Partida Rol por web

¡Malditas motos! Lo que tenía que ser una simple huida sin más complicaciones se ha convertido en una persecución en toda regla, digna de una película de acción. Ni las escaleras les han detenido. Y al poco suenan los disparos... menos mal de la idea de los abrojos o hubiéramos acabado muy mal.

Giro la cabeza para cerciorarme que realmente los hemos perdido, cometiendo el error de condición clásico: apartar la vista de la carretera. Cuando vuelvo la mirada a la dirección de marcha me encuentro con un jodido camión. En circunstancias normales no supondría ningún problema esquivarlo, pero he bajado la guardia al acabar la persecución y voy demasiado deprisa. Nos estampamos contra él de la manera más estúpida.

La escena que nunca se da en las películas sí se puede dar en la vida real. El impacto no es muy fuerte gracias al frenazo que pego, pero siento golpear el casco contra el asfalto y ruedo sin control por la carretera. Estamos organizando una buena. Suerte tendremos si no nos pasa otro camión por encima para rematar mi cagada. O si los motoristas no se levantan y vienen hacia nosotros a acabar la faena.

Corso tiene razón, no tendrían que haber estado ahí. Y sin embargo mira lo que han conseguido. ¡Vaya cagada!

Me levanto, gracias al casco y la chupa sólo tengo algunas magulladuras. Ese tipo de herida superficial que dura días infinitos y que jode más que si te meten una bala en la pierna... En fin, será mejor que actúe o vamos a tener un problema y de los gordos.

Busco a Corso con la mirada mientras acabo de evaluar la situación. Bueno, mejor que no me lo piense mucho o vendrán los motoristas y nos pegarán un tiro, o llegarán sus refuerzos, o algo así. El chico tampoco parece estar mal, así que hay que tomar las de Villadiego.

─¡Ni te molestes con la moto, aquí tenemos otra! ─le digo mientras monto en una nueva moto de gran cilindrada.

La nueva moto nos servirá para salir de la autopista, pasando la primera salida al menos en una o dos, para despistar. Ahora vamos a circular normal, no parece (al fin) que nos queden perseguidores, así que no debería ser tan difícil regresar a la ciudad y pasar desparecibidos. Retomaremos en el plan donde lo habíamos dejado, pero con especial cuidado de no parecer nosotros mismos...

Tras el revolcón de la caída y con los huesos y músculos magullados llegáis por fin a un sitio donde podéis descansar y planificar. Regresáis con cautela al piso franco y veis que está impoluto, no lo han encontrado así que parece ser un sitio donde podéis pasar la noche.

Tenéis material médico para curaros las heridas aunque estaréis doloridos unos cuantos días seguramente. La noche pasa tranquila y Corso avisa a la agencia de que habéis sido detectados. La respuesta de la agencia es la siguiente:

- Os confundieron con un equipo de operaciones terroristas. Matamos a un etarra hace poco en esa ciudad y pensaban que había otra operación en curso. Estaros tranquilos, desviaremos la atención. A primera hora lo veréis en las noticias.

Parece que ese era la causa de que os hayan seguido y disparado. Dormís un poco aunque no tan bien como os hubiera gustado. A primera hora encendéis la televisión y veis que se ha producido un atentado en Francia. Una pareja de etarras han volado por los aires a unos kilómetros de Biarritz. La agencia ya se ha encargado de desviar la atención, por lo menos ahora estarán ocupados con esas muertes.

- Parece que hemos logrado una ventana amplia...así que podremos ejecutar el plan... - te comenta tu compañero - ...¿cómo te encuentras? Yo algo dolorido, pero ya estoy casi recuperado del todo.

Esto es el colmo, confundido con asesinos de etarras. Joder, ya puestos al menos que fuera al revés. Mierda de vida.

─Sí, ventana amplia ─digo con aire distraído. La vida a veces juega con una de forma imprevisible. Es  mejor no darle más vueltas al asunto─ Estoy bien, un poco jodido de la rodilla, pero no es la primera vez que ando un poco magullado. En fin, será mejor que sigamos con el plan o nosotros podríamos ser los siguientes etarras que vuelan por los aires.

Dicho esto procedo con todos los preparativos: tapa-agujeros de expansiones color carne, maquillaje tapa tatuajes, lentillas de color, ropa para pasar por intermediarios/hombres de "negocios", un par de "pipas" de tipo duro, unas gemas preciosas (brillantes) bien envueltas, un maletín con esposa... e ir para allá en taxi para no llamar demasiado la atención. ¿Papeles falsos? Sí, también, veamos qué puedo conseguir.

Te afanas en preparar todo para el día D. La verdad es que conseguir los objetos no es nada difícil para ti y más si estás en un sitio tranquilo y sin nadie que te moleste (o te persiga). El problema es conseguir que la documentación sea lo más real posible, los sellos y firmas se podrían falsificar con tiempo pero traerlos "mágicamente" puede que no sean perfectos pero podría ser falsos.

Corso tu compañero está contento con las "pipas", tienes la impresión de que es un amante de las armas. 

- Entrar en el banco no será difícil, además tienes labia de sobra para convencerlos. ¿Hablas bien francés o querrás usar el castellano? - te comenta tu compañero - ...el problema será salir si la montamos fina dentro. Así que llegado el momento de que las cosas se pongan feas...déjame a mí actuar.

─Hablo tan bien francés como castellano, así que, puestos a elegir, mejor que hable gabacho, ¿no? Al menos les despistaré un poco. Respecto a salir, bueno, se me ocurre que, si logramos no quedar encerrados, podría crear un par de máscaras de gas y bombas lacrimógenas, así saldríamos con el resto de la gente del banco y con un poco de suerte incluso nos deshacemos de las máscaras y ni se enteran de que hemos sido nosotros... A las malas podría crear unos escudos anti-disturbios y salir a las bravas, yo qué sé. Y sí, tranquilo, te los dejo, que lo mío no es la violencia, yo soy más de "truquitos", ya lo has visto.

Lo peor del plan es que pudieran encerrarnos, si lo hicieran, me vería obligado a forzar la apertura o la puerta y eso, además de "cantoso", puede ser lento y laborioso. No me gusta nada. Me han dado órdenes de que el robo tendría que ser discreto y eso lo jodería todo. Tampoco me hace gracia tener a toda la poli francesa pisándome los talones. Por una vez podrían salirme bien las cosas a la primera, ¿no? ¿Es mucho pedir?

Tras repasar el plan un par de veces os lanzáis a la aventura, nunca mejor dicho. Llegáis a la puerta del banco y accedéis sin ningún problema. Tras hablar con un empleado os lleva a una oficina para que podáis abrir una caja de seguridad, es el momento en que tenéis que interpretar sin forzar la situación que antes de abrir una caja de seguridad queréis conocer de primera mano las medidas de seguridad y echar un vistazo a las mismas antes.

El empleado os hace sentar en su despacho, está apartado del resto pero escucháis el bullicio del banco de todas formas.

- ¿Le han recomendado nuestro banco? ¿Qué tipo de caja de seguridad quiere contratar?

Suspiro y trato de no forzar las cosas. Por un momento he estado a punto de mandar al puñetero chupatintas al cuerno, pero me contengo a tiempo e incluso logro esbozar un intento de sonrisa. Le podría decir, como podría haberse imaginado, que venimos de parte de alguien que quiere permanecer en el anonimato y que para lo que queremos meter en la caja fuerte hacían falta 2 matones que lo custodiasen para asegurarse que llegaban hasta el banco, unos brillantes robados, o droga, o algo así. Pero no, se supone que no tenemos que llamar la atención y, aunque el banquero se huela algo, nosotros también tenemos que jugar un papel, seguro que tiene un protocolo ético o gilipollez similar en el que se podría amparar para denunciarnos y que su preciado banco se quedase con el 10% de lo reencontrado y él recibiese un ascenso o una bonificación o, yo qué sé, un cuadrito que dijese "mejor empleado del mes". Hay gente que tiene orgasmos con esas cosas...

─Sí, venimos recomendados por el señor Martin(1), ¿le conoce? Bueno, es la primera vez que vengo a hacer algo así, de manera que no tengo idea de cómo va todo esto. Quisiera meter el sobre que llevo en este bolsillo ─digo tocándome el bolsillo de mi pantalón, en el que ahora hay un pequeño bulto en forma de un sobrecito abultado─ en la mejor caja fuerte de la que disponga. El dinero no creo que sea problema, pero quisiera que me hiciera el tour completo, para asegurarnos de que la seguridad es suficiente. Mi jefe es muy metódico con estas cosas.

Os llevan hasta la sala de cajas de seguridad, tras daros un pequeño paseo por la oficina bancaria y mostraros todos los sistemas de seguridad que disponen en el banco (incluidos los guardias armados e incluso comentan que tiene agentes de paisano en el banco e inmediaciones).

Por fin os llevan a la inmensa sala de seguridad donde hay al menos 5000 cajas. En este momento no hay nadie salvo el hombre que os ha dado acceso, aunque en la entrada a la bóveda de las cajas de seguridad hay dos guardias armados.

- Aquí tienen la bóveda, para acceder son necesarias dos llaves...una que tenemos los miembros del banco y la suya. Por lo que para cualquier acceso debe estar enterado el banco, por si le robaran la llave no podrían acceder.

Que los planes salgan bien, al menos de tanto en tanto incita a respirar más profunda y pausadamente, la verdad. Un alivio. Además, estando más relajado las cosas salen mejor. Es el típico problema del chorizo inexperto, que se pone nervioso, se le pone cara de culpable y tiene todas las de perder. En cambio, cuando vas relajado uno puede mentir en la cara a un poli y bromear con él cuando acabas de saltarte la ley a la torera. Estoy seguro que tiene que ver con el tono de voz distendido que uno puede utilizar.

─¿Podría abrir la que nos corresponde, si es tan amable? ─pregunto educadamente.

El chupatintas, por supuesto, colabora, colocándose directamente delante de mi con una sonrisa de lameculos entrenada. Hago una seña a Corso para que esté atento por si hacemos ruido y los gorilas deciden entrar a mirar para ver qué pasa. Yo me coloco a la espalda del banquero y aprovecho mientras se gira para generar un táser y colocar mi mano izquierda en su hombro izquierdo. Incómodo pero con su sonrisa entrenada, se gira por instinto, estirando el cuello por su parte derecha. Con mi mano derecha apoyo el táser en su cuello descubierto y aprovecho la mano izquierda, ya apoyada, para buscar su sobaco mientras el pobre hombre se desploma. Ahora me da como pena. Va a tener un dolor de cabeza de campeonato cuando se despierte.

Y ahora a trabajar. Una vez el cuerpo en el suelo, con la llave del chupatintas sólo necesito la otra. No tardo mucho en localizar la caja que nos indicaron y genero unas ganzúas apropiadas para la tarea en curso. Sólo necesito dos intentos y ya se abre.

─Ya estoy casi, falta saquear la otra caja y listo ─le anuncio a Corso

Lo que ves son cintas de vídeo y casetes. Un total de 2 Betamax y 5 casetes. Es fácil de guardar. No hay ningún gorila que entre mientras robáis la caja.

Corso te indica que abras alguna más para que parezca un robo aleatorio y así no llamar la atención del dueño de la caja. No tienes problema en abrir unas cuantas más y encuentras con joyas, dinero, algunos bonos al portador...la verdad es que la gente de ese banco guarda verdaderos tesoros en esas cajas. Hay mucho dinero delante tuyo...muchísimo...

Tras el robo toca salir cagando leches de ahí, pero antes hay que ver si habéis llamado la atención y os están esperando fuera.

Bueno, pues ya está, si algún día me libero de los cabrones que tienen a mi novia ya tengo plan de vida, esto ha estado "chupado". Lo jodido del caso es que el "botín" principal, lo que hemos venido a buscar, son unos putos casetes. Y dos de ellos ni siquiera son de un formato que no haya quedado obsoleto. Como se les haya jodido el magnetismo de las cintas durante los años que no se han molestado en renovar el formato, alguien va a sentirse muuuuy frustrado. Pero no es mi problema. Le paso a Corso la mochila para que pueda ir metiendo el contenido de las otras cajas mientra yo extraigo los casetes, los guardo y replico una copia de ellos en un periquete, copia que "devuelvo" a su caja, que cierro como si nunca hubiera sido abierta.

─Listo, hay que pirarse.

Respiro profundamente un momento, estiro el cuello y aguzo el oído, no quiero sorpresas. Si hay alguien al otro lado preparándose para nuestra salida no quiero que nos pillen en bragas. Y como oiga a alguien... salimos en moto de motocross, anda que no...

Escuchas que no hay nadie fuera, es buen momento de salir. Al parecer el guardia debe estar haciendo su ronda que no está presente. Corso te hace un gesto para que salgas corriendo en primer lugar mientras todavía cierra la mochila para evitar que se caiga nada de lo sustraído.

Para la salida hay que subir unas escaleras y enfilar el pasillo que cruza el hall de entrada del banco y luego pasar por la puerta giratoria. En total son menos de 250 metros pero hay que pasar desapercibido.

Y salimos como Pedro por su casa. No hay forma mejor de entrar o salir de un sitio que ir decidido hacia alguna parte, con naturalidad, como si siempre hubieras estado moviéndote por el lugar. Si te mueves nervioso, si buscas a dónde ir, llamas la atención. Si vas decidido hacia alguna parte, aunque luego sea una puerta cerrada, hasta que te pillan tratando de abrirla cuando no se supone que debieras, la gente cree que estás haciendo lo que se suponga que tengas que hacer, así que esa es la manera. Antes de salir le hago seña a Corso de que se relaje, que tiene los hombros tensos como un resorte, que respire, y nos vamos por la puerta como si no hubiera pasado nada.

Si hay un poco de suerte nadie reparará en nada hasta pasados un buen rato, cuando el jefe haga falta para algo y le busquen en el último sitio al que se había dirigido. Allí encontrarán a un inconsciente y varias cajas abiertas. Por supuesto, tratarán de saber qué ha pasado y sólo podrán deducir que éramos unos ladrones, que hemos saqueados unas cuantas cajas, las suficientes para enriquecernos notablemente pero no tantas como para estar demasiado tiempo y no poder salir del banco disimuladamente. Difícilmente repararán en que en realidad eso no tenía nada que ver con nuestro objetivo real.

Además, siempre hay tiempo para correr. Y para liarse a tiros, si hace falta. En fin, esperemos que eso no haga falta...

Luego ya sólo quedará irse a alguna calle aledaña sin vigilancia de cámaras, generar un par de cascos y una moto, dar una vuelta por la ciudad, deshacernos de los disfraces (o incluso cambiarlos por otros) y volver al piso franco para recoger y escampar. Y el detallito de qué hacer con las joyas, dinero y bonos al portador, tal vez enterrarlas en alguna parte con una caja tipo cápsula del tiempo de las series americanas...

Lográis salir del banco sin que os detengan ni nadie os llame la atención, en el momento que os estáis alejando unas calles suenan las alarmas en el banco. Seguís caminando aunque aceleráis el paso y al momento veis varios coches patrulla con las sirenas y luces puestas. Pero ambos estáis a salvo.

Corso te indica:

- Vamos hacia el piso franco, busquemos un coche y salgamos cagando hostias para España.

Dicho y hecho, no soy hombre de ir teniendo muchas contemplaciones, la sugerencia de Corso es más que razonable, hay que escampar de ahí cuanto antes mejor. Piso franco, coche, España, parece un buen plan. Cuanto menos es atractivo. Las cosas se pueden complicar bastante, pero en el piso franco cambiaremos de nuevo de aspecto hasta cerca de la frontera y allí recuperaremos nuestro aspecto normal, de manera que no creo que tengamos más problemas. El régimen tendrá su cinta beta y nosotros tendremos nuestra recompensa.

De camino, una vez fuera de peligro, trataré de convencer a Corso de dejar una cajita con lo robado (excepto la cinta) enterrado en la montaña, en algún lugar reconocible, para hacernos unos fondos de pensión. Nos pidieron que les consiguiéramos la cinta y lo hemos logrado, no dijeron nada de extras, ¿no? Pero seguro que si lo lleváramos encima se lo quedarían, así que les den mucho por... ¿verdad? Pues eso, que la vida es muy dura y hay que dejarse algunas golosinas para el camino.

Intentas negociar con Corso, pero él quiere entregar la cinta. Dice que es mejor que no se cometan errores ya que la cinta la verán y sabrán si es la correcta o no. Pero por el resto no hay fallo en guardarlo a buen recaudo como un pequeño seguro o un aporte a una pensión en el futuro. 

Al día siguiente os recogen, os dan un sobre con dinero a cada uno y a Gastelu una dirección de una casa rural en Segovia y le dicen:

- Por el buen trabajo tienes tres días con ella...aprovéchalos bien. Luego te reclaman en Madrid, hay un gran trabajo. Si cumples con lo que se te pide puede que te libres de todo esto...al menos tu amiga será libre si lo haces bien.

Parece que en el negro horizonte de Gastelu puede brillar un rayo de esperanza. Si cumple con el siguiente trabajo es posible que sea liberada ella y con ello tú.