Partida Rol por web

Me giro hacia los tres hombres que allí estaban tranquilamente y que aún no habían huido. Me sorprendía, y sobretodo la osadía de preguntar que estaba pasando de uno de ellos, precisamente el que parecía más irritado. Me giro hacia él y le agarro por la camisa, cerca del cuello.

- ¿Y tú qué? ¿Tienes algún problema?

-Sí. Tu comportamiento no me gusta...¿Quién eres? -no me gustaba el comportamiento de aquel hombre. Vale que la cerveza no era nada del otro mundo, pero su forma de decirlo había hecho que me irritase más.

- ¿Quienes son esos? 

Mi pregunta se solapó con la pregunta de Uriel. Evidentemente, ni Nolo ni él sabían quien eran. Los miro detenidamente, y algo me dice que la gente de la ciudad me ha estado confundiendo con ellos. Tienen rasgos que no son de aquí, como yo y Uriel. 

- Ahora comprendo por qué todos salían corriendo al verme...

Comento en voz alta tras ver sus comportamientos.

Sigo con mi cerveza mientras veo el espectáculo y como Uriel se mete de lleno.

- Tienen mal genio. - Comento más para mi que para el resto.

Miro a la tabernera.

- ¡Esta tabernera de mierda! ¿Me estás dirigiendo la palabra?

Me incorporo un poco por encima de la barra y le pego un puñetazo en la cara, tirándola al suelo.

- ¡Cuidado con lo que dices!

Me giro hacia el grupo de personas que está increpando a mi compañero. 

- ¡Ey, mira! Hay chicos nuevos.

- ¡¡Perdone, por favor!! ¡No me he dado cuenta!

Pero mis palabras llegaron tarde, el puño de aquel hombre me golpeó la cara y caí al suelo, protegida por la barra de la taberna, entre gritos de dolor. 

- Que raro. No hay nadie que no haya oído hablar de nosotros. Sois extranjeros, ¿verdad? Somos los Ladrones de la Liebre.

Afirmo sin más explicación. Y cuando el comentario de que hay chicos nuevos de mi compañero irrumpe en mi conversación, me sonrío.

- ¿Mmm? Ya veo.. ¡No estáis mal! - Afirmo cuando veo que sus cuerpos son musculosos, al menos dos de ellos. El otro, que sigue bebiendo cerveza como si la vaina no fuera con él, era demasiado delgado.

- ¿No queréis ser amigos nuestros?

Antes de darles tiempo a reaccionar, suelto mi cerveza y agarro al tipo que me ha propuesto unirme a su banda y le golpeo con fuerza en la cara. Al hacerlo me parece oír como algún hueso se rompe. Después me giro hacia el otro y tiro de su capa para intentar alejarle de la tabernera.

-Cirem, ayuda a la tabernera, yo me encargo de este desgraciado -y antes de dejarle que diga nada le golpeo con fuerza-. No tengo nada en contra de los ladrones -escupo al suelo mientras me remango la camisa -pero sí contra los ladrones sin honor...Has golpeado a una mujer indefensa que lo único que ha hecho ha sido ponerte una cerveza y, para colmo, todo el pueblo ha pensado que estábamos en tu sucia banda -pateo al hombre en el estómago y me acerco a su oído-largaos de aquí si no queréis que las cosas empeoren. Y no volváis. 

- Sois muy amables, pero la verdad es que no tenemos tiempo para vosotros. Bueno....

Y mis palabras fueran ahogadas con el puñetazo repentino de Uriel en la cara. En fin, era otra forma de decir que no queríamos saber nada de ellos. Así que en cuanto me ordena que me ocupe de la tabernera, pego un salto, tirando las cervezas de la barra, incluso la que sujetaba Nolo como si de un tesoro se tratase, y llego al otro lado de la barra, para ayudar a Inés a levantarse y cubrirla con mi cuerpo.

- Vamos, no se preocupe.

Veo que el chico nuevo golpea a mi compañero en la cara. La sangre de su boca y nariz sale volando por los aíres. Inmediatamente saco la espada.

- Que chico tan travieso. ¿Quieres pelear contra nosotros?

Consigo decir antes de que el tirón de mi capa haga que pierda el equilibrio y suelte mi arma por el suelo.

- ¿Que haces...?

La patada en el costado me deja sin aliento y me trago mis palabras con un gemido.

- Crío de mierda.

Consigo decir con gran esfuerzo cuando habla en mi oído.

- ¡To... tontos! - digo cuando Cirem tira mi cerveza con su salto y Uriel tira de la capa al ladrón armado. - ¡Tienen espadas!

-Idiota, nosotros también -le grito a Nolo dejando los ojos en blanco y sacando la vieja espada que cogí antes de salir de casa. Pero mientras desenvaino murmuro unas palabras mágicas y hago mi famoso desdoblamiento de imágenes, el mismo que usé en la huida con Rongar, y entonces cinco Uriel rodean a los malhechores. -Largaos de aquí y nadie saldrá más herido -digo. Las cinco imágenes tras de mí sonríen mientras se colocan en una posición de ataque.

Me levanto inmediatamente del suelo mientras veo la hechicería de la que es capaz aquél chico. Ayudo a mi compañero a levantarse mientras no pierdo de vista a todos los jóvenes iguales que nos rodean. Su boca y nariz sangran abundantemente y está luchando por no perder la consciencia. Lo apoyo en mi hombro y comienzo a salir de la taberna.

- Muy bien Uriel. Bueno, - digo mientras salgo de detrás de la barra con la tabernera. - Nos merecemos unas cervezas. ¿Has visto como se iban murmurando?

- Salvajes...

Comento mientras sigo apoyado en la barra viendo el espectáculo. 

Me separo de Cirem como puedo, asustada más aún que cuando estaban los dos ladrones en mi taberna. Me tiembla las manos y la frente no me para de sudar.

- Habéis hecho algo terrible...

El pánico parece haberse apoderado de la ciudad... ¿Quién será el jefe de la banda de las Liebres...?