Partida Rol por web

El gimnasio Alola se encontraba en el archipiélago de Alola, un conjunto de islas en cuyo interior se hallaban múltiples pokémons que debido a sus condiciones ambientales y meteorológicas habían cambiado su tipo y su forma. Para llegar hasta esa isla era necesario pasar al menos un día en barco, ya que no había forma de llegar a través de avión u otro medio de transporte.

La persona que quisiera llegar al gimnasio Alola no llegaría por casualidad, sino porque verdaderamente tenía interés en hacerlo. Además, en ese gimnasio se encontraba Tilo, que era el nieto del más poderoso jamás visto entrenador de tipo lucha. Habían pasado varios años desde que Tilo había heredado el gimnasio y ahora su abuelo ya no estaba allí para poder ver lo bien que defendía la medalla fuerza.

Tilo era un joven de aspecto aniñado, con cuerpo musculado y una piel oscura y bronceada por el sol de su tierra. El joven estaba en la puerta del gimnasio tomando el sol cuando vio llegar al aspirante.

Bienvenida, dijo retomando la compostura y poniéndose en pie. A su lado había un cinturón con seis pokéball, se lo abrochó y entró en el gimnasio. Aquel lugar era una cabaña sencilla y el campo de batalla se encontraba al otro lado en el exterior.

Tilo parecía algo nervioso, como si aquél fuera su primer combate o algo así. Tanteó su pokéball sin tener muy clara cuál sería su decisión a tomar en cuenta. Piensa en tus debilidades y suprímelas. Dijo en voz alta pero como si fuera para él. 

Veo que ya tienes en tu poder la medalla Roca, la conseguiste en Akala, ¿Verdad? Pues resulta que Mayla es una amiga de mi abuelo. Muy simpática, ¿verdad? De pronto se quedó mirando directamente a los ojos de D'Layla y se perdió en ellas. Oh! Perdona. Es que te pareces a una amiga mía, te pareces muchísimo. 

Bueno, da igual, empecemos el combate, comentó un poco más seguro, si derrotas a mis dos pokémon, la medalla de mi abuelo será tuya. ¡Adelante! Dijo al tiempo que soltaba a sus dos pokémon, Machamp y Hariyama

Sin haberse dado cuenta, D'Layla había escogido como segundo gimnasio otro que tenía que ver con la región de Alola. Al igual que sucedió con Akala, el gimnasio Alola no fue nada fácil de encontrar. Lay se encontraba fascinada por la cantidad de pokemon diferentes que estaba viendo en su viaje por los gimnasios pokemon.

Se paró frente al chico que se encontró en la puerta del gimnasio, que en seguida la vio y se puso en pie. -Gracias.- saludó al líder en cuanto le habló. Le pareció un tanto joven como para ser entrenador de gimnasio, por lo que no esperaba que fuera a ser un combate tan duro. -Yo soy D'Layla, encantada.- añadió con una amplia sonrisa, para presentarse.

Siguió a Tilo hasta el campo de batalla, asombrada de nuevo con el gimnasio, esta vez por la extrema sencillez del mismo comparado con el anterior. La chica no tardó en notar los nervios del chico, y quizás eso le hizo tomar más confianza en sí misma. Tal vez los dos estaban en la misma situación.       -mmm, de acuerdo.- respondió cuando el líder dijo algo, aunque no pareció segura de que aquellas palabras fueran del todo dirigidas hacia ella.

La muchacha asintió de nuevo a las palabras del joven líder con una sonrisa amable; aunque se sonrojó y medio borró la sonrisa cuando notó, antes de poder responder, que Tilo se quedaba embobado mirándola. Eso la hizo desviar la mirada hacia otro sitio, para evitar ponerse más nerviosa de lo que ya estaba. Su sonrojo pasó directamente a curiosidad y alivio cuando el chico volvió a hablar. -Oh, ¿sí? Es la primera vez que me lo dicen, la verdad.- sonrió y se llevó un dedo índice a los labios mientras pensaba si había conocido a alguien parecido a ella. -Pero tienes razón, necesito esa medalla.- respondió al ver que Tilo sacaba a sus pokemon. Entonces llevó la mano a su cinturón para coger dos pokeballs a la vez y lanzarlas de forma simultánea, dejando salir a sus dos pokemon. ​-¡Vik y Beldy, os elijo a vosotros!- gritó a la vez que aparecían sobre el terreno de batalla su Vikavolt y su Metagross. 

Su sonrisa seguía sin desaparecer, de hecho, se había ensanchado un poco más al ver a sus dos adorados pokemon. -Espero que no te importe que haga el primer movimiento.- al fin y al cabo, de algo le tenía que servir eso de "las damas primero". -Beldy, saca todo tu poder, ¡usa Terremoto!- pidió a su Metagross, esperando que esta vez no recibiera tanto daño como en el combate anterior. -¡Vik, aprovecha el temblor del suelo y lanza Tajo aéreo sobre Hariyama!- añadió rápidamente, mientras deseaba que su táctica fuera buena, y efectiva.

Lilo se puso muy nervioso cuando vio aparecer frente a él un pokémon de tipo psíquico y otro de tipo bicho, sus ataques no serían precisamente efectivos contra ellos y además, sabía que eran pokémon muy poderosos y difíciles de derrotar. También sabía que ellos no eran precisamente rápidos, pero es que los suyos tampoco.

Bueno, concentrémonos, dijo inseguro, Hariyama y Machamp podían apreciar la poca determinación que tenía Lilo en aquel combate y no tenían muy claro si iba a ser capaz de dirigirlos. ¡Esquivad ese terremoto y Hariyama, puño hielo contra Vikabolt! ¡Machamp aprovecha las rocas levantadas y genera una potente avalancha contra ellos!

La orden de Lilo llegó algo tarde y Vikabolt generó unos potentes cortes de aire que terminaron debilitando al instante a Hariyama. Por suerte, la avalancha de Machamp sí que tuvo efecto, especialmente contra Vikabolt que quedó muy debilitando, aunque aún seguía en pie dispuesto a enfrentarse a Machamp. Metagross había aguantado perfectamente el golpe y apenas había sufrido algún rasguño. 

Lilo chasqueó la lengua al comprobar el resultado, sabía que el combate no duraría mucho que la aspirante que tanto se parecía a su amiga muy pronto le derrotaría.

D'Layla no pudo evitar soltar un grito de emoción cuando el tajo aéreo de su Vikabolt dejó K.O. a Hariyama. -¡Muy bien chicos!- gritó, animando a sus pokémon y felicitándolos por el buen trabajo en equipo. Sin embargo, su sonrisa duró bien poco, hasta que vio cómo aquella avalancha golpeaba de lleno a sus compañeros, dejando bastante malherido a Vikabolt. -¡NO!- espetó al tiempo que cerraba el puño, aumentando su concentración. -¡Sólo un poco más chicos!- continuó, dispuesta ya a realizar el contraataque. -¡Beldy, Puño Bala! ¡Vik, mantente detrás de Beldy y vuelve a lanzar tajo aéreo cuando lo tengas a tiro!- ordenó, intentando refugiar a Vikabolt tras su Metagross, que parecía haber quedado en mejor estado tras el golpe de Machamp.

D´Layla sabía como combinar a sus dos pokémon a la perfección y logró que el primero en caer fuera Hariyama y a continuación lo hiciera Machamp. Metagross se adelantó para golpear con gran fuerza con uno de sus puñetazos, pero Vikabolt remató atacando desde el aire con movimientos de tipo volador. Machamp fue incapaz de esquivar sendos ataques y cayó debilitado.

Tilo suspiró hondo y devolvió a su pokémon a la pokéball. Me lo esperaba. Dijo ligeramente sonrojado por la derrota. Tienes dos pokémon de diferentes tamaños, pero ambos muy poderosos. Enhorabuena, esta medalla es para ti:

¡Te la tienes más que merecida! 

¡Enhorabuena! Gritó alegremente tras entregársela. Ahora solo espero que los combates triples se te den tan bien como éste. Mucha suerte en tu próximo reto.

-¡Sí!- Lay dio un pequeño saltito y un grito para celebrar que su estrategia había tenido éxito. El haber refugiado a su Vikabolt tras su Metagross, probablemente le dio al primero la oportunidad de apuntar mejor y terminar con el combate. -Muy bien chicos, ahora descansad que os lo habéis ganado.- La chica hizo a sus Pokémon volver a las pokeball, aún emocionada por la batalla. Sin embargo, su mirada viajó pronto al líder de gimnasio, por lo que volvió a guardar su compostura. -Muchas gracias Tilo. Oye, no te desanimes, que has luchado con mucha fuerza y espíritu.- asintió a las palabras de Tilo, mientras tomaba la medalla de su mano. -Muchas gracias de nuevo. Espero ser capaz de afrontar ese desafío, aunque confío bastante en mis chicos.- se tocó el cinturón y le guiñó un ojo al líder. Se dio la vuelta y se dispuso a salir del gimnasio una vez terminadas las despedidas.

El gimnasio Alola se encontraba en el archipiélago de Alola, un conjunto de islas en cuyo interior se hallaban múltiples pokémons que debido a sus condiciones ambientales y meteorológicas habían cambiado su tipo y su forma. Para llegar hasta esa isla era necesario pasar al menos un día en barco, ya que no había forma de llegar a través de avión u otro medio de transporte.

La persona que quisiera llegar al gimnasio Alola no llegaría por casualidad, sino porque verdaderamente tenía interés en hacerlo. Además, en ese gimnasio se encontraba Tilo, que era el nieto del más poderoso jamás visto entrenador de tipo lucha. Habían pasado varios años desde que Tilo había heredado el gimnasio y ahora su abuelo ya no estaba allí para poder ver lo bien que defendía la medalla fuerza.

Tilo era un joven de aspecto aniñado, con cuerpo musculado y una piel oscura y bronceada por el sol de su tierra. El joven estaba en la puerta del gimnasio tomando el sol cuando vio llegar al aspirante.

Bienvenido, dijo retomando la compostura y poniéndose en pie. A su lado había un cinturón con seis pokéball, se lo abrochó y entró en el gimnasio. Aquel lugar era una cabaña sencilla y el campo de batalla se encontraba al otro lado en el exterior.

Tilo parecía algo nervioso, como si aquél fuera su primer combate o algo así. Tanteó su pokéball sin tener muy clara cuál sería su decisión a tomar en cuenta. Piensa en tus debilidades y suprímelas. Dijo en voz alta pero como si fuera para él. 

Empecemos el combate, comentó un poco más seguro, si derrotas a mis dos pokémon, la medalla de mi abuelo será tuya. ¡Adelante! Dijo al tiempo que soltaba a su primer pokémon, Machamp.

El entrenador llegó a su siguiente destino del alto mando, uno de tipo lucha que sacó a Machamp para comenzar. 

Es mi turno! Elijo a Metagross. Mega evoluciona y lanza un cabezazo zen! Demuestra por qué hemos llegado hasta aquí! 

El pokemon apareció y cambió de forma tal como Le mandó su entrenador y se dispuso para atacar a su rival. 

El líder del Alto Mando, Tilo sacó a su Machamp para enfrentarse al M-Metagross del aspirante. El gargantuesco pokémon comenzó el combate golpeando con fuerza al pokémon de tipo lucha que logró aguantar el golpe a duras penas gracias al objeto que le habían equipado.

Tilo sonrió al ver que su estrategia había funcionado.

¡Confúndele, Machamp y confiemos en que el próximo golpe que se haga, lo haga contra sí mismo! ¡Adelante, puño dinámico! Gritó emocionado el joven líder.

Metagross usa puño bala, destruye a tu oponente, dijo el entrenador más confiado de lo que debería teniendo en cuenta la confusión, Ese machamp parece genial, aunque mi metagross no se queda atrás, demostremosle porqué hemos llegado al alto mando. Acabó Ryu sonriendo a su rival esperando a que su metagross pudiera hacer algo.

Machamp había aguantado el golpe anterior gracias al objeto que Tilo le había puesto, pero lo que no fue capaz de aguantar fue el segundo golpe y éste cayó fuera de combate al instante. Tilo contaba con ello, así que no dudó ni un segundo en sacar al que iba a ser su segundo pokémon del combate:

¡Ha llegado tu gran momento, adelante, Blaziken! Gritó emocionado Tilo al sacar a su majestuoso pokémon de tipo fuego y lucha. Un adversario que iba a ser duro de vencer para Mega-Metagross...

Ryu no acababa de saber como hacer frente a la habilidad de Blaziken, no contaba con él.

Bien, creo que tengo un plan. No le acababa de gustar sacrificar a Metagross pero era el momento, o eso creía.

¡Usa terremoto!, había varias opciones quizá un danza espada o directamente un ataque, o protección, había tantas opciones.¡Veamos que pasa metagross!

En ese momento Tilo empezó a realizar una serie de movimientos que Ryu ya conocía, sin duda se trataba de la Megaevolución de Blaziken. 

Tras un intenso brillo, el pokémon cambió para convertirse en otro aún más poderoso y de apariencia más temible. MegaBlaziken no solo había aumentado su fuerza de combate, sino también su potencia y velocidad. El pokémon se acercó hasta su enemigo con gran rapidez para convertir su pata en un aluvión de fuego que derritió la férrea coraza del megapokémon de Ryu dejándolo fuera de combate.

Finalmente un halo rojizo recubrió al pokémon de Tilo convirtiéndolo en un pokémon aún más rápido. ¿Cuál sería el segundo y último pokémon de Ryu? Fuese cuál fuese, tendría que ser uno suficientemente rápido como para poder derrotar a M-Blaziken antes de que fuera demasiado tarde.

Ha caído, dijo metiendo al pokemon en la pokeball, vuelve, adelante Starmie, confío en ti.

Usa psíquico y acaba con esto! Esperaba que pudiera resistir al menos un golpe, era su mejor opción. 

Aquí se acaba el combate! Dijo contento, confiando en si mismo. 

¡Tienes razón! Gritó Tilo a su adversario. ¡Aquí se acaba el combate! 

¡Un Starmie no es rival para nosotros! Respondió a su M-Blaziken. ¡Puño trueno contra Starmie! El pokémon luchador cargó de electricidad su mano para después asestarlo justo en la gema que poseía en el centro de su cuerpo. El impacto estampó a Starmie contra el suelo y su gema empezó a parpadear rápidamente dejándolo fuera de combate.

Después Tilo se acercó a Ryu. Ha sido un gran combate, pero mi Blaziken es imbatible. Le dijo justo cuando la M-evolución terminaba. Espero que tengas más suerte en tus próximos combates.