Las circunstancias se han confabulado para que precisamente en este momento, Yi Fan tenga la posibilidad de cruzarse en el camino de Peter Novak. Debe agarrarse a ese clavo ardiendo ya que esta oportunidad no se le volverá a presentar.
El Rey Sombra podría guiarles hasta la guarida del falso chambelán y maestro del gremio de asesinos. Eso es todo lo que el Dindavara necesita. Ya que si no es capaz de arrancarle las respuestas que quiere, está convencido que en su cuartel general guardará anotaciones sobre las transacciones que ha llevado a cabo con su tío. Documentos que podría utilizar en el futuro como prueba para acusar al causante de la caída en desgracia de su familia.
Yi Fan es consciente que hay un juego de poder más complejo en marcha. Todo este asunto de la guerra interna del gremio de asesinos, el Medallón, la guerra entre Ulds y Truils… pero quizás en medio de toda esta locura por fin pueda obtener lo que quiere y estar un paso más cerca de saldar la deuda que tiene para con su tío.
Atendiendo a la conversación, pero sin decir nada, el Dindavara se viste con las ropas que Emma ha traído consigo. La mujer debe tener buen ojo, ya que las prendas le ajustan perfectamente a Yi Fan, que descubre también que son lo suficientemente flexibles como para no entorpecer sus movimientos… o por lo menos, eso espera.
Si añade su capa y la capucha que permita ocultar su rostro en las sombras, quizás pueda pasar desapercibido al moverse por los barrios centrales. Aunque sabe que su rostro oscuro será fácilmente identificable por cualquier guardia que le observe de cerca.
Pero puede que no sea necesario moverse por los barrios centrales. Para el Dindavara, la estrategia parece simple: El Rey Sombra afirma conocer la red de alcantarillado tan bien como cualquier rata. De acuerdo. Entonces Ledoma sólo tiene que guiarlos para interceptar a Novak en esos túneles subterráneos o seguirle hasta su refugio, hasta que tengan la oportunidad de arrinconarlo en un lugar de donde no pueda escapar…
Henry niega con la cabeza, sonriendo.
- Precisamente lo que hay que evitar es que Novak llegue hasta las alcantarillas - dice. - Si alcanza la sede del gremio de Asesinos le habremos perdido.
Observa al Rey Sombra. Si el chambelán llega a bajar a los túneles que recorren los Barrios Centrales, el maestro asesino es su mejor baza para localizarlo antes de que llegue a su sancta-sanctorum. Sin embargo, sabe que aún no puede fiarse de Ledoma. Aún no.
- Yi Fan, tu mejor oportunidad es a la salida del Palacio del Consejo. - Dice volviéndose hacia el dindavara. - Si le fuerzas a ello, es posible que consigas que te rete a un duelo. Y Novak no tendrá los recursos de la Mano o Henders para escapar de eso.
Mira a Areth, preguntándose si acompañará al dindavara para hacerle de padrino o si, por el contrario, se quedará aquí. - De cualquier forma, utiliza la capa que te ha traído Emma. Es de tejido más basto que la tuya, pero llamará menos la atención - dice mientras la abogada saca una túnica de lana uld.
Se vuelve hacia Areth.
- El Sin Rostro se dice que es el líder de su gremio - añade señalando a Ledoma. - Su misma existencia es todo un misterio. Y no tenemos ninguna intención de enfrentarnos a él, por ahora - añade girándose hacia Oligis. - Eso no es cosa nuestra, ni tenemos aquí el equipo necesario para hacerlo - añade mirando a Areth y Yi Fan de soslayo, sabiendo que ellos entenderán a qué se refiere.
Tengo la sensación de que en los barrios venidos a bien de esta ciudad mi humilde persona no será del todo bien vista, pero espero que esta capa me sirva para pasar algo desapercibido.
-¿Un duelo? Es un plan sorprendente, viniendo de vosotros...
Desde luego, si se trata de ganar un duelo, yo pondría mi dinero a Yi-Fan. Aún así, y aunque a Yi-Fan le pese, en esta ciudad pocos son tan honorables como él. Necesitará a alguien para que le cubra las espaldas y le proteja de la traición.
-Aunque si la traición pesara, esta habitación se hundiría en el suelo...- digo con severidad, lanzándole una mirada helada a Oligis.- Vas a necesitar a alguien inteligente para que cuide de ti, Yi-Fan. -le digo, poniéndome en pie. -Pero como ahora mismo no hay ninguno disponible, te tendrás que conformar conmigo.
Cuando acaba de escuchar las palabras de Henry, la maligna sonrisa del Rey Sombra se acentúa todavía más, si cabe, dándole un aire casi diabólico con esa enorme nariz ganchuda y las profundas entradas en su grasientos cabellos negros como ala de cuervo:
- Creo que estos dos valientes merecen algo más de detalle acerca de una figura tan transcendental como es el fantasmagórico Sin Rostro – comenta con voz ominosa – Se trata de una figura sobrenatural que muchos consideran un Demonio, ni siquiera los dieciséis Maestros del Gremio conocemos su naturaleza real, imagino que sólo los tres Grandes Maestros tienen acceso a esa selecta información…
Hace una pausa teatral para que sus palabras calen en la audiencia... y de súbito su tono cambia a otro irónico:
- Pero bueno, a fin de cuentas también se dice algo bastante parecido acerca de nuestra misteriosa Asceltis, cuentan que es un Demonio llegado del inframundo, tan horrible que debe cubrir su rostro para que cualquiera que la vea no muera en ese mismo instante – hace una pantomima pasándose las manos ante la cara – Y que sus vastos poderes le permiten esfumarse en el aire o detectar cualquier presencia a su alrededor…
Entonces se deja de chanzas y su voz vuelve a cambiar, adoptando una fría objetividad:
- Pero yo no creo en demonios – concluye – Aunque como Maestro del Gremio encargado de los asesinatos de Encantadores, sí puedo deciros que he percibido magia en ella… una disciplina que sólo dominan unos pocos. Puede que eso sí lo tengan en común Asceltis y el Sin Rostro.
Escuchar las palabras del taimado maestro asesino sobre el Sin Rostro hace que algunas piezas encajen en la mente de Yi Fan. Él tampoco cree en los demonios. Comienza ahora a comprender cuales pueden ser las intenciones de Asceltis para los próximos días… Sólo espera que la mujer no se confíe demasiado: la inesperada muerte de Fender fue una prueba que nada puede preverse, por muy bien que hayas trazado tu estrategia.
Muchas veces ha matado el Dindavara por Asceltis desde que llegó a Uldholm. Eso sin contar los muertos más allá de la frontera. Pero en esta ocasión, contra Novak, sea quien sea en realidad, lo va a hacer por sí mismo. El destino es retorcido, al poner al alcance del filo de su corazón a uno de los causantes de su desgracia.
A pesar del vendaje que le oculta parte de la expresión, el gesto de Yi Fan es diferente ahora. Su rictus hosco parece mutar a una expresión… casi se diría de satisfacción.
No elegiría a nadie más para acompañarme a este duelo. Murmura el Dindavara dirigiéndose a Areth. Ya sea para compartir la victoria… o para recoger mi cadáver…
Su mirada oscura se centra ahora en el Rey Sombra. No duda que el acechante maestro de asesinos no permitirá que Novak escape, sea cual sea el resultado de su enfrentamiento con él.
Muy bien, Henry. Un duelo. Yi Fan recuerda la complicada ceremonia y el estricto protocolo que en su patria natal se sigue en este tipo de situaciones donde se pone en juego el honor y en ocasiones la vida. Desconoce las reglas que los bárbaros Ulds aplican en estos casos.
¿Y cómo podemos saber que aceptará Novak nuestro juego? Sus ojos se entrecierran en dos rendijas. Puede que esté al tanto de lo que está sucediendo en el Gremio y piense acertadamente que mi reto no es más que una trampa, prefiriendo mandar a la guardia contra nosotros en lugar de aceptar el duelo…
Henry mira a Yi Fan y asiente.
- Por eso deberías tratar de que sea él quien te rete a ti. Si está sobre aviso de lo ocurrido en la casa de Oligis, tendrá prisa por volver a la sede de su gremio y, probablemente no se fíe de nadie. - Su cínica sonrisa sigue presente en su rostro y casi resulta enervante a pesar de que estáis acostumbrados a ella. - Tal y como sugería Emma, puedes usar su precipitación en tu favor - mira un momento a Areth - y a tu compañero... Si mantiene sus habilidades para sacar de quicio a todo el mundo incluso sin proponérselo, Novak no vacilará en tratar de acabar con vosotros.
Se vuelve después hacia Oligis.
- Estoy seguro de que Asceltis escucharía divertida esa opinión sobre ella. Su habilidad para esconderse no depende de la magia, hasta donde yo sé. Aunque ciertamente, es endiabladamente buena en ello... - asevera con la mirada ligeramente perdida en sus recuerdos. - De cualquier forma, nosotros tenemos cosas de que hablar mientras mis compañeros hacen su trabajo. Lo lamento, Rey Sombra, pero comprenderás que no podamos dejarte ir por ahora, al menos hasta que Novak se haya reunido con Henders...
Se gira un momento hacia Yi Fan y Areth, preguntándoles con un gesto si necesitan algo más de información o si están dispuestos para partir.
Os he curado una herida letal en la zona en la que se os ha aplicado el ungüento. Milagros de la alquimia...
- Oligis sigue a toque en la cabeza (no te van a curar tu herida más grave hasta que estén seguros de qué lado estás). Tu brazo tampoco está para tirar cohetes, después de que Yi Fan casi te lo ampute.
- Yi Fan sigue con una herida más o menos seria en la cabeza y en el brazo izquierdo (ambos a mitad de su capacidad de daño).
- Areth lo tiene apuntado en su ficha: heridas moderadas en ambos brazos.
Oligis Ledoma alza mucho las cejas en un pretendido gesto cómico que para alguien con su feo rostro resulta casi siniestro:
- ¿Y vais a permitiros desperdiciar mi talento en un momento tan crucial como este? – pregunta son sorna – Porque como consintáis que Novak se os escurra hasta nuestro cuartel general ya no vais a poder echarle el guante, a menos que estéis dispuestos a lanzar un ataque masivo con un ejército de seguidores…
Aunque de todos modos, no piensa inmiscuirse en sus decisiones. Allá ellos con sus errores tácticos, a fin de cuentas ya no tiene secuaces a sus órdenes. Por el momento.
Emma asiente mirando al Rey Sombra.
- Así es... Me temo que tu talento no podrá ser aprovechado en esta ocasión. Sin embargo, tienes razón, Oligis. Aunque dudo mucho que Yi Fan permita que se escape Novak, si llegara a hacerlo necesitaríamos a alguien que fuera capaz de seguirle por las alcantarillas.
Levanta la mirada hasta centrarla en la joven que se mantiene apartada de la mesa en la que todos estáis sentados.
- Hannah, ¿te importaría acompañar a mis compañeros? El maestro Ledoma te ha enseñado bien y tus conocimientos del Gremio de Asesinos podrían serles útiles en su misión.
La chica sonríe y asiente con la cabeza, ansiando alejarse de su antiguo maestro a la menor oportunidad.
- ¿Ves, Oligis? - Añade la abogada volviéndose hacia el desagradable hombrecillo. - Después de todo tu talento no va a ser completamente desaprovechado...
Me aproximo al dindavara discretamente.
-Escucha, Yi-Fan. Creo que entiendo bastante bien cómo funciona el honor, y el respeto. Pero creo que no es exactamente lo mismo para los dos. Parece que esto es algo bastante importante para ti, y no quiero meter la pata. Quiero decir... ¿cómo funcionan los duelos en tu tierra? Porque de donde yo vengo, vienes al lugar con los tuyos, te encuentras con los de enfrente, y tratas de sacarle al contrario las tripas de la forma más eficiente posible. Sin embargo, creo que como sueles hacer, en tu caso las cosas son más complicadas...
Por otra parte, si la cuestión es ofender al contrario y sacarle de quicio para que acabe retándonos, ¡creo que eso se me da muy bien!
Ledoma guarda silencio malhumorado. La presencia de su traicionera discípula está mermando su valor estratégico y eso no es bueno, ni para él... ni desde luego lo será para ella como no cambie su actitud. Con los buenos ratos que le ha hecho pasar, casí le sabría mal tener que actuar. Pero por supuesto, sólo casi.
El Rey Sombra siempre hace lo que debe hacer. Y exclusivamente en su propio beneficio.
Con un fluido movimiento Yi Fan se echa la capa oscura sobre los anchos hombros, convirtiéndose en una sombra alta y delgada. Está preparado, y lo demuestra asintiendo a las palabras de Emma. Que sea pues la muchacha y discípula del Rey Sombra quien los lleve al encuentro de Novak, en busca de un duelo entre ellos dos antes de que quede fuera de su alcance.
Has descrito acertadamente el fundamento de un duelo, guerrero. Responde Yi Fan ante las palabras del rudo Uld, torciendo el gesto en un fallido intento de media sonrisa.
Y también sucede así de donde provengo, pero muchas menos veces de las que podrías creer. Con cuidado se echa la capucha sobre la cabeza, hundiendo su rostro cortado en las sombras. Nuestras hojas son tan letales, nuestro entrenamiento marcial tan perfeccionado, que los duelos a Dinda terminan siempre a los pocos instantes con resultados fatales. Hace una pausa, rememorando, ya que hacía mucho que no pensaba en su vida anterior. Son comunes los enfrentamientos dialécticos, de protocolo, e incluso armónicos. Duelos en los que nos jugamos nuestro estatus social, nuestra honra…
No creo que lo puedas comprender Areth, pero un Dindavara al que le han arrebatado el honor lo han condenado a un destino peor que la muerte. Un brillo asesino se refleja en los ojos de Yi Fan, dos puntos de luz en la oscuridad. Sigue condenado a la agonía de vivir cuando sabe que lo ha perdido todo.
Incluso el nombre.
Tras una pausa excesivamente larga, murmura a Hannah en voz queda: Guíanos muchacha…
Y al pasar a su lado cruza la mirada con el Rey Sombra. El personaje le sigue resultando al Dindavara nada más que una víbora traicionera, pero el Maestro Asesino no parece ni siquiera molesto con él tras haberle herido de gravedad, como si nunca hubiese sucedido. El pragmatismo de Oligis Ledoma es lo único que le resulta digno de admiración.
Yi Fan debe reconocer que este hombre entiende verdaderamente cómo funciona el mundo. Mejor que él mismo, sin duda.
Te fijas cómo tanto Emma como Henry fruncen el ceño ante tus palabras, sin entender demasiado bien cuales son tus motivos reales para enfrentarte a Novak. Al parecer, Asceltis no les ha puesto al día de todo, porque incluso sus consejos para hacer que sea el asesino quien te rete a duelo tal vez no sean la mejor opción en tu caso. Es posible que, diciéndole tu apellido y apelando a su honor, el supuesto chambelán del Palacio del Consejo sepa que no tiene más opción que enfrentarse a ti.
Salís de la casa y, guiados por Hannah, os dirigís a los Barrios Centrales, hacia el Palacio del Consejo.
La escena cotinúa en
El Honor de los Meiren
Observas con desagrado cómo tu antigua aprendiz sale de la casa, seguida por los dos mercenarios de Asceltis, maquinando alguna forma para hacer pagar a la chica por su traición.
La escena continúa en
Pactar con el Diablo