Cuando, por fin, Troll Liebre decidió empezar el entrenamiento, el sol estaba ya muy bajo en el cielo. Y como aquella parte de la costa no estaba habitada, decidió trasladarse a la otra orilla, cerca de la ciudad.
Mi orden era clara, sacar la barca al agua y preparar el equipaje para el viaje. Nos trasladaríamos a la otra costa para comenzar el entrenamiento. Por lo que los tres se habían puesto a recoger ropa y enseres para hacer la estancia en otra casa, lo más cómoda posible. Cuando todo esta realizado, me salgo de la casa.
- ¿Habéis salido todos? Voy a realizar un conjuro para hacer desaparecer la casa.
Dnubaga y Bedwyr estaban fuera de la casa, por lo que podía realizar el conjuro sin ningún problema. Puse mis manos sobre el suelo y el bastón delante de ellas, recité unas frases y me concentré. De repente, la casa desapareció. Recojo mi bastón y me incorporo. Sacudiendo la arena de mis manos.
- Vamos hacia la barca.
Y me dirijo hacia la barca. Subo en ella y me pongo en la parte delantera. Cuando todos están dentro, añado.
- Bueno... Adelante.
Indicando que cada uno de ellos cogiera un remo y se pusieran a remar.
Tal como dice el maestro, pasamos, agarro mi remo y cuando Dnu tiene el suyo pregunto -A la otra costa, ¿verdad?
- No. Nos dirigimos a otra parte. Continúa cerca de la orilla hacia la derecha. Cuando pasemos aquellos acantilados, te arrimas a la orilla.
Me giro hacia Dnubaga, veo como intenta controlar los remos, y con una sonrisa, le aconsejo.
- Dnubaga, por favor, intenta seguir el ritmo de Bedwyr.
Poco después, consiguen no sin mucho esfuerzo, llegar a la orilla que había indicado. Habían pasado algunas horas, y la cena se acercaba. En cuanto desembarcamos, me dirijo a uno de los claros que hay, junto a varias palmeras. Vuelvo a colocar mi bastón delante de mi, me agacho y coloco las manos sobre la tierra. Recito un hechizo, y poco a poco, va apareciendo mi hogar. Cuando se completa, me incorporo, recojo mi bastón y me sacudo la arena. Coloco las manos sobre mi espalda.
- Bueno... podéis volver a colocar las cosas que hemos traído en su sitio.
Miro el sol, y calculo las horas que quedan antes del anochecer.
- ¿Que os parece si entrenamos un poquitín antes de la cena, después de que terminéis de colocar todo?
-Perfecto -le digo a Troll Liebre mientras voy cogiendo las cosas para meterlas dentro, pero mientras las cojo, me paro a pensar y le pregunto- ¿Por qué hemos traido cosas si la casa se ha transportado con todo en su interior para ahora tener que volver a meterlas?
Miro a Bedwyr con cara de pocos amigos.
- Soy viejo. A veces se me olvidan las cosas. ¡Si te preocupas por eso, no llegarás a ser nadie!
- Oiga... - Llamo la atención del maestro. - ¿Yo también?
No sabía si tenía que entrenar con ellos o no.
- Preferiría ir preparando la cena... y ... ahhhh - Bostezo ampliamente. El viaje me había destrozado y estaba muy cansada.
Tras el comentario de Troll Liebre comprendí que no iba a ser fácil discutir con él sobre ningún tema, por lo que recogí las cosas y las metí en la casa de nuevo. He de reconocer que me molestó ese comentario. Nunca imaginé que la curiosidad o el querer saber fuese algo que me impidiese progresar. Probablemente era una pataleta de anciano y no iba a reconocer su error.
Una vez todo estubo dentro, me acerqué a él.
-Ya estoy listo para comenzar cuando quiera, señor.
Sonrío a Dnubaga.
- Tú haz lo que te apetezca.
Espero pacientemente a que Bedwyr termine de volver a colocar las cosas que hemos traído en la casa, con las manos sobre mi espalda y mirando a la playa. Cuando siento que llega, me giro hacia él.
- Bueno, empezaremos por algo muy difícil. Bedwyr... ¿tienes alguna experiencia en el manejo de la espada?
Cuando termino junto con Bedwyr de ordenar todo nuevamente en la casa, salgo junto con él. No me acordaba que iban a entrenar. Sonrío y me vuelvo hacia la casa.
- Voy a hacer la cena. Que os vaya bien.
Y me vuelvo hacia la casa.
Cita:
-Si la tengo, pero estamos aquí para mejorar, ¿verdad?
Sigo con mis manos sobre la espalda. Mirando a Bedwyr.
- Bien entonces, tienes ya los conocimientos básicos. Primero. Quiero conocer tu fuerza.
Observo todo lo que hay a mi alrededor.
- Mira. Desde esta roca hasta aquel árbol que ves allí, hay unos 200 metros. A ver cuánto tardas en correr hasta allí. Aunque el hecho solo de correr velozmente no significa que uno pueda llegar a ser un buen luchador, es importante que las piernas y las caderas sean fuertes.
Lo pienso durante un momento.
- Como tu quieras.
-Prefiero con el equipo -le digo mientras me dirijo al lugar donde me ha indicado y a su señal salgo corriendo lo mas rápido que puedo.
Dejo una de mis manos sobre mi espalda, y levanto la otra. Cuando veo a Bedwyr preparado, agacho la mano con energía y grito.
- ¡Ya!
Observo lo que tarda en ir y volver. Cuando llega otra vez a mi altura, le miro asombrado.
- ¡Bien! ¡Estupendo! ¡Unos 20 seguros! ¡Pues si que eres rápido! Aunque he observado que tus zapatos no están en muy bien estado. Debes procurarte unos nuevos, unos de piel, protegen menos que los que llevas, pero te permitirán mover mejor las piernas y ser más rápido contra un enemigo. Y la rapidez es un indicativo de victoria. Casi siempre gana quien golpea primero, no quien golpea más fuerte.
Me quito mi abrigo de piel y lo dejo sobre el suelo.
- Eres rápido, pero estás dentro del límite de lo humano. Para ser un perfecto guerrero, hay que sobrepasar ese límite, eso es lo difícil. Contrólame el tiempo.
Me separo un poco, flexiono un poco mis viejas rodillas y estiro un poco mis brazos.
- Cuando quieras.
Le indico para que me haga la señal y salir corriendo.
Salgo corriendo tan veloz,que al la vuelta y pasar al lado de Bedwyr, el aire que desprende mis movimientos casi le desplaza de su sitio.
- ¿Cuanto he tardado?
Rápidamente y volviendo a mis movimientos lentos y cansados, recojo el abrigo de piel del suelo y comienzo a ponérmelo.
- Me he notado lento, debe de ser el cansancio del último viaje. - Cuando termino de ponerme el abrigo, continúo. - Esto es lo que quería decir. Sobrepasar el límite de lo humano, tú, que eres jóven, podrás hacerlo ne menos tiempo que yo, siempre y cuando te entrenes.
Aproximadamente 11 segundos he tardado.
Por cierto, esta partida no tiene nada que ver con la otra, ni en contexto ni en forma. Esta es más... paranoica. Ya te darás cuenta, y para aguantarla.... La otra es más seria.
-¿Y como es el entrenamiento para poder corrar a esa velocidad? ¡Es impresionante!
Coloco nuevamente las manos sobre mi espalda, doblando cansadamente mis rodillas.
- Lo sabrás a su debido tiempo. - Hago una pausa y pienso largamente. - Hacía tiempo que o corría. Me ha entrado sed. Bedwyr, tráeme una cerveza. - Lo miro fijamente. - Para ser un buen guerrero, se necesita también conocimientos generales. Tú tendrás que esforzarte especialmente en eso.