Partida Rol por web

Kenryu quedo sin habla al observar a la hermosa mujer acercarse a su amiga Meitsuki y sonrio alegremente al ver como ella sonreia, luego el color se le subio al rostro al ver como Mayla se peleaba con el bolsillo de su pantalon, finalmente cuando ella saco la medalla y se la entrego, la tomo timidamente y con la mejillas aun rojas la miro a la cara y con una sonrisa le dijo con dulzura Gracias señorita Mayla, la atesorare por siempre.

Guardo la medalla y luego llamo a Meitsuki, Vamos Meitsuki es hora de regresar para que Konami y tu vayan a reponerse, Luego dirigio su mirada a la lider de gimnasio, ha sido un placer combatir con usted espero podamos vernos nuevamente en alguna otra ocasion y quisa en mejores circunstancias.

El gimnasio Akala se encontraba en una isla muy remota y alejada. Para llegar era necesario dedicarle varias horas a un viaje que incluía varias horas andando y varias horas de barco. Sin duda, llegar hasta allí ya era un trabajo digno para un aspirante que quisiera hacerse con la medalla Cueva. 

El gimnasio Akala estaba en la entrada de la ciudad, era un edificio de paredes rocosas y oscuras pero su interior estaba compuesto de todo tipo de lujos y detalles. Parecía que su líder hubiera cuidado todo a la perfección y olía a flores.

No tardó en salir a recibir al entrenador una hermosa mujer, que a pesar de que parecía ser mayor, su rostro no tenía ni una sola arruga y su piel parecía bronceada por el sol de aquella isla.

Bienvenida. Mi nombre es Mayla y soy la líder de este gimnasio. La mujer dio un par de pasos para recibir al aspirante cuando se tropezó con sus tacones y se dio de bruces contra el suelo. No pudo empezar a reírse y se levantó sin necesidad de ayuda. Será mejor que empecemos el combate lo antes posible. No vaya a ser que muera en el intento. Dijo entre risas por el golpe que se acababa de meter.

Veo que es tu primera medalla. Dijo mientras acompañaba al entrenador a la sala donde sería el combate. Pues yo sacaré a mi Probopass y si lo vences, la medalla cueva será tuya. ¿Entendido?

Justo en ese momento llegaron a un campo de batalla cuyo suelo estaba cubierto de rocas por todas partes. Aquello haría que los pokemon que no pudieran volar o levitar, o que no fueran de tipo roca, se vieran muy ralentizados, y encima para colmo, Mayla chasqueó los dedos creando al instante una Tormenta de Arena que no parecía que fuera a detenerse hasta el final.

Chartreuse llegó al gimnasio cansada, aunque cansada es decir poco, parecía que estaba a punto del colapso después de la larga y ardua travesía, requisito para llegar al lugar.
-Más vale que el gimnasio valga la pena -dijo para sí antes de entrar.

Muchos de su cansancio pareció desvanecerse con el ambiente tan cuidado dentro del gimnasio. Las rocas y el olor a flores daban una apariencia más vitalizante que estar tanto tiempo viajando en barco.

Apenas vio a la líder, sonrió de oreja a oreja. -Así que tú eres la líder Mayla de la que tanto he oí -Todo el respeto y la emoción que tenía de conocerla se desvaneció tan rápido como lo que tardó en tropezarse-... do -Asintió a lo que le dijo de vencer a un pokemon, sin embargo, la mente de la entrenadora todavía no terminaba de digerir como una líder que se veía con tanta clase y tan admirada por uno de sus compañeros hubiera empezado su presentación con un literal tropiezo.

Sacó al ludicolo de su pokebola. -El lugar es bonito, pero el clima está muy seco. Pancho, vamos a cambiar eso. ¡Danza Lluvia!

El combate daba comienzo con una tormenta arena que rápidamente Chartreuse desvaneció mandando a su compañero que bailase y provocase una poderosa lluvia. La ventaja que Mayla y su pokémon tenían gracias al clima del gimnasio se perdió y ahora quien tomaba la ventaja era Ludicolo.

Pero Mayla no se dejó amedrentar por aquel cambio de planes y procedió a una estrategia muchísimo más ofensiva. ¡Foco resplandor! Tres narices flotantes que habían frente al pokémon, rodearon a Ludicolo y lo golpearon repetidamente sin llegar a causarle un daño demasiado grave.

Cuando la arena desapareció, reemplazada por la lluvia cayendo gracias al ludicolo danzarín, Chartreuse esbozó una sonrisa al ver al campo rocoso ahora más húmedo, un ambiente idóneo para su estrategia.
-Mucho mejor.

Chartreuse vio como las extrañas narices atacaban al ludicolo, por suerte, no parecían haberlo dañado demasiado.
-Bien hecho, Pancho. Aguanta ahí -dijo Chartreuse confiada-. Nosotros no tenemos cosas voladoras como esas, pero sí tenemos mucha agua, ¿a qué si, Pancho? ¡Muestrales con Surf! -Ordenó la entrenadora señalando al probopass frente a ellos, como si fuera un acusado frente al estrado.

El cambio de clima esta vez le había facilitado la victoria a Chartreuse. Mayla contaba con la ventaja que le daba a su pokémon la tormenta de arena, pero al convertirse en un clima lluvioso había hecho que Ludicolo fuera más rápido y más potente y para colmo su pokémon mucho menos resistente.

Por eso, Ludicolo sacó una de sus hojas, se subió encima de ellas para después crear una gigantesca ola que surfeó para después golpear con ella al pokémon de Mayla y dejarle gravemente herido.

¿Pero qué...? Mayla se quedó petrificada al ver el desarrollo de aquel combate y al ver lo que acababa de pasar. Era como si no se lo hubiera terminado de creer.

Vaya... supongo que la medalla cueva es para ti. ¡No hay ninguna duda, enhorabuena! Y tras aquello se acercó para entregársela resbalando con uno de los charcos que Ludicolo había creado y empapándose de nuevo con el barro del suelo. La mujer sonriente, se sacudió, se echó a reír y le entregó a Chartreuse una medalla sucia y llena de barro: 

¡La medalla Cueva!

Chartreuse se quedó igual de paralizada cuando llegó la victoria por parte del ludicolo. Tan incrédula como su contrincante, se pellizcó un brazo para verificar que esto fuera real, y al confirmar su realidad y soportar el dolor de un pellizco, saltó de la alegría. -¡Pancho, lo hiciste! ¡Ganamos! -gritó con el puño extendido al cielo en señal de victoria.

La entrenadora se acercó a la líder para felicitarla y recibir su galardón. -Líder Maya, fue un buen combate. Tenía mis dudas, pero me ha demostrado que lo que se dice de usted es cierto y es una excelente -decía hasta que vio a líder caer en el charco-... no dije nada. Gracias por la medalla -Chartreuse tomó la sucia medalla. Miró a la líder manchada de barro, y al ludicolo entre lodo-. ¡Rayos! ¡¿Por qué no?! -Se arrojó al lodo y luego a abrazar a su compañero ludicolo-. ¡Hey, Pancho! ¡Lo logramos! ¡Mira! -Le enseñó la medalla. Después de eso, lo regresó a la pokebola y salió del gimnasio tan sucia como orgullosa.

El gimnasio Akala se encontraba en una isla muy remota y alejada. Para llegar era necesario dedicarle varias horas a un viaje que incluía varias horas andando y varias horas de barco. Sin duda, llegar hasta allí ya era un trabajo digno para un aspirante que quisiera hacerse con la medalla Cueva. 

El gimnasio Akala estaba en la entrada de la ciudad, era un edificio de paredes rocosas y oscuras pero su interior estaba compuesto de todo tipo de lujos y detalles. Parecía que su líder hubiera cuidado todo a la perfección y olía a flores.

No tardó en salir a recibir al entrenador una hermosa mujer, que a pesar de que parecía ser mayor, su rostro no tenía ni una sola arruga y su piel parecía bronceada por el sol de aquella isla.

Bienvenida. Mi nombre es Mayla y soy la líder de este gimnasio. La mujer dio un par de pasos para recibir al aspirante cuando se tropezó con sus tacones y se dio de bruces contra el suelo. No pudo empezar a reírse y se levantó sin necesidad de ayuda. Será mejor que empecemos el combate lo antes posible. No vaya a ser que muera en el intento. Dijo entre risas por el golpe que se acababa de meter.

Veo que es sexta medalla. Dijo mientras acompañaba al entrenador a la sala donde sería el combate. Realizaremos un combate doble y la vencedora será la que logre derrotar a tres pokémon. ¿Entendido?

Justo en ese momento llegaron a un campo de batalla cuyo suelo estaba cubierto de rocas por todas partes. Aquello haría que los pokemon que no pudieran volar o levitar, o que no fueran de tipo roca, se vieran muy ralentizados, y encima para colmo, Mayla chasqueó los dedos creando al instante una Tormenta de Arena que no parecía que fuera a detenerse hasta el final.

Pues yo sacaré a mi Probopass y a mi Lycanroc si lo vences, la medalla cueva será tuya. ¿Entendido?