Partida Rol por web

La idea de ir al mercado de la ciudad, me entusiasmaba demasiado. Le encantaba pasar horas allí, viendo puestos, observando y adorando cosas extrañas que traían de tierras lejanas. Y sobretodo, las bolsas repletas de plata y oro que encontraba en su paseo. Era evidente que muchos tenderos ya me tenían fichado, pero eso no impedía que me trataran como un cliente normal y corriente. Sabían que a ellos, nunca le robaba y que el dinero que conseguía de los pobres incautos, iba directamente a sus bolsas a cambio de cosas inútiles. 

- No creo que a Mlu le importe, tendrá que venir si o si, si quiere que vayamos con ella.

Me acerco a Uriel y me dispongo a ayudarlo a preparar la cena.

Entro en la casa y el calor de la leña junto a su olor característico, me llena de tranquilidad. Estaba empapada. Era evidente que había ido a lavar mi ropa, pero... se me había olvidado llevarme la muda. Así que nada más entrar, y mirando al suelo, entro con paso ligero a donde estaba mi lecho. ¡Bien! Uriel me había puesto allí ropa para cambiarme. 

- Hola

Digo cuando encuentro la ropa.

- Muchas gracias por la ropa, creo que aunque me esté grande, puede ayudarme  mientras se seca la mía. Ahora, - me giro hacia los dos hombres, - si no les importan, miren hacia otro lado, voy a cambiarme y dejar mi ropa mujada cerca de la candela.

Sin más premisas, me giro dando la espalda a los chicos, y me cambio. La ropa seca me sienta bien, grande, pero cómoda. Cuando termino, recojo mi ropa mojada y la pongo en una silla, cerca de la candela.

- ¿En que puedo ayudaros?

Me encontraba con fuerzas, aún no recuperada del todo, pero con fuerzas. Una nueva aventura comenzaba y eso era importante. Había esperanza.

-Bueno, mañana tenemos que pasar por el mercado para conseguir algunos...víveres extra, así que podemos comprarte algo más de ropa -las verduras empiezan a llenar la casa con su olor -ve poniendo la mesa, no tardaremos en cenar. Mientras tanto, podrías contarnos algo más de ti o de tus aventuras -sugiero como el no quiere la cosa. 

La sola idea de ir a renovar su vestuario le encantaba. Le tenía cariño a su ropa, pero ya era hora de cambiarla. Había sufrido mucho durante el viaje y a decir verdad, no se había parado a pensar en comprar una nueva. Mañana podría ser un buen día para hacerlo.

- Me gusta la idea de ir a comprar. 

Mientras ayudo torpemente a colocar los utensilios para la cena, ya que estorbaba más que ayudaba, conté un poco lo que me había pasado últimamente.

- Bueno, poco después de averiguar la existencia de la armadura, me dispuse a estudiarla. Fabriqué una brújula donde me indica en que dirección se encuentra la pieza más cercana. Eso me llevó a Sur, donde conocí a Rongar, un niño salvaje que vive en un bosque, sin ningún techo donde resguardarse. Tenía una pieza de la armadura, pero era terco como una mula, y no conseguí obtenerla. Así que partí hacia otro lugar. No podía encontrar la siguiente pieza hasta que no estuviese lo suficientemente lejos de Rongar, ya que la brújula me indicaba su parte. 

Pare un poco a pensar. 

- Lo raro es que la distancia entre... claro... Rongar se ha estado moviendo hacia el Sur. Ahora lo entiendo. Por eso la brújula me indicó la siguiente pieza tan rápido, y aún no he llegado a ella. El caso es que también me apunta hacia el Sur, pero no en la dirección donde se ha movido Rongar. He estado alejándome de las dos cuando quizás estaban más cerca de lo que pensaba.

Me sorprendió oír que no le robó la pieza al niño. La miré y luego miré a Uriel. Quizás estaba equivocado con ella, pero... no entendía muy bien si la historia era verdad o no.

- Si buscas las piezas de la armadura y encuentras una... ¿porqué abandonarla?

-Cirem tiene razón -afirmo-¿por qué no cogerla? Si es algo que deseas con tanto ahínco... -Mientras hablamos, me pongo en pie y comienzo a retirar los platos de encima de la mesa, empieza a hacerse tarde, y si mañana vamos a comenzar una nueva aventura deberíamos descansar bien.

Miro a Cirem.

- Querido Ciram, Rongar no quiso entregármela. Ya sabes que no soy ninguna ladronas. Intenté comprarla, cambiarle su parte de la armadura por otra cosa de las que tenía, pero no quiso. Y bueno, se que en un futuro lo volveré a encontrar, quizás cuando sólo me falte su pieza. Además. con mi brújula, sabré exactamente a donde va. 

Me levanto de mi asiento. 

- Estoy realmente cansada, con vuestro permiso, voy a descansar levemente. Mañana nos espera un gran día.

Y me dirijo a mi lecho para descansar.

Entre cerré los ojos. No me fiaba de ella. Aún mi duda seguía intacta. Sospechaba que no consiguiera la parte de la armadura que tenía el tal Rongar y que siguiese tan féliz. Pero bueno, si no quería dar muchas explicaciones no pasa nada. Como bien decía ella. En un futuro lo encontraremos, sobretodo si seguimos con ella buscando las piezas.

Me levanto también de mi sitio.

- Nuestra invitada, - dije con retintín, - tiene razón. Deberíamos de descansar Uriel. 

Por un momento dudé en recoger los restos de comida sobrante y los platos y vasos que habíamos usado. Pero decidí no hacerlo. Ya no los volveríamos a usar, así que... que mas daba. Y me fue hacia  mi lecho para descansar.

Interiormente me río de Mlu y pienso que le vamos a hacer mucha falta.

-Tienes razón, vamos a dormir. Buenas noches, CIrem, duerme bien -me despido de él y entonces me doy cuenta de que Mlu está en mi jergón, por lo que cojo un par de mantas y me salgo al exterior, la temperatura puede haber bajado un poco, pero es bastante agradable, además, me gusta dormir mirando las estrellas.