Cuando finalmente ha llegado el momento del interrogatorio, el Rey Sombra ha aparecido ataviado con un mandil de cuero para evitar salpicaduras y guantes hasta el codo del mismo material. Parece singularmente satisfecho, hoy se siente inspirado… y además cuenta con la posibilidad de dar una valiosa lección a su alumna predilecta. Espera que sepa extraer todas las enseñanzas posibles de lo que va a ver, en más de un sentido.
Sin decir ni media palabra recoge de un estante un gran fardo de cuero sin curtir que desenrolla parsimoniosamente sobre una mesa adyacente, mostrando que su interior contiene una infinidad de herramientas metálicas de extrañas formas y terribles cometidos, todas ellas pulcramente afiladas.
Extrae la primera, se dirige al antebrazo del hombre al que pretende interrogar y examina su superficie, cada marca de las venas y los músculos que se insinúan bajo la piel. Pero no le toca. Por el contrario, el Maestro Asesino rebusca en uno de sus bolsillos, extrae una sustancia pastosa en una diminuta redoma y se la hace tragar al prisionero. Luego vuelve a su puesto, sentado en un alto taburete junto a la mesa, para ejecutar con precisión quirúrgica un profundo corte en el brazo que había concentrado antes su atención.
Sorprendentemente, el reo no siente ningún dolor. Tan solo la calidez de la sangre que resbala espesa y densa por su piel. No es fácil de entender, pero entonces el malévolo hombrecillo empieza a darle explicaciones con una repulsiva satisfacción en la voz:
- La sustancia que te he administrado antes es un potente analgésico, anula el dolor – procede a ejercer un nuevo corte y se ayuda con otro de los instrumentos metálicos que atiborran la ordenada mesa para separar los bordes de la herida que infringe – Puede que te preguntes qué sentido tiene torturar a alguien que no siente dolor, pero no te preocupes, lo tendrás claro en cuanto puedas ver lo que te estoy haciendo – extiende una mano y atrae una superficie plana y circular que cuelga de unas correas del techo de la estancia y al orientarla correctamente demuestra ser un espejo de metal bien pulido – Verás, odio estar oyendo continuamente gritos y lamentos, prefiero ceñirme estrictamente a la información que deseo obtener. Por no mencionar que el dolor excesivo embota la mente y dificulta seriamente el razonamiento, yo siempre prefiero dar la oportunidad de que la víctima valore realmente si lo que pretende proteger compensa de verdad todo por lo que está pasando... o lo que sin duda vendrá a continuación si se empecina en no colaborar – ilumina la herida aproximando un candil que coloca sobre la mesa y comenta con satisfacción – Mira, acabo de diseccionar el nervio mediano, es el que controla tu segundo y tercer dedos – puntea sobre él y las falanges se flexionan como un resorte – Por ahora no te duele, pero espera a que el efecto del anestésico empiece a pasarse… – sonríe malignamente y añade – Aunque yo te aconsejaría que empieces a contestar a mis preguntas antes…
Y solo entonces, tras toda su sobreactuada parafernalia, formula la primera cuestión:
- Mira, comotellames, eso es lo de menos, ahora te haré unas pocas preguntas muy sencillas y concretas, de lo satisfecho que quede con tus respuestas dependerá el siguiente paso que vamos a dar los dos juntos…
Se relame y empieza el verdadero interrogatorio:
- ¿Cuál es el nombre de la organización a la que perteneces?
- ¿Quiénes son vuestros líderes, más allá de Asceltis?
- ¿Dónde operáis y desde cuándo? ¿Dónde está vuestra base?
- ¿Tenéis a alguien infiltrado en el Gremio de Asesinos?
Motivo: Intimidar (Mando del Tirano)
Tirada: 6d10
Resultado: 3, 5, 4, 2, 6, 8
Motivo: +2D
Tirada: 1d10
Resultado: 3
Motivo: +2D
Tirada: 1d10
Resultado: 1
He querido recrear con todo detalle al miserable y perturbado personajillo, si me paso avisa...
Empleo la habilidad de Intimidar con la Disciplina Mando del Tirano 1
Veo que no he tenido demasiada suerte... así que si me permites "añadir en circunstancias muy concretas +2D"...
El hombre se echa a reir, con una sonido más histérica que cínico.
- Estás jodido, Ledoma - dice. Como si él estuviera mucho mejor. - Sólo hay una persona que tiene respuesta a esas preguntas. Asceltis. Y, como has podido comprobar, si quieres atraparla vas a tener que esforzarte mucho más.
Te mira con desprecio, pero no sin cierto temor en sus ojos.
- Te voy a ahorrar el trabajo de la tortura, pues el dolor que puedas causarme no me asusta tanto como fallar a Asceltis. Es ella quien organiza las reuniones, y utiliza como mensajeros a otros como yo, que no saben qué está tramando. Siempre viene a mi casa, el piso franco que ya conoces, y desconozco qué otros escondites puede tener en la ciudad.
Se calla un momento, pensando en tus preguntas.
- Trabajo para ella desde hace tres años. Paga bien - añade antes de que le preguntes el motivo. - Pero no permite fallos. Tú mismo has sido el ejecutor de un aprendiz que no hizo su trabajo con diligencia.
Se le traba la lengua, sin duda por la alta dosis de analgésicos que le has obligado a ingerir. Es bastante probable que le deje algo atontado.
- Y ahora, tortúrame, mátame o haz lo que quieras. Porque nada puede ser peor que el castigo que me daría Asceltis si vuelvo a encontrarme con ella.
El Maestro Ledoma sonríe de oreja a oreja, aunque en sus ojos puede verse por un instante un destello de ira contenida, que no permite translucirse en lo más mínimo a sus modos…
Entiende que su objetivo se le resista con tenacidad, de hecho no esperaba menos de un verdadero profesional, casi un hermano de oficio… pero que trate de engañarle de una manera tan tosca… realmente resulta ofensivo.
¿Acaso pretende hacerle creer que no hay una organización estructurada detrás, que todos son agentes freelance y Asceltis trabaja sola?
No, todo es una mentira estudiada para apartar sospechas. Pero no cuela. Y le va a salir caro.
- ¿Crees sinceramente que, entre nosotros dos, soy yo quién está bien jodido?
No pregunta nada más por el momento. Con los labios formando una fina línea y concentrándose al máximo trabaja laboriosamente una media hora, con movimientos rápidos y precisos, hasta que al final se levanta de su taburete para colocarse al extremo de la extremidad de su prisionero, agarra algo y estira con fuerza. Se oye un sonido húmedo mientras la piel se desprende de los músculos y el Rey Sombra obtiene un guante invertido de una sola pieza, demostrando una habilidad digna del mejor curtidor…
Con cuidado lo vuelve del revés y se lo muestra a su anestesiado prisionero diciendo:
- Hay gente en Uldholm lo bastante macabra y retorcida como para apreciar este tipo de prendas de piel humana, yo personalmente lo considero una perversión y una excentricidad malsana, pero ya sabes lo que se dice: siempre que existe un mercado potencial, acaban surgiendo proveedores… – sonríe torvamente y vuelve por fin al interrogatorio – Ahora dime, mientras aún tengas algo de piel que cubra tu triste despojo… ¿Cómo se llama vuestro grupo?
Le va a sacar la información o le arrancará la piel entera. O puede que ambas cosas.
Motivo: Intimidar (Mando del Tirano)
Tirada: 6d10
Resultado: 2, 8, 3, 7, 3, 9
Subo las apuestas...
De nuevo: Intimidar con la Disciplina Mando del Tirano 1
Ves cómo el hombre mira horrorizado su mano y grita de dolor y terror a pesar de los analgésicos que le has inyectado, pues debería haber estado inconsciente para no sentir nada. Sin embargo, sabes lo que haces y sus ojos vidriosos te indican que está alcanzando su límite.
- ¡Para! ¡PARA POR DIOS! - grita desesperado.
Sin embargo, sigues con tu tareal, ignorándole mientras trabajas su mano. Detrás de ti, escuchas como Hannah reprime una arcada y aguanta estoicamente. Finalmente le vuelves a plantear una pregunta y el hombre te mira con gesto cansado.
- Desconozco si tienen nombre... ¡De verdad! - jura. - Sólo mencionamos a Asceltis para comunicarnos. Es suficiente y todo el mundo conoce y teme su nombre. - Sabe que no te está dando nada, así que busca desesperado algo más de información que pueda ofrecerte para que pares. - ¡Hay otro hombre! Un enorme tipo tatuado que a veces acompaña a Asceltis... ¡Alder! - grita al fin desvelado el nombre.
Suspira, dejando caer la cabeza sobre el pecho, agotado por el dolor y el impacto psíquico de la tortura.
- No sé nada más, ¡lo juro! Ahora, por favor, ¡MÁTAME!
Tirada oculta
Motivo: Vigor
Tirada: 5d10
Resultado: 6, 7, 6, 8, 6
Sonriendo malignamente, Ledoma abre un apestoso recipiente y empieza a sumergir en su interior, con mucho cuidado, el guante de piel humana que acaba de obtener… para preservarlo convirtiéndolo en cuero. Entonces se vuelve hacia su prisionero y continúa el interrogatorio como si tal cosa:
- ¿Te das cuenta cómo empezamos a entendernos? Ahora háblame más de ese tal Alder, el amenazador gigantón tatuado – comenta con un ánimo distendido que en las presentes circunstancias resulta escalofriante – Ya sabes, cual es su procedencia, dónde suele moverse, con quien más le has visto… joder, se supone que tú también te dedicabas a este negocio, conoces el procedimiento…
Mientras parlotea, se aproxima de nuevo al hombre atado al potro y examina con meticulosa atención su entrepierna y toda la cara interna del muslo, como un sastre que toma medidas para confeccionar un traje…
Motivo: Intimidar (Mando del Tirano)
Tirada: 6d10
Resultado: 8, 7, 7, 8, 3, 2
PD: En realidad ésta es la última, pero si con esto no se caga las patas abajo... ;P
El hombre aguanta la respiración, cerca ya del colapso.
- Alder... ¡Casi no sé nada de él! Prácticamente no habla, pero es el único hombre de Asceltis que lleva el rostro descubierto cuando nos juntamos. Es un tipo peligroso, lo suficiente como para que no me haya jugado el cuello investigándole.
Piensa un momento. - Su procedencia... Es Uld, de eso estoy seguro. Juraría que de esta ciudad, por el acento. Pero ¡NO SÉ NADA MÁS!
Sus ojos se tornan blancos y empieza a balbucear. Sabes que el efecto del analgésico no tardará en pasar y, dado el estado de su mano, seguir esta conversación sería inútil.
Definitivamente esa es toda la información que va a obtener de este prisionero, saber reconocer ese punto es uno de los elementos claves del oficio… así que Ledoma simplemente se levanta dándose la vuelta y caminando hacia la salida mientras le dice sonriente a su preciosa aprendiz favorita, que ahora parece un poco pálida:
- Hannah, amputadle esa mano despellejada a nivel del codo o la infección lo matará – indica mientras se desata el mandil de cuero cubierto de salpicones de sangre – Deberíamos presentar a nuestro cautivo en un estado aceptable cuando acudamos ante el Consejo del Gremio con nuestro informe – una sonrisa afilada se dibuja en su rostro cuando añade, pagado de sí mismo - No conviene decepcionar al Sin Rostro.
Dependiendo de la accesibilidad que tenga para acudir ante el Consejo Interno del Gremio de Asesinos, los visitaría antes o después de la cita de esta tarde en casa de la Maestra Svetlana...
El hombre se desmaya antes de que te vayas, lo cual sin duda facilitará el trabajo de tu aprendiz. Dejas a Hannah con sus órdenes en el sótano y buscas a uno de tus hombres para enviarle a la sede del gremio y concertar una reunión con los grandes maestros mañana.
Te lavas rápidamente la sangre del hombre de asceltis y te cambias de ropa. Guardas el delantal para futuros "trabajos" similares, pues siempre da un aspecto más amenazador y, si lo dejas a la vista es posible que acabe en una hoguera dada la imposibilidad de limpiarlo de sus numerosas manchas de sangre.
Comes algo antes de irte a la cama, pues estos trabajos siempre te abren el apetito por alguna oscura razón. Desgraciadamente estás agotado, pues de otra forma, le habrías hecho otro encargo a Hannah cuando terminase con el prisionero. ¡En fin! Otro día será. Mañana te espera la reunión con la hechicera y luego con el círculo interior del Gremio, así que vas a necesitar estar completamente despejado para sendos intercambios sociales.
La escena continúa en
5.1 - Compartiendo información
después de la cita de esta tarde en casa de la Maestra Svetlana
Mejor después, que bastante me está costando sincronizar la duración de las escenas...