Partida Rol por web

El gnomo Rendel cuenta el detalle de lo ocurrido con el segundo porteador, respondiendo directamente a mi pregunta. Ha sido una historia triste pues el hombre no tuvo ninguna oportunidad y murió sin siquiera ser capaz de defenderse. Por lo que cuentan, este mundo sombrío esconde enemigos tremendamente letales y de los que nada he oído en mi vida.

"Al parecer Orcos, Legados y Caídos no es lo peor que uno puede tener el infortunio de encontrarse en el camino."

Intento recordar si el algún momento de mi vida he escuchado de estas criaturas, quizás en mi aldea o en algún momento de mi viaje. Entonces, escucho la pregunta de Pel y me causa mucha curiosidad pues no sé a qué se refiere con "avatar" de su reina. Al principio pensé que sería alguna clase de título como "heraldo" o "embajador", diciendo que la elfa que nos acompaña puede hablar directamente como si fuera la Reina o algo así, pero mirando a Rhiann bien, hay algo distinto en ella, algo que me hace pensar que no es una simple mensajera.

Las agradables historias de Dunkan durante las cenas, dejan paso a la del gnomo contando su viaje hasta allí. Un viaje que Adam ya se imaginaba lleno de peligros, cosa que el relato confirma.

El mundo es un lugar terrible. Puedes morir en cualquier momento, en cualquier rincón. Sólo espero llevarme el maor número que pueda cuando llegue mi turno.

Al defensor le gustaría, aunque no lo admitiría, hacer alguna pregunta. No obstante no le hace falta ya que sus compañeros parecen tener las mismas inquietudes y las hacen. Eso que se ahorra, aunque está muy atento a las respuestas.

Cuando todo acaba y es su turno de vigilar lo hace con diligencia. O eso piensa Adam.

En mi puesto de guardia con Dunkan como mi cena mirando hacia la oscuridad y atenta a las pocas palabras que me llegan del gnomo. Parece que el viaje hasta aquí no fue nada fácil. Tal vez por la mañana le pregunte algo mas de las criaturas que se encontraron de camino.

-parece que hoy no contaras tus historias- le comento de buen humor al montaraz enano en voz baja. De todos modos tampoco intento iniciar una conversación, aunque me hayan dado la guardia mas fácil no es cuestión de distraerse

El gnomo miró con curiosidad a Pel, era para su gusto, demasiado directo – el avatar la reina elfa viene a ser un heraldo de ésta, un ser poderoso en la magia, que está vinculado a la reina bajo un cierto pacto … ¿místico? – preguntó a Eirinn pero este no le respondió e incluso parecía ignorarle – como sea, tienen un fuerte lazo. Además de que se suponen que son extremadamente fieles a la reina, como si fueran hijos suyos. O al menos eso entiendo yo – exclamó el gnomo encogiéndose de hombros al tiempo que meditaba en una última historia que contar antes de emprender un merecido descanso.

Y mientras tanto, Michani cuchicheaba con Dunkan, quien había sido remplazado por el gnomo, aunque ciertamente las historias de Dunkan eran distintas. El enano solía hablar con nostalgia del lejano pasado y era conocido por todos que sus historias eran ciertas. Por el contrario, con el gnomo, no era claro que todo fuese real, por más que el mundo fuese oscuro y extraño.

La elfa miró con frialdad al humano, o más bien con una indiferencia que reflejaba que le importaba más la información que le proporcionaba que la mera existencia del mismo Pel. – No conozco nada de eso. Quizá más adelante puedas darme más detalles de ese lugar llamado Three Oaks, quizá podamos visitarlo en nuestro viaje de regreso. Aunque, háblame mas de ese apellido E’Drien, ¿Qué tiene de especial y que tiene que ver con tu dominio de nuestro idioma? – resaltó la elfa.

La tranquila guardia había permitido que el enano y el gnomo conversarán un poco, incluso tomándose la libertad de no poder tanta atención hacia el largo descenso del camino de las caravanas que años atrás viajaba hasta allí, a aquel puesto comercial en las cataratas. Y la noche habría seguido tranquila de no ser porque, en la oscuridad, los afilados ojos de Girolamo empezaron a observar algo. Su vista fija en el horizonte alertó algo, aunque Dunkan no lograba ver nada con claridad. A su pensar, se trataba de formas, grandes formas que se aproximaban a lo lejos, pero no estaba seguro, quizá la engañosa noche dominada por la sombra buscaba asustarlo. Dunkan se había tirado al suelo con su oído pegado a la tierra, intentaba escuchar a través de la dura roca. Su mirada fue contundente – algo se acerca – le dijo al gnomo, – algo grande – resaltó con clara preocupación.

Parecía que la elfa Rhiann no tenía el menor asomo de tacto, simplemente disparaba sus preguntas como si estuviera haciéndolo con el arco, sin importarle más que llegar al final de camino. Eran ciertamente malos tiempos, más para un elfo de larga vida, Pel le habría otorgado más paciencia. El arcano se había dejado fascinar por los rasgos extraños de la mujer, pero ahora atendía a su tono de voz, que nada tenía de amable ni de considerado.

- No sé a qué estás acostumbrada en tu reino, ni hasta donde llega tu autoridad como avatar de la Reina, pero en mi mundo las cosas se piden con algo más de tacto. No soy un enemigo para que me interrogues así, y aunque no pueda demostrarlo, mi mera presencia aquí debería valer algo.

En todo caso, si deseas saber algo más, tendrás que contarme algo sobre ti o sobre tu tierra, algo que recuerdes con una sonrisa, ya que no estoy dispuesto a seguir siendo tratado como un mueble, mi señora. Espero que tú, la Reina y el mismísimo Aryth lo entendáis. -

Pel mira a la mujer elfa sin desafío alguno, sólo como quien quiere iniciar una conversación de adultos y no una en la que parece que una madre interroga a su hijo qué ha hecho durante la noche que se escapó de casa.

Tratando de no quedarse dormido, Wendell se olvidó de la posibilidad de utilizar los troncos de los árboles para apoyarse y se mantuvo firmemente en el centro del camino, lejos de cualquier tentación.

Tras un rato de conversación con Ulgrim en su propia lengua, el defensor aprovechaba cada momento posible para intentar aprender la complicada lengua de los enanos , pasó finalmente a la lengua del comercio, que le resultaba más sencilla - Tu tampoco ves ni escuchas nada?, no - le preguntó a su compañero - Con un poco de suerte, pasamos la noche y mañana nos ponemos en camino. Será un placer volver a escuchar a Valtharn dándonos las ordenes - no puedo menos que comentar - Extraño tener un líder competente - añadió - aunque parece que finalmente está un poco menos caprichoso. Por lo menos escucha a sus asesores. Solo espero que le dure -

El turno de guardia no es difícil de llevar a cabo para mí pues no tengo nada de sueño pensando en las múltiples formas en que podemos ser atacados en estas ruinas. La verdad es que el puesto comercial tiene varias formas que facilitarían la defensa, pero somos tan pocos que ante un ejército caeríamos rápidamente.

Wendell ha hecho más ameno el turno, practicando su dominio del idioma de mi pueblo, el que cada día maneja con más soltura, pero finalmente decide cambiar a la lengua del comercio cuando me pregunta si percibo algo. Le respondo de inmediato aunque sin quitar los ojos de la distancia:

 - "No percibo nada pero eso no significa que no lo haya. Nunca he sido un buen vigía, la verdad."

Aquellas palabras las pronuncio en la misma Lengua del Comercio y son completamente ciertas pues ser un buen observador o tener el oído agudo nunca han sido cosas en las que destaque sino todo lo contrario. Mi formación fue la de un guerrero cuerpo a cuerpo, lo que mezclé con algunas de las formas kurgun de mi clan. La vigilancia nunca fue una de mis tareas.

Luego cambia al tema de Gror y en eso tengo que darle la razón:

 - "Es un chiquillo malcriado. Demasiada arrogancia por el título de su padre y sus propias capacidades en combate pero carece de la sabiduría que brindan las derrotas y la edad. Aunque también tengo que concederle que ha mejorado un poco. Esperemos que siga así y no la cague."

No confío en él pues parece caprichoso y parece más proclive a desoír los consejos que a prestarles atención. El mayor de los miedos es que llegado algún momento clave no vaya a dejarse guiar por su soberbia en vez de las palabras de sus consejeros, sin considerar poco práctica costumbre que muestra de ignorar a cualquiera que no sea un enano de respeto para él. Eso puede crítico llegado el caso pero supongo que es un problema a la vez.

No me gustaba lo que me había parecido ver, y mucho menos me apetecía quedarme alli yo solo esperando a no se que demonios sería. 

De esta forma, retrocedí junto a Duncan para avisar al resto y prepararlo todo por si se trataba de un ataque.

En mi interior maldije a todos los estupidos enanos por no hacerme caso y haber salido de allí antes del anochecer.

La elfa siguió mirando con frialdad a Pel, como si mirase a una piedra inerte y sin relevancia, sumergida en un amplio mundo oscuro y mucho más trascendente que la propia existencia de aquella piedra – La reina todo lo ve. Nada se oculta a ella, ni aun Izrador. Puedes hablar ahora, puedes hablar mañana o podrías no hablar nunca. De momento lo único valioso en tí es tu información, todo lo demás tendrás que demostrarlo, e incluso la información podría ser tan irrelevante como nuestra propia muerte – exclamó con palabras frías y sin emociones, para luego simplemente marcharse y dejar al humano solo. La noche avanzaba y tenían que descansar.

Madrugada del 20° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 6]

En la tranquilidad de la noche, dos figuras surgieron corriendo a toda prisa desde el camino de los antiguos mercaderes gnomos. Rendel montaba guardia en el campamento mientras el resto dormia, fue el primero en verlos y reconocerlos, el enano Dunkan y Girolamo se aproximaban corriendo y alzando las manos, pero sin gritar, probablemente para no hacer ruído, lo cual era una muy mala señal. Rendel tomó su ballesta manteniendo su vista fija en el horizonte mientras que a empujones fue despertando a Eirin, el elfo montaraz, quien dormia a su lado en la alto de la antigua torre de comercio.

El elfo fue quien procedio a ir despertando a los demás, primeramente a los suyos y enseguida a los enanos, dejando a los humanos para el final. Para cuando Dunkan y el gnomo estaban llegando ya al campamento improvisado, ya todos habían despertado. Reunidos allí, se enteraron por boca de Dunkan que Girolamo habia visto a algo acercarse por el camino de los gnomos, y que el mismo había escuchado pisadas de algo grande. Sea lo que fuere, estaba a no más de 200m de allí, y subía hacia las cataratas.

Madrugada del 20° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 6]

Su turno estaba por terminar, una hora más y serían relevados, aunque ya no habrían de descansar si no solo desayunar algo rápidamente al tiempo que levantaban el campamento y procedían a partir de regreso a la Roca. La noche se mostraba tranquila, o al menos lo suficiente considerando el mundo en el que vivian. Su conversación durante la noche les mantuvo despiertos y atentos al camino que se mostraba frente a ellos, no obstante, para su suerte, nada se aproximaba. No obstante, un leve murmullo en la oscuridad les hizo mirar atrás, hacia el campamento, en la lejanía vieron a dos figuras acercarse hasta el campamento posicionado en torno a la torre de comercio, se trataba, casi con completa seguridad de Dunkan y Girolamo, quienes deberían haber estado montando guardia en el otro acceso al valle de las cataratatas.

Pero lo extraño no terminaba allí, todos estaban reunidos escuchando a los recien llegados. Claramente algo malo estaba sucediendo, algo había alertado a todos, no obstante; a la distancia, era imposible tener al menos un pequeña pista.

Pel se quitaba los restos de legañas de los ojos, aún algo somnoliento. A pesar de las duras palabras de Rhiann, se había dormido enseguida y es que la pesca era una actividad que exigía concentración y dejaba a uno agotado mentalmente. Las palabras de sus compañeros le dejaron preocupado, pero luego una idea vino a su mente.

- Podemos salir de aquí, o podemos quedarnos y tratar de pasar desapercibidos. El peor de los casos es tener que luchar, la verdad. Sin embargo se me ocurre que sea algún tipo de animal grande que vive en estas montañas; uno de gran tamaño y que sabe bien dónde encontrar agua. Puede que sólo venga a eso.

Por cierto, ¿alguien sabe dónde están Ulfrin y Wendell? -

A pesar de sus palabras, mientras hablaba había empaquetado su equipo, listo para una salida rápida si fuera necesario. También había puesto una brasa cerca de las flechas previamente empapadas en aceite por si era necesario iluminar alguna de las hogueras que habían preparado.

- Parece que descubrieron algo, que será? - no pudo menos que preguntar el defensor mientras dudaba sobre cual sería la mejor alternativa. Finalmente tomó una decisión - Quieres ir a ver de que se trata? Yo, mientras tanto, mantengo la vigilancia de este lado. En caso necesario hazme señas, puedo moverme bastante rápido para alcanzarlos -

Adam estaba durmiendo, que no quería decir descansando. Pues sus sueños ya casi nunca eran agradables. Aún así le costó entender lo que sucedía hasta que no se despejó por completo.
Mientras cogía sus cosas por si tenían que marcharse escuchó la sugerencia de Pel.

Si es un animal que suele venir a beber aquí notará que hay extraños en la zona. Lo cual o no se acercará, o atacará para ahuyentarnos. Si es que es un animal.

El defensor no las tenía todas consigo, pero desde luego mejor esperar lo peor por si acaso.

No dijo nada sobre Wendell o Ulfrin pues no se había percatado de que no estaban hasta que lo comentaron.