Al salir, miro donde nos encontramos, y al darme cuenta de que voy a tener que escalar Oh no.... suelto con desolación ¿Por qué? ¿tenía que ser esto verdad? un castigo de los cielos... mi único archienemigo que tantas desgracias me ha traído en el pasado... PERO LO TENGO MUY CLARO, NO ME VOY A QUEDAR UN SEGUNDO MAS AQUÍ digo ignorando el dolor de advertencia que me manda mi espalda y mi pelvis como recuerdo de mis dos encontronazos con situaciones parecidas.
Con mucho cuidado y con paciencia, me dispongo a subir
Tirada oculta
Motivo: trepar
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 77 (Fracaso)
tengo un muy mal presentimiento....
Tomé el Libro que me pasaba el joven y pude apreciar que se trataba de mi propia Biblia, que con tanto bamboleo se había caído de mi maleta. Deduje que el resto de mis pertenencias estarían entonces esparcidas por el autobús y desisto de ponerme a buscarlas. A fin de cuentas lo más importante, el papel para escribir mis notas para mi próxima novela estaría totalmente estropeado a causa del barro y el agua.
Tendré que hacer memoria y apuntarlo todo en mi cabeza...
Ayudo como puedo a sostener a la joven Vermillion, herida tras la caída, y me dispongo a salir con los demás. El tiempo sigue siendo espantoso bueno, un tiempo muy acorde al panorama que se nos presenta... Pienso mientras miro a mi alrededor contemplando la desolación provocada por el accidente. Entonces veo al Joven Drake decidido a subir la pendiente y me doy cuenta de que tiene razón en tomar ese camino, pero aun así se me aflojan un poco las piernas, pues mis años de jovenzuelo trepador de muros y árboles quedan ya muy lejanos y no sé si mi edad y mi escasa fortaleza física me permitirán seguir el ritmo de mis acompañantes ni ayudarles a cargar con la señorita.
Bueno, que carguen ellos, que son jóvenes. Además, mientras carga con la chica igual el señor Drake mantiene un poco la boca cerrada y deja de gritar tanto. Aún estoy resentido por su regañina a viva voz por rezar una oración por los muertos.
Me persigno ante la pendiente, con la Biblia fuertemente agarrada en mi mano y comienzo a seguir los pasos de Drake, Ralph y Vermillion. Espero que sepa a dónde van. No vayamos a salir de la sartén para caer en las brasas...
Tras hacer la señal de la cruz miro a mis compañeros.
Vayan ustedes delante. Yo les seguiré. Así si uno se resbala, podré sujetarle.
Motivo: Trepar
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 86(-10)=76 (Fracaso)
Salvo pifia, que no la habéis cometido ninguno, no os caéis. Sencillamente, no sois quién a trepar.
Si alguno pifia, se esmorra y se hace 1 punto de daño.
Id pensando ideas sobre cómo subir :P
Motivo: embarrarse mas
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 68 (Fracaso)
Cada movimiento le causaba un gran dolor en el costado, tanto que las llamaradas causadas por los breves instantes en que tuvo que apoyar su pie en el suelo casi podían ser completamente ignoradas en comparación. Aguantar sin gritar el proceso que culminó con ella montada a horcajadas sobre la espalda de Marvin fue toda una proeza digna de elogio.
No obstante, Jane puso todo el esfuerzo del que fué capaz para intentar no ser una molestia para el joven además de una carga. Intentaba no desequilibrarle en la ascensión y ser un peso no del todo muerto.
-Mon dieu, mon cheri... - las palabras, entrecortadas, llegaron no obstante con facilidad a los oidos de Marvin - ... si salimos de esta le voy a deber un favor muy grande. -La sonrisa en los labios de Jane podía notarse en su voz cuando añadió - Prometo ser un colchón suave si caemos... o si planea caer más adelante.
El coqueteo era una forma de escapar de la situación, siempre lo había sido. La ironía, el sarcasmo, el cinismo, seducción... todas ellas herramientas que le permitían superar las adversidades. Y si en algún momento se había encontrado en una situación adversa, sin duda era ésta.
Costaba moverse por el embarrado suelo y el peso extra que le aportaba la muchacha que llevaba a la espalda no facilitaba las cosas. Notó el cálido aliento de la joven en su oído cuando le habló y se puso algo nervioso. Cuando finalmente las palabras llegaron a su cerebro y logró asimilarlas, sus mejillas se encendieron como dos faros.
Dubitativo emprendió el camino cuesta arriba siguiendo de un aun mas dubitativo John Drake. Apenas había dado unos pasos, cuando la resbaladiza superficie le hizo caer sobre las rodillas y deslizarse nuevamente hasta abajo.
-Lo siento mademoiselle Vermillion.- Se apresuró a decir avergonzado. Despues alzó mas la voz para que le oyeran los otros viajeros. -Señores, será más fácil subir si nos lo tomáramos con mas calma y colaboramos. Podemos empujar al señor Drake para que se agarre a las rocas y raíces de arriba, luego él ayudará a subir al señor Berckley, cuando los dos estén bien sujetos podrán ayudarnos a la señorita y a mí a subir.
Todos habíais visto vuestros intentos de trepar desdeñados por una hiriente ladera que parecía carcajearse de vuestros vanos esfuerzos. No es que fuera un terreno espectacularmente empinado, pero el barro no ayudaba a la hora de ascender por él.
A su vez, el lodo cada vez subía más y más de nivel, hasta alcanzar la mitad de vuestros gemelos.
Era momento de hacer algo, y de hacerlo ya, o acabaríais enterrados en lodo. Máxime si se producía un corrimiento de tierra hacia el fondo del barranco, algo que parecía demasiado evidente que pudiera suceder...
No me extiendo mucho, que me duele horrores la mano.
Si queréis seguir el plan de Ralph, y los dos empujáis a Drake, le concedo un -20 de bonus a la tirada.
Si él sube, lo mismo para los demás que lo sigan detrás, incluido Ralph.
Si sacáis pifia, restaos 1 de daño.
Y, por Dios, subid XD
Si tenéis algún plan mejor, comentadlo. A mejor idea, más bonus os daré, of course.
Mientras que todos los demás debían mantenerse ocupados para estudiar el terreno y hallar la mejor manera de tratar de subir, tú no tenías otra cosa que hacer más que mantenerte sentada a horcajadas en la espalda de Ralph, incómoda y dolorida.
Fue así como tus dilatadas pupilas se fueron haciendo al terreno, a todo cuanto te rodeaba. Así fue como pudiste entrever, colgada de una roca a unos dos metros de altura ascendiendo por la pendiente, la bufanda que el gordo borrachín de Boris Brewer llevaba sin atar al cuello en el momento del accidente.
No se te había ocurrido, pero si una bufanda servía para atar a una persona a tu cuerpo, también podría servir para ayudaros a izaros unos a otros por aquella pendiente.
Siempre y cuando uno de vosotros lograra ascender lo suficiente como para sujetarse en una de aquellas prominentes rocas y lanzarla hacia los que se hallaran abajo, para que así la persona en cuestión tuviera un buen asidero al que aferrarse...
Lástima que tuvieras que tener la bufanda atada a tu figura para asegurarte de que Vermillion no se cayese...
Se os podría haber ocurrido primero, pero todos vosotros llevabais un buen cinturón para ataros los pantalones. Por no hablar de los de vuestros abrigos...
Y los de los de los abrigos de los cadáveres, por supuesto.
Total, no es que ellos los fuesen a necesitar mucho más...
¡Pobres mentes simples las de tus compañeros de viaje! A ninguno de ellos se le había ocurrido algo tan obvio y evidente. ¡Menos mal que allí estabas tú para ayudarlos, con tu mente preclara y superior!
Mientras digieres la sugerencia de Ralph, como lo estás mirando directamente mientras hablas, notas que Jane parece ausente, distraída, como si no estuviese en esos instantes atenta a las palabras de su porteador.
No había manera de subir. Parecía más sencillo antes de intentarlo, pero la edad, las condiciones y el accidente se estaban haciendo notar y ninguno lograba subir.
El lodo me llegaba hasta los gemelos y la situación empezaba a ser insostenible. Me coloqué el cuello de la camisa y me armé de paciencia para intentar subir otra vez.
Espere, señor Ralph. Creo que esta vez lo conseguiré... Si logro subir les iré ayudando. Una vez uno de nosotros llegue arriba, podría ser útil usar los abrigos o los cinturones para ayudar a subir a los demás.
No sé muy bien si abrigos y cinturones servirán para sacar de allí a la joven herida, pero había que intentarlo.
Bien, voy a tratar de subir otra vez...
Motivo: Trepar
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 39(-20)=19 (Exito)
Berkley, incluso sin bono, es capaz de subir a pulso. Ahora podéis emplear los demás el bono de -20 que os había ofrecido, ya que él ha llegado a alcanzar unas piedras en las que apoyarse.
Teóricamente cada x tiempo os tendría que hacer repetir la tirada, que la pendiente es larga, pero con que la paséis una vez, me doy por satisfecha para el resto del recorrido.
El plan de Marvin parecía tan bueno como cualquier otro y, desde luego, mejor que los resultados que estaban oteniendo actualmente en sus intentos de escalada. Ayudándose los unos a los otros tendrían mejores posibilidades de éxito. Pronto, monsieur Berckley comenzó a trepar con agilidad por la pendiente, pasando muy cerca de la bufanda del difunto Boris.
-Monsieur Berckley, - Jane se hizo oir por encima del estruendo de la tormenta - a su derecha! La bufanda!
Esperaba que el escritor viera la bufanda y pudiera llegar a ella, les sería util como cuerda improvisada. La lana mojada era muy resistente.
Al final, Drake es capaz a subir ágilmente con el apoyo de Berkley, mientras que Ralph se las apaña por su propio pie para ascender como una exhalación sin ayuda de nadie. Es más, al llegar de nuevo a lo alto de la carretera, os percatáis de que todos estáis ligeramente cansados, salvo él, para quien trepar cargando con el peso muerto de una mujer herida parece algo tan cotidiano y liviano como pasar una página de un diario.
Entre todos desatáis a Vermillion de la espalda del atleta, dejándola en el suelo. Berkley, todo un caballero, le ofrece su brazo para que no se caiga, dado que se halla en un estado ciertamente lamentable.
En la carretera no hay demasiada iluminación, dado que es una zona muy poco transitada. Ralph recuerda vagamente que aún distáis de Runville un buen puñado de kilómetros, más de los que miss Vermillion sería capaz a recorrer con un esguince en un tobillo.
Vuestros ojos comienzan un somero barrido a vuestro alrededor, tratando de vislumbrar las luces de alguna casa cercana.
Pero no hay ni una sola. Ni una.
Estáis en mitad de la nada, sin lugar en el que poneros a cubierto, con una lluvia torrencial cayendo sobre vuestras cabezas y un miembro del grupo con heridas a tratar con urgencia. Y no tiene pinta de que vaya a pasar ningún coche por allí, nadie caído del cielo que os pueda auxiliar en un momento tan delicado.
En ese momento, un estruendo ensordecedor os hace dar un salto sobre vosotros mismos. Parte de la ladera embarrada por la que acabáis de ascender se ha desprendido, proyectando un alud de lodo sobre el terreno en el que yace el autocar. Al concluir el desprendimiento, vuestros ojos comprueban con estupor y espanto que el vehículo ha sido parcialmente sepultado, hasta una altura aproximada de un metro o metro veinte. Posiblemente no habría sido suficiente como para mataros, pero desde luego que no habríais salido indemnes del desprendimiento.
Tras el desagradable suceso, vuestra atención vuelve a centrarse en lo que actualmente os preocupa: estáis demasiado lejos de Arkham y demasiado de Runville como para dirigiros hacia uno u otro lugar con Vermillion en su estado y con unas condiciones climáticas como aquellas. Y no hay ninguna casita a pie de carretera, dispuesta a acogeros gracias a la caridad de algún bondadoso vecino.
Había pocas opciones: ningún cobijo, ninguna vivienda habitada, ningún coche circulando por la carretera. Solo se divisaba, a lo lejos, aquella horrenda casona de fachada oscura, más que posiblemente abandonada desde hacía por lo menos una década...
Motivo: Trepar Ralph
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 4(-20)=-16 (Exito)
Motivo: Trepar Drake
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 25(-20)=5 (Exito)
Hmmm... Con el bono, Ralph ha sacado un -16 en trepar. Antes de que os deis cuenta, ha subido a Jane, ha bajado y os ha subido a los dos, uno en cada hombro.
Me temo que nos hallamos en una situación a la vez complicada y delicada, caballeros. Digo a mis compañeros de viaje. Luego me doy cuenta de la joven y añado: Y señorita.
Miro a mi alrededor tratando de ordenar mis ideas. Estamos lejos de todo y con una mujer lesionada. Poco vamos a poder hacer... Entonces recuerdo aquella casa por la que hace rato habíamos pasado. Era una casa vieja y destartalada, cierto, pero aquello era mejor que estar bajo una lluvia torrencial durante Dios sabe cuántos kilómetros hasta el pueblo. Pero, ah, Dios nunca cierra una puerta sin abrir una ventana...
Miro de nuevo a mis compañeros. Parecen agotados y no me extraña. Yo también estoy necesitado de un buen descanso. Además debería ir poniendo en orden las ideas que todos estos acontecimientos me han dado para mi novela. Estábamos en una situación deplorable, es cierto, pero de todo hay que saber ver el lado bueno. Incluso con el joven Drake estoy dispuesto a intentar llevarme bien. Los gritos que me dio antes me enfadaron, es cierto, pero ¿acaso no es de buen cristiano el saber poner la otra mejilla? Y más en una situación como esta...
En fin, ya va siendo hora de que pongamos rumbo a alguna parte, así que me decido y elevo mis palabras entre la ruidosa tormenta: Creo que no tenemos más opción que dar marcha atrás y dirigirnos a la casa abandonada por la que pasamos antes. El pueblo queda demasiado lejos para llegar en estas condiciones. Opino que lo mejor será pasar la noche en esa casa y mañana, con mejor tiempo y más descansados, ir hasta Runville. No creo que la señorita pueda hacer el trayecto a pie con la pierna así, de modo que uno de nosotros podría acercarse a pedir ayuda mañana por la mañana. ¿Qué les parece?
Después de la afanosa subida, estaba cansado, embarrado y empapado, tenía frío, y por que no, algo de hambre, todo se estaba torciendo justo cuando lo que quería era tranquilidad, la propuesta de un refugio y un plan me pareció divina, a si que no puse pegas.
Me parece una excelente idea, deberíamos ponernos en camino inmediatemente, Marvin, te ayudaré a llevar a la señorita Jane, así iremos mas rápido y podremos ponernos cómodos y a cubierto antes digo mientras me pongo al lado de Jane poniendo su brazo sobre mis hombros con determinación.
Señor Alistair, guienos usted y vaya marcandonos un camino seguro, la seguridad de la señorita depende de ello, un tropiezo y acabaríamos los tres en un desastre
Al final su joven porteador había conseguido subir la pendiente a salvo con ella a cuestas, por lo que se merecía un agradecimiento sincero. Jane iba a hablar con Marvin cuando el corrimiento de tierras casi sepulta por completo los rests del autobús que casi se había convertido en su tumba. Al menos los menos afortunados no se quedarán como pasto de los carroñeros hasta que podamos indicar a las autoridades dónde se encuentran.
Un escalofrio recorrío su cuerpo al ir dejando la adrenalina paso a las consecuencias de todo lo vivido. Cómo pudo, se bajó de los hombros de Ralph. Un relámpago de dolor le recordó sus costillas rotas y provocó que se apoyara de nuevo en el fornido cuerpo del joven.
- Muchas gracias, cheri - Un rápido beso en la mejilla, quizá demasiado ceca de la comisura de los labios, seguida de una rápida sonrisa fue todo lo que pudo decir antes de que el señor Berckley le recordara la vieja casa que había visto en el camino y que confundió con las afueras de Runville. Parecía una buena idea desde luego.
-Cuidado monsieur Drake, - la firmeza con la que el presunto policía había puesto su brazo alrededor de sus hombros casi le causó un desmayo por el dolor. Definitivamente algo iba muy mal en su caja torácica.- m...me temo que esta muñeca está más rota de lo que parece.
Haciendo acopio de toda su resolución, Jane se dispuso a ser la menor molestia que pudiera para sus acompañantes. -Allons-y, caballeros. Solo nos restaría pillar una pulmonía.
Marvin se sentía profundamente intimidado por la joven de Nueva Orleans. Nunca había conocido una mujer tan atrevida y en su fuero interno tenía la absoluta certeza de que ella era esa clase de mujeres contra las que le había advertido su madre, así que aunque todos sus sentidos le decían que se mantuviera bien alejado de ella, sin embargo la educación que había recibido le obligaba a comportarse como un caballero y miss Vermillion no dejaba de ser una doncella en apuros.
Se quitó el abrigó y cubrió con el los hombros de la joven para protegerla del frío. Despues se envolvió el cuello con la bufanda y subió las solapas de su americana. Entre eso y el calor que emanaba de sus mejillas por el beso recien recibido, esperaba aguantar bien el frío.
- Señor Drake, la señorita Vermillion no parece en condiciones de caminar, pero podemos turnarnos usted y yo para llevarla en brazos hasta la casa. El plan del señor Berckley es muy sensato, podemos refugiarnos de la lluvia en ese viejo caserón y por la mañana ir en busca de ayuda.