Henry asiente con la cabeza mirando a Areth, luego se vuelve bruscamente hacia Martha y Alex.
- ¡Vámonos! - dice. Al ver cómo Martha duda, se acerca a ella para agarrarla del brazo. - Areth nos está dando una oportunidad... Y puede que sea la única que tengamos.
Tira suavemente de Martha y hace un gesto a Alex para que le sigan. Ambos corren detrás de él, dejando a Areth encarado con el kugmit truil.
A partir de ahora no pongáis al otro como destinatario, por favor.
El truil mira a los fugitivos y sonríe. Levanta la mano dando el alto a sus hombres antes de de alzar la cabeza al viento y soltar un grito. O lo que debería haber sido un grito, pues se asemeja bastante más al aullido de un lobo que a ningún sonido que pueda producir una garganta humana.
- ¡Basta, Denvar! - La voz de Fawkes te sorprende, casi tanto como al Truil. - Sólo están aquí por un error y fueron tus hombres los que atacaron primero...
Denvar relaja su postura agresiva y mira fijamente a tu gato durante un momento.
- Fawkes - dice.
Corréis durante horas, alejándoos del campamento Truil. Una y otra vez, os giráis para buscar posibles perseguidores, pero aparentemente nadie os sigue. Agotados, decidís parar finalmente en una cueva similar a la que utilizasteis el día anterior.
- No nos están persiguiendo - dice Martha. - Al menos, no ningún truil... - añade en un susurro.
Henry, sentado en el suelo, asiente con la cabeza, mientras saca algo de comida de su jubón y os la tiende. Martha la rechaza y se levanta, acercándose a la entrada de la cueva. Mira hacia el exterior, oteando la oscuridad del horizonte, y deja escapar un suspiro.
- Areth... - la escuchas antes de darse la vuelta y volver a la semioscuridad de la roca.
¿Vais a decir algo o sigo?
Estoy sentado en el lado más alejado de la cueva, frotándome los pies para intentar alejar el cansancio de esta última correría. Digo que no con la cabeza, mientras pienso en todo lo que ha pasado y lo mal que ha salido todo. Levantando la vista veo a Martha pero no se me ocurre nada que decir o añadir.
Cojo la comida de Henry y murmuro un debil gracias, mientras la mastico con desgana. ¿Que le habrá pasado a Areth?, supongo que la misión sigue adelante, así que despues de terminar la comida, me tiendo cuan largo soy con los brazos detrás de la cabeza, mirando el techo de la pequeña cueva y descansando.
No pensaba, pero a veces me olvido que hay que escribir aunque no se haga nada, perdón ^^
Guardo un silencio sepulcral... esto si que no me lo esperaba... La verdad es que Fawkes nunca hablaba de su pasado; yo tampoco estaba por la labor de preguntarle. En cualquier caso, será mejor que me calle. ya he cometido demasiados errores por esta boquita.
lo dicho!
Henry asiente al escuchar que nadie os está siguiendo.
- Bien... - dice sonriendo cuando termináis de descansar. - No creo que se hayan librado de Areth, de momento. Sea como sea, tenemos que irnos de aquí. Aprovechar la oportunidad que nos ha dado el guerrero.
Se levanta y recoge sus cosas.
- Anguy y Yi Fan se habrán dirigido a la frontera a buscar a la vanguardia Truil - dice con seguridad. - Nos llevan unas horas de ventaja, pero es posible que aún podamos alcanzarlos. Habrá que viajar ligeros si queremos encontrarnos con ellos.
Se acerca a la entrada de la cueva y se coloca junto a Martha.
- Al menos, viajaremos con poco equipaje - añade con una sonrisa. Tristemente tiene razón. Los truil os quitaron todas las armas y el equipo que llevábais. - Aunque pude rescatar algunas provisiones - dice levantando un petate con comida y repartiendo cantimploras para los tres.
Martha coge el recipiente que le tiende Henry y sonríe tristemente. Asiente en silencio y espera a que te prepares. Recoges en silencio tus escasas pertenencias y salís de la cueva, asegurándoos que nadie os persigue.
¡Cambiamos de hilo!
La escena continúa en...
La Frontera
Tu gato suelta un bufido, erizado.
- Sí, claro que soy Fawkes... ¿Acaso conoces a algún otro gato que hable? - dice enfadado. - Veo que no has cambiado mucho desde que te enseñé algunos trucos para alterar tu forma. Sigues siendo igual de impulsivo... Aunque no me sorprende demasiado con tanto trato con lobos...
El truil frunce el ceño y luego suelta una carcajada.
- ¡Jaja! Tus genes de felino te están empezando a afectar... Veo que sigues encerrado en ese cuerpo.
Se vuelve y hace un gesto a sus hombres, diciéndoles algo en su lengua que no llegas a entender. Los guerreros bajan las armas, aunque siguen mirándote amenazadoramente.
- Ahora, dime, gato... ¿Qué hacéis en nuestro campamento? Tu compañero se ha llevado por delante a varios de mis hombres - dice señalándote no sin cierto rencor.
Notas la comunicación mental de Fawkes.
[Areth, contéstale tú... Denvar tiene en buena consideración a los hombres con valor, como Yi Fan o tú mismo. Pero se prudente, también se preocupa por su gente y habéis matado a varios de sus cazadores]
Pistas, información. -Dije, con una voz potente ¿Qué líos se ha traído Fawkes con este tipo? El ejército uld sabe que el pueblo truil está jugando con ventaja contra sus magos en el campo de batalla, y esa información es valiosa. Hasta hace unos días me consideraba un hombre libre viviendo como proscrito de la ley de esos señoritos de ciudad, pero algo mayor que mi vida me ata, y es la de mi hermana. Debo conseguir esa información si quiero verla. Por eso estoy aquí.
El líder truil señala el cuerpo del enorme guerrero que os vigiló en la celda, aún derribado e inconsciente, tal vez muerto, entre los barrotes de madera.
- ¿Qué te hace pensar que la vida de tu hermana sea más valiosa que la de los míos? - pregunta con su tosco acento. Escupe al suelo mientras hace un gesto a sus hombres para que vayan a recoger el cuerpo del gigantón.
Te vuelves para ver cómo reaccionan al cogerle y casi respiras aliviado al ver que le hacen una seña a Denvar para informarle de que está vivo. El kugmit asiente antes de volver a mirarte, pensativo.
- Sin embargo, los cazadores que mataste antes - con su acento no sabes distinguir si los llama cazadores por el nombre de la tribu o por su ocupación - se enfrentaron a ti en combate justo. Era su responsabilidad no dejarse matar enfrentándose a un guerrero más cualificado.
- Hablé con vuestro compañero dindavara. Le dije que no colaboraríamos dando información a los enemigos de mi pueblo y, pese a todo, aquí estás. ¿Has venido a robar esa información acaso? ¿Por qué tendría que decirte a ti lo que no le desvelé a él pese a ser un hombre de honor?
Haz una tirada de Fascinar, a ver qué tal le convences. Dificultad 3 por diferencias idiomáticas y culturales.
Porque su honor sirve a una causa muerta y traicionera. Dije, sin temblar. No sabía ni lo que estaba diciendo, sólo confiaba en impresionarle con algo de suerte. Tiene el honor del noble y soberano. Nunca recogió con sus manos la comida que le sustenta y se veía con derecho de menospreciar y ordenar a sus inferiores por la buena ventura en la hora de su nacimiento. Maneja el arma con soltura porque no tuvo que sostener el azadón. Ahora llora porque tiene que trabajar para volver a su fortaleza de avaricia que tanto les costó cimentar a sus padres a base de sangre y opresión. -Di un sonoro puñetazo en mi pecho -Yo he visto cómo mi familia moría por gente como él. Cómo luchaban en guerras que no eran suyas, y entregaban la comida que ellos cultivaban. Mi familia lo es todo, y también mi libertad. Si en eso no reside el honor, entonces soy un bastardo.
-Solté aire y cerré los ojos un momento:
-Entiendo vuestra lucha, y sé que es legítima. Puede que algunos métodos no lo sean; pero los ulds tampoco son unos santos. El problema es que no tengo nada que ofrecer a cambio de esa información. Pero sí sé cómo matar dos pájaros de un tiro.- Me acerco a Denvar para bajar el tono de voz-Yo odio a esos malditos del ejército casi tanto como tú, y más a la persona que me ha enviado aquí. Nada me satisfaría más que ver cómo toda su red de mentiras y chantajes se desmorona. - no estoy seguro de si esto es buena idea... -Dame algo, datos que parezcan contrastados y fiables sobre lo que te pregunté. Preparadles una buena emboscada y dadles donde más les duele. Para entonces yo podré huir con mi hermana bien lejos y vosotros obtendréis una victoria.
Motivo: fascinar
Tirada: 5d10
Resultado: 9, 8, 9, 9, 2
¡mae mía! ¡He tenido suerte!
El hombre te mira con el ceño fruncido.
- Conocí al dindavara y me pareció un hombre de honor... Aunque muchos de los problemas de los hombres provienen de escudarse en su honra cuando no deben.
Mira a Fawkes un momento y luego se vuelve una vez más hacia ti.
- Igual que tú, un Uld, no quieres enfrentarte a mi pueblo, o al menos eso dices, mi clan no tiene ningún interés en luchar con tu gente. De otra forma habríamos marchado con los Caras Azules a la batalla ahora que tienen una oportunidad de vencer.
Niega con la cabeza. - No te daré información que pueda ayudar a tu nación a vencer a mi gente... Sin embargo, sí puedo ayudar a un antiguo amigo para solucionar su problema. - Clava nuevamente su mirada en Fawkes, serio. Cuando vuelve a hablar, su tono está cargado de solemnidad. - Pocos conocen lo que ocultan las sombras de la Espina, pero los Jinetes de Montañas en raras ocasiones caminan hacia la luz para vender sus secretos. Aún más extrañas son las circunstancias que hacen que sus trueques puedan poner en jaque a una nación, pero es bien sabido que no nos ha tocado vivir unos tiempos normales, ¿no es así, Fawkes?
Hace un gesto con la mano y uno de sus hombres se acerca con un fardo. Te lo lanza a los pies y escuchas cómo el acero golpea el suelo. La espada que te dio Alder choca con las dagas de Alex y el arco el carcaj de Martha.
- Si en una hora no estáis lejos de aquí, veré vengados a mis hermanos. - Su tono es amenazante, pero pese a su fuerte acento puedes distinguir la sinceridad de sus palabras. - Y Fawkes... Considera saldada mi deuda.
Os alejáis del campamento de los Cazadores de la Noche a toda velocidad. Corréis durante horas, hasta que se hace evidente que los truil no han emprendido una persecución. Por fin, decidís parar a tomar aliento.
La voz de Fawkes rompe el silencio de la eterna noche Truil.
- Creo que te debo una explicación, Areth. - Su tono es serio, mucho más de lo habitual en él. - Concí a Denvar hace años, cuando él aún no se había convertido en el kugmit de su clan, y cuando yo aún tenía esperanza de recuperar mi antiguo cuerpo...
- Provengo de las lejanas tierras de Pahar, en el Imperio. Allí era un sacerdote de la diosa Seketesh, una deidad local patrona de la fertilidad y la naturaleza. Algo salió mal en uno de mis hechizos y, al terminar el ritual, acabé en el cuerpo del gato que acababa de sacrificar. Durante años vagué por Heluso buscando una forma de revertir el conjuro. Fue en esa época cuando conocía a Denvar. De alguna forma, su religión y la relación que mantiene con los lobos era afín a la hechicería que yo practicaba, así pues le ayudé en su preparación, buscando al mismo tiempo una forma de recuperar mi cuerpo humano. Desgraciadamente, no logré nada.
- Poco después te encontré a ti y, de alguna forma, supe que nuestros destinos estaban unidos. Los acontecimientos de las últimas semanas lo prueban, Areth. Si los Truil pueden cancelar conjuros activos, estoy seguro de que podré volver a mi estado normal... ¡Tenemos que descubrir cómo lo hacen! Y Denvar nos ha dado una pista... Los Jinetes de Montañas.
Observa con cuidado tu gesto de incredulidad, tanto por la súbita revelación de su historia como por la mención de gente que cabalga montañas, cosa de la que jamás has oído hablar.
- Los Ulds sólo conocen dos tribus truil, los Caras Azules y los Cazadores de la Noche - explica Fawkes. - Sin embargo hay una tercera, que vive más allá de la cordillera de la Espina. Los Jinetes de Montañas. Se dice que cabalgan en animales tan grandes que pueden ir en pie sobre ellos y que pueden transportar a todo un clan a la batalla. ¡Quién sabe qué secretos conocen de las tierras de oscuridad perpetua! Pero, si Denvar está en lo cierto, puede tener algo que ver con lo que estamos buscando.
Te mira y frota su cabeza contra tu pierna.
- ¿Qué me dices, amigo? ¿Dispuesto a continuar nuestra búsqueda?
He visto que te has conectado, aunque no hayas puesto nada por aquí. Lo primero, ¡felices fiestas! Espero que tu vida vuelva a estar más calmada que hace unos meses. Cuando quieras volver, que sepas que Fawkes (y yo) te esperamos, tal y como te dije en su momento.
Asientes, por supuesto, y te encaminas silbando con Fawkes a tu lado. Os dirigís hacia la noche más eterna, las tierras siempre en sombra en la espalda de Heluso. Hacia la Espina.
Pocos ulds se han adentrado tanto en territorio Truil, aunque también es cierto que a pocos les ha interesado. Las tierras umbrías no son buenas para los pastos y las montañas están demasiado plagadas de bestias como para que resulte rentable establecer comunidades mineras en ellas, así que la pragmática Uldholm no se ha molestado en disputar a los Truils más allá de las tierras fronterizas en las que aún se puede ver la luz del sol.
Sin embargo, por lo que os han dicho los Cazadores de la Noche, una tercera tribu Truil, desconocida para los Ulds, alberga los secretos de la contramagia que ha permitido a los Caras Azules vencer a los hechiceros Ulds en las últimas batallas. Si descubres de qué se trata, al fin tendrás la información que Asceltis requiere para llevarte junto a tu hermana.
Nadia. A penas era una niña cuando te separaron de ella, pero sabes que la reconocerás nada más verla. Al fin y al cabo, es una Dhalbach. Imaginando el posible reencuentro, el viaje se te hace más corto.
En la oscuridad de la Espina no hay sombras, salvo las que genera vuestra pequeña hoguera mientras descansáis de una jornada de camino. Las llamas, juguetonas, saltan de un lado a otro haciendo que luz y sombras se muevan en un baile que despista al ojo humano. Por eso, cuando te da la impresión de que una enorme roca se acerca a vuestra posición, no le das la menor importancia.
De repente, el suelo bajo tus pies retumba, como si la misma piedra se estremeciese y te das cuenta de que la roca, en verdad, se mueve y se aproxima a vosotros. Saltas sobre la espada que te dejó Alder maldiciendo por no tener el Filo de los Dhalbach contigo, pues su hoja cubierta de llamas podría ayudarte a iluminar a este enemigo. Sin embargo, ni siquiera con la espada de tu familia podrías haber hecho frente a semejante monstruo.
Lo que parecía una roca era realmente la cabeza de un inmenso animal que se acerca a vosotros. De más de el doble de la altura de un hombre y casi tres veces el largo, completamente cubierto de pelo, es el ser más grande que has visto en tu vida. Sin embargo, lo que más llama la atención es su cabeza. Dos enormes colmillos sobresalen hacia delante, tan largos como una lanza de infantería y ligeramente curvados hacia arriba. Entre ellos, un apéndice que llega casi al suelo parece tener la fuerza suficiente como para partir a un hombre en dos, aunque no llegas a imaginar si esa es su función o tan sólo sirve como respiradero para el coloso.
Afortunadamente, el animal no parece agresivo y se para a unos metros de vosotros. Casi das un salto cuando escuchas una voz en el gutural idioma truil y te das cuenta de que puede hablar. Sin embargo, no era el animal quien lo hacía, sino un hombre que, recostado en un inmenso fardo, os mira desde la espalda de su inmensa montura. Al verlo, entiendes por fin por qué a estos truil se les conoce como Jinetes de Montañas.
Traducido por Fawkes, descubres que el truil es un comerciante que se ha acercado a esta zona para negociar con otras tribus truil y, aunque nunca ha visto a nadie con la piel tan oscura como la tuya, está dispuesto a tratar contigo por un precio justo.
Indagas sobre el secreto de la contramagia truil que le ha vendido a los caras azules y ves una sonrisa en tu rostro. La traducción de Fawkes resuena en tu mente. ¿Y qué está dispuesto a darme el hombre de la piel oscura a cambio? Poco tienes que ofrecer, pero el truil parece maravillado por tu "piel de metal", por lo que no tardas en desembarazarte de tu armadura. Al menos la vuelta a casa será más ligera que el camino hasta aquí.
Muchos son los secretos que se han olvidado desde que los Truil perdieron el Truilmeit, entre ellos el de cómo fabricar rebma. Se dice que encantando una suave piedra amarilla que se encuentra en algunas zonas de esta montaña, se puede conseguir que capte la esencia de la magia. Sonríe mientras saca de su bolsa una pequeña piedra de aspecto ambarino. Brilla con una tenue luz verdosa, que se acrecienta cuando acerca la mano hacia Fawkes. El hombre inclina ligeramente la cabeza hacia el gato, reconociéndolo enseguida como un ser encantado. Algunos cuentan que, propiamente engarzadas en un determinado metal, se puede conseguir que estas piedras no sólo perciban la magia, sino que la absorban para si, anulando los hechizos a su alrededor. Sin embargo, el cómo conseguir ese metal o fabricarlo para que el rebma se comporte de esa manera, no es algo que los truil sepan cómo hacer.
Compartes la cena con el jinete de las montañas. La información que te ha dado es tan valiosa que casi consigues apartar la vista durante un rato de su inmenso animal, al que llama mammoth.
Tras dormir un rato, pues los términos mañana y noche no tienen sentido en esta tierra, descubres que el Jinete de las Montañas se ha marchado. Sin embargo, el conocimiento de ese rebma puede ser lo que Asceltis busca. Alegre, vuelves al campamento de Jakko para tratar de pensar cómo sacar el mayor partido a tu descubrimiento para recuperar tanto el filo de los Dhalbach como a tu hermana perdida.
La partida continúa en la escena siguiente
El Medallón