Partida Rol por web

La centauro agita la cabeza.

- ¡No, no! - dice para tu sorpresa. - Soy yo quien quiere esa información...

Se queda un momento pensativa, como si no estuviera segura de querer contarte su historia, aunque finalmente se da cuenta de que no podrás decirle nada si no sabes sobre qué has de indagar.

- Verás, intentaron matarme el otro día. Era un hombre de Dindavara - cuando pronuncia el nombre de la nación norteña, te das cuenta de por qué su acento te resultaba algo extraño. No porque su transformación equina haya afectado su capacidad para hablar, sino porque la hechicera viene de otra nación. - Y se coló en casa de Ilsa - lo dice como si la conocieras, aunque por suerte sabes que se refiere a la maestra Svetlana - para enfrentarse a mi. Hirió a Stepjan y yo a penas salí con vida, pero huyó. Necesito encontrarle.

Por su expresión al mirarte, parece que le falta ponerse a hacer pucheros para pedirte por favor que le digas dónde hacerlo.

Bueno, ciertamente no es lo que había pensado, pero ya podría servirme como vía de aproximación a la Maestra Svetlana, si el atentado se produjo en su propia casa…

- Podría ayudarte, por un precio adecuado, seguro que podemos llegar a un acuerdo – empiezo mi maniobra envolvente, llena de palabrería – Pero para empezar a investigar tengo que disponer de todos los datos posibles, entiéndelo, no me basta con saber que era un extranjero de Dindavara, como tú misma – y ahí vamos – Tendrías que enseñarme personalmente el escenario del frustrado crimen, por si veo por allí algo que pueda serme útil…

Acudiré a la sede de la Maestra Lenguatormentas invitado por uno de sus propios seguidores, allí podré interrogar a los sirvientes y al resto de residentes sobre lo que vieron… y con un poco de suerte me ganaré su confianza… parece que esto marcha…

Ahora solo resta esperar a que la liberen y pagar el soborno a la guardia para que me abran la puerta de este triste calabozo, camuflándolo todo como si fuera una multa…

Se encoge de hombros.

- Enseñarte el escenario puede ser un poco complicado. No creo que Ilsa me deje entrar en su casa ahora que oficialmente ha dejado de responsabilizarse de mi. - Protocolo habitual cuando una persona extranjera o sin gremio está acusada de algo o ha sido llamada a testificar: algún miembro responsable de la sociedad (como una maestra) puede hacerse cargo de él. Tras el asalto a su mansión, parece evidente que la maestra Svetlana acabó harta de la centauro y la devolvió al calabozo para que la propia guardia la custodiase.

- Sin embargo, algo más si te puedo decir del hombre que me atacó... - Parece dudar un momento. - Su nombre es Mark y cree que tenemos cuentas pendientes. Al parecer no le caigo muy bien - cosa que comprendes perfectamente, pues te está empezando a tocar las narices - y quiere acabar conmigo. Pero necesito saber cómo consiguió localizarme y encontrarle yo  a él antes de que vuelva a pillarme por sorpresa.

Lo cierto es que esta extraña muchacha medio equina no se lo está poniendo nada fácil, y Ledoma empieza a irritarse, pero lo disimula y trata de avanzar hacia su objetivo por otro lado:

- Mira, te seré sincero, mis servicios no son nada baratos y tú, como has dicho, no pareces tener nada de verdadero valor – espera a ver el brillo del desánimo en su mirada y entonces suelta el nuevo cebo – Aparte, claro, de tus posibles contactos con gente importante de la ciudad, yo siempre voy buscando ampliar el negocio…

Como a estas alturas ya se ha dado cuenta de que no va a captar insinuaciones o indirectas, procede a aclarárselo a su nivel, procurando pronunciar lentamente las sílabas…

- Eso quiere decir que yo podría localizarte a ese tal Mark y ponértelo en bandeja, a cambio de que tú les hables de mí a tus amigos y me presentes a ellos cuando busquen información – y aclara – Todos buscamos algún tipo de información…

A ver si así consigo llegar de una vez a la Maestra Svetlana…

La mujer se queda un momento en silencio, como si estuviera pensando en tus palabras. Por un momento te planteas que pueda tener una dificultad con el idioma uld y por eso sea algo más lenta de lo normal, aunque no parece tener demasiados problemas para hablarlo.

- De acuerdo, - dice finalmente. - Aunque no sé si Ilsa me hará mucho caso si te intento presentar a ellos...

De repente, escuchas algo de revuelo en la sala principal del cuartel. Los guardias, probablemente tan relajados como cuando te trajeron a rastras hasta la prisión, se levantan tan bruscamente que uno de los taburetes golpea el suelo.

- Descansen... - escuchas a través de la puerta. Evidentemente un oficial acaba de entrar en el cuartel y, por el tono de su voz no parece muy contento con la actitud de los guardias.

La escena continúa en
El Cuartel de los Barrios Medios