Partida Rol por web

Tu mentor te comenta lo que le acabas de preguntar:

- Silva ha sobrevivido, al parecer su ala de caballería se encontró con una nutrida resistencia pero las bajas no fueron demasiado elevadas. Estaba agradecido de la actuación de tu unidad, seguramente luego te telefonee o te ponga un cable. No creo que pueda desplazarse ya que tiene a muchos hombres heridos.

La cantina empieza a abrir botellas de licor buenas y los soldados vitorean tu nombre, cantos de viva España y viva el Rey también se escuchan. Tu mentor te aparta y te lleva a un reservado.

- ¿Qué opinas de la misión Álvaro? Parece que ha salido todo bien...aunque como siempre falló la inteligencia...esos tanques que aparecieron estaban ocultos y pudieron haber desbarato la misión por completo...cuéntame tus impresiones y brindemos porque no haya habido bajas en la Milano.

Asentí satisfecho al saber la noticia de que Silva había salido con bien de la batalla, a pesar de que su unidad había sufrido bajas. De hecho, era probable que se pusiera en contacto conmigo sin poder acercarse en persona. Incluso se me ocurrió la idea de acercarme yo a presentar mis respetos a la Caballería si finalmente los servicios de la Milano no eran requeridos al día siguiente, pero era un plan que dependía de muchos factores.

En la cantina se respiraba ambiente festivo, propio de la victoria. Elevé mi mano respondiendo a los vítores que mis hombres me dedicaron por la invitación, y secundé los que dedicaron al Rey y a España mientras me dejaba guiar por mi mentor hasta un reservado. Me desprendí del casco, que deposité sobre la mesa, y desabroché las correas de mi propulsor, apoyándolo en la pared junto a la silla en la que me terminé sentando.

Sabes que me gusta ser cauto y respetar el trabajo de los demás... -Comencé a responder mientras buscaba en los múltiples bolsillos de mi traje de campaña, que resultaba ciertamente incómodo en aquella situación de relax. Tardé más de la cuenta en encontrar aquel paquete de cigarrillos y el mechero- Además, tampoco conozco muy bien el trabajo de Inteligencia, pero está claro que algo ha fallado. Lo malo del asunto es que ese fallo podría haber costado muchas vidas. Pero no me atrevo a opinar acerca de si era un error evitable o no. Supongo que hasta los espías tienen sus límites.

Saqué el mechero y ofrecí a mi mentor un cigarro antes de llevarme uno a los labios.

Tu mentor toma un cigarro y espera a que se lo enciendas para dar una larga calada.

- No te cortes en expresar lo que pasa por tu cabeza, al menos delante de mí no tendrás problema alguno con ello. La labor de los espías ha fallado, y eso ha sido peligroso para los tuyos y para los hombres de Xabier. - hace otra pausa para dar otra larga calada al cigarro - Es hora de que las labores de inteligencia tomen importancia, ¿sabes que la sección que se encarga de perseguir comunistas es la que más dinero recibe del gobierno? El enemigo interior es importante pero ya ha sido pacificado debidamente, en cambio ahora que nos estamos expandiendo no tenemos una inteligencia militar bien formada...es por eso que me gustaría que pensases en descansar un tiempo de la Milano y te formaras como agente de inteligencia, en busca de un ascenso y puede que un puesto en la Segunda Bis, he escuchado que Xabier también se formará...aunque en su caso es por petición de su padre que es un viejo general que sirvió en inteligencia. ¿Qué opinas?

Enarqué una ceja con seriedad al ver que mi mentor me concedía libertad para hablar sin represalias, pero no dije nada al respecto. No era ese el motivo por el que no quería decir nada al respecto, sino una cuestión de respeto. Desconocía la labor de los servicios de Inteligencia, y por lo tanto, me parecía una falta de respeto juzgarla. Algo había fallado, eso estaba claro, pero no había forma alguna de que yo pudiera saber si ese error podía haber sido subsanable o absolutamente inevitable, si había sido una negligencia o era realmente imposible que hubieran hecho más.

Sin embargo, no pude disimular mi desconcierto cuando finalmente fue al grano, no pudiendo creer en un principio lo que estaba oyendo. Me quedé mirándole a los ojos, sosteniendo el cigarro entre mis dedos sin recordar mi intención de darle una nueva calada.

¿Inteligencia...? ¿Yo? -Pregunté, lleno de dudas- No se... Ya me conoces, soy un soldado, un hombre de acción. ¿De verdad me ves en ese tipo de tareas? -Recordé el cigarro que sostenía, y sacudí la ceniza acumulada sobre el cenicero de la mesa, antes de darle una calada, pensativo- Oficinistas con ínfulas... ¿Recuerdas cuando bromeábamos con que eso eran los espías, realmente? Oficinistas... No se si he llegado a ese punto, retirarme a un trabajo de oficina...

- Te veo en dichas tareas...y lo harás bien...además... - dice con cierto pesar - ...es hora de que vueles algo más libre. Esta guerra de Marruecos será la última para mí...en cuanto la ganemos y firmemos el armisticio dejaré esto por un puesto de Procurador en Cortes y en el Consejo de Estado. Quiero que vengas a Madrid conmigo aunque en tu caso para convertirte en un operativo de inteligencia...allí podrás crecer y luego cuando te canses volver a la Milano a liderarla...pero de otra forma que ninguno ha visto antes. La Milano se usa sólo como fuerza de choque, cuando podría ser usada como saboteadores, infiltración en territorio enemigo...nuestros actuales generales tienen una visión anticuada de la guerra...tú podrías darle un nuevo aire en cuanto supieses cómo funciona realmente el mundo de la inteligencia militar. Piénsalo....

Tu mentor te deja pensando en todo lo que te acaba de decir, él se retira y aceptará un puesto en las Cortes. Un buen ascenso, bien mirado pero también el final de una vida dedicada al ejército y en concreto a levantar la Milano. Para ti busca algo mejor, algo que él no alcanzó... Tienes mucho que pensar aunque antes debe acabar esta guerra.