los presentes. Su nombre había sido marcado con la tinta del miedo y la desconfianza que ahora reinaba en la sala. Sin embargo, el segundo nombre, Natsuki Fujimori, solo había recibido dos votos.
Aki, al notar que Natsuki no había participado en la votación, tomó una decisión sin vacilar. Levantó su mirada y, con la misma calma fría que siempre lo caracterizaba, dijo:
-Natsuki Fujimori, como no has votado, yo tomaré tu decisión por ti.
Con ese comentario, Aki añadió un voto extra a Natsuki, causando un empate entre ella y Seishin Muryou. El silencio que siguió a su decisión fue palpable, como si el aire mismo hubiera sido arrancado de la sala. Los rostros de los demás reflejaban una mezcla de miedo y resignación mientras comprendían las implicaciones de lo que acababa de suceder. Aki no mostró ninguna emoción al hacer el anuncio final:
-Ambos serán devorados por Chainsaw Man.
No hubo protestas ni súplicas, solo un silencio lleno de aceptación. Denji avanzó hacia ellos, su mirada oscurecida por la inevitable tarea que tenía delante. Seishin Muryou y Natsuki Fujimori sabían que no había escapatoria, que este era su fin, y el ambiente en la sala se volvió aún más denso mientras el destino de los dos se sellaba con el rugido de la motosierra.
Y cuando Denji terminó, los recuerdos de Seishin y Natsuki comenzaron a desvanecerse. En cuestión de minutos, sus nombres, sus rostros, y sus historias fueron borrados de la memoria colectiva. Para los que quedaban, era como si esos dos nunca hubieran existido, un oscuro recordatorio de la naturaleza implacable de su situación.
Después de que Denji se hubo encargado de Seishin Muryou y Natsuki Fujimori, la atmósfera en la sala se sintió extrañamente ligera, como si un peso invisible hubiera sido levantado de los hombros de todos. Sin embargo, esa sensación no duró mucho.
Aki Hayakawa, quien había supervisado la votación y su desenlace, miró a su alrededor con una expresión de creciente confusión. Todos los presentes seguían allí, aparentemente ajenos a lo que acababa de suceder. No había rastro de pánico ni de la tensión que había marcado los momentos anteriores. De hecho, los recuerdos de la votación y de las víctimas acababan de desaparecer de la mente de todos, incluyendo la suya.
Aki frunció el ceño, percatándose de que algo no cuadraba. Todos parecían como si acabaran de reunirse por primera vez, como si no hubieran pasado por la votación ni presenciado las muertes. La confusión en su mente fue evidente cuando dejó escapar un suspiro.
-¿Qué demonios...? -murmuró para sí mismo, pero rápidamente se recompuso. Con un tono firme, se dirigió al grupo -Es tarde, y no tiene sentido seguir aquí. Todos deben ir a dormir. Mañana realizaremos las primeras votaciones. Asegúrense de descansar bien, porque lo que viene no será fácil.
Mientras se alejaban, Aki se quedó un momento más en la sala, observando el lugar vacío antes de seguir a los demás, con la sensación persistente de que algo muy importante se le escapaba de las manos.