El oficial frunce el ceño y os mira de arriba a abajo.
- Eso no es de su incumbencia - sentencia con voz firme. - Ahora, díganme qué les trae aquí o vuelvan por donde han llegado.
No parece demasiado amistoso, ciertamente. Paseas la mirada por la sala, donde algunos guardias tratan de echar una mano a los heridos. De repente reconoces al fondo al tipo al que sobornaste para salir de prisión. No te habías percatado hasta ahora, pues te metieron en los calabozos por otro acceso reservado a tal efecto y te dejaron escapar por ese mismo camino, pero estás en el mismo cuartel donde te encerraron ayer. El mismo donde había estado atrapada Diana y, anteriormente, el mismo Alex.
Y la vida te ha enseñado una cosa: No crees en las coincidencias.
Lo último que necesito es tener que bregar con un imbecil pomposo que desea lucir sus galones. Así que simplemente rodearemos el estúpido obstáculo:
- Tiene razón, oficial - admito con una hipócrita sonrisa en los labios - Supongo que ya tienen bastante ajetreo entre manos por ahora... así que no les molestamos más.
Y sin gastar más energías intentando perseverar con la via oficial, vamos a ir a buscar la oficiosa... que seguro es más agradecida y complaciente en cuanto oiga el tintineo de unas monedas.
Es lo que enseñan los años de tratar con la guardia...
Buscaremos un digno representante de la guardia de Uldholm: alguien deseoso de recibir un soborno. ;)
Salís a la calle y bordeáis el edificio, en dirección a la entrada por la que te metieron directamente en los calabozos. Un guardia se apoya aburrido en una lanza, vigilando la entrada lateral del cuartel.
- El Rey Sombra - dice el guardia al reconocerte. - Siempre es... lucrativo verte por aquí - añade con una sonrisa. Sobornaste a este tipo para salir de prisión, así que sabes perfectamente que reacciona bien ante unas pocas monedas. Afortunadamente, tras tu encuentro con la maestra Svletana, tu bolsa vuelve a estar llena.
- Pero, dime, ¿en qué puedo ayudarte? - pregunta solícito. Si tienes algo para él, espera que vaya acompañado de un poco de oro.
Con una sonrisa torcida me acerco a uno de los más genuinos representantes del estado en Uldolm y le estrecho la mano diestra, como si saludase efusivamente a un viejo amigo, sujetándole el antebrazo con la izquierda para cubrir la visibilidad de la bolsita de monedas que cambia de manos sutilmente. Dejo que perciba su peso, que a un profesional como él debería transmitirle una valoración casi exacta de la suma que contiene… y pregunto simulando una conversación intrascendente:
- Cuéntanos primero lo que ha pasado aquí, parece que hubierais sufrido un ataque – priorizo – Pero la información que he comprado se refiere a cierto danzallamas llamado Alex Straussen que atravesó esta puerta hace unos días, junto a algunos conocidos nuestros, en dirección a la frontera Truil…
Siempre he sido de la opinión de que las cosas han de indicarse claras y concisas si quieres una respuesta igualmente directa…
El guardia se encoge de hombros.
- Al parecer hubo una operación encubierta que salió mal... - explica. - Querían detener a un tipo, pero alguien se les adelantó y asesinó tanto al objetivo como al cebo. Algunos guardias fueron heridos en el asalto.
Sopesa las monedas lanzando la bolsa al aire un par de veces. Luego la abre y la vacía parcialmente sobre su mano para comprobar que no se trata de trozos de hierro. Cuando se da por contento, mete nuevamente las monedas en la bolsa y la guarda bajo su armadura.
- Alex Straussen... no me suena el apellido. ¡Ah! Te refieres a Alexander Vangrant. Straussen es el nombre de su madre - corrige. Probablemente la maestra Svletana mezclase los nombres, ya que la madre es también una hechicera de su mismo gremio.* - El chico fue detenido hace unos días y puesto en libertad por una abogada. Algún tecnicismo de mierda que no se cumpliría en el arresto, supongo... Parece ser que después fue atacado en una taberna, pero su identidad no ha sido comprobada. No tengo noticias de que haya abandonado la ciudad, aunque es posible.
* Y, aunque algún VIP diga que soy retorcido, no soy tan cabrón como para chafarte toda la investigación por ese error.
Miro con irónica desaprobación al guardia al que acabo de sobornar y chisto suavemente los labios antes de susurrarle:
- No, no, no… Me temo que tendrás que esforzarte un poco más para ganarte esas monedas, si quieres que en el futuro sus innumerables hermanas se vayan reuniendo poco a poco con ellas – le amenazo sutilmente, jugando con el palo y la zanahoria – Dime todo lo que sepas que pueda serme útil para localizarle, confío en tu competencia como buen sabueso… ¿Por qué se detuvo a Alex Vangrant inicialmente? ¿Cuál es el nombre de esa jodida picapleitos que le sacó de chirona? ¿Qué datos tenéis sobre ese asalto en la taberna? Mmmm… El Cerro de Oro… ¿Verdad? ¿A quién debo dirigirme para saber si ha atravesado las puertas?
Más te vale no defraudarme, no es bueno para un simple peón como tú…
Estas hechiceras son todas unas brujas...
¡Seguro que confabulan para imponer un matriarcado!
Y por eso ignoran el apellido paterno... ;P
El guardia frunce el ceño, no sabes si a disgusto por tu velada amenaza o tratando de recordar la información.
- Se le detuvo por disturbios en la entrada de la Ciudad. Al parecer él y su compañera insultaron al soldado que estaba de guardia y no se lo tomó muy bien, aunque no conozco todos los detalles. - Se rasca un momento la cabeza. - Sobre la abogada que le soltó, habló directamente con el Oficial Sömersen... Creo que se llamaba Emma, pero si quieres más información vas a tener que sobornar a mi jefe.
Se apoya en la pared, para descargar el peso de las piernas.
- Sobre el ataque en el Cerro de Oro me han comentado algo. Dos asesinos - obviamente tú sabes que no eran tal, al menos no de tu gremio... Matarifes en todo caso, corriges al escuchar la palabra - entraron por la ventana. Había un tipo extraño en el salón que subió a ayudar al chico, y entre los dos consiguieron acabar con ellos. Luego se largaron, dejándole los dos paquetes al tabernero. Tuvimos que llevarlos a enterrar nosotros.
Se encoge finalmente de hombros.
- Todos hacemos guardias en las puertas de vez en cuando. Yo mismo estuve ayer por la mañana... Cientos de personas abandonan Uldnacht a diario, así que es improbable que, si ha dejado la ciudad con un mínimo de cuidado, puedas enterarte. La forma más fácil sería tratar de localizarle aquí... Si no está en su casa ni se ha puesto en contacto con ninguno de sus amigos, lo más probable es que no esté aquí. O que esté lo suficientemente asustado por el ataque como para salir de cualquier agujero donde se haya escondido, ¿no crees?
Vaya, vaya, vaya… de lo que se va enterando uno. No sé por qué, pero si la compañera de Alex Vangrant Straussen era la tal Diana, aquella yegua boba, no me extraña nada que acabasen detenidos por desacato a la autoridad… o por escándalo público. Acabar en la trena por insultar a un guardia encaja a la perfección en su modus operandi.
Desde luego, no sé de dónde los ha sacado la maestra Svetlana…
Pero bueno, la cuestión es que no me extraña que un niño bonito de buena familia saliese rápido del agujero gracias a una picapleitos, por ahí no creo que haya nada más que rascar. Aunque tal vez debería hacer una visita al dichoso Cerro de Oro para preguntar directamente al mesonero lo que ocurrió después en su local. Sigo sin tener nada claro eso de que le asalten dos de los matones de Asceltis, haciéndose pasar por los nuestros… y luego los despache con ayuda de un fulano que casualmente estaba en el salón principal y subió a ayudar al chico. Suena demasiado a montaje. Definitivamente esa será nuestra próxima parada.
Pero antes hay otro detalle. Tengo la sensación de que me estoy dejando algo…
- Mmmm… de acuerdo, eso está mucho mejor, creo que ahora sí te has ganado el “sobresueldo” – sonrío hipócritamente al guardia sobornado – Pero para acabar me gustaría que me aclarases un poco más lo que ha pasado con la operación frustrada de esta mañana: ¿A quién intentábais detener? Cuéntame un poco mejor todo eso del cebo para atraerlo…
Puede que no tenga nada que ver con los asuntos que me ocupan, pero siempre va bien mantenerse informado de lo que se mueve por las calles. Nunca se sabe.
El guardia se encoge de hombros.
- Creo que querían atrapar a un asesino dindavara. Soltaron a una centauro, Diana creo que se llamaba, para ver si el tipo que la había atacado aparecía, pero salió mucho peor de lo esperado. Más gente llegó de repente y se cargó tanto a la centauro como a su asaltante... - Se queda callado un momento. - Ahora que lo pienso, la mujer caballo esta es la misma que acompañaba a tu chaval, ese Alex.
Ciertamente, nunca está de más mantenerse informado. No lo sientes por Diana a quien conociste en las celdas el día anterior, pues nada más hablar con ella dedujiste que carecía de la astucia para sobrevivir en la ciudad. Sin embargo, el hecho de que la guardia no consiguiese protegerla a pesar de utilizarla como cebo indica que el asalto estaba bien planeado. Por lo que has visto hasta el momento, y dado que tu gremio no estaba involucrado en ese asunto, todo apunta a una persona, que parece actuar últimamente como el maestro de orquesta de todos los crímenes de la Periferia: Asceltis.
- Pero bueno, no se ha perdido gran cosa: un par de norteños extranjeros y alguna herida a los guardias... Por mucho que el objetivo fuera atrapar al dindavara, enterrar su cadáver tampoco es un mal resultado - concluye el guardia en tono despectivo.
Por cierto, tú dirás qué haces ahora y si te dirijes finalmente al Cerro de Oro.
Parece que alguien está atando cabos sueltos…
Esa maldita Asceltis y su organización están siendo extremadamente activos últimamente, la verdad… y eso resulta muy preocupante, cuando antes apenas habíamos sabido nada de ellos durante todo el tiempo que llevasen operativos, tomando posiciones en nuestra ciudad. Si seguimos lo que indica toda lógica, un grupo infiltrado que de golpe se muestra así de activo prepara algo inminente. Algo gordo. Y me temo que el tiempo se nos está acabando.
Me despido del guardia con una somera inclinación de cabeza y una sonrisa torcida... e indico con un gesto al joven Rallik que me siga. Nuestra próxima parada es el Cerro de Oro.
Lo que allí ocurrió ya es agua pasada, pero si como sospecho todo fue un montaje cuidadosamente orquestado para “captar” al joven Alex Vangrant Straussen, me gustaría saber todo lo posible al respecto. Y no dejo de preguntarme qué valor tiene el pequeño danzallamas en todo esto, para qué demonios les interesará. Tal vez conozca algún dato adicional con respecto a ese extraño poder antimagia que descubrieron en la frontera Truil…
Esto se está poniendo de lo más interesante... ;)
Rallick camina en silencio a tu lado mientras dejáis atrás el cuartel. No te molestas en decirle absolutamente nada de momento, ¡qué saque él sus propias conclusiones, si quiere!... Y si es capaz de hacerlo, claro.
Continuais por los barrios Medios en dirección al Cerro de Oro. Se encuentra en una zona residencial, bastante tranquila y separada de las zonas más comerciales de la ciudad, pero no te cuesta demasiado llegar a ella. Es un edificio típico de la zona: un par de plantas haciendo esquina. Observas el exterior antes de entrar y te llama la atención una de las ventanas, especialmente limpia, como si la hubiesen sustituído no hace mucho.
Entras en la posada directamente a un recibidor. Al fondo de la pequeña sala, junto a una barra de recepción, unas escaleras suben al piso superior. Una puerta a la izquierda da paso a un salón, que hace las veces de comedor y taberna. En la recepción ves a un hombre que os saluda nada más entrar.
- ¿En qué puedo ayudarles, señores? - pregunta educadamente. A pesar de la localización de la posada, parece tener una buena reputación y esforzarse por mantenerla.
Esto se está poniendo de lo más interesante... ;)
¡Me alegro que te lo parezca!
Dedico al ventero la más falsa de mis sonrisas, mientras doy inicio al interrogatorio:
- Hemos venido a hacer algunas averiguaciones sobre los desagradables incidentes que se produjeron aquí hace unos días, en relación al ataque sufrido por el hechicero danzallamas Alex Vangrant Straussen – alzo una mano con desgana, anticipándome a sus presumibles protestas – Si, ya sé, estoy seguro de que ya habéis narrado los hechos antes a la guardia de la ciudad, pero nosotros venimos en representación del gremio de hechiceros – miento descaradamente – y nuestra tarea es hacer un peritaje de los daños para decidir si pudo haber responsabilidad subsidiaria de algún tipo para el gremio… en cuyo caso os costearíamos todos los daños, o una parte de estos.
Con una maliciosa sonrisa, me dispongo a contemplar el espectáculo de la prodigiosa transformación de un individuo huraño en otro complaciente y colaborador. No hay como las falsas promesas para ganarse el alma de las gentes. Ahora me dirá todo lo que quiera…
- Y por favor – completo el numerito – sed tan minucioso como podáis con las descripciones de todos los individuos implicados, podría tener importancia para completar nuestro informe.
El hombre te mira y de repente frunce el ceño.
- ¿El gremio de hechiceros? - pregunta buscando con la mirada algún tipo de identificación. - ¡Sí, claro! Y ¿qué tipo de responsabilidad iban a tener? - Niega con la cabeza. - Además, ya se han hecho cargo de los gastos. ¿No ha visto la ventana reparada? Si quiere consultar mi declaración, consulte a la Guardia, amigo. Yo estoy aburrido de contar lo mismo una y otra vez.
Desde luego, no va con tu carácter entrar de buenas a una persona... Será porque los resultados que has obtenido siempre son peores que cuando amenazas. Sin embargo, no tienes muy claro que intimidar a este tipo sea una buena idea en esta zona. Al fin y al cabo es una respetable posada en los barrios medios y no un cuchitril de la periferia.
Joder, está claro que aquí no se puede ir de buenas…
Siempre pasa lo mismo. Muestras tu cara amable, educada, simpática… y tan sólo cosechas un fracaso tras otro.
Pero ya me está bien por olvidar, ni que fuera un solo instante, que el único lenguaje universal del ser humano es el miedo. La amenaza. La extorsión…
Con el miedo ocurre una cosa muy curiosa. Uno podría pensar que alguien acomodado tiene menos motivos para temer que por ejemplo un mendigo desahuciado, pero es justo al revés. Digamos que la capacidad de sentir miedo es directamente proporcional a todo lo que tengas que perder, por eso a veces los parias son temerarios en su desesperación, mientras los buenos burgueses viven sumidos en el terror. Como este de aquí, sin ir más lejos. Vamos a verlo…
Convencido de mis argumentos, le agarro por el cogote, le muestro discretamente y de cerca el filo de mis dagas ocultas y le susurro muy bajito:
- Escucha, pedazo de mierda sebosa, tienes toda la razón en que no tengo nada que ver con el puto Gremio de Hechiceros – le hablo a una distancia de apenas unos centímetros, echándole el aliento en la cara – Pero te aseguro que no quieres conocer a mis verdaderos patrones… y ahora contesta a todas mis preguntas o cuando la maldita Guardia vuelva por aquí, será para investigar tu defunción. Apuesto a que no te aburres de repetirlo todo una vez más, y con el máximo de detalles…
Si es que me obligan.
Motivo: Intimidar (Mando del Tirano)
Tirada: 6d10
Resultado: 4, 7, 8, 2, 1, 3
Motivo: Intimidar (Mando del Tirano)
Tirada: 6d10
Resultado: 5, 10, 3, 9, 4, 8
Disculpa que el texto llegase con retraso, se me fue la luz cuando estaba escribiendo y hemos estado horas...
Las tiradas son de Mando 2 + Intimidar 4 con Voz del Tirano 1
Tu dirás cómo acaba esto, aunque creo que la suerte no acompañaba... he repetido la tirada de "jardín" aprovechando el recurso de Afortunado en esta escena, pero ni por esas. Mira que es mala suerte.
Tal vez rasque algo de la disciplina esotérica, para bordear el desastre sin precipitarme en el abismo... tú dirás! ;)
El posadero frunce el ceño y, con mucha más sangre fría de la que hubieras imaginado, lleva su mano lentamente hacia el cuchillo que sujetas cerca de él y separa tu brazo con seguridad.
- No me importa quiénes puedan ser sus patrones - dice manteniendo la calma. - Porque estoy seguro de que bajo ninguna circunstancia a ellos les gustaría conocer a los míos...
Su tono no oculta cierta amenaza.
- Ahora, señor, - enfatiza la palabra con una buena dosis de sarcasmo - permítame recordarle que estamos en una zona respetable de los Barrios Medios, no en un cuchitril de la Periferia. Si diese la voz de alarma, la guardia llegaría aquí antes de que tengan tiempo para hacerme nada. Y aún en el caso en que algo me ocurriese, puede estar seguro de sería vengado con creces.
Da un paso hacia atrás, acercándose a una pequeña puerta bajo las escaleras detrás del mostrador. A pesar de su seguridad, no las tiene todas consigo.
- Ahora, si es tan amable, le agradecería que saliese de mi local antes de que hagamos algo de lo cual nos vayamos a arrepentir.
Motivo: Ingenio
Tirada: 3d10
Resultado: 8, 8, 1
Bueno, la tirada tenía que haber sido oculta, pero tengo demasiadas cosas en la cabeza, lo siento. Como verás, con tus desastrosas tiradas y la coña en las mías, no va a soltar mucha información...
La sorpresa ante la reacción de este vulgar mesonero, con tanta entereza, la vergüenza por quedar humillado mientras amenazaba a alguien tan insignificante… y más aun en presencia de Rallik, el hombre de Leena Henders… así como la ira visceral que le embarga por oleadas, subiendo con la fuerza de una marea infinita, se mezclan dejándole sin palabras. Y eso es peor todavía, claro…
De modo que el Rey Sombra no dice nada, permanece hierático, inexpresivo, sin reaccionar. Tan solo un tic persistente en su ojo izquierdo revela su actual colapso mental.
Desearía sacarle los ojos y arrancarle el corazón, envenenarle con sales de mercurio para que se le fundiese el tuétano de los huesos y rezumase durante siglos de su cadáver, como demostración de su implacable venganza… por haber osado ofenderle de esta manera… pero sabe que no puede hacerlo. No por ahora al menos.
Así que con el rostro lívido y sin decir palabra, alza un dedo índice ante el rostro del burgués… y luego da media vuelta y camina arrastrando los pies hacia la salida, guiñando el ojo sin parar.
El tic en el ojo del malo siempre ha sido un recurso impagable... ;)
Salís de la taberna dejando al hombre con el ceño fruncido pero evidente expresión de alivio.
- Vaya - dice Rallick no sin cierta sorpresa. - Hay que reconocer que ese posadero los tiene bien puestos... Sin embargo, no es tan inteligente como cree, pues no debería haber mencionado a sus supuestos patrones tan rápidamente.
Te mira con tranquilidad, no considerando la conversación como una derrota, sino como un medio más de obtener información.
- Pondré a nuestra gente a investigar quién puede ser el protector de este tipo - informa. - Dado que se respalda en él sin ni siquiera preocuparse quienes pueden ser tus patrones, es probable que sea alguien con suficiente influencia como para saber qué ha ocurrido aquí.
De repente, levanta la cabeza y observa el cielo. Está empezando a oscurecer y supones que está calculando la hora.
- Es tarde, maestro. Y tenemos trabajo que hacer. De momento investigaremos esta taberna y buscaremos más información sobre el hechicero Vangrant. ¿Desea que hagamos algo más en los próximos días? - pregunta. - Les mantendremos informado de todo lo que averigüemos tan pronto como lo sepamos, - dice. No te pasa desapercibido el plural. Después de todo Rallick sigue siendo el perro de Henders.
¡Jeje!
Va siendo hora de cerra esta escena. Como te dije, pasará un cierto tiempo con los asesinos (tú incluido) buscando información y reponiendo sus dosis de veneno. Si quieres investigar sobre algo más, dime exactamente sobre qué temas quieres buscar datos.
Esforzándose todavía por recuperar la “tranquilidad de espíritu” adecuada y dejar de guiñar el ojo compulsivamente, el Rey Sombra se limita a asentir ante la sensata propuesta de Rallik y lo despide con un movimiento de la mano…
Aunque en el último momento, acierta a recordarle:
- Y que no dejen de preguntar por el gigantón tatuado del mandoble, ese tal Alder… no parece el tipo de persona que pasa desapercibida y podría ser una buena pista.
Con esto tendrá que bastar por ahora...
Te despides de Rallick, dándole unas últimas instrucciones, y vuelves a tu casa, cansado. Ha sido un día complicado y tras vuestro encuentro con el posadero, estás bastante irascible y de mal humor como para continuar con la investigación. De todas formas, tanto tus hombres como los asesinos de la maestra Henders tienen sus instrucciones, así que ahora sólo queda que sus pesquisas den su fruto.
Entras en la casa y tu estado de ánimo se aplaca un poco al ver a Hannah. Con un gesto le ordenas que suba a tu habitación. Una ligera inclinación de cabeza te indica que la muchacha te ha entendido y desaparece por las escaleras. Dejas tus cosas y te dispones a seguirla. La encuentras tumbada en tu cama, esperando dócilmente.
Posees a tu aprendiz con fuerza. No hay delicadeza ni el más mínimo ápice de cariño en tus acciones, y sabes que tampoco ella lo espera. Sin embargo, el acuerdo tácito que tienes con ella te recuerda que, después de todo, eres un maestro del Gremio de Asesinos, independientemente de lo que un tabernero pueda decir o hacer.
Despides a Hannah con un simple gesto de tu mano. Los próximos días tendrás mucho trabajo y necesitarás estar descansado para poder afrontar todo lo que está por llegar.
La partida continúa en la próxima escena:
Guerra en las Sombras
Pero, como siempre, antes de seguir la partida, pásate por aquí.