Partida Rol por web

La noche había llegado y el castillo volvió a estar en silencio, el frio hacia que la gente que trabajaba en las noches por el castillo no paseara así que Demon entendió que este sería un paseo tranquilo.
 Días atrás había visto un ratón gris de buen tamaño que se le había escapado cerca de la cocina y el felino negro creía que era momento de venganza.
 Camino con gracia por los pasillos del castillo hasta llegar a las cocinas en donde las cocineras estaban haciendo el pan para mañana, parecía que estaban hablando en susurros de algo bastante interesante.

La noche había caído, tras la cena se había quedado dormida un rato largo aunque no tanto como para que pasara de la media noche. Cuando abrió los ojos, no percibió a Demon cerca, no podía explicar por qué era así, en qué momento se dio cuenta que podía ser uno con él pero eso no importaba porque desde que lo había conseguido, no había parado de hacerlo. Entonces cerró los ojos de nuevo concentrándose, notando aromas y sabores porque sentía lo que él, las pequeñas almohadillas de las patas fue lo siguiente que sintió y cuando abrió los ojos, esa sensación de libertad dentro de un ser más pequeño que ella la recibió haciéndola sonreír allá en su cuerpo inerte en su cama. Los pasos de Demon se alargaban pero ya no buscando al ratón gordo, sino paseándose entre las piernas de las cocineras.

La visión no era tan buena como la que tenía ella como humana pero estaba bien, le agradaba estar dentro de Demon. Saltó sobre la enorme y gruesa mesa de madera y se echó allí, maullando, mirando a las cocineras hacer pan, consiente de que no se cortarían ni un pelo a la hora de hablar, la servidumbre era así y ella agradecía eso de alguna manera si es que se lo merecieran. Se relamió las patas, le hacía sentir amada de una manera que no podría explicar a nadie, era como recibir un mimo de un ser que no era ella pero que sabía perfectamente dónde tocarle.

Y entonces sucedió y el pequeño Demon escuchó atentamente.

Las cocineras que estaban charlando eran dos, una algo robusta y petisa de pelo rojo y lleno de pecas, la otra más alta de pelo castaño y nariz ganchuda

-Seguramente es para encontrar pareja para sus hijos al fin y al cabo los príncipes y princesas solo se casas con otros príncipes y princesas.- escucho decir a la pellirroja.

-De todos modos no sé si podrán casar a todos, el rey Bolton tiene muchos hijos y no creo que el resto tenga tantos, además compadezco a aquellos que tengan que casarse con Gorek, Vanya o Corum uno con una pésima salud, la otra un lisiada y el ultimo un manco calvo.- Agrego la de nariz aguileña.
 

 -Mola no digas esas cosas, aquí las paredes tienen oídos.- contesto la otra mujer casi creyendo que las paredes tenían esa facultad.

 Mola extendió la mano y dio una caricia a Demon. -Tú no tienes que estar aquí, ya comiste, además no tengo comida para ti.- Dijo al animal antes de volver a conversar con su compañera.
-No he mentido, ellos son así y nada que diga o deje de decir hará que la cosa cambie.- La mujer siguió amasando un poco el pan antes de seguir hablando.
 -Al final de cuentas esta familia se lo merece, si no tuviera que cargar con tantos hijos me hubiera ido de aquí hace mucho.-
 La mujer robusta negó con la cabeza y siguió con su tarea sin agregar una sola palabra más.

Malditas cocineras, las haría azotar si pudiera, aunque realmente estaban diciendo la verdad, no le gustaba el tono en que lo hacían. Dejó que lo acariciara pero luego maullo como cuando un gato se enoja y pasó por encima del pan.

De buena gana hubiera dejado que Demon se cagara en el pan para que tuvieran que trabajar doble pero en cambio bajó de la mesa y se enredó en las piernas de Mola.

Si estaban buscándoles esposos a todos, debían empezar por los mas grandes. Dejaría de preocuparse por eso y daría otro paseo, aunque aún se quedó escuchando un rato más.

Una idea se gestaba en su cabeza, ¿cuántos hijos tenía Mola? Tomaría a uno de ellos y le enseñaría a ser un buen sirviente, no como su madre.

-Sigue hablando asi que te colgaran desde la torre mas alta con tus intestinos expuesto como le paso a Gage.- dijo la otra mujer haciendo referencia al cocinero que habia tenido la mala suerte de condimentar de mas la comida en un dia en el que el Rey estaba particularmente molesto -Sabes como son las cosas por aqui asi que te recomiendo que cierres un poco la boca y que termines tu trabajo.

Las mujeres siguieron amasando mientras seguian charlando -Vamos a tener que trabajar bastante, escuche que sera una reunion enorme y que abra muchos gastos, si quieres que te diga la verdad no me agrada tener que hacer semejante festín con el invierno tan cerca.-

Vanya habìa escuchado suficiente de aquellas dos estùpidas, al menos una tenìa màs cerebro que la otra y se cuidaba de no hablar mal de sus amos. Enojada y frustrada como estaba, saliò de la cocina, no sin antes pasar cerca del fuego, maullando y gritando, tirando a su paso una olla enorme de infusiòn que hizo un buen regadero en la cocina. Si los gatos sonrieran, Demon tendrìa en su boca una hermosa sonrisa pero por suerte no fue asì; guiò sus pasos con presteza por los pasillos, la joven Bolton en aquel diminuto cuerpo estaba enojada pero aùn no querìa volver, asì que fue por el pasillo, conociendo mejor que nadie los recovecos de aquel frìo castillo los recorriò hasta encontrar una salida y que llevaba hasta las ventanas de su padre. Encontrò por suerte una abierta y lo buscò, quizàs dormìa o quizàs no.

Vanya encontro la ventana de su padre abierta, dentro de la habitacion aun habia luces de velas ensendidas. La reina dormia en su lado de la cama mientras que el rey estaba sentado en su escritorio escribiendo unas notas. Parecia enfrascado en su actividad y no noto a Demon cuando este se acerco.

Demon no sabía leer pero ella sí, así que aprovechando que su padre no parecía notar su presencia se echó muy cerca para poder leer lo que este escribía. Vanya podía ser una Bolton pero sentía amor por los suyos y en el caso de su padre, también sentía devoción y admiración. Estaba atenta para seguir los trazos de su padre mientras movía la cola con suavidad.

Su padre tenía la costumbre de escribir encorvado sobre el papel por lo que Demon tuvo que acercarse para ver lo que decía.
 Poco fue lo que pudo descifrar, había un par de nombres que se leían completos y otros incompletos. Al parecer habían trazado una Línea entre una tal Angrborda y Till. También otra entre Gorek y alguien llamada Edena.
 Logro también leer sobre una porción de tierra que se podía llegar a dar en caso de ganar, tierras que Vanya sabía que no le pertenecían a su padre.
 De pronto El rey dejo de escribir y comenzó a girar su cabeza en dirección al lugar en donde Demon estaba parado curioseando.

Vanya mirò entre las hojas en la piel del gato pero pronto se vio escudriñada por su padre asì que sin màs, se acercò, no buscando una caricia, como olisqueando, como harìa cualquier animal. Esperaba que no lo odiara y lo pateara, con que lo sacara de allì ya era suficiente.

El rey se sobresalto tras ver el gato y derramo un frasco de tinta sobre los pergaminos que estaban en su escritorio.

 -Estupido animal.- dijo y con su mano abierta le dio un golpe en la cabeza. -Vete de aqui antes de que te despelleje y te sirva para alimentar a los criados.- agrego sin siquiera saber si el animal le entendia o no.

 Fue hasta la puerta y la abrio de golpe -Vete o te atrapare y no me importara que sea el animal de mi hija.- dijo lanzando su ultima ameneza

Vanya recibió el golpe de Demon y de inmediato supo que era hora de huir porque su padre no amenazaba en vano y no quería que su adorado gato sufriera la venganza y enojo del rey. Las patitas de Demon eran poco para todo lo que corrió pero volvió sano y salvo a la alcoba y ella pudo volver a su cuerpo, algo atontada, siempre pasaba pero por suerte estaba en su cama.