La Cruzada de Achilus
La Cruzada de Achilus es una Cruzada imperial actualmente en curso que empezó en el 777.M41 para reclamar la Brecha Jericho a las especies xenos y a los herejes que la infestan. Bajo el mando del Lord General Militar Solomon Tetrarchus se encuentran no solo múltiples Regimientos de la Guardia Imperial sino también destacamentos de Marines Espaciales, Legiones Titánicas y fuerzas del Adeptus Mechanicus. La Cruzada se propone conquistar rápidamente la Brecha Jericho para usarla como zona de despliegue para siguientes Cruzadas con el objetivo de conquistar la Franja Este y potencialmente iniciar una ofensiva contra el Imperio Tau.
El catalizador que inició la Cruzada fue el descubrimiento de un portal activo que conducía a la Disformidad en el Segmentum Obscurus, lo que permitía una traslación rápida y segura hasta la Brecha Jericho. Cuando la noticia de este nuevo descubrimiento llegó a oídos de los Altos Señores de Terra, se aprobó una Cruzada para aprovechar esta nueva ruta en la Disformidad. El Comandante original de la Cruzada fue el Lord General Militar Tiber Achilus (de ahí el nombre de la Cruzada), pero después de que el campo Geller de su crucero quedara inutilizado y se perdiera en la Disformidad, el Lord General Militar Tetrarchus asumió el mando.
La Cruzada tiene lugar sobre tres Salientes respectivamente designados Canis, Acheros y Orpheus. La estrategia imperial general es que el Saliente Canis avance hacia el corazón de la Brecha Jericho y aplaste a la resistencia nativa mientras que los Salientes Acheros y Orpheus se muevan rápidamente por los planetas deshabitados de los bordes y rodeando el núcleo e interrumpiendo toda actividad Tau en el área. El inicio de la Cruzada fue veloz y se arrebataron muchos planetas a los herejes y a las fuerzas rebeldes. Sin embargo, pronto empezaron los reveses.
El Saliente Acheros
El Saliente Acheros, el brazo central del avance de la Cruzada, se lanzó con la intención de despejar la principal oposición a la reconquista imperial de la Brecha Jericho, los numerosos mundos bajo la esclavitud de los Poderes Ruinosos. Los líderes de la Cruzada esperaban encontrar mundos dispersos y aislados con poblaciones que recibirían a sus libertadores con los brazos abiertos. No hace falta decir que el Imperio quedó sorprendido cuando esto no sucedió y esas poblaciones se rebelaron contra su presencia.
Frenada en seco, la Cruzada se vio obligada a comprometer cada vez más al esfuerzo hercúleo de reclamar los mundos conquistados por el Caos, pero con escaso éxito. Los caudillos heréticos eran numerosos y poderosos, y varias partidas de guerra de Marines Espaciales del Caos organizaron un masivo y bien planificado contraataque compuesto por pecios espaciales y naves de tipo Crucero. La flota del Saliente Acheros, dispersada a lo largo del área en 20 sub-grupos fue aislada y destruida mientras que los desprotegidos convoyes de tropas fueron cazados y volatilizados.
Tan solo la habilidad de los comandantes de la Armada Imperial y las fuerzas de los Marines Espaciales previnieron la súbita y salvaje pérdida del Saliente entero, organizando una retirada ordenada. Como mínimo 160.000 soldados se perdieron en la ofensiva del Caos en seis semanas de lucha frenética, la mayoría de los cuales eran soldados que viajaban a bordo de los transportes que fueron destruidos.
Tras este desastroso giro del destino, y aún con otros similares sucediendo en los demás Salientes, el Lord Militante Tetrarchus reanudó su asalto sobre la región, desplegando todo refuerzo y tropa que pudo conseguir reunir en una sangrienta guerra de desgaste que se ha extendido por 50 sistemas estelares y que dura ya 25 largos años. El objetivo del conflicto consiste en lograr el control de los sistemas clave de la denominada Zona de Guerra Cellebos.
Este Saliente es el que presenta el menor progreso en lo que a mundos reconquistados o capturados se refiere, y el que ha consumido el mayor número de vidas y material bélico imperial de los tres. Para los soldados de la Guardia Imperial el tener que servir en el Saliente Acheros es algo parecido a ser enviado a servir al infierno.
El asedio de Alabastria
Situado en pleno centro de la Zona de Guerra Cellebos, Alabastria fue rápidamente considerado como uno de los objetivos más prioritarios. Su ubicación estratégica permitiría al mando de la Cruzada tener una base fuerte en el corazón del territorio enemigo, a la par que adelantar la línea del Collar de Hierro que marca el límite del espacio firmemente controlado por el Imperio, todavía estancado en el borde del Mundo Fortaleza de Karlack, base principal de la Cruzada en la actualidad.
No obstante, el enemigo conocía de sobra la importancia de este mundo, y un ataque directo quedó rápidamente descartado a causa de sus potentes defensas. En su lugar, el Alto Mando se decidió por una estrategia de depredación, asaltando los sistemas circundantes en un intento de aislar Alabastria de cualquier posibilidad de refuerzos antes de lanzarse a tomar el Mundo Fortaleza. Los Tácticos Imperiales estimaron al principio, que en cinco años, el planeta estaría maduro para su conquista.
Se necesitaron veintidós únicamente para expulsar a las fueras heréticas de la periferia del sistema, y estas pudieron retirarse de forma ordenada. Los retrasos y las graves pérdidas casi dieron al traste con la campaña entera en más de una ocasión, y solo la constante llegada de refuerzos y material fue lo que evitó la debacle. Con apenas un tercio de la operación completada, pero sin poder postergarlo más a riesgo de perder todo lo conseguido hasta ahora, el asalto sobre Alabastria fue lanzado.
Regimientos de los Korps de la Muerte de Krieg y de los Jenízaros Macabeos desembarcaron en masa en el planeta, dando inicio a un asedio que duraría cuatro años, y en el que las fuerzas combinadas del Imperio irían capturando o destruyendo las distintas plazas fortificadas y consiguiendo el control casi completo del mundo. Casi.
El principal bastión del Mundo Fortaleza, la Ciudadela de Acero, soportó todos los embites de los cruzados, a pesar de verse aislada y sitiada durante meses. Los agotadores combates dejaron diezmados a los atacantes, pero la Ciudadela no salió mejor parada. Considerándola cerca de su punto de ruptura, el Alto Mando ha decidido enviar un nuevo destacamento de la Guardia Imperial al mando del Lord General Gebhard von Rauken para relevar a los sufridos sitiadores, y dar el golpe final a la fortaleza de una vez por todas, algo que podría suponer un cambio radical en el destino de la extenuante Cruzada.
La Segunda Fase del Asedio
I: Tanteanto el terreno
El 9º Grupo de Batalla de la Cruzada Achilus llegó al planeta sin contratiempos y rápidamente desembarcó y desplegó sus fuerzas alrededor de la Ciudadela. Tras evaluar la situación general, el Alto Mando recuperó la iniciativa al lanzar un ataque simultáneo a lo largo de toda la línea del asedio para tomar los puestos avanzados que el enemigo había construido en los caminos al baluarte principal. Los herejes opusieron resistencia pero el ataque imperial fue tomando los fuertes uno a uno, rechazando el contraataque que lanzó el enemigo para recuperar las posiciones perdidas.
La primera operación fue casi un éxito total, salvo por la imposibilidad de conservar el fuerte de mayor tamaño y más cercano a la Ciudadela, situado en una estratégica encrucijada. Los Doblesueldos, a los que se les asignó la misión, sufrieron un considerable porcentaje de bajas, y el fuerte quedó tan dañado en el combate, que fue destruido ante la imposibilidad de defenderlo y al haber perdido su utilidad.
II: El Primer Asalto
El primer asalto sobre la Ciudadela se lanzó por tres bandas. Un gran número de legionarios penales atacarían la puerta principal, situada en un desfiladero fortificado, con el objetivo de distraer las fuerzas enemigas del ataque principal. En este, fuerzas de todos los demás regimientos, salvo la 11ª Compañía, lanzaron una ofensiva sobre el Dique, un gran muro que protegía el acceso oriental a la Ciudadela, y que cuenta con un puente por el que se puede llegar a la misma sin tener que sobrepasar sus imponentes defensas. Y por último, los Doblesueldos fueron mandados en pequeños grupos bajo tierra, a un complejo sistema de túneles que recorre buena parte de la meseta, en busca de una posible entrada a la fortaleza.
El ataque de los Hienas atrajo a un gran número de herejes, principalmente mutantes, a la puerta principal. Las bajas fueron enormes en ambos bandos y al final los penales tuvieron que retirarse, pero con su misión cumplida. El asalto sobre el Dique también tuvo éxito, logrando tomar el puente intacto, si bien la acción también costó numerosas vidas. En el subsuelo, las escuadras de Doblesueldos combatieron en la estrechez de los túneles, que demostraron ser un auténtico laberinto, demasiado extenso y protegido como para que pudieran encontrar la entrada subterránea a tiempo.
III: La Tormenta antes de la Tormenta
Pese al éxito anterior, este no pudo capitalizarse, quedando interrumpida toda operación tras la aparición de extrañas nubes negras que ocultaron el sol sobre toda la meseta en la que se encontraban tanto la Ciudadela como las líneas imperiales. Tras cuatro días de oscuridad, la tormenta por fin se desató.
No habiendo previsto enfrentarse a una tromba de agua al tratarse de un planeta prácticamente desértico, los campamentos imperiales pronto se vieron distraidos haciendo frente a los estragos de la tormenta. La tensión, la falta de información, y diversos fallos inesperados, sembraron la confusión en el Puesto 42... Una que fue aprovechada por un comando enemigo disfrazado como tropas leales para inflitrarse en el campamento y provocar un incidente tras otro hasta ser descubiertos y eliminados, aunque se logró capturar con vida a su líder.
Despejada por fin la tormenta tras el ataque, pudo descubrirse que situaciones similares se habían producido en otros campamentos imperiales. Aunque parte se había evitado, el daño a los esfuerzos de los asediantes había sido considerable.
IV: Jungla de Rococemento
Con la tormenta pasada y el ejército imperial recuperado en su mayoría de los ataques a los campamentos, el 9º Grupo de Batalla se lanza en una incursión al interior de la propia Ciudadela, esperando tomarla rápidamente mediante fuerza bruta. La falta de resistencia inicial levanta sospechas, hasta que de pronto el enemigo cae sobre los imperiales en una serie de emboscadas que dificultan todo progreso, ralentizado aun más por la cantidad de trampas situadas por todas las calles de la fortaleza.
El avance finalmente es detenido y se acaba ordenando la retirada. Aunque se cuenta con una cabeza de puente en la Ciudadela, queda patente que esta no caerá tan fácilmente a pesar de que sus defensas exteriores hayan sido atravesadas. Peticiones de refuerzos son enviadas, pero pasará tiempo antes de que sean respondidas.
IV: Sombas en la Montaña
Enviados a investigar el origen psíquico de la tormenta que azotó a las fuerzas imperiales, localizado en el cercano Monte del Orador, las escuadras de la 11ª Compañía de Asalto son sorprendidas cuando descubren que detrás de aquello no está el Archienemigo, sino la raza alienígena de los Aeldari. Combatiendo montaña arriba, los Doblesueldos se abren paso a través de los xenos hasta que la resistencia se hace excesiva, pero se ganan el derecho a vivir cuando derrotan a un campeón eldar en combate singular.
La vidente les envía de vuelta a líneas imperiales con una advertencia para el alto mando, uno que siembra también en la mente de los Doblesueldos la semilla de la duda respecto a la razón de toda aquella guerra.