El Rey Sombra sonríe malicioso ante el reconocimiento tácito que ha hecho La Mano de su merecida reputación como un venenoso y traicionero conspirador:
- Decís bien, Mano, mis habilidades como Maestro Asesino nunca han sido cuestionadas, pero sin embargo no son mi principal virtud – se permite un instante de vanidad – Pues esta es, sin duda… la de desconfiar de todo cuanto me rodea.
Contempla al hombre al que ha temido y admirado durante años… y continúa su circunloquio:
- Para seros sincero, por ahora sólo confío en vos – le confiesa – Y únicamente porque me consta que Asceltis os quiere muerto. Supongo que eso os excluye como sospechoso de colaborar con ella – se regodea en su razonamiento – Por lo demás, cualquier miembro de nuestro Gremio podría estar trabajando para esa mujer, que parece tan sobrenatural como un Demonio… o al menos eso se afirma en muchos de nuestros informes – hace una nueva pausa teatral, de esas que tanto disfruta, antes de continuar, mientras camina en círculos en torno a su interlocutor – Sin embargo el Rey Sombra no cree en Demonios… sino más bien en gente con un acceso insospechado a información privilegiada – ahora es el momento de instilar su ponzoña en los oídos del Gran Maestro, para que le vaya reconcomiendo por dentro – ¿Y quién tiene mejor acceso a nuestros secretos… que Los Oídos del Gremio?
La acusación es grave, no tiene prueba alguna al respecto… pero ante un peligro semejante sencillamente La Mano no puede ignorar esa posibilidad. Y deberá actuar en consecuencia.
- Hace mucho que sospechaba que esta podría ser una guerra interna de nuestro Gremio, la gente de Asceltis ha hecho cosas imposibles ante nuestras propias narices, incluido eliminar a un Consejero que pronto será sustituido… por alguien a quién nuestra propia cúpula ha recomendado – remueve todas las suspicacias que puedan nadar en su conciencia – Conozco personalmente a la Maestra Lenguatormentas Ilsa Svetlana y no creo que esté con ellos… todavía – matiza – Pero sospecho que ya han intentado contactarla. Igual que han hecho conmigo. Y no sé cómo reaccionará a su inminente propuesta… a su tentación personal…
Meter cizaña es mi especialidad. Eso y los golpes de mano inesperados…
- Sin embargo, como vos mismo decíais, tengo un plan – alzo las cejas y una maquiavélica sonrisa asoma bajo mi nariz ganchuda al añadir – ¡Mataros!
Una vez más juego con el peligro, pero no demasiado, ya he tensado mucho esa cuerda…
- ¡No me entendáis mal! – me excuso antes de que reaccione – Simularemos vuestra muerte, aquí y ahora, a mis manos, como si realmente os hubiera traicionado… y hubiese tenido éxito – una perspectiva que ensalza mis capacidades, que me haría parecer más temible que nunca… disfruto sólo con imaginarlo – Y vos desapareceréis oficialmente de Uldholm, haciéndoos pasar por uno de mis secuaces anónimos, manteniéndoos siempre embozado… hasta que el engaño haga confiarse a Asceltis. Hasta que esté totalmente convencida de que estoy con ella – susurra sibilino el miserable hombrecillo – Y entonces, entre los dos, la derrotaremos…
Parece una locura, pero una jugada así de audaz podría salir bien… incluso con esa diabólica mujer que ha puesto en jaque al Decimosexto Gremio de Uldholm.
Cago'en! Pues te acabas de ganar una enemiga de cuidado... Al menos lo harás cuando se entere de esto, claro.
Para cuando se entere ya será tarde... o eso espero!!! ;P
La Mano te escucha atentamente.
- ¡Demonios! - exclama no sin cierta sorpresa, uno de los pocos sentimientos que el gran maestro ha dejado entrever desde que lo conoces. - Deberías creer en ellos, maestro Ledoma. Te puedo asegurar que son tan reales como cualquiera de tus venenos. De todas formas es cierto que cualquier información sobre esos seres debe ser tratada al menos con escepticismo. Yo mismo he escuchado esos rumores sobre Asceltis, pero no he estado lo suficiente cerca de ella como para poder desmentirlos... o darles crédito.
Sin embargo, su comentario de los demonios se queda en segundo plano con tu siguiente aseveración.
- ¿Los oídos del gremio? - repite. - ¿Estás insinuando que sospechas que Henders tiene algún tipo de relación con Asceltis? Es cuanto menos sorprendente que hasta el momento la mujer haya conseguido escapar a sus redes de información, pero de ahí tu acusación hay un gran salto lógico, ¿no crees? ¿Qué es lo que te lleva a pensar que Henders, nada menos que una Gran Maestra del Gremio, pretende traicionarnos?
Cuando haces tu sugerencia se queda quieto, en una falsa posición de tranquilidad.
- ¿Matarme? - pregunta en un tono casi burlesco. - Desde luego, sois audaz, maese Ledoma. Muchos estarían muertos sólo por sugerir algo similar... - Como por arte de magia, una daga aparece en su mano y sale disparada hacia ti, sin darte prácticamente tiempo a reaccionar.
Motivo: Daga (MD)
Tirada: 9d10
Resultado: 9, 6, 2, 2, 7, 10, 10, 5, 1
Sobresaltado, Oligis Ledoma intenta desviar el arma a un lado con sus propias dagas, al tiempo que se hace a un lado... pero se está enfrentando a La Mano en persona. Es rápido, mucho, pero su rival todavía lo ha sido un poco más.
Aunque un poco es mucho, cuando es lo suficiente.
Así que tal vez esto no acabe exactamente tal y como el ladino Rey Sombra lo había planeado...
Motivo: Daga
Tirada: 9d10
Resultado: 9, 3, 6, 2, 9, 7, 1, 4, 2
Motivo: Esquivar
Tirada: 9d10
Resultado: 5, 9, 1, 8, 2, 6, 3, 5, 1
Dos 9 ante dos 10... me supera!
Y en cuanto a la esquiva (que supongo simultánea por el Mono Borracho) tan sólo ha obtenido dos 5...
Te mueves rápidamente, pero no lo suficiente como para esquivar el ataque del maestro ejecutor. Notas un corte en el cuello allí donde su cuchillo produce un profundo tajo, pero por suerte no es un golpe letal. Rápidamente, adoptas una postura defensiva mientras desenvainas tus propias dagas, pero la Mano permanece inmóvil, mirando tus armas con atención.
- ¿No creerás que sería creíble decir que te has enfrentado a mí saliendo completamente ileso, no es así? - pregunta tranquilo. - El corte sangrará lo suficiente como para manchar tus ropas y dejar una buena cicatriz, pero está lo suficientemente bien colocado como para que muchos piensen que te has librado tan sólo por un golpe de suerte.
Te relajas maldiciendo la soberbia de la Mano, que ni siquiera te ha avisado de sus intenciones. Si su ataque se hubiera desviado un solo milímetro podría haber cortado tu yugular. Desde luego había formas más seguras de fingir un combate entre los dos, pero sus palabras te dan a entender que está de acuerdo con tu plan, lo que te permite pasar por alto ese alarde de ego... Al menos por el momento.
- Necesitaremos un cuerpo que pueda hacerse pasar por mí. Dada la fama que tiene Asceltis es probable que su red de espías investigue este encuentro en detalle. Por suerte, pocos conocen mi aspecto. ¿Tienes algún cadáver reciente o piensas hacer llamar al aprendiz a quien esperas que sustituya - pregunta con frialdad. Después de todo, vuestro negocio es la muerte y estáis suficientemente acostumbrados a tratar con ella como para que hablar de un asesinato no os produzca el menor remordimiento.
¡Susto! Por cierto, es 3x10, que tiene un MD en dagas (claro).
El Rey Sombra se esfuerza por controlar su respiración acelerada y mira con rencor a La Mano, mientras se lleva los dedos a la herida del cuello. Ha sido toda una lección de humildad, debe reconocerlo, había estirado demasiado esa cuerda… pero bueno, al fin y al cabo se ha salido con la suya, cumpliendo sus objetivos. El Gran Maestro del gremio fingirá su muerte y se convertirá en su circunstancial guardaespaldas personal. Y eso no está nada mal…
Pero no hay que confiarse nunca. Lleva los dedos manchados a los labios y prueba el sabor de su propia sangre, dispuesto a descartar la posibilidad de un envenenamiento encubierto.
Él lo haría, no tiene por qué suponer que otros no empleen similares tretas.
- Encontrar un cadáver nunca ha sido un problema en esta ciudad – musita por lo bajo mientras una media sonrisa cínica se dibuja en su feo rostro – Aquí os he traído algunas ropas de mis secuaces de bajo rango, seguro que os quedan bien…
Al menos supone una sutil venganza simbólica, al degradarlo con su falsa identidad a lo más bajo del Gremio. Ledoma tendrá que conformarse con eso… por ahora.
- Pero vamos a necesitar algo más que un cuerpo mutilado para engañar a Asceltis – argumenta – Antes le ofrecí la daga que me habíais dejado como recuerdo… o como advertencia… en vuestra última visita a mi cubil – le recuerda – Así tiene algo con lo que comparar lo que le llevaré ahora. Algo que sea característico de vos…
El ladino Rey Sombra es de los que siempre trazan planes con mucha antelación. O tal vez es que juega sus cartas contemplando muchas posibilidades futuras, dispuesto a adaptarse siempre a lo que más le convenga cuando el destino va tomando forma…
¡Susto! Por cierto, es 3x10, que tiene un MD en dagas (claro).
Ya, yo también aplicaba MD pero me quedo en 3x9... ¿Ves por qué Oligis prefería evitar el enfrentamiento? ;D
El hombre frunce el ceño y recoge las ropas de tu aprendiz.
- No, nunca ha sido un problema encontrar un cadáver. Pero sí puede serlo traerlo hasta aquí sin que nadie lo vea. Asceltis... y Henders - añade a regañadientes - son expertas en descubrir ese tipo de detalles y todo lo que llevan detrás. Sinceramente, Ledoma, habría esperado que el dueño de estas ropas estuviera ya aquí - dice levantando el uniforme de aprendiz de asesino.
- ¿Tienes alguna forma de hacer llamar a tus hombres? Tal vez aún tengamos una oportunidad si uno de ellos acude a tu llamada para curar ese corte del cuello.
Si hace algún gesto al recordar la daga que dejó en tu casa no pudes verlo tras su máscara.
- Tendrías que haber usado esa daga para acabar con ella en ese momento - señala. - Pero lo hecho, hecho está. Mis ropas serán suficiente prueba de mi muerte. Nadie me ha visto sin esta máscara y no tengo tanto apego a ninguno de mis instrumentos como para que pueda considerarse característico de mí. Después de todo, son sólo herramientas, útiles para ayudarte a conseguir un fin, pero prescindibles e inofensivas en las manos incorrectas.
Se apoya en una de las cajas, observándote mientras espera que llames a tu aprendiz y acabes con él tú mismo.
Ya, yo también aplicaba MD pero me quedo en 3x9
Jeje, sí lo había tenido en cuenta, pero tu velocidad se reduce en 1 al desenfundar las dagas. Las técnicas de la Mano le quitan esa penalización... No en vano es un gran maestro al que sería conveniente coger desprevenido en caso de combate.
Así que quiere un sacrificio, con el que demuestre que estoy dispuesto a conducir a uno de los míos al cadalso para garantizar su secreto… Bueno, estoy seguro de que habría otros modos más económicos, con menos despilfarro de talento, para ocultar cualquier posible pista sobre la “muerte de La Mano” en este apartado lugar... pero si lo que está exigiendo es una prueba de firmeza de carácter, no tengo empacho en dársela.
Hace muchos años que Oligis Ledoma dejó atrás cualquier tipo de escrúpulo para convertirse definitivamente, por dentro y por fuera, en el temible Rey Sombra. Desde aquellos tiempos en un orfanato en el que era despreciado y maltratado a diario por su carencia absoluta de habilidad social o de empatía. Era tan incapaz de obtener una sonrisa o una caricia de ningún adulto, como de dar lástima a nadie para conseguir un mendrugo de pan. Así que llegó a la conclusión de que la única manera de medrar para él era deslizarse en la oscuridad y robar ese alimento material… tanto como de forzar a los demás, mediante la coacción y la extorsión, para que le ofrecieran cualquier otro tipo de sustento humano: desde el respeto hasta el trato de cariño, bien que este fuese sólo físico. Para satisfacer esas nuevas necesidades que empezaba a manifestar su entrepierna, a una edad mucho más temprana de lo habitual. Tal vez porque para él todo lo relacionado con el sexo implicaba dominación… y necesitaba desesperadamente dominar algo que fuese realmente hermoso, ya que él era evidente que no podía serlo nunca.
Pero por todos esos factores, el Rey Sombra se forjó como alguien sin alma, sin fisuras, sin el menor asomo de duda o de piedad cuando debe luchar por alcanzar su objetivo. Y por ello ahora demuestra que por encima de todo es un asesino profesional. Un Maestro en su arte.
- No hay problema con eso – afirma con una sonrisa maligna – Como decís, la excusa de pedir asistencia a los míos para poder curar mi herida nos confiere la coartada más sólida que podíamos desear…
Y si conviene sacrificar un peón para hacer jaque, el Rey lo hará sin dudarlo.
Si te parece bien, lo dejamos en una elipsis... y la siguiente escena sería para comunicar las nuevas a mi gente! ;)
Uno de tus hombres entra en el almacén y se reune contigo. Tu mano no tiembla mientras una de tus dagas corta su cuello, a pesar de su mirada de incomprensión y su rostro de sorpresa.
El maestro asesino sale del escondite en el que se había ocultado para no llamar la atención de tu discípulo. Con movimientos rápidos le desnuda y se retira para cambiarse sus ropas. Sospechas que no lo hace por pudor, sino para ocultar su rostro, pues cuando vuelve a aparecer lleva igualmente la cara embozada. Con tranquilidad, viste nuevamente a tu aprendiz con sus propias ropas y le cubre cuidadosamente la cara.
- Después de usted, maestro - dice la Mano con algo más de sarcasmo del que estás acostumbrado a escuchar de tus aprendices. Esperas que modere su comportamiento, pues la charada depende de que todo observador crea que realmente se trata de uno de tus discípulos. - Le escoltaré hasta su domicilio donde le curarán esa herida.
Salís de nuevo a los Barrios Medios. La Mano se dirige a los tejados más próximos, aunque notas cómo se deja ver de vez en cuando mientras camináis. Sospechas que lo hace a propósito, pues el gran maestro tiene fama de ser capaz de fundirse con las sombras para llegar a sus objetivos.
Tirada oculta
Motivo: Sigilo Oligis
Tirada: 9d10
Resultado: 8, 5, 7, 3, 7, 4, 8, 10, 9
Tirada oculta
Motivo: Influencia
Tirada: 7d10
Resultado: 4, 6, 3, 2, 5, 3, 5
Si te parece bien, lo dejamos en una elipsis... y la siguiente escena sería para comunicar las nuevas a mi gente! ;)
OK. Estaré fuera un par de días, pero si quieres escribir aquí la reunión con tus aprendices, me parece bien. Si no, el jueves abrimos escena nueva.
Cuando el Rey Sombra regresa a su cubil, en los barrios de la Periferia, rápidamente da instrucciones de reunir a todos los agentes a su cargo en la sala común, para comunicarles algo de suma importancia. Su discípula preferida, Hannah, será la encargada de orquestarlo todo… así estará ocupada. Además, debe atender algunas instrucciones privadas con objeto de preparar adecuadamente algunos otros detalles de última hora de la reunión.
Y entretanto, tras ordenar al escolta que le ha acompañado hasta aquí (que no es precisamente quién parece) aguardar a su puerta custodiando la entrada, se dirige a sus estancias privadas para una delicada tarea: examinar la fea herida de su cuello con los medios apropiados, para asegurarse de que no hay ningún rastro de toxinas en ella. Por algo es un maestro envenenador, sabe de la existencia de ciertas sustancias de acción lenta que pueden pasar casi desapercibidos durante días. No piensa caer en una treta semejante, y por supuesto no confía lo más mínimo en ese maldito prepotente de La Mano.
Pero tiempo al tiempo… de momento lo tiene controlado. Y exactamente donde quería, siguiéndole a todas partes como un perro fiel, obligado a acatar sus órdenes para mantener la mascarada. Ha tenido mucho cuidado en darle un traje que puede reconocer entre mil, por mucho que vaya embozado, con tal de evitar el peligro de que se mezcle entre su gente para confundirle. Habría que ser extremadamente observador para percibir las marcas que tiene en la capucha, la espalda y las mangas… y por supuesto confía que a La Mano le haya pasado desapercibido. Por eso había llevado el traje adecuado en su mochila… y tuvo que manchar de sangre la pechera y la máscara de aquel pobre diablo al que sacrificó, con tal de que quedasen inservibles para cualquier camuflaje creíble. Porque el Rey Sombra no confía en nadie…
Sin embargo va a exigir a su gente justo lo contrario. Cuando los tiene a todos reunidos, sube al estrado desde el que piensa lanzar su arenga y los observa con aire suspicaz. Aquí están sus hombres, incluida Hannah… pero también hay algunos de los seguidores de Leena Henders, empezando por ese dichoso Rallick. Esto por supuesto también forma parte de su plan, ayudará a mantener a La Mano perfectamente oculta, pues en caso de que cualquiera se apercibiese de que no le conoce, por el tono de voz o cualquier otro detalle, tanto unos como otros lo atribuirán a su pertenencia al otro grupo de miembros del gremio.
Y del mismo modo, tener aquí a la gente de Henders le ayudará a clarificar sus lealtades:
- Tengo algo muy importante que deciros – empieza a declamar con su vocecilla nasal, mucho más apta para las amenazas susurradas en las sombras que para los discursos grandilocuentes – Hoy se ha producido un acontecimiento que será recordado en los anales de la historia secreta de nuestro decimosexto gremio… y sólo es la antesala de otros eventos todavía más importantes.
Examina las actitudes de todos los presentes, cada pequeño gesto, cada movimiento… pues quiere estudiar sus reacciones cuando vaya desvelando lo que va a decir.
- Se avecinan grandes cambios, que nos afectarán a todos – empieza un circunloquio – Cambios que se van a producir necesariamente, nos guste o no, pero que no tienen por qué ser necesariamente malos… para aquellos que sepan adaptarse a tiempo – entre los que por supuesto siempre estará el Maestro Ledoma – Pero en estos momentos hay algo que debe permanecer firme como nunca en vuestras mentes y en vuestros corazones: la certeza de que yo os guiaré hacia lo que más os conviene. Necesitáis creer firmemente en eso, sólo yo puedo aseguraros una vía para salir con bien de lo que se avecina, yo personalmente os sacaré adelante y os daré prosperidad. Conmigo medraréis en nuestro gremio… llegaréis muy lejos siguiéndome – promete – Pero para lograrlo, todos vosotros debéis tener una cosa absolutamente clara: tenéis que ofrecerme fidelidad personal, al Rey Sombra, por encima de cualquier otra cosa. Cuando en las próximas horas os asalten las dudas recordad eso por encima de todo. Y saldréis con bien de todo lo que está por venir. Ya me lo agradeceréis en el futuro…
Con estas palabras ya debería haber empezado a despertar suspicacias en quienes se mantengan fieles al consejo de los tres Grandes Maestros… y el Sin Rostro.
- Porque hoy estamos viviendo tiempos interesantes… tiempos de renovación… tiempos de guerra, de traición y de muerte, incluso en el seno de nuestra propia organización – se acerca el momento álgido de su discurso así que eleva la voz proporcionalmente, aun a riesgo de que le salga algún gallo, hablar en público nunca ha sido lo suyo – Miembros del Gremio de Asesinos de Uldholm, debo comunicaros que hoy ha muerto una leyenda dentro de nuestro gremio. Hoy he abatido a La Mano.
Aprovecha el momento escénico en que se hace el silencio para separar el grano de la paja, ahora veremos de una vez si Henders es Asceltis. Observa a Rallick para dar la señal…
Una señal que responderán en el acto Hannah y el resto de sus hombres, dispuestos estratégicamente en la sala, con las armas preparadas según sus instrucciones, para abatir cualquier conato de protesta ante semejante discurso.
Esta es la mejor manera posible de transmitirle a Asceltis la certeza de su cambio de bando en esta guerra. Si sus sospechas eran acertadas y se trata de una falsa identidad de Henders, no hay mejor manera de comunicárselo. Si reaccionan en defensa de los intereses del Gremio, abatirlos es también la mejor carta de presentación, reforzada por supuesto con la desaparición de la escena pública de La Mano de aquí en adelante.
Y además, todo esto servirá para forzar a su gente a seguirle en esta aventura incondicionalmente, muy a su pesar, ya que tras haber matado a Rallick no habrá vuelta atrás ante los Grandes Maestros… a menos, claro, que te avale la derrota de Asceltis y la reaparición de la verdadera Mano, que les transmita la gran jugada táctica que han urdido.
Aunque bueno, qué demonios, para colmo ese detestable guaperas lameculos al servicio de Leena Henders nunca le ha caído bien, eliminarlo será un pequeño premio adicional. Un gustazo a título personal.
Lo siento por el tocho-post, pero esta era mi gran jugada... ;P
Cuando empiezas tu declaración ves cómo la mayoría de tus aprendices fruncen el ceño. No eres un maestro popular, eso está claro, y pedirles que confíen ciegamente en ti es forzar su lealtad hasta el límite. Indecisos, se miran unos a otros, nerviosos, sin tener muy claro cómo reaccionar.
Sin embargo, cuando declaras abiertamente que has acabado con La Mano, un silencio sepulcral se extiende por la sala, como si el mundo se hubiera quedado paralizado en una campana de cristal y el más mínimo sonido pudiera hacerlo todo añicos.
- ¿¡Te has vuelto loco!? - grita de repente Rallick, rompiendo la quietud que se había apoderado de toda la sala. - ¡Vas a desencadenar una guerra!
Lo siento por el tocho-post, pero esta era mi gran jugada... ;P
No te disculpes en absoluto. Me ha encantado... El Rey Sombra siempre manteniendo el doble juego y sus opciones hasta el final, ¿eh? ¿En algún momento te decantarás por uno u otro bando o siempre vas a estar haciendo equilibrios entre ellos hasta ver cómo termina todo?
Hannah es la primera en reaccionar, seguida rápidamente por otro de tus aprendices más avanzados. Siguiendo tus instrucciones, se lanza hacia el hombre de Henders y le derriba de un golpe seco en la corva. Mientras Rallick cae de rodillas, saca su cuchillo y lo coloca en el cuello del asesino, con la punta perforando ligeramente la piel por encima de su yugular.
- Maestro, sabéis que estoy con vos - dice la mujer mirándote con devoción. No deja de resultarte escitante ver a la frágil y delicada Hannah doblegar a un hombre mucho más corpulento que ella. Desde luego, la has enseñado bien. - Dadme una orden y este bocazas morirá aquí y ahora.
El otro aprendiz que ha reaccionado se coloca al lado de la muchacha, desafiando con la mirada a cualquiera que quiera decir algo. Cuando te mira, asiente con la cabeza, corroborando su lealtad en un gesto firme.
Uno de los oficiales que dependen de ti da bruscamente un paso adelante, mientras que el resto de la gente sigue observando a su alrededor, entre sorprendida e indecisa.
- ¿Qué es todo esto, Maestro Ledoma? - pregunta haciendo acopio de valor. - Dices que has matado a la Mano y que confiemos ciegamente en ti, pero nunca nos has dado motivos para hacerlo, ni nos muestras pruebas de la muerte del Gran Maestro.
Tu mirada recorre la sala. Los presentes empiezan a hablar entre ellos, casi sin esperar tu respuesta, y la división de opiniones es cada vez más evidente entre los presentes: por un lado, la mayor parte de tus aprendices directos parecen dispuestos a darte un voto de confianza, mientras que los oficiales de más rango es fácil que no duden en ponerse en tu contra, probablemente ansiando tu caída para tener una oportunidad de ocupar tu posición.
Al fondo de la sala, inmóvil como una estatua y sin decir la más mínima palabra, La Mano te observa atentamente, con su mirada clavada en ti mientras espera el resultado de tus declaraciones.
La situación es crítica, Oligis sabe que en estos momentos está en el filo de la navaja… y necesita desesperadamente que la mayoría se decante en su favor. Y que lo haga rápido.
- Me parece muy razonable que exijáis pruebas sobre lo que acabo de afirmar, yo también lo haría – responde con una maquiavélica sonrisa – Así que aquí os he traído mi pequeño trofeo personal, las ropas ensangrentadas de La Mano, quienes le hayáis visto alguna vez sabréis reconocerlas… – muestra el uniforme que lucía hasta hace unas horas el Gran Maestro – Pero por supuesto, si queréis una certeza aún mayor, podéis intentar contactar con él acudiendo al Consejo de nuestro gremio – les reta, añadiendo enseguida con un tono burlón – Aunque os recomendaría hacerlo acompañados de una médium capaz de contactar con los espíritus de ultratumba…
Entonces, como para remarcar sus palabas, desenfunda muy lentamente sus dos dagas y las coloca cruzadas ante su rostro, antes de concluir:
- Sin embargo, os advierto una cosa – amenaza – ¡Todo aquel que no esté conmigo… está contra mí!
Esto les forzará a posicionarse ahora mismo, cuanto menos en apariencia… y luego ya no importará gran cosa, el mensaje pronto llegará a Asceltis. Y entonces pasaremos a la última fase del plan.
Motivo: Intimidar (Mando del Tirano)
Tirada: 6d10
Resultado: 7, 4, 4, 4, 4, 7
Si pedías una tirada de habilidad, aquí la tienes... ;)
Una duda rápida: ¿quieres que Hannah se cargue a Rallick o espera a que se lo ordenes explícitamente?
Debería esperar la señal... porque parte del plan es averiguar si era acertada mi teoría de que Henders es Asceltis.
Como me consta que tienen algún medio de comunicación sobrenatural directa, su reacción aclara muchas cosas, y no le va a servir un "consentir por ahora para salvar el pellejo"... ¡O me confirma que Asceltis da su bendición o hago la seña! :P
El oficial da un paso hacia atrás, intimidado por tus palabras, y mira hacia el suelo amedrentado. Su gesto hace que los ánimos se calmen un poco a su alrededor. Sin embargo, pese a tener el cuchillo de Hannah en el cuello, es Rallick quien no parece inmutarse.
- ¡Maldito traidor! - exclama. - Los grandes maestros ya saben de tus acciones. Puedes estás seguro de que te desollarán vivo. Da lo mismo a quién nos hayas vendido o qué tipo de protección te hayan ofrecido, ¡el propio Sin Rostro se encargará de que pagues por tu traición!
Se vuelve hacia el resto de los presentes, girando cuidadosamente la cabeza mientras ignora la daga de tu aprendiz.
- ¡Y vosotros! ¡Estáis tan locos como él! ¿Acaso os planteáis siquiera seguir a un loco capaz de matar a uno de los representantes de nuestro gremio? Tan solo os guiará a un sitio: a vuestra propia muerte. Si tuvierais dos dedos de frente acabaríais con su vida ahora mismo.
Las palabras del secuaz de Henders parecen poner más nerviosos al resto de los presentes y ves cómo más de uno apoya la mano en la empuñadura de sus armas, aunque nadie ha llegado aún a desenvainarlas.
Motivo: Influencia
Tirada: 6d10
Resultado: 7, 2, 9, 7, 2, 5
Por supuesto, en cualquier momento puedes interrumpir a Rallick haciendo que Hannah le corte el cuello...
El Rey Sombra se sonríe con malicia bajo esa enorme y ganchuda nariz que gobierna su desagradable rostro. El maldito Rallick le acaba de hacer un inapreciable regalo, al confirmarle que no trabaja para Asceltis. Es decir que sus sospechas de que realmente pudiera ser una falsa identidad de Los Oídos del Gremio era errónea… pues resulta improbable que su hombre de confianza, el asignado para supervisarle, no estuviese al tanto de semejante jugada.
Pues bueno, cumplida su principal tarea, incluido el comunicar al Gremio su rastrera traición para que cuando llegue la noticia a Asceltis ésta no tenga duda alguna al respecto de su cambio de fidelidades… el pequeño Rallick ya no tiene utilidad alguna.
¡Oh, bueno, salvo la de disuadir cualquier conato de rebelión entre los presentes!
Es hora de que muera de una forma ejemplar. Y hace la seña a Hannah con mezquino deleite.
Me encanta hacer de malo... ;)
Observándote atentamente, Hannah asiente con la cabeza. Un rápido gesto de su mano hace que la sangre salpique por toda la sala mientras el cuerpo de Rallick cae al suelo, muerto. No puedes evitar un pensamiento lascivo al ver a la chiquilla cubierta por la sangre de tus enemigos mirándote con complicidad.
Puedes distinguir miradas horrorizadas entre varios de tus hombres al ver cómo acabas con la vida de uno de los sirvientes de Henders. Desde el fondo de la sala te parece ver un gesto de reprobación en la Mano, aunque, disfrazado como uno de tus aprendices, nadie ha reparado en él.
Todos se miran unos a otros en silencio, dudando si desafiarte a pesar de tu mirada intimidatoria o, por el contrario, unirse a ti. Finalmente, alguien da un paso hacia delante.
- Está bien, Rey Sombra - dice buscando confirmación en la gente a su alrededor. - Estamos contigo. - Casi te sorprende encontrar que semejante afirmación no genera un sin fin de protestas en la concurrencia. Pero, ¿hasta qué punto te puedes fiar de esta gente? - Dinos qué quieres que hagamos.
Tirada oculta
Motivo: Templanza asesino
Tirada: 6d10
Resultado: 2, 10, 3, 9, 3, 2
Bien, todo está saliendo tal como debe ser…
Ampliando su malévola sonrisa, el maestro Ledoma da sus primeras instrucciones al grupúsculo de asesinos sublevados contra el decimosexto gremio:
- En primer lugar, debemos abandonar este refugio y desaparecer en las sombras – prudencia obliga – Seguramente los dos Grandes Maestros restantes estén a estas alturas enviando a su gente para caer sobre nosotros como perros rabiosos… y todavía no es el momento de enfrentarse a nadie – se sonríe con aire ladino, muy consciente de todos los secretos y traiciones, dentro de otras traiciones, que implican sus maquiavélicos planes – Pero estad atentos para cuando os haga llamar, en nuestro próximo movimiento… y será mejor que permanezcáis juntos, no queremos que os puedan emboscar y cazar por separado…
Y teniéndoos a todos juntos os vigilaréis unos a otros, minimizando las deserciones…
Dicho esto, el Rey Sombra hace una seña a un par de sus hombres para que le sigan como sus habituales guardaespaldas personales. Y uno de ellos es mucho más de lo que aparenta.
Tal como están las cosas, la siguiente jugada ha de ser de Asceltis. No le cabe duda de que si no le ha llegado ya la noticia de su traición al Gremio, lo hará en breve… y entonces le llamará a su presencia para darle instrucciones y hacerle partícipe de su gran conspiración.
Ha dado sobradas pruebas de su nueva lealtad hacia ella enfrentándose abiertamente a los suyos…
El Rey Sombra siempre manteniendo el doble juego y sus opciones hasta el final, ¿eh? ¿En algún momento te decantarás por uno u otro bando o siempre vas a estar haciendo equilibrios entre ellos hasta ver cómo termina todo?
Digamos que el maestro Ledoma es de los que prefieren estar en el bando ganador... cuando las cosas se decanten claramente hacia un lado, allí le encontrarás... ¡Tras haber sido indiscutiblemente leal desde el principio! ;D
Los asesinos se mezclan y salen en pequeños grupos. A pesar de tu orden de permanecer todos juntos, saben que para moverse por la ciudad es mejor no llamar la atención. No puedes evitar preguntarte cuántos aprovecharán para volver al sancta-sanctorum del gremio en las alcantarillas.
Contigo se quedan Hannah y la Mano. La chica es ahora mismo tu más fiel seguidora y obviamente te conviente tener cerca al Gran Maestro. También vosotros tenéis que abandonar este lugar lo antes posible, así que Hannah sube al primer piso para buscar ropa y equipo para los tres.
- Eso no era necesario - dice la Mano señalando con la cabeza el cuerpo inerte de Rallick. - Henders te desollará vivo por haber acabado con uno de sus hombres de confianza... Y, viendo la reacción de Rallick, diría que tu teoría sobre ella y Asceltis no se sostiene precisamente bien.
Niega con la cabeza.
- Eres ambicioso, Ledoma, pero más te vale que toda esta charada te sirva para acabar con Asceltis, porque de otra forma tu caída ilustrará a las futuras generaciones del Gremio.
No habla con tono de amenaza, sino con la voz neutra de quien resalta una evidencia. Y, de alguna forma, sabes que tiene razón. Si alguien descubre tu doble juego, será mejor que te asegures de estar en el lado ganador.
La partida continúa en la siguiente escena
Los Grandes Maestros