No te preocupes muchacho, pero recuerda que esta tierra maldita nunca es nada lo que parece. Tenedlo presente a partir de ahora, puede que la próxima vez no esté para ayudaros.
El veterano se dejó caer en una silla. La espalda lo estaba matando. Necesitaba descansar
Envy resoplo en cansancio ante toda el esfuerzo de Urik por no mirarla. Ella no habia pasado mas que unas horas vestida desde que se habian conocido hace ya dias. ¿Cuando se acostumbraria?.
-No seas cabeza dura caballero, en primer lugar mirame y ya, es mas facil que te acostumbres a que yo deje de terminar sin ropa, no eres un niño para salir avergonzado cada ves que pierdo mi ropa- Le amonesto casi poniendose roja ante el tener que decir lo obvio. -Y ademas no fue tu culpa, yo me acerque a ellos yo sola como gato curioso, y ya sabes que le hizo la curiosidad al gato-
-¿Esta el tavernero como para servirnos una cerveza? Aun puedo sostener una jarra- Dijo sonriendo un poco, asi como tenia un cuerpo de una pequeña dama, tenia a veces pocas cosas de una.
En lo que Alese se ocupaba de curar a los recién llegados. Envy se tomaba una cerveza mientras esperaba. Tras unos cuantos minutos más aparecieron fisteus, Igor y su compañero Ocaso. Que habiendo como había caído la noche decidieron regresar a la taberna.
Finalmente, tras algunas horas más y cuando ya se estaba haciendo suficientemente tarde, Ravyn entró también junto a su compañero Dino.
Me acerqué hasta Wolkot y me senté a su lado. No tenía buen aspecto, pero es que ya estaba mayor.
Que, jovencito, ¿necesitas un masajito? Tengo unas garras expertas en tratar espaldas duras le solté con alguna carcajada. O si no, puedo tumbarte a cerveza
- Mil gracias, dama Alese- dijo siceramente el caballero del cuervo haciendo una reverencia a su compañera tras recibir el don de su sanación.
Tras esto el joven guerrero se sentó en una mesa cercana, pidió una ronda de cerveza para todos y se relajó. Aunque por dentro aun seguía pensando en su metedura de pata al no ser capaz de descubrir a los muertos vivientes a pesar de las reconfortantes palabras de Envy. Al pensar en ella miró a la joven cambiaformas. Aun estaba medio desnuda. Pensó nuevamente en las palabras de Envy, y se preguntó: ¿Cuando seré capaz de ver la desnudez de una mujer sin avergonzarme? ...Supongo que nunca.
Tras esta breve meditación el caballero se obligó a dejar de mirarle y se centró en el grupo que acababa de entrar. Urik señalo las jarras de cerveza que había pedido y pagado y les dijo- Servios. Sentaos y descansad, por favor- ofreció Don Urik a todos y en particular a los recien llegados.
Abro la puerta de la taberna y atravieso el umbral sin vacilar. Mi aspecto es el de un hombre adulto de más de treinta años, con una barba espesa de color negro al igual que el pelo largo recogido en una pequeña coleta a la espalda. Mis ojos verdes parecen contener un odio que ahora mismo yace aplacado, y la cicatriz que me recorre el rostro desde el pómulo izquierdo hasta casi la boca me da un aspecto más rudo al cortar la barba. Mis manos son cansadas y arrugadas de haber necesitado usarlas para escalar, despellejar enemigos y matar por igual, llevo unos ropajes relativamente amplios de colores verdes y pardos que se cubre por la espalda con una capa solo interrumpida por un carcaj con casi cincuenta flechas en su interior.
Tras de mi entra un dinosaurio bípedo de un tamaño poco superior al de una persona de no ser por su enorme cola. Sus garras y cola rezuman veneno, unas delgadas púas de aspecto horroroso se erizan por la espalda de la criatura, por su cola y por sus fuertes miembros anteriores, brillando debido a algún líquido claro. Su largo hocico reptiliano muestra una corta mandíbula que aloja unos dientes enormes y afilados, y sus cuatro miembros poseen garras como gárfios de unas seis pulgadas de longitud.
— Buenas noches— saludo en general mientras avanzo hacia una de las mesas y tomo asiento, el dinosaurio me acompaña y se sitúa al lado, agachándose para descansar en el suelo. Yo saco una rata muerta del saco y la echo frente a él, a penas cae en el suelo la criatura reptiliana lanza sus fauces contra ella para alimentarse —. Tranquilo, Dino, ya habrá más caza mañana, los muertos siguen sin descansar como deberían.
Cualquiera de las dos opciones me seducen por igual. Quizás que tus garras coloquen mis huesos en su sitio algo más, y quien sabe, puede que al final te termine gustando... el veterano sonrió y alzó su copa saludando a la mujer verdosa... no en vano dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo.
La experiencia es un plato del que se saborea con buen gusto, pero... No se yo si podrías mantener mi ritmo, ¡ja! solté, bebiéndome de un trago la cerveza que nos acababan de servir
Bueno, pues yo os dejo seguir roleando, por si queréis hablar algo más o pasamos de día y adelantamos