No obstante, han utilizado a un extranjero para la operación. ¿Por qué un dindavara? Habiendo testigos, por cierto, podemos considerar esto un atentado de Dindavara en nuestra capital. Podríamos considerar que la crisis Truil es algo mucho mayor que un simple conflicto fronterizo y llevar esta tesis al Consejo. Eso podría detener momentáneamente la ofensiva y darnos tiempo para actuar. Tengo que hablar con Rowan.
Apunto esto para que no se me olvide. Hago un ademán para hablar con Eric a solas.
Eric se encoge de hombros.
- Diana, entiendo que quieras saber más sobre al asalto a los hechiceros, pero nosotros mismos no tenemos aún suficientes datos. Tú has sobrevivido a un ataque y podrías reconocer a tu asaltante. Es más de lo que nosotros podemos decir... - Se gira hacia Ilsa, como si pretendiera corroborar sus palabras. - Sólo Biza parece tener más información sobre ese hombre. Para mi todo esto es nuevo y hasta ahora no había escuchado hablar de esa dinda. - Utiliza la palabra dindavara para "espada". Como cualquier guerrero adiestrado en el arte de la espada, sabe reconocer el valor de esas hojas.
La mirada que dirige a Ilsa mientras habla está cargada de reproche, y su expresión es evidente incluso para Diana. Haciendo un gesto con la cabeza a la maestra hechicera, sale de la habitación para hablar con ella a solas.
La doctora termina de curar a Irina. Su presencia ha pasado prácticamente desapercibida para todos durante la conversación. Cuando Ilsa y Eric salen de la habitación, se endereza para mirar a Diana.
- No les has dicho toda la verdad... - afirma. Ante tu gesto de protesta, se explica. - Soy médico, estoy acostumbrada a fijarme en la respiración y el pulso de mis pacientes. Tal vez tu mentira haya pasado desapercibida para la maestra Svetlana y el guardia, pero inspiraste más fuerte de lo normal y tus vendajes se cubrieron más rápidamente de sangre, señal de que se te aceleró el pulso...
Se acerca a ti.
- ¿Por qué les ocultas información? Por lo que he visto hasta ahora están tratando de ayudarte... ¿Qué es lo que no les has dicho?
Ilsa ignora la mirada de Eric, evitando entrar en el juego de reproches.
-Eric, lo que voy a decirte es increíble, y ni yo misma me lo creo del todo. He ido al hospital a ver a Rhenar y allí me he encontrado con un hombre que parecía conocer todos los detalles referentes a Diana, Alex, Jezz y el propio Rhenar. Todos. Además, no he podido localizar a ese individuo, de ningún modo. Tampoco es que sea una gran especialista, pero era como si la voz surgiese de la mismísima nada. Y ese misterioso individuo me ha advertido del ataque que se iba a producir contra Diana. Así que me he marchado y al regresar he encontrado esta situación. Alguien parece tener información privilegiada de todos nuestros movimientos y acciones, pero es que este hombre, además, parecía sentir un profundo odio por Uldnach más allá de toda lógica. De algún modo pretendía advertirme de lo que iba a ocurrir, pero demostraba un tremendo desprecio por nosotros, por los gremios, por todo. Eso solo puede significar que hay más de una facción implicada en el suceso con Jezzabel.
Creo que podemos intentar un bloqueo de la decisión de esta mañana en el Consejo si contamos lo sucedido esta noche. Pero tenemos demasiados misterios en esta enrevesada trama como para afrontarlos por separado. Debemos aliarnos. Solo los Soles Azules en unión con las Gorgonas podremos afrontar estas horas tan oscura...
Debo hablar con Rowan de inmediato. Termina, diciéndolo más para sí misma que para Eric.
-Porque no tiene nada que ver con esto.-responde de forma cortante, mirando las vendas de la pata.-No creo que él tenga algo que ver con los ataques.-empieza a mover poco a poco la pata, comprobando si los ungüentos de Margaret quitan el dolor.
Eric te mira preocupado, tanto por tus palabras como por tu aspecto.
- Tranquila, Ilsa. Ahora no podemos hacer nada. Rowan estará durmiendo y me temo que nosotros deberíamos hacer lo mismo. - Sus palabras te recuerdan que la noche hace horas que comenzó y te sientes realmente cansada. - Ahora estás agotada, se te ve en la cara, y preocupada por Stepjan e Irina... Sé que son mucho más que sirvientes para ti, pero necesitas dormir, pensar con claridad.
Se da la vuelta.
- Sé que tienes razón. Ahora mismo, ni Gorgonae no los Soles tienen la influencia necesaria para hacer frente a este enemigo. Sin embargo, juntos... - Se queda callado, pensativo. - Pero no vamos a salvar Uldholm esta noche. Deberíamos irnos a dormir, o la reunión de mañana será un desastre. Por cierto, ¿qué piensas hacer con Diana durante la reunión de las Górgonas? ¿O tienes intención de llevarla allí?
El dolor no es tan intenso como antes, pero no ha desaparecido completamente. - Procura no moverte demasiado, - avisa Margaret al ver tu gesto. - La herida podría volver a abrirse.
Se acerca a ti y te mira fijamente. Con su corta estatura a penas te llega por el hombro, pero su mirada es firme y muestra una gran personalidad.
- ¿Por qué estás segura de eso? - Pregunta. - La herida de tu frente es muy similar a la del oficial Rhenar, pero si crees que no se trata del mismo asaltante, deberías informar a la guardia. - Su voz es severa y su gesto de reproche te recuerda la mirada que te dirigió nada más entrar en la habitación. El emblema del gremio de Físicos resplandece por un momento en su solapa, pareciendo mucho más grande de lo que es en realidad.
Seguís el rastro de sangre por las alcantarillas, en dirección a los Barrios Medios. Poco a poco los túneles se van haciendo más estrechos y, finalmente los pasillos laterales desaparecen, obligándoos a meteros en las aguas fecales si queréis continuar. El sargento se vuelve hacia ti.
- ¡Maldita sea! - exclama. - Hemos llegado demasiado tarde. No podremos seguirle por el agua y las alcantarillas de los Barrios Medios son un auténtico laberinto de túneles. - Frustrado, patea la pared del corredor. - Será mejor que nos demos la vuelta, no hay nada más que podamos hacer aquí.
Subís a la calle por una escalera y, una patrulla de guardias os da el alto cuando salís de la alcantarilla. El sargento se identifica y explica lo sucedido. Cuando se alejan de vosotros se vuelve hacia ti.
- Sin embargo, gracias a ti sabemos cómo se mueve el asaltante - reconoce. - Informaré al mando para que vigilen las alcantarillas. Ahora, debemos volver. Es tarde y ha sido una noche complicada. Mañana tomaremos declaración a los implicados... A primera hora - añade antes de despedirse.
El sargento te deja sola en la calle y te das cuenta de que tiene razón. La noche anterior prácticamente no dormiste y hoy estás agotada. Pensando en todo lo que ha ocurrido, te diriges a tu casa a dormir todo lo que puedas. Al día siguiente hay una nueva reunión de Gorgonae y la ciudad aún tiene muchos misterios que desvelar.
...LA PARTIDA CONTINÚA EN LA ESCENA SIGUIENTE...
Aunque Ilsa sabía perfectamente que Eric estaba en lo cierto, en el fondo de sí misma sintió cómo sus palabras apenas rozaban la superficie de su piel y se perdían en la nada. Después de haber mantenido fuera de su mente lo ocurrido, ahora comenzaban a introducirse las imágenes de la sangre, el rostro macilento de Stepjan y la cara blanquecina de Irina entre las grietas de su falsa seguridad. Más que cansada, Ilsa sentía la necesidad absoluta de hacer algo por sí misma, para salvar a Stepjan y regresar a la normalidad perdida. Pero la extrema frustración de saber que nada era posible hacer por ellos o ese hechicero que se escondía en cualquier parte de quién sabe qué enemigos sombríos le provocó una horrible parálisis que Ilsa no podía soportar. Al final sólo vio una salida a su situación, aunque desesperada y, no le cabía duda, peor. Pero Irina no estaba para detenerla y Stepjan no podría recogerla de nuevo. Tal vez nunca.
-¿A qué hora es la reunión, Eric?
Preguntó al fin.
No lo recuerdo.
Eric agita la cabeza.
- La reunión es a medio día, Ilsa. Pero algún guardia vendrá a investigar lo ocurrido y tomar declaración a primera hora de la mañana. - Recuerdas también que los padres de Alex habían acordado pasar a primera hora y, de repente, te sientes realmente cansada. - Hay guardias vigilando la casa, así que aprovecha para descansar. Te vendrán bien unas horas de sueño y ahora no puedes hacer nada más por Stepjan e Irina.
Se da la vuelta y coge su capa del lugar donde la lanzó. Mientras se la echa sobre los hombros, añade.
- Yo también debo irme... Kiba no perdona fácilmente que tenga que salir en mitad de la noche y por la mañana tendré que hablar con los Soles antes de ir a vuestra reunión. - Te mira con seriedad y algo de preocupación. - Descansa. Te hará falta. - Concluye antes de despedirse con una inclinación de cabeza.
Cuando el soldado sale de la casa sabes que tiene razón. Ha sido un día largo, demasiado largo, y la noche anterior tampoco descansaste todo lo que debías. Agitas la cabeza, forzándote a excluir todo recuerdo de la noche anterior o, mejor dicho, de esta mañana. Suspirando, entras en la habitación.
La puerta de la habitación se abre y aparece Ilsa. La doctora Margaret interrumpe su conversación con Diana, no sin antes dirigirle una significativa mirada instándola a pensar en sus palabras. Volviéndose hacia la maestra, le informa del estado de sus pacientes.
- Irina se recuperará. Volveré mañana por la mañana a primera hora - informa. - Es posible que ya se haya despertado para entonces. Si es así, que se mantenga en reposo. Se sentirá un poco mareada, pero es normal tras un golpe en la cabeza.
Señala a Diana para seguir informando a la hechicera.
- En cuanto a la otra paciente, parece que ha tenido suerte. Sus heridas son serias, pero bastante limpias. Le molestarán varios días y se curarán por si mismas. Si se abre alguna herida, - informa a la Centauro - avisa a un médico para que revise los puntos. Procura no forzar esa pier... pata.
Recoge sus cosas y las va guardando en su maletín. Cuando termina, lo coge antes de volver a levantarse.
- En fin, ahora debo irme. Nos vemos por la mañana. - Os mira a las dos, con una sonrisa de ánimo. - Intenten descansar un poco, tienen mala cara y el sueño les vendrá bien... No se preocupe, recuerdo donde está la salida, - añade poniendo la mano sobre el hombro de Ilsa mientras sale al pasillo.
Bien, comentad algo si queréis y cambiamos de escena.
Diana se quedo en silencio, bajando la cabeza, a modo de respuesta a Margaret. Volvio a alzar la mirada al ver que Ilsa habia vuelto y levanto la mano a modo de saludo, y a modo de despedida para la doctora.
-¿Me quedo aqui o busco algun otro sitio donde pasar la noche?-le pregunto en un tono frio a Ilsa.
Por mi podemos pasar a la otra escena ya
-¿Cómo? -Pregunta Ilsa confundida. Parece que ese comentario de Diana la hubiese despertado de algún sueño- Sois mi invitada y bajo ningun concepto permitiré que una huésped abandone la Casa Svletan en mitad de la noche y herida. Dormiremos aquí y, por cierto, mejor juntas, no sea que quien haya comenzado esto regrese a terminar la faena.
Ilsa se encarga de cerralo todo y tomar las precauciones lógicas tratándose de su casa.
Por mi podemos pasar a otra escena.
Ilsa prepara una habitación. Los nervios y la falta de práctica en realizar un trabajo que habitualmente hacen sus sirvientes hacen que todo quede bastante más desordenado de lo que es habitual en la mansión Svetlan. Sin embargo, el cansancio acumulado a lo largo del día es demasiado como para que le deis importancia.
Ilsa se tumba en la cama mientras que Diana se acuesta sobre las mantas que han preparado para ella en el suelo. Sin embargo las dos mujeres no mantienen ninguna conversación. Tras el estrés de las últimas horas, la bajada de adrenalina hace que pronto caigan dormidas.
Entre sueños intranquilos, y sobresaltos ante el más mínimo ruido, la noche pasa lentamente. Al cabo de unas horas, la el sol aumenta su intensidad y la luz empieza a colarse por la ventana.
...LA PARTIDA CONTINÚA EN LA ESCENA SIGUIENTE...