Partida Rol por web

La mujer te mira, sonriendo ligeramente.

- Entonces, ¿ha decidido unirse a nosotros? - pregunta. - Será el primer miembro de Cerberus que no haya pertenecido a los Soles Azules ni Gorgonae. - A pesar de tus evasivas, Kiba es de las pocas personas que acudía a las reuniones de ambas sociedades, por lo que conoce a la mayoría de sus miembros. Sin embargo, parece evidente que piensa que si estás aquí es porque alguien responde por ti.

- Sobre qué puede o no hacer, supongo que tendrá un mentor, probablemente el que le haya invitado a esta reunión. De cualquier forma, al principio sólo se le pedirá que investigue algunas cosas, pero de eso se encargan la maestra Svetlana y mi marido... - Vuelve a mirar por encima de tu hombro, buscándoles por la sala sin éxito. - ¿Con quién ha venido, por cierto? Supongo que tendrá que comunicarle su decisión de unirse a Cerberus.

-Una pregunta que me ronda... ¿podemos confiar en ese Wintall? ¿Alguien lo conoce? No sé hasta qué punto podemos contarle nada de nuestros asuntos, y sin embargo está aquí...

En pocas palabras, ¿quién responde por él?

-Mañana me ocuparé de Emma después de mi encuentro con el ratero... Me resulta extraño eso de que estuviera "por su cuenta"... No obstante Ilsa estaba adoptando un grado de paranoia inhabitual incluso para sí misma. No obstante, Emma estuvo antes del ataque en casa, aquella noche... ¡Maldita sea! No puedo sospechar de todo el mundo... al final acertaré, pero mientras tanto pierdo la confianza de gente como Biza, y no es algo que pueda permitirme.

-Una cosa más, -Ilsa afronta el asunto con aparente diligencia profesional, ocultando mal que bien su extrema inquietud- debemos poner a toda nuestra gente en este asunto, si os parece bien, y no hemos de escatimar todos nuestros recursos.

Mira a Zorya mientras dice estas palabras. Esperemos que los fondos de Peter valgan la pena. Piensa con extrema debilidad, como si todas las heridas que lleva arrastrando durante días se hubieses abierto al mismo tiempo y supurasen desagradables pústulas de incertidumbre.

Eric se encoge de hombros.

- Ha venido con Balder. Al parecer fue el encargado de redactar el tratado entre el gremio de soldados y el de mercenarios para el apoyo militar a la campaña Truil. El Consejero Morgan no es un gran negociador, así que podría haber aprovechado la ocasión para beneficiar a su gremio, pero el contrato final favorece más a Uldholm que a los banqueros - explica. - Más allá de eso, desconozco si es de fiar. Zorya, ¿podrías encargarte de investigarlo un poco? - La cortadora de gemas sonríe y levanta ligeramente la copa hacia el teniente. - De cualquier forma, si quieres que se vaya de la reunión, no tienes más que decirlo, Ilsa. Sobre todo ahora que vamos a dar las instrucciones a Cerberus para nuestra investigación.

Se levanta de la silla y hace un gesto hacia la puerta, recordándoos que es hora de volver a la sala con el resto de la compañía.

- Desgraciadamente mi mentor no ha podido acompañarme aquí hoy, pero le aseguro que para ambos es un tremendo honor poder colaborar en esta asociación, y un orgullo, así lo puedo asegurar, el ser aceptado sin pertenecer a estos selectos grupos.

Parece que ya no hay más lugar para la evasiva, ella lo ha buscado, tendré que pasar al ataque. Pobrecita, casi me da pena, pero ella lo ha provocado.

- Le aseguro que pondré todo mi empeño en que esta unión llegue a buen puerto y haga feliz a todos los cónyuges, el Sol Azul como valiente esposo y Gorgonae como la preciosa novia. Y que este enlace fructifique en muchos vástagos que proclamen la palabra de paz y de justicia y que nazcan, crezcan y lleguen muy alto, fuertes y sanos, en un Uldholm grande, libre y en paz.

Hablo con la mirada perdida en un horizonte imaginario, fingiendo gran introspección, como hablando para mí mismo, pero en realidad escogiendo cada palabra para impactar en la mujer y distraer su atención del motivo original de su pregunta.

-No, no, de ningún modo. Ahora no convenía en absoluto discutir, una vez formalizada la nueva alianza, con un miembro prominente como Balder. Sus razones tendría, y en efecto habría que preguntarle a él mismo.

-Bien, entonces encontrar al chico sigue siendo nuestra prioridad. Yo hablaré con Emma acerca de su presencia en el Cerro de Oro. No obstante, conseguir información de un abogado puede ser un proyecto estéril. Puede que ese Wintall sea de ayuda en ese menester. Vosotros os ocuparéis de Diana y de ese tal Mark, a ver si hay suerte. Quisiera decir una última cosa...

Si he sido especialmente susceptible estos días se debe a los extraordinarios acontecimientos que estamos viviendo. Desde que supimos por vez primera lo ocurrido en la frontera, hemos vivido momentos muy difíciles, y si en ocasiones he resultado dura con vosotros, ha sido provocado por la angustia de las circunstancias, no por animadversión de ninguna clase. Si os he ofendido en algún momento, lo lamento.

Ilsa traga saliva. No es momento de mantener rencillas personales. Nuestro rival es escurridizo e invisible. Pero existe. Debemos poner nuestro empeño en localizarlo y en averiguar de una vez por todas qué está pasando. Por el bien de nuestra patria, espero que así sea.

Dicho esto, Ilsa se dispone a partir.

La mujer titubea un momento, sorprendida por tus palabras. Cuando vuelves a mirarla, ves que sus ojos están llenos de lágrimas.

- Discúlpeme - dice con voz acongojada, incapaz de contenerse...

Casi empujándote a un lado, se dirige a toda velocidad hacia la puerta de la sala, cubriéndose discretamente el rostro para ocultar sus lágrimas al resto de los presentes.

Sin embargo, la precipitada marcha de la mujer no pasa completamente desapercibida.

- ¿Qué ha ocurrido? - pregunta Balder acercándose a tu lado. - Nunca había visto a Kiba tan afectada...

La pregunta va cargada con un ligero tono de reproche, aunque no con animadversión. Por lo que has visto hasta ahora, Kiba es una mujer bastante susceptible, lo que hace que todo el mundo la trate con cierto cuidado. Sin embargo, Balder parece algo preocupado por la joven mujer.

Ilsa y Eric vuelven al salón principal, cruzándose en la puerta con Kiba, que casi les atropella en una salida precipitada de la sala. El soldado mira sorprendido a su mujer, pero se queda esperando para ceder el paso a Ilsa al interior del salón. Kroke Wintall, junto con Balder, hablan tranquilamente mientras observan cómo la menor de las Carkenna se aleja de la reunión.

La gente parece más animada ahora, hablando entre ellos y conociéndose. Al fin y al cabo, tanto las Górgonas como los Soles Azules eran dos grupos muy cerrados donde todos se conocían y tenían un perfil similar. Sin embargo, parece que están empezando a mezclarse entre ellos y a compartir sus puntos de vista.

- La verdad es que no sabría explicarlo. Estábamos hablando de los posibles frutos de esta coalición cuando se ha despedido repentinamente. Espero no haber dicho nada inapropiado.

Simulo desconcierto y arrepentimiento por haber causado esta reacción en Kiba, pero en mi foro interno me congratulo de haber logrado evitar dar respuestas.

Ilsa sigue a Kiba con la mirada, preocupada.

La última vez que alguien se fue así de aquí...

Ilsa observa la reacción de Biza y de Eric. Si ninguno va a por ella, Ilsa le deja a Zorya el peso de la despedida, mientras va tras la afligida mujer.

Balder se encoge de hombros, con un claro gesto de "¡quién entiende a las mujeres!". Vuelves a mirar cómo Kiba sale del salón y te das cuenta de que la maestra Svetlana sale caminando detrás de ella.

Zorya le hace algún comentario a Eric, que se queda un momento dubitativo antes de acompañarla hasta el estrado. Cogiendo una copa por el camino, la joyera llama la atención de la gente golpeando ligeramente el cristal con uno de sus anillos.

- Señores, por favor... - dice aclarándose la garganta. Por un momento parece dispuesta a comenzar el discurso con algún tipo de fórmula prefijada, pero duda un instante y a penas consigue salir del paso. - Espero que estén disfrutando de la noche. Parece que aún quedan bebidas, así que podrán permanecer aquí todo el tiempo que deseen... Sé que hoy es un día importante para nosotros, pero como bien sabemos es igualmente una época complicada para Uldholm. Eso hace que tengamos trabajo que hacer, por mucho que prefiramos estar en una fiesta. - Se escucha alguna risilla por la sala, seguramente dada la fama de fiestera de la maestra Blenn. - Eric se encargará, por los métodos habituales, de transmitirles instrucciones a todos aquellos de los que sea necesaria una acción más directa. Mientras tanto, como siempre hemos hecho, debemos estar vigilantes para compartir cualquier información relevante para el resto... para Uldholm - Se nota que la mujer no está demasiado cómoda hablando en público, pero supones que Ilsa le ha encargado que lo haga. 

Cuando termina, alza la copa a modo de saludo y vuelva a mezclarse entre la gente.

Sigues a Kiba hasta un tocador en la planta de arriba de la casa. Por un momento dudas de si la razón por la que salió de la reunión era sencillamente aliviar alguna necesidad biológica, pero no tardas en escuchar su llanto al otro lado de la puerta. Tímidamente, llamas para preguntar si se encuentra bien.

- Un momento - la escuchas reprimiendo un sollozo. Esperas unos segundos y abre la puerta, con los ojos enrojecidos por el llanto. - Perdona Ilsa...

Comienza una excusa, pero finalmente se desmorona sin saber qué decir y vuelve a echarse a llorar. Te esfuerzas un momento en consolarla tras un instante de duda. Al cabo de un rato consigue serenarse.

- Lo siento - se disculpa. - No suelo estar así... Es que... Sencillamente es una época complicada para mi - dice finalmente con evasivas.

Ilsa trata amablemente de tranquilizar a Kiba, ofreciéndole palabras de consuelo y de confianza.

-Si necesitas algo de mi, solo tienes que decirlo. Hace días que te veo en afligida y todos estamos sometidos a los caprichos del destino. No obstante, es el apoyo recíproco lo que puede mantenernos en pie. Debemos estar unidas, querida.

La situación de este matrimonio puede comprometer a Cerberus. Es necesario que Kiba se tranquilice y no lloriquee por los pasillos. Esta actitud nos perjudica... -piensa Ilsa mientras trata de buscar el afecto de la mujer.

Kiba titubea un momento antes de negar con la cabeza.

- No se preocupe, mastra Svletana - dice finalmente. - Ha sido sólo un problema momentáneo, no volverá a ocurrir.

Te sujeta el brazo un momento, echándote ligeramente a un lado para irse. Sin embargo, aprieta su mano ligeramente en un gesto más cálido de lo que estás acostumbrada por parte de cualquiera de la Carkenna.

- Ahora, si me disculpa, debería irme a casa.

Asientes, pues sabes que es tarde y tampoco es conveniente tratar de forzar la conversación con Kiba, especialmente ahora que tienes demasiadas cosas en la cabeza. Sin embargo, la acompañas a la sala principal, donde la gente empieza a despedirse. Buscas con la cabeza y te das cuenta de que Kroke Wintall se ha ido* ya. Un problema menos del que preocuparse.

Quedas con Balder para acudir mañana a la reunión con el Rey Sombra en tu casa y te marchas a descansar a casa de Zorya.

La escena continúa en
5.1 - Compartiendo información