Partida Rol por web

Giovanni sabía qué era lo que tenía que hacer para acabar definitivamente con el aspirante. No tenía ninguna intención de darle una mínima oportunidad y aún menos después de haberle escuchado, como insinuando que él no se acordaba de toda la gente que había trabajado para él antiguamente. Remata la faena y esta vez muérdele con tus colmillos de fuego. Y eso fue lo que hizo. Antes de que Lucario pudiera contraatacar el gigantesco pokémon derritió las defensas del pokémon de Kenryu dejándole fuera de combate.

Tenías que haberte rendido. Dijo Giovanni. El combate estaba claro. Espero que Hela te lo ponga más fácil.

Ya tengo lo que queria de esta Gimnasio, El chico derrotado hace una pausa, aun asi quisa vuelva, para recuperar el honor de mis pokemon, sin decir mas dio la vuelta y se marcho manteniendo toda la dignidad que pudo mostrar mientras iba debastado por haberle fallado a sus compañeros.

Giovanni...

Giovanni era el líder del gimnasio Verde que se encontraba en la ciudad del mismo nombre.  Durante muchos años el gimnasio había sido la tapadera de una organización criminal conocida como el Team Rocket, pero cuando la agente Mara detuvo a James y a Jessie, se fue tirando de la manta y al final Giovanni también fue descubierto.

Durante muchos años, todo el Team Rocket estuvo a la sombra pero llegó un momento en que cumplieron su condena y volvieron a ver la luz del sol. Giovanni nunca había cerrado el gimnasio pues había dejado a su hijo encargado del mismo, y aunque en múltiples ocasiones iba la agente Mara a investigar si todo estaba en orden por allí, nunca descubrieron nada ilegal.

Ahora que Giovanni vuelve a ser el líder del gimnasio muy pocos entrenadores son los que se atreven a ir a Ciudad Verde, pues no creen que alguien con un pasado tan turbio haya cambiado y se haya redimido. 

Pero en este caso no fue así, al menos hubo una persona que se atrevió a pasar por Ciudad Verde y enfrentarse al líder del gimnasio de tipo tierra. Un entrenador que sin duda iba a ser muy duro, pues siempre lo había sido y más ahora que muy pocos eran los que intentaban hacerse con su medalla.

Giovanni seguía poseyendo ese aspecto tan sombrío que le caracterizaba y cuando el aspirante llegó al campo de batalla, no se dignó ni tan siquiera a saludar. Sin decir nada sacó a su primer pokémon.

Y a continuación sacó a otro:

Veo que tienes tres medallas, así que para obtener la medalla Tierra tendrás que derrotar a tres de mis pokémon. Para ello haremos un combate por parejas. ¿Estás preparado?

En ese momento, una potente tormenta de arena se desató en el campo de batalla que más que un gimnasio parecía ser un desierto de arena y roca..

Kenji no se sentía para nada preparado ante aquel combate, pues el líder tenía mucha fama a sus espaldas y cuando vió aparecer aquellos dos pokemon visiblemente poderosos, pensó si no había pecado de arrogante. La tormenta de arena mermó más si cabe sus ánimos pues ahora sus rivales que presumiblemente serían todos de tipo Tierra tendrían ventaja.

Kenji sabía que su Serina podría ahogar a los pokémon rivales sin mucha dificultad pero al no conocer los pokémon que le restaban al líder, decidió guardarse esa baza para el final y sacar a sus compañeros más veloces confiando en ganar un poco la ventaja inicial.

-Preparado o no, empecemos. Adelante Akira, Eje. - Sacó a sus pokémon al campo de batalla. 

Por un instante pensó en hacer la táctica del mono y atacar a lo más obvio, pero la incertidumbre se apoderó de Kenji y decidió arriesgar. Su Alakazam quizás pudiera debilitar a Krookodile con su ataque hada, pues no duraría mucho contra aquel pokemon de tipo Siniestro. Por otra parte, quería mostrar a su enemigo el ataque de hielo de su porygon para que le temiera, provocando quizás así que sus ataques se centrarán en éste intentando salvaguardar sus siguientes pokemon del hielo.

- ¡Akira, brillo mágico contra ese Kroodile, debilítalo de un solo golpe! - Le gritó a su Alakazam. 

- ¡Eje, muéstrale a ese Nidoking tu rayo hielo! - Ordenó a su otro pokémon. 

Esperaba acabar con al menos uno de sus pokémon y que al menos uno de los suyos sobreviviera, para así poder estar en igualdad de condiciones para lo que estaba por venir. 

Giovanni sonrió al escuchar las palabras de su oponente. ¿Acabar de un golpe con brillo mágico? No sabes lo que es eso. Dijo con un tono excesivamente chulo para un líder de gimnasio. 

Krookodile, terremoto. Aquellas dos palabras sonaron sumamente siniestras, aquel movimiento no solo dañaría a los pokémon de Kenji, sino que también lo haría con Nidoking cuyo tipo veneno sufriría más las consecuencias que el resto.

Los ojos de Krookodile se inyectaron en un rojo carmesí y empezó a dar brincos por todo el terreno de batalla para resquebrajar todo el campo de batalla. La tierra tragó a todos los pokémon que no eran él y los dejó fuera de combate al instante.

Krookodile es mi mejor arma. Sentenció. Ya han caído tus dos primeros pokémon de un solo golpe, ¿quieres continuar o te retiras? Las palabras de Giovanni eran excesivamente duras y es cierto que aquel pokémon poseía una gran potencia de ataque, ahora mucho mayor, y además una gran velocidad pues había logrado actuar antes que el PorygonZ de Kenji.

Sal a escena, dijo Giovanni sacando a su tercer pokémon, Gliscor. 

La situación era la peor imaginable para Kenji, que no esperaba que su rival hiciera un ataque que dejara KO a los otros tres pokémon. Aún así, veía una ventana de oportunidad para ganar el combate que no podía dejar pasar. 

- Qué curioso, yo te iba a hacer la misma pregunta. - Dijo Kenji desafiando al brutal líder del gimnasio Tierra. - Si te rindes ahora les diré a todos que fue un combate ajustado cuando les muestre tu medalla. 

Kenji no trataba de alardear frente a aquel líder, sólo quería enfuerecerlo para provocar algún error, puesto que sus posibilidades de victoria eran tan bajas, quería intentar ganar algo de tiempo con su provocación. 

- Adelante Brumak, Serina. - Dijo sacando sus últimos pokémon de sus pokeball. - Conseguid la victoria en nombre de vuestros compañeros. 

La estrategia era difícil, pues el gliscor no caería ante el terremoto de su compañero y, aunque su Dragonite tampoco lo hiciera, su pokemon de tipo agua debilitado haría que perdiera el encuentro. 

- Para ganar, hay que arriesgar. Brumak, danza dragón. Serina, acua jet a Kroodile. - Ordenó a sus pokémon.

Kenji pensaba que si el Kroodile caía por el ataque cuatico y aguantaban el golpe del Gliscor enemigo, tendrían una posibilidad de ganar el combate. 

Giovanni sonrió con suficiencia ante las palabras de Kenji. Parecía que aquel entrenador no le tenía ningún miedo y aquello en el fondo le sorprendía. Pero él tampoco se dejó amedrentar y sin hacerle mucho caso dio una nueva orden a sus pokémon.

¡Gliscor, misma técnica de antes, Terremoto! ¡Krookodile, tú también!

Pero Azumarril se adelantó al golpe y con gran potencia y efectividad dejó fuera de combate a Krookodile. Después Gliscor se precipitó contra el suelo creando una nueva falla en el centro del campo de batalla dejando gravemente herido al pokémon de agua. Por suerte para Kenji, Dragonite era invulnerable a los movimientos de tipo tierra y logró ejecutar su danza dragón sin ninguna preocupación.

El combate cada vez estaba más igualado, y Giovanni no tenía nada claro que fuera a ser capaz de ganar aquel combate. 

Con Krookodile fuera de combate, el líder de gimnasio verde sacó a su último pokémon:

¡Adelante Hippodown! ¡Ha llegado tu hora!

El ataque de su enemigo había sido muy duro y aunque Serina había aguantado estoicamente, Kenji sabía que no aguantaría mucho más. Por fortuna creía que según las reglas el entrenador en derrotar al siguiente pokémon ganaría, por lo que su única oportunidad era juntar los dos ataques sobre el mismo objetivo con la esperanza que al derrotarlo, se acabara el combate.

En unos momentos que se hicieron eternos, Kenji pensó que sus opciones eran mucho menores que las de su rival, por lo que apostó todo a su única ventana de oportunidad, el Gliscor enemigo.

- Serina, acua jet a Gliscor. Brumak, garra dragón a Gliscor. - Ordenó a sus pokémon y esperó que tras el desenlace de los ataques, Kenji saliera elegido ganador.

Kenji utilizó bien su estrategia y acabó con Gliscor combinando la velocidad de Dragonite con el movimiento rápido de Azumarril. El pokémon volador no fue capaz de soportar ambos envites de sus adversarios y se precipitó contra el suelo hiriéndose de gravedad.

La tormenta de arena había hecho que resultase complicado verle, gracias a su hablidad velo arena, pero ambos pokémon habían logrado localizarle acabando con él al momento.

Giovanni no parecía muy contento con aquel resultado. Así que molesto, se acercó hasta Kenji, le tendió la mano se la apretó con gran fuerza hasta casi rompérsela y con la otra le tendió la medalla Tierra.

Parece que esto es para ti. 

Kenji tragó saliva al estar delante de aquel hombre adulto. Si bien había ganado, el combate había estado muy parejo y sabía que sólo por pura suerte, la balanza se había inclinado a su favor esta vez por lo que, pese a querer recordarle las palabras que había dicho Giovanni anteriormente, prefirió guardar silencio para no demostrar arrogancia, pues había cometido errores en el combate que lo condujeron al filo de la navaja. 

- Muchas gracias señor, he aprendido mucho en este combate. - Dijo la rata de biblioteca que era poco dado a las relaciones sociales. 

Sin más que añadir y muy contento por su victoria tras haber remando contracorriente desde el inicio, volvió al centro pokémon en aras de seguir su camino. 

Giovanni...

Giovanni era el líder del gimnasio Verde que se encontraba en la ciudad del mismo nombre.  Durante muchos años el gimnasio había sido la tapadera de una organización criminal conocida como el Team Rocket, pero cuando la agente Mara detuvo a James y a Jessie, se fue tirando de la manta y al final Giovanni también fue descubierto.

Durante muchos años, todo el Team Rocket estuvo a la sombra pero llegó un momento en que cumplieron su condena y volvieron a ver la luz del sol. Giovanni nunca había cerrado el gimnasio pues había dejado a su hijo encargado del mismo, y aunque en múltiples ocasiones iba la agente Mara a investigar si todo estaba en orden por allí, nunca descubrieron nada ilegal.

Ahora que Giovanni vuelve a ser el líder del gimnasio muy pocos entrenadores son los que se atreven a ir a Ciudad Verde, pues no creen que alguien con un pasado tan turbio haya cambiado y se haya redimido. 

Pero en este caso no fue así, al menos hubo una persona que se atrevió a pasar por Ciudad Verde y enfrentarse al líder del gimnasio de tipo tierra. Un entrenador que sin duda iba a ser muy duro, pues siempre lo había sido y más ahora que muy pocos eran los que intentaban hacerse con su medalla.

Giovanni seguía poseyendo ese aspecto tan sombrío que le caracterizaba y cuando el aspirante llegó al campo de batalla, no se dignó ni tan siquiera a saludar. Sin decir nada sacó a sus pokémon

Veo que quieres conseguir el tercer trofeo del Alto Mando, así que si derrotas a mis todos mis pokémon en un combate triple, con tan solo tres cambios posibles, te daré la medalla Tierra. ¿Estás preparado?

En ese momento, una potente tormenta de arena se desató en el campo de batalla que más que un gimnasio parecía ser un desierto de arena y roca...

La reputación de Giovanni era conocida por todos y al aspirante no se le escapaba su historia, podría haber sido lo que hubiera sido, pero como entrenador siempre fue un hueso duro de roer, por lo que le guardaba un profundo respeto.

La actitud seria y sombría de Giovanni no fue algo que afectara a Tarako, que no perdía su habitual sonrisa por nada del mundo. Soy Tarako y vengo a retarte. Dijo emocionado a pesar de la pasividad del hombre.

Cuando por fin habló y explicó las reglas de la batalla, el muchacho eligió rápidamente sus pokéball para comenzar. ¡Adelante chicos! Dijo lanzándolas al aire. Jewel, Ptero y Bled y aparecieron. ¿Serían las elecciones correctas? El pelirrojo confiaba plenamente en ellos y tenía claro que si.

Un combate de estas características era un embrollo de ataque por todos lados y había que tener muy clara la situación de todos en todo momento para poder sacar el máximo rendimiento posible a los pokémon. Era una lástima que no fueran la especialidad de Tarako, pues debía superar la prueba igualmente si quería cumplir su reto.

¡Jewel rayo hielo contra Gliscor! ¡Ptero acua cola contra Nidoking! ¡Bled Chuzos contra Krookodile! El joven ordenó sus ataques de carrerilla tras haberlo meditado unos segundos. Ahora solo le quedaba rezar para que todo fuera como esperaba y las sorpresas de Giovanni fueran las menos posibles.

Giovanni siempre había confiado en la potencia y velocidad de sus pokémon para poder derrotar rápidamente a sus adversarios, así que se quedó sumamente impresionado cuando la mayoría de los pokémon de Tarako eran aún más rápido que los suyos. Por suerte, no eran tan potentes como había pensado en un principio y logró aguantar mejor de lo que esperaba.

Pues Aerodactyl golpeó a Nidoking con una cola recubierta de agua que le causó un fuerte daño. Después, Starmie lanzó un rayo de hielo sobre Gliscor, que por suerte logró esquivar gracias a que la piel del pokémon se camuflaba con la tormenta de arena que cubría el campo de batalla. 

Ese fallo fue lo que el pokémon volador necesitó para hincar sus dientes eléctricos sobre Starmie, y aunque no fue suficiente para derrotarles, sí que logró causarle también un grave daño. Después, Weaville contraatacó con un gigantesco guijarro de hielo que Krookodile no logró aguantar y quedó sepultado tras él. Por último, del cuerno de Nidoking se proyectó un rayo eléctrico que dañó a Aerodactyl dejándolo también fuera de juego.

El combate había quedado bastante igualado, ambos tenían un pokémon casi intacto, otro fuera de combate y uno gravemente herido. Además todavía tenían tres pokémon en la recámara y el combate podía dar muchas vueltas.

Fue entonces cuando Giovanni sacó su cuarta pokéball y la lanzó al aire y sin decir mucho un Hipowdon salió al campo de batalla. Era el momento de Tarako, ahora él tenía que sacar la suya.

La habilidad de Gliscor había sido clave e hizo que el combate no se decantara más a su favor, pero nadie dijo que fuera a ser fácil. Tarako mantenía una gran sonrisa y como Giovanni, el también lanzó una pokéball a la vez que devolvía a Ptero a la suya.

¡Adelante Chubby! Gengar apareció con su siniestra sonrisa.

Gliscor le preocupaba y la aparición de Hippowdon no lo hizo más agradable, acabar con esa mole iba a ser complicado. A pesar de todo, el joven pelirrojo ordenó sus ataques sin perder su característica sonrisa. Jewel Repite rayo Hielo contra Gliscor. ¡Esta vez no fallarás! Lo animo para que no tuviera dudas de sus posibilidades. ¡Chubby Bola sombra a Nidoking! Ya estaba muy dañado, por lo que suponía que aunque no fuera débil al ataque caería. ¡Bled Chuzos a máxima potencia! ¡Ve por Hippowdon!

El combate estaba reñido y Giovanni era un rival muy duro, haber perdido a Aerodactyl lo hacía más complicado, esta ronda de ataques podían ser clave.

El combate estaba de lo más emocionante porque Tarako sabía perfectamente como realizar sus estrategias. Aprovechó la velocidad de sus pokémon para ordenar acabar con los más rápidos de Giovanni dejando fuera de juego a Nidoking y a Gliscor sin que estos tuvieran tiempo suficiente para realizar cualquier respuesta.

Pero el fallo de Tarako fue no centrar todas sus energías en el recién salido oponente. Hippodown, no solo era un pokémon muy resistente, sino que también era bastante poderoso. Normalmente pasaba bastante desapercibido pero su poder brutal ejecutando el terremoto fue suficiente para acabar con el trío de pokémon de Tarako.

El aspirante vio como uno a uno las grietas iban tragando a sus compañeros para dejarlos a todos fuera de combate. Ahora, el aspirante a líder de la liga tan solo tenía dos pokémon y debían ser suficientemente rápidos y ágiles para acabar con el Rhyperior y el Garchomp que acababa de sacar Giovanni, y todo eso sin olvidarse de que aún quedaba un Hipodown algo herido. 

Hippowdon estaba siendo un quebradero de cabeza para Tarako y gracias a su potencia estaba en clara desventaja. Aunque el combate pintaba negro para él no pensaba darse por vencido, no contra un oponente como Giovanni, pues él nunca se rendiría. Agarró sus últimas dos pokéball y las tiró al aire, aparecieron un Scizor y un Garchomp tanto o más imponente que el del propio Giovanni.

A pesar de la desventaja numérica, el pelirrojo ordenó sus ataques a sus compañeros con con una gran sonrisa en la boca, pues estaba disfrutando increíblemente con el combate. ¡Pinch puño bala a Garchomp! ¡Garfio megaevoluciona y terremoto!

Giovanni vio megaevolucionar al Garchomp de Tarako y empezó a repetir las mismas poses que hizo él. ¡Tú haz lo mismo! Y el pokémon de Giovanni se imbuyó en el mismo tipo de energía y cambió de aspecto para hacerse tan siniestro y poderoso como su oponente. 

¡Los tres a la vez, sin contemplaciones, descargad un fuerte terremoto que arruine el combate e incluso el gimnasio!

La realidad es que el Gimnasio Verde estaba preparado para sufrir todas aquellas sacudidas telúricas pero la fuerza con la que se movió el suelo repetidamente sorprendió a todos.

El único terremoto que dio tiempo a descargar fue el de los M-Garchomp no sin que antes Scizor golpease con su fuerte puñetazo para hacer algo de daño al M´Garchomp de Giovanni. Pero el Garchomp de Giovanni era mucho más rápido que el de Tarako y su terremoto dejó fuera de juego a Scizor y al ya dañado Hipodown. Giovanni no sufrió por él, sabía cuál era su técnica y no le importaba que aquel ataque hubiese causado una baja en su equipo cuando él aún tenía mayoría de pokémon. 

Pero el descomunal movimiento del pokémon de Tarako no sólo dejó fuera de juego a Rhyperior, que ya había sido considerablemente dañado, sino que además se llevó por delante a M-Garchomp que había sufrido el golpe de Scizor anterior.

Cuando Giovanni vio despejarse el humo causado por los dos terremotos pudo comprobar como sus pokémon habían sido debilitados. Su estrategia había fallado y el M-Garchomp de Tarako había aguantado en pie.

Giovanni torció el rostro molesto y se dio media vuelta. Tarakp pensaba que ya no iba a volver, pero no tardó en regresar con una copa llena de polvo. Se trataba de su tercera copa, la COPA TIERRA. Ya solo estaba a un paso de convertirse en el gran Campeón. 

Cuando el polvo se dispersó y Tarako vio como Garfio era el único que quedaba en pie, pegó un salto de alegría. ¡S¡! Dijo emocionado. Rápidamente fue a abrazar a su pokémon, que volvió a recuperar su forma normal durante el abrazo. Eres el mejor amigo. Le dijo felicitándolo. Acabar así un épico combate, junto a su primer pokémon, después de no haber podido pelear mucho junto a él en este aventura, le hacía muy feliz. La sonrisa del chico era más grande que nunca.

Muchas gracias. Dijo a Giovanni cuando le entregó el trofeo. Ha sido un gran combate. Sabía que aquel hombre no le iba a contestar ni a cambiar su gesto serio, pero no le importó. Tras despedirse, el aspirante se fue de allí muy contento. Ya sólo estaba a un pequeño paso de su objetivo.