Partida Rol por web

Asceltis se acerca a vosotros.

- Bien, señores - dice mirando a Areth, como si dudase de si esa palabra es correcta para describir al guerrero. - Es hora de marchar. Recuerden todo lo que está en juego - dice por toda arenga mientras os mira de uno en uno.

Sin añadir ni una palabra más, se da la vuelta, dirigiéndose a la calle por la que habéis llegado, dejándoos con Henry y Anguy.

El explorador desata al caballo y tira de sus riendas en dirección opuesta a la que ha tomado Asceltis. En silencio os guía por una pequeña calle hacia la Puerta Este. Por un momento, Serbal, el perro de caza olfatea el aire y gruñe hacia uno de los tejados. Un enorme gato atigrado os mira desde allí, como si hiciese burla al sabueso poniéndose fuera de su alcance mientras os sigue desde las alturas.

Llegais a la avenida que desemboca en la puerta. A primera hora de la mañana, los comerciantes se acumulan en la salida de camino a las granjas de los alrededores de la ciudad, dispuestos a traer a sus tiendas los productos más frescos que sus competidores. En el exterior, carros cargados hasta los topes hacen cola para atravesar la muralla en sentido contrario.

Anguy os mira seriamente. - Cubríos ahora. Pasaremos en dos grupos para llamar menos la atención. - Su voz os sorprende pues no la habíais escuchado en todo el rato que lleváis juntos.

Haciendo un gesto a Alex para que pase con él, se encamina hacia la puerta acompañado por su inseparable perro, dejando a los dos guerreros junto a Henry, que no puede evitar soltar una risilla ante las palabras del huraño explorador. - Parece que sí habla, después de todo... - Susurra mientras se alejan.

Me cubro tranquilamente con la capa mientras sigo el paso del explorador, me gusta este hombre, coordino mi paso con él como si llevaramos muchos días andando juntos y pasamos junto a los guardias...

En cuanto Anguy y Alex llegan a la altura de la Puerta, Yi Fan comienza a acercarse, con sus dos compañeros cerca suyo. El Dindavara no se siente nervioso. Desde que llegó a Uldnacht siempre ha intentado pasar desapercibido para evitar ser reconocido como un extranjero y sabe exáctamente cómo comportarse y cómo moverse para evitar atraer la atención.

Con paso seguro, avanza entre los carromatos que entran en la ciudad, usándolos cómo parapetos para las inquisidoras miradas de la guardia de la Puerta.

Areth camina entre la gente cubriéndose con la capucha. El corazón se os acelera cuando los guardias miran hacia él, pero por algún motivo ignoran al guerrero. Silbando alegremente, Areth atraviesa la puerta seguido por su inseparable gato.

Cruzáis la puerta y os reencontrás con Anguy. El silencioso explorador os recibe con a penas un gesto de asentimiento antes de girarse y ponerse en camino, tirando de las riendas del caballo. Serbal sale corriendo delante de él, como avanzadilla de la comitiva. El perro mueve el rabo contento mientras se aleja del bullicio de la puerta y de la ciudad.

- Este va a ser un camino muy largo... - Se queja Henry mirando al resto del grupo antes de ponerse a caminar.

...LA PARTIDA CONTINÚA EN LA ESCENA SIGUIENTE...

Salvajes y Desertores