Partida Rol por web

Lance era uno de los líderes de gimnasio más conocidos de todo los tiempos. Durante una larga temporada había sido líder del Alto Mando en la región de Kanto y además era muy famoso en la región de la que procedía Johto.

Con el tiempo decidió fundar su propio gimnasio y se hizo maestro en los pokémon de tipo dragón. La entrada de aquel gimnasio de piedra estaba protegida por un par de pokémon, un intimidante Gyarados de tonalidades rojizas y un Aerodactyl que estaba posado en el suelo dormitando. 

Aquellos dos pokémon eran propiedad del líder del gimnasio Ídolo, pero ninguno de ellos combatiría esta vez.

Bienvenido. Dijo uno de los líderes de gimnasio más mayores. Mi nombre es Lance y soy el líder del Gimnasio Ídolo. Por lo que veo aún no tienes ninguna medalla, así que realizaremos un combate sencillo. Si eres capaz de derrotar a mi pokémon, la Medalla Capa será tuya. ¿Entendido?

Dichas esas palabras, Lance desenfundó una Ultraball y dejó salir a su pokémon.

¡Adelante Dragonite! ¡Demuéstrale de lo que eres capaz!

Kenji había estado reflexionando sobre su decisión. Lance no iba a ser un rival nada fácil, aunque supuso que una victoria contra él demostraría que su manera de ver a los pokemon como si fueran número era la opción más lógica.

Al ver a los dos pokemon cercanos al gimnasio, sintió que quizás no había sido la mejor opción.

– Si usa a ese Gyarados, será una pelea prácticamente imposible de ganar. – Pensaba mientras se adentraba en el gimnasio. – El Aerodactyl puede que fuera un rival más sencillo, pero tampoco será fácil.

Al fin vio a Lance con su imponente presencia de aquel que ha enfrentado a incontables aspirantes a la liga en su momento. Ahora, como líder de gimnasio, seguía teniendo ese porte que inspiraba temor en Kenji.

Cuando sus palabras resonaron por el gimnasio, sentía en ellas un toque paternal, como si esperase que las nuevas generaciones superaran a los más veteranos, aún sin mostrar un ápice de compasión si no daba la talla.

– Mi nombre es Kenji Watanabe. – Respondió a la presentación. – He venido a enfrentarme a una leyenda viva.

Dragonite salió al campo, majestuoso, a la espera de conocer a su rival en este combate. Kenji cogió su pokeball y la arrojó emulando a Lance.

– Te presento a Eje. – Dijo mientras hacía aparición su pokemon. – Tengamos un gran combate.

Ver a su pokemon carente de emociones recompuso a Kenji, así que decidió emplear la única estrategia que podía funcionar contra el pokemon dragón.

– Eje, utiliza rayo hielo contra ese dragón. – Dijo sabiendo que su pokemon obedecería sin cuestionar la opción elegida.

Ese ataque era lo que más podía afectar al Dragonite, según pensaba Kenji, que también deseó poder congelar rápidamente a su enemigo.

Lance contempló el pokémon que Kenji había elegido y lo miró sorprendido. Pocos entrenadores elegían a un pokémon de tipo normal como su inicial y aún menos eran los que elegían a un PorygonZ para tal cometido. Aún así, Lance y Dragonite estaban impresionados y deseosos de empezar aquel combate.

La sorpresa vino cuando empezó el ataque con un movimiento de tipo hielo. ¡Prepárate, eso va a doler!

Antes de que el rayo hielo impactase sobre él, los ojos de Dragonite se inyectaron en un rojo de absoluta cólera. ¡Esquívalo, amigo! ¡Y fulmínale con un golpe devastador! Y así fue, sin que PorygonZ viese de donde le venía el golpe, el dragón golpeó con su cabeza el ligero cuerpo del pokémon normal y lo estampó contra una de las paredes de piedra dejándolo inconsciente de un solo golpe.

Entonces el entrenador se quitó la capa, se acercó a PorygonZ le dio una pócima y éste recuperó de nuevo su salud. Luego se acercó a Kenji. Lo siento. Dijo con cara de preocupación. Mi Dragonite es muy poderoso y muy rápido. PorygonZ es una dura decisión como pokémon inicial, pero si llegas a ser un poquito más rápido, es probable que nos hubieses derrotado. 

Aún tienes una oportunidad de enfrentarte a Iris y conseguir la medalla del tipo Dragón, pero te aviso que ella tampoco te lo pondrá muy sencillo.

Kenji se sorprendió, pues según su cabeza, aquel barrigón pokemon nunca habría podido ser más rápido que su Eje. De todas maneras, era superior estadísticamente y eso había hecho que el combate acabara demasiado rápido.

- Ni siquiera has aguantado un golpe. - Pensó. - Parece que este camino va a ser más duro de lo imaginado.

La amabilidad de Lance frente a su oponente sorprendió a Kenji, que no esperaba tal misericordia de alguien que había, técnicamente, destruido a su contrincante.

- Muchas gracias por ayudar a mi pokemon. - Le dijo mientras lo devolvía a su pokeball. - Quizás enfrentar a una leyenda no fue la mejor idea para nuestro primer combate. De todas maneras, creo que he aprendido mucho y eso es de agradecer.

Kenji se despidió levemente y volvió al centro pokemon repasando mentalmente las estadísticas de los pokemon.

Lance era uno de los líderes de gimnasio más conocidos de todo los tiempos. Durante una larga temporada había sido líder del Alto Mando en la región de Kanto y además era muy famoso en la región de la que procedía Johto.

Con el tiempo decidió fundar su propio gimnasio y se hizo maestro en los pokémon de tipo dragón. La entrada de aquel gimnasio de piedra estaba protegida por un par de pokémon, un intimidante Gyarados de tonalidades rojizas y un Aerodactyl que estaba posado en el suelo dormitando. 

Aquellos dos pokémon eran propiedad del líder del gimnasio Ídolo, pero ninguno de ellos combatiría esta vez.

Bienvenido. Dijo uno de los líderes de gimnasio más mayores. Mi nombre es Lance y soy el líder del Gimnasio Ídolo. Por lo que veo vienes en busca de la septima medalla, así que realizaremos un combate al mejor de tres. Si eres capaz de derrotar a mis pokémon, con tan solo un único cambio, la Medalla Capa será tuya. ¿Entendido?

Dichas esas palabras, Lance desenfundó una Ultraball y dejó salir a su pokémon.

¡Adelante Dragonite! ¡Demuéstrale de lo que eres capaz!

Ryu entró observando a los dragones que custodiaban la entrada, incluso se vio tentado a sacar a su Hydreigon, pero se contuvo hasta ver al líder, que sin mucho preámbulo sacó a su primer pokemon.

Entiendo, vamos a ello froslass, lanza un rayo hielo. Dijo el entrenador preparando su primer ataque, era rápido, e iba con mucha fuerza al ser volador además de dragón, solo esperaba que no tuviera algún as bajo la manga. 

¡Dale con todo! 

Ryu había salido confiado al campo de batalla con su pokémon de tipo hielo. Pero Dragonite tenía una piel repleta de escamas que le permitía resistir ataques como aquel siempre y cuando no hubiese sido dañado previamente. El pokémon de Ryu lanzó un potente rayo hielo que dejó a Dragonite gravemente herido pero aún en pie. Su piel lo había protegido y cuando logró volver a alzar el vuelo sonrió a Lance.

¡Vuela hacia él y golpéale con tu cabeza! Le dijo a su compañero. El cráneo del dragón se tornó gris y brillante cubriéndolo de un potente acero que golpeó fuertemente al Frosslass de Ryu dejándolo gravemente herido.

Ryu había confiado en que Lance no tuviera ningún as bajo la manga, pero lo cierto era que todos los líderes del gimnasio se había convertido en precisamente líderes por saber cómo enfrentarse a todos los pokémon de los aspirantes.

Froslass había sobrevivido gracias al objeto, y ese extraño ataque de los dragonite que les da una fuerza sobrehumana no afectaban al pokemon fantasma de Ryu.

Lanza otro rayo hielo, Dijo el entrenador, pensando que o bien dragonite caería, o bien cambiaría a otro dragón el cuál podría recibir un buen golpe, o al menos eso pensaba.

Demuestralé de qué estamos hechos. Dijo mientras, salvo algo extraño, el rayo de hielo de Froslass acabaría con su dragón, consiguiendo así, por fin debilitar un pokemon tras esta mala racha que estaba teniendo.

Ryu remató a su oponente repitiendo el mismo golpe y dejándolo fuera de combate. Ambos pokémon habían quedado muy mal heridos pero gracias a sus objetos y habilidades habían logrado aguantar un poco más.

Está bien. Dijo Lance al ver caer a su primer pokémon. Ahora le toca a mi siguiente compañero: 

¡Adelante Kingdra! Y de entre una nube de color oscura que salió de la pokéball de Lance, un pokémon de tipo agua y dragón salió al campo de batalla.

Ryu no quería sacrificar a su Froslass, pero tampoco podía perder su cambio viendo que solo había sobrevivido por el objeto que había obtenido en la última victoria. 

Froslass lanza un rayo hielo, vamos a darlo todo en este combate para acabar con la racha. 

Tras ello, el pokemon fantasma lanzó un rayo hielo, cuyo único fin era hacer algo de daño a kingdra, para así poder poner a su favor el resto del combate. 

Ryu había hecho muy bien en querer arañar algo de vida a su Kingdra, pues tenía que aprovechar la velocidad de Froslass y el hecho de que había aguantado gracias al objeto que llevaba equipado. Eso le daba una clara ventaja en aquel combate y por eso el pokémon fantasma sobrevivió.

Pero Lance no tardó en darle una orden rápida a su Kingdra para que acabara con él cuanto antes y así lo hizo. El combate iba empate, pero lo cierto es que Ryu tenía la ventaja, aunque por lo que ya había experimentado, eso no significaba nada.

Ryu recogió a su pokemon orgulloso, lo has hecho bien Froslass, ahora a descansar.

Tras guardar la pokeball, decidió sacar a su pokemon más nuevo, adelante Starmie, no dudes y usa brillo mágico! Iluminanos a todos! 

​​​​​​Tras la orden, el pokemon hizo brillar su orbe central provocando una luz que iluminó todo. 

El movimiento de Starmie había derrotado a Kingdra en un momento y Lance se quedó sorprendido por el tremendo impacto recibido. Aggh!! Gritó el líder del Gimnasio Ídolo. ¡Me temo que esto va a ser un riesgo que tenemos que correr! Pero creo que puede que surta resultado.

¡Adelante, Hydreigon! La fuerza de Starmie y su brillo mágico le convertían en un duro hueso de roer para Hydreigon pero si el pokémon era capaz de encajar un golpe más rápido que su rival, quizá pudiera conseguir algo.

¡Si hay alguien que es capaz de dar la vuelta a este combate, ése eres tú!

Ryu pensó en la posibilidad de cambiar de pokemon, sin embargo, rezó por que su pokemon fuera más rápido que Hydreigon, al fin y al cabo cambiar y dar un ataque gratis a un pokemon así no era una opción demasiado viable.

Starmie, usa Brillo mágico una vez más y demuestrale lo que vales. Dijo el entrenador, esperando que su estrella se adelantara y le deslumbrara con la misma luz con la que acabó con Kingdra.

Lance había puesto todas sus esperanzas en el pokémon más rápido que tenía, confiando en que éste fuera capaz de adelantarse al ataque de Starmie, pero se equivocó. El pokémon volvió a emitir el brillo tan característico que salía de su gema y éste deslumbró por completo al pokémon dragón.

Hydreigon calló fulminado en un abrir y cerrar de ojos y Lance salió corriendo para devolverlo a su pokéball. Parece ser que llevabas una mala racha de derrotas, ¿me equivoco? Le comentó entregándole la Medalla Capa. Pues no te preocupes, porque ésta ya ha sido superada. ¡Enhorabuena, esta medalla es para ti!