Miro a la hija del Rey Muy y frunzo el ceño.
-El viejo Troll Liebre nos ha dicho que nos veíamos allí, no tenemos motivos para desconfiar de él -digo muy serio mientras termino de vendar las heridas de Nolo y poniéndome en pie-. Mira a ver si puedes sostenerte sobre tus piernas -le digo al hombre mientras le ayudo a ponerse en pie -¿y qué es eso de que puedes resucitar a nuestra compañera? La nigromancia es algo oscuro, está prohibido....
Seguí caminando y pasé al lado de Cirem, que veo que se vuelve a encoger de hombros y sin saber muy bien que hacer, me sigue por detrás.
Cuando llego a la altura de Uriel y Nolo, intento no mirar a este último y dirijo mis palabras al primero. Seguía con mis dudas.
- No lo entiendo. Si lo habéis visto y viene a ver a mi padre... ¿porque no os acompaña?
Cuando me pongo de pie, sujeto mi herida para soportar el dolor. Pero el vendaje que me había puesto Uriel funcionaba de maravilla. Notaba dolor, pero era soportable. Espero que unas pocas semanas la herida cerrase. Pero al menos por ahora, podía caminar.
- Puedo caminar. - Digo con alegría. - En cuanto a lo de la Nigromancia, ya me libre yo de practicarla. No quiero meterme en esos asuntos. Si ya me asusta el padre de la niña, - digo señalando a Hcih con la mirada, - no quiero decir nada sobre tratar con hechizos de muerte y demás. - Niego con la cabeza enérgicamente. - Sólo digo que hay una forma de volverla a la vida. Y aunque sólo sea una leyenda, es posible que funcione. Existe una armadura mágica, llamada la Armadura del Grifo. Quien la porte, podrá hacer y deshacer cosas a su antojo. Incluso he oído historias antiguas de ver regresar a los muertos de la tumba, contando historias del otro mundo. Así que sólo digo que... podría funcionar.
-Dijo que se iba adelantando -respondo a Hcich mientras comienzo a caminar sin quitarle el ojo de encima a Nolo. Cuando habla de la Armadura me pongo un poco tenso y miro a Cirem. -Esa armadura es una leyenda, no creo que pueda devolver la vida a los muertos -respondo gruñendo. No quiero hacerme falsas ilusiones. -Vayamos a casa del Rey Muy, allí estaremos seguros.
Aún no estaba conforme a lo que Uriel estaba diciendo. Pero bueno, volvía a casa de mi padre, y no hay lugar más seguro que aquel. Quizás no haya cumplido su misión, pero nunca es tarde para volver a emprenderla. Además, si es verdad lo que aquel chico ha dicho, quizás mi padre esté orgullo de mí.
- Yo os guiaré. No está lejos de aquí. Pero por nuestro bien, yo evitaría los caminos.
Me giro y comienzo a andar en dirección a mi hogar.
Sigo a la hija del Rey Muy estando muy atento a Nolo, que no sé si va a poder aguantar la caminata.
-Cirem, quédate atrás y ve borrando nuestras huellas...No quiero encontrarme con Rongar en estos momentos.
Comienzo a caminar junto a Uriel, más tranquilo que cuando viajé con Rongar.
- Muchas leyendas he oído yo de la Armadura, no te voy a engañar. Pero nadie ha comprobado nada.
Asiento con la cabeza, y sin decir nada. Algo me decía que la chica y el cambiaformas eran de fiar. Así que podía estar más tranquilo que con Mlu... El sólo recordar a aquella mujer me tambaleó. La perdida me estaba doliendo demasiado.
Cuando todos pasaron al lado mía, agaché la mirada para que no vieran mis ojos rojos o notaran en mi cara la tristeza. Sin esperar un segundo. Corté varias ramas de los pocos árboles que había cerca y comencé a restregar nuestras huellas con ellas. Para borrar cualquier rastro. Por suerte, aquellas ramas olían mucho más que nuestro rastro. O al menos eso pensaba ya. De ese modo, ni el olfato de ese conejo gigante podría seguirnos.
El viaje, tranquilo y rápido. Ya que sólo duró apenas un par de horas. Lleva al grupo a encontrarse de nuevo frente al Rey Muy.
-¡Por fin! -exclamo al ver al rey Muy y el monte Apyr. Estoy agotado del viaje y ayudar a caminar a Nolo no ha hecho que las ultimas horas fueran mejores, además la muerte de Mlu todavía me afecta. -Démonos prisa y recemos para que el viejo pervertido esté con Muy.
Veo que aparecen los aventureros que había mandado en busca del Abanico Mágico. ¡Y vienen con mi hija!
- ¿¡Que!? !Hchi, estás sana y salva!
Corro hacia ella para darle un abrazo. Luego me giro hacia los aventureros.
- Gracias. Habéis encontrado a mi pequeña. - Me giro hacia Hcih. - Ahora mismo acabo de enviar a un amigo de Troll Liebre en tu busca. Me tenías muy preocupado. - Luego me giro hacia ellos. - ¿Y el Abanico Mágico? ¿Lo habéis conseguido también?
Tenía todo un relámpago de esperanza recorriendo mi cuerpo. Ya estaba viendo como volver a mi castillo después de tantos años sin poder hacerlo.
Corro a los brazos de mi padre con lágrimas en los ojos.
- ¡He pasado mucho miedo!
Luego, reconozco lo agradecida de que estos amigos de mi padre me hayan acompañado.
- Me ha encantado conocer a tus amigos, papá. Me han acompañado hasta aquí, y dicen que conocen a Troll Liebre.
-No, no tenemos el abanico...el Viejo Troll Liebre lo ha destruido, pero se ofreció a venir con nosotros porque conoce otra manera de apagar el fuego de tu castillo - digo cuando llego ante él -. Pero ahora nos gustaría descansar un poco, según veníamos hemos sido atacados y Mlu...Mlu...-no soy capaz de hablar, las palabras se me traban.
Veo que Uriel le tiembla la voz cuando va a contar lo de Mlu, así que decido interrumpir la conversación.
- No, pero...
De repente, algo viene corriendo por el camino. Me giro para mirarlo bien, y me doy cuenta de que es el viejo Troll Liebre montado en un conejo gigante, igual al que tenía Rongar con él.
- ¡Mira, ahí está!
Grito mientras lo señalo con el dedo.
Veo como Troll Liebre llega montado en una Liebre gigante. Me arrimo a él cuando la liebre se para.
- ¡Oh, maestro Troll Liebre! ¡Cuanto tiempo sin verle!
Cuando mi Liebre se para, me bajo de ella con cuidado. Cuando estoy ya en el suelo, intento poner recto mi cuerpo, pero me duele tanto que me es imposible. Dejo caer mis manos sobre mis rodillas y sigo encorvado.
- .... Ay. Me duele todo el cuerpo...
Un sudor espantoso me recorre la frente.
Miro al viejo que acaba de llegar y me sorprendo que todas las esperanzas estén puestas en él. Miro a mi padre sin entender nada.
- ¿De.... de verdad apagará el fuego...?
¿Podrá el Troll Liebre apagar el Fuego? ¿Que hará cuando se entere de la muerte de Mlu?