Partida Rol por web

El doctor se levanta y se dirige hacia sus aposentos a descansar antes de la fiesta de obligatoria presencia. Os quedáis solo vosotros tres aunque Trillo sigue callado, lo cual es algo normal ya que es un hombre parco en palabras.

Xabier sigue bebiendo con calma mientras contesta a las observaciones realizadas por su viejo compañero de armas.

- Gastelu es un espíritu libre, y es normal que sea así...de todos los que están es el que más tiene que perder. ¿No os contó De La Cierva cómo lograron que colaborase? La señorita Ruíz la verdad no contaba que fuera reticente, al fin y al cabo viene directa de la Casa y está entrenada. Otro caso es el de la señorita Blanco o mismo el suyo, señor Trillo, están aquí porque son útiles al gobierno y logrando cumplir esta misión serán más o menos libres...el resto somos funcionarios del estado... - dice mirando a Álvaro. Su semblante cambia y comenta en voz baja - Que haya agentes de más de una potencia puede ser un problema muy grande. A Gastelu le echaré un ojo para evitar que se meta el líos, pero si los japoneses tienen asesinos entre ellos habrá que tener cuidado de no quedarse ninguno de nosotros solos. Siempre debemos ir acompañados y cuántos más mejor...es de suponer que haya también metahumanos, el señor Trillo mencionó a un viejo conocido suyo y sabemos que eso sólo puede indicar que es una persona especial. No sabemos si tendrá las mismas habilidades que él o tendrá otras que desconocemos. Es posible que hayan traído a algunos rastreadores de metahumanos con ellos, nosotros podemos conseguir uno por medio de Gastelu pero aún así estamos en peores condiciones. No fuimos adiestrados como unidad, bueno lo mismo que nos pasó en Marruecos viejo amigo...nos lanzaron por separado sin haber ensayado antes un ataque combinado...

Caminas hacia tu habitación, vas tranquilo pero tienes la sensación de que alguien te está siguiendo aunque miras atrás en alguna ocasión y no ves a nadie. No sabes si puede ser Ballesteros, aunque crees que no lo es ya que él se habría presentado o te habría dado a entender que es él.

El alemán, tras haberse acabado la copa tranquilamente y hablar de alguna que otra frivolidad con el camarero y algún que otro huésped que lo reconoció, procedió a dirigirse a su habitación para descansar y asearse para la cena de aquella noche.

Sin embargo, la sensación de se observado le siguió durante gran parte del trayecto y aunque intentó hacerse el despistado un par de veces para girarse bruscamente y mirar atrás, no consiguió ver nada. Aún así, la sensación seguía ahí, tenia la certeza de que le estaban siguiendo y también que sus habilidades ya no eran las de antes, como ya había pasado el día anterior cuando intentó manifestar sus poderes. pero también tenía claro que no iba a quedarse de brazos cruzados. Por lo que decidió idear un pequeño plan, teniendo en cuenta la estructura del hotel y que el patrón en los pasillos siempre era el mismo, intentó aligerar el paso tras girar una esquina para adelantarse unos metros y emboscar al perseguidor, no de forma violenta, sino intentando ocasionar un choque "accidental".

El doctor no tenía intención alguna de enfrentarse directamente con nadie, pero sabía que descubrir la identidad del perseguidor podía ser de utilidad.

Al parecer, Silva aceptaba con naturalidad el espíritu rebelde de Gaztelu, posiblemente por contar con una mayor comprensión del modo en que se veía forzado a trabajar para el gobierno. Negué con la cabeza, pues De La Cierva no había entrado en detalles acerca de ello. Sin embargo, fruncí el ceño cuando comenzó a hablar de la señorita Ruiz, percatándome pronto de la terrible confusión que acababa de provocar.

Oh, tendrán que disculparme, pero creo que ha habido una pequeña confusión. -Me excusé, incómodo- Creo que he confundido los apellidos de las dos señoritas del equipo. Al hablar de las reticencias a colaborar, me refería a la señorita Blanco. Debo de estar más cansado de lo que creía...

Aún así, Silva dejó relativamente claro que el gobierno precisaba de Blanco y Trillo, y que había hecho un pacto con ellos para obtener su colaboración. Por supuesto, había visto demasiadas cosas en mi vida como para confiar al cien por cien en que el gobierno fuera a cumplir su parte, pero ese era un problema del que ocuparse más adelante. Igual que sucedía con el resto, a los que Silva se refirió como funcionarios del Estado... pero eso tampoco me tranquilizaba. Mucho me temía que sus funciones funcionariales podían no incluir aquel tipo de trabajo de campo, no voluntariamente, de modo que mi desconfianza se mantenía. Y lo que era peor, creía sensato asumir que ellos mismos guardasen sus propios recelos al respecto.

Silva dio algunas pinceladas de la situación que teníamos por delante, pero por desgracia me pareció un análisis muy superficial. Los inconvenientes que debíamos afrontar iban mucho más allá, lamentablemente, y comparar aquello con Marruecos era, en el mejor de los casos, generoso.

En Marruecos no sólo hubo un problema en enviarnos a la batalla sin coordinación previa, querido amigo. -Le corregí con un gesto de camaradería- También falló nuestro servicio de Inteligencia, que no advirtió de la presencia de aquellos blindados. Aún sí, mucho me temo que aquel escollo no fue nada en comparación con lo que tenemos entre manos, pues nos encontramos con idénticos problemas multiplicados por un buen número. En aquella ocasión sólo era preciso coordinar tu unidad con la mía, mientras que aquí debemos lograr la coordinación de cada miembro del equipo. Además, me temo que tenemos ante nosotros muchas más sorpresas que los tres blindados de aquel día. -Suspiré, dando un nuevo sorbo a mi bebida- Pero bueno, como escribió Arturo Pérez-Reverte, a veces el valor es lo único que queda. Sobre todo en tiempos como éstos, cuando hasta las banderas y el nombre de Dios sirven para hacer negocio.

Gastelu y Blanco se mostraron de acuerdo con dirigirnos a los baños, y siguiendo con el papel de que no éramos más que tres huéspedes dando un paseo por las instalaciones, terminamos por llegar a estos. Fue entonces cuando nos dividimos, entrando Gastelu en el aseo masculino y Blanco y yo en el femenino.

El tipo invisible no había entrado con nosotras, y tampoco lo hizo en los siguientes minutos, siendo momento de cambiar de estrategia; pues estaba claro que aquello no iba a funcionar. A parte de lo evidente, había algo en todo aquello que no me gustaba nada, y es que a pesar de percibir que el individuo continuaba cerca; no era capaz de percibirle con total claridad, y no tenía claro el por qué.

Espero que no sea cosa del implante...

Terminé acercándome a Blanco, hablándole en voz baja con la intención de establecer otro plan de acción.

- No parece que esto funcione. O quiere algo de nuestras habitaciones, o atrapar a solas a una de nosotras. Aunque puede que también pretenda mantenerse cerca para ver si hablamos de algo de su interés. - conjeturé mirando hacia la puerta. - ¿Se le ocurre algo?

Las opciones que se me ocurrían no terminaban de convencerme, pero quizás la mujer lobo tuviera más claro cómo proceder.

- Sí, tengo una idea. Mi habitación pilla más atrás, tendré que pasar por su lado sí o sí. En cuanto salgamos informaré a Gastelu que tengo que ir a mi cuarto a cambiarme, "cosas de mujeres" y tenemos dos opciones... o le pido al vasco un saco de harina y cuando esté a su lado se lo tiro encima y "vemos" quien es o me guío por mi olfato y cuando crea que le tengo a mi lado trato de cogerle y venís a ayudar, para que no tenga que cambiar de forma y descubrirme. - Pensé unos segundos. - Si le cogemos, le metemos en una habitación y se le interroga.

» Luego puedo cambiar de forma y si soy capaz de controlarme, sacarle por el balcón al bosque y dejarle enterrado vivo bajo la nieve. - Era increíble que yo estuviese diciendo eso. Pero mi vida estaba por encima de la de cualquiera. - Si no me controlo lo descuartizaré allí mismo y vosotros correréis peligro...

Miré hacia la puerta. - Eso o bajar por las escaleras, todas tienen puerta y prepararle algún tipo de trampa. Dejar harina en el suelo para ver sus pisadas, ir bajando dos de nosotros y que se quede otro arriba para lanzarle la harina cuando sepa que le caerá encima y correr y atraparle. Y si huye, al menos nos lo habremos quitado de encima y sabemos que tenemos a alguien detrás de alguno de vosotros. Aunque yo creo que van a por ti, Ruiz.

Salvo el "incidente" con el ruso, no había pasado nada más y el cambio de imagen del vasco había sido suficiente como para despistar a cualquiera. Aunque seguía pensando que si tenían a otro hombre-lobo en su equipo, Gastelu no estaba tan a salvo como pensábamos.

Cristina olfatea y detecta un olor apenas perceptible incluso para ella, Azucena escucha el siseo de un aerosol. Está sucediendo en el baño de caballeros y al poco escuchan el cuerpo de Gastelu caer al suelo y pegarse una buena torta. Sigue vivo, porque parece roncar y es audible a pesar de la pared. Pero parece que lo han narcotizado con una especia de aerosol. Seguramente el que os está siguiendo se coló sin que se diera cuenta o lanzó algo dentro del baño.

El tono grisáceo te hace pensar que tiene la capacidad de percibir en otras frecuencias y espectros de luz, pero no te ha detectado por la vista. Lo hizo para comprobar sus sospechas de que había alguien y por si podía verte. Cuando te fijas un poco más ves que su nariz hace pequeños movimientos, más típicos de un sabueso de caza que de un hombre, al igual que sus orejas que parecen moverse. Parece que puede ser un cambiaformas como Cristina, alguien que tenga los sentidos muy agudizados y recuerdas de haberlo leído en muchos libros que muchos cánidos poseen un olfato muy desarrollado. Es uno de sus puntos fuertes pero bien usando también uno de sus puntos débiles.

Tienes claro que no sabe donde estás exactamente, pero sabe que estás ahí.

Cuando intentas realizar el choque ves que no logras chocar con nadie, en ese momento el pasillo parece vacío. No detectas la presencia de nadie ni nada, parece que quién te estuviera siguiendo ha desaparecido o se ha escondido muy bien para que no puedas percibirlo. 

Tienes la sensación de que en el hotel ha empezado un curioso juego de ratón y gato. Hay al menos tres agencias presentes, y cada una de ellas seguramente haya detectado la existencia de las otras. Os estarán siguiendo sin lugar a dudas a partir de ese momento, al igual que vosotros lo estáis haciendo con Ballesteros siguiendo al traidor.

Pero parece que ahora todo está tranquilo y puedes ir a tu suite a descansar y meditar sobre tus siguientes pasos, mucha gente con poderes en la zona puede ser beneficioso para ti.

Xabier bebe el resto de la copa y comenta lo dicho por Álvaro.

- Aquí los blindados ocultos ya están, Vulkan Komite está en la zona. Puede que estén alojados en este mismo hotel...lo que puede darnos una ventaja si los localizamos antes de que se preparen. - dice intentando animar al grupo, ya que todas las noticias son malas y Trillo no es un conversador jovial ni participativo, aunque sí un buen oyente - señor Trillo, ¿quiere añadir algo? Si no va siendo hora de que le asigne una misión, debe localizar a Radchenko y controlarlo. Hay que saber qué habilidades posee y si se da la ocasión habría que eliminarlo de la ecuación. No creo que tenga problema con eso, con el último hizo un buen trabajo.

Teniendo en cuenta que le reventó la cabeza contra una pared, creo que lo de poner fin a la vida de una persona lo conoce de sobra. Pero ahora hay que intentar ser menos explícito para no empezar una guerra abierta.

- Ballesteros está siguiendo al objetivo ¿no? Es probable que nos hayan puesto vigilancia sobre nosotros. Sobre todo a ti, Álvaro, eres conocido y es normal que piensen que eres un agente del gobierno. Si te reconocieron a ti, es posible que a mí también. Intentaremos tenerlos ocupados y durante la cena nos comportaremos debidamente. 

Las banderas y el nombre de dios siempre habían sido un negocio, ¿de que puñetas hablaba ese tipo? Trillo se abstuvo de comentar nada, aun así. La gente de derecha era muy susceptible con sus trapos y sus señores imaginarios. No había dios, no había vida después de la muerte, y una bandera sólo era lo que usaban los poderosos para azuzar a los pobres unos contra otros. Siempre lo había sabido, y una larga vida no se lo había negado. Entornó los ojos ceñudos.

- Si sabemos quien es el objetivo, no deberíamos esperar a la subasta- recomendó.- Esta claro que los rusos y los japoneses han mandado más gente y mejor equipada, si tenemos que pelearnos con los dos grupos a la vez, será sangriento y probablemente perdamos el maletín.

Por mucho pecho que sacara el estado español, lo que había mandado no era más que una fuerza de desarrapados y aficionados. Ni siquiera voluntarios con ganas como los brigadistas, sino más bien desgraciados obligados a luchar. Ni tenían la coordinación, ni la motivación para lograr nada si las cosas se ponían complicadas. Él mismo había pensado en simplemente desaparecer entre las montañas nevadas. Jamás iban a encontrarle entre tanta nieve y hielo.

Tenía la impresión de que Silva habría captado la referencia, al citar al escritor español. Quería creer que Trillo también, aunque su rostro no fuera más que una máscara impenetrable. Sin embargo, ¿quién sabía? Al fin y al cabo, la inmortalidad no tenía por qué venir acompañada del gusto por la lectura, e incluso un inmortal cultivado podía considerar a Reverte un autor poco relevante.

O demasiado escorado a la derecha para el gusto de según quién.

En efecto, los blindados de antaño estaban ya allí, eso lo sabíamos. Pero ¿qué ventajas suponía eso? En la guerra, nuestro objetivo era tan simple como alcanzarlos y destruirlos. Pero no estábamos en la guerra, no en ese tipo de guerra, al menos. La guerra fría en que nos encontrábamos envueltos requería de mucha más sutileza.

¿Hablamos de una labor de sabotaje? -Me atreví a preguntar, si no sugerir, ante las afirmaciones de Silva. Me mostraba pensativo al decirlo, consciente de que por el momento no era más que una idea embrionaria, una semilla a la que había que dar muchas vueltas antes de hacer germinar en un plan real- Tendríamos que poder localizar su armamento y acceder a él discretamente... Aunque tenemos activos con capacidades únicas para ello, sin duda.

Silva quiso instar a Trillo a participar de la conversación dado el sepulcral silencio que le rodeaba, a la par que sugería una línea de acción personal para él, la de localizar y eliminar, en caso de ser posible, al inmortal ruso.

En cualquier caso, Trillo, no dude en pedir ayuda si lo considera conveniente. -Me permití añadir a las palabras de Silva. Éramos, posiblemente, la fuerza nacional menos numerosa que entraba en liza en aquel lugar, pero aún podíamos hacer valer una superioridad numérica si jugábamos bien nuestras cartas y aislabamos a nuestros enemigos en lugar de enfrentarlos en bloque- Ese tipo de premura nos llevó a dar un paso en falso anoche. Salimos bien de él, pero podría haber sido un desastre. -Comenté ante las prisas que mostraba Trillo. Lo cierto es que me llamaba la atención que un ser con tan larga existencia mostrase tan poca paciencia- Nuestra situación ahora es bastante más complicadas que sencillamente acceder a nuestro objetivo, lamentablemente. Al hacerlo, nos convertiríamos en objetivo de otros. De modo que, en mi opinión, sería necesario cortar las ramas antes de talar el tronco, si me permiten la analogía.

Ballesteros torció el morro. Su invisibilidad le había otorgado una impunidad realmente provechosa en el pasado y, combinada con la intangibilidad de la que tan bien solía hacer gala en aquel tipo de situaciones, le conferían una ventaja de cuidado. Pero aquello le daba mala espina. Aquellos ojos grises... ¿quizá mecánicos? Le hicieron entender que su tarea de convertirse en la sombra de aquel tipo iba a ser complicado. Y eso por no hablar de la nariz... Le vino a la mente en seguida la chica lobo que les acompañaba. Ella también hacía gala de un olfato digno del mejor sumiller. Quizá ella sabría cómo anular una capacidad similar. Algún olor fuerte... una bomba fétida como aquellas que los chiquillos hacían en los campamentos de verano podría incapacitar a alguien con ese don.

Con todo esto en la cabeza, el bibliotecario decidió volver y desandar sus pasos. Con calma buscó un cuarto de baño solitario para poder entrar y volver a materializarse. Nunca se sabía quién podría estar vigilándole a él y hacer el cambio a vista de cualquiera suponía un riesgo que no debía correr.

La prioridad ahora debía ser localizar al jefe de equipo, esto es, el Capitán Azor e informar de todo lo ocurrido y descubierto así como descifrar el mensaje interceptado.

La mujer lobo no tenía una idea sobre lo que hacer, sino dos, dos ideas que no estaban mal; aunque ambas incluían aspectos que no me gustaban. Con la segunda parecía haber bastantes posibilidades de que aquel tipo terminara escapando, pero la primera parecía poder incluir que Blanco se transformara, lo que al parecer no sólo podía ser peligroso para el agente que nos seguía, sino también para nosotros.

Me quedé atónita ante aquello, sin acertar a decir nada, hasta que al concluir la mujer que creía que era a mi a quien seguían recuperé la voz.

- ¿A por mí? ¿Por qué cree eso? - pregunté con extrañeza, pues a priori no veía motivos por los que fuera más probable que yo fuera seguida por el enemigo. - Ustedes también se han topado con gente que quiere los viales, ¿no? - pregunté, queriendo asegurarme de ello, quizás no había comprendido algo durante la exposición que había hecho su grupo poco antes.

Antes de que pudiera opinar sobre las propuestas de la Señorita Blanco, me pareció escuchar un sonido peculiar cerca de allí, pareciendo provenir de los aseos de caballeros. ¿Era eso un aerosol? Entonces oímos cómo alguien se desplomaba, y poco después unos ronquidos.

- Me parece que hemos perdido a su amigo. - le dije a la mujer lobo con preocupación. - Tendremos que optar por un plan que no requiera de su colaboración. Al menos sólo le han dormido, creo que podemos asumir que no tienen interés en llevárselo ni hacerle daño. Podemos intentar lo que comentaba en un principio, pero deberíamos sustituir la harina por otra cosa. - abrí mi bolso, buscando algo en este hasta sacar un estuche circular metálico que estaba decorado con algunos grabados, se trataba de una polvera. - No es lo mismo que la harina, ni contamos con gran cantidad, pero quizás nos pueda servir. - le comenté abriéndola, tras lo que añadí una última cosa. - Sin embargo, creo que deberíamos prescindir de la parte en la que se transforma si estoy presente, supongo que lo comprenderá.

Gastelu empieza a notarse adormilado al cabo de unos segundos de entrar en el baño, no sabe el motivo aunque pronto lo entiende. Hay un gas narcotizante en el aire, aunque no sabe cómo lo han logrado meter estando él...puede que la persona que les sigue tenga alguna habilidad más además de no ser visto.

En unos segundos caes rendido al suelo y mientras cierra los ojos cree ver una sombra que repta por el suelo. Incluso cree que le ha tomado el pulso para saber si está vivo o muerto. Tras esto queda profundamente dormido durante unos minutos aunque parecen horas.

Te despiertas atontado, y con un dolor de cabeza comparable a beberse diez botellas de pacharán y anís tras una buena comilona.

- Porque lo problemas han empezado cuando han llegado ustedes. Gastelu la cagó, algo de lo que no hay tiempo para hablar ahora, pero con su cambio de look es imposible que le reconozcan. Yo he mantenido el perfil bajo y me he guiado por mis instintos... Y si fuesen a por él, abría escuchado ya la puerta del baño abrirse y pasos dentro y no se oye nada.

Lo cierto era que a parte de mis habilidades lobunas, no llevaba nada encima que me sirviese de algo, salvo el cinturón de mi vestido... el cual miré y me lo quité. Parecía un saco de patatas así, pero me daba igual, odiaba los vestidos y me tocaría repetir de nuevo.

- Cambiemos un poco el plan. Salgamos fuera. Buscaré a nuestro perseguidor con el oído y el olfato y trataré de ponerle el cinturón en el cuello. Esperamos unos segundos a Gastelu mientras y empezamos a llamar a meterle prisa y a burlarnos con que está haciendo aguas mayores... en cuanto detecte hacia donde ha ido el hombre invisible te diré que me esperes ahí mientras sale el vasco y que iré a cambiarme y a lavarme antes de mancharme más. Como hay habitaciones a ambos lados del pasillo, da igual el camino que tome... podré pasar a su lado.

Me quedé pensativa unos instantes. - ¿No tendrá nada que corte? Pero que haga una buena herida... Mejor que intentar atraparle, herirle. Veremos su sangre en el suelo y manchará su cuerpo, no será tan invisible...

Concentración, la concentración es la clave. Resaca, eso es lo que tengo, una resaca del copón. Las he tenido peores. Sí, ¿quién para a las diez botellas de pacharán en una noche de borrachera?

El vasco reprimió un gemido y apretó la mandíbula, reprimiendo su instinto de llevarse las manos a la cabeza. Lo último que recordaba era entrar en el baño para emboscar a un tipo invisible... y sí, el gas. Maldición, el gas. Le habían narcotizado, de ahí el dolor de cabeza. Aquello no era sólo innoble, traicionero y de cobardes, además había sido muy eficiente y dejaba la puerta abierta a que hubiera más de un efectivo invisible o con capacidades de ocultación entre los asistentes a la reunión. Y estaba bien haberse despertado, seguir vivo... siempre y cuando no fueran a torturarlo en cuanto recobrase el sentido.

Gastelu controló su respiración, haciéndola todo lo calmada que le permitía la situación y se preparó psicológicamente para el pinchazo de dolor que sentiría en cuanto abriese los ojos. Y abrió un ojo tentativamente, al que acompañaría el segundo si aquel dolor de cabeza que amenazaba con reventarle el cerebro se lo permitía. Y observaría con disimulo. Necesitaba saber dónde se encontraba y en qué circunstancias para actuar en consecuencia. Hacerlo al revés podía ser una gran equivocación.

El doctor, tras el fallido intento de detectar a su perseguidor, se dirigió hacia su habitación meditabundo – estaba claro que no iba a ser tan fácil – se decía para si mismo pensando que, cualquiera de las agencias implicadas, tendrían agentes con capacidades similares a la del bibliotecario.

Sin embargo no todo era tan malo des del punto de vista del alemán. Viendo el panorama, cada vez tenía más claro que su poder acabaría marcando una gran diferencia en todo este asunto y si quería ser igual de eficiente como lo fue en su día, debía mentalizarse, sentirlo de nuevo y poder llegar a dominarlo para evitar fracasar como el otro día – ensayo y error – se dijo para si mismo mientras se miraba las manos – el proceso siempre es el mismo – pensó llegando finalmente a su destino.

Y con esos pensamientos, el doctor entró en su suite con la intención de meditar, de despertar esas sensaciones que hace tanto tiempo dormían en su interior, ese poder que había decidido dejar de lado para poder dedicar su vida a lo que de verdad le gustaba, la ciencia.

¡BOOOOOOOOOM!

En solo unos segundos todo se descontrola. Una gran explosión que afecta al ala del hotel contraria en la cuál estáis estalla en mil pedazos. Escucháis gritos de terror y dolor. 

Durante unos instantes todo se funde en negro...