Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar desconocida. Aunque será a principios de diciembre de 2159
Estamos varados en Babel. Han pasado muchas cosas estos días y voy a intentar resumirlo todo pero será difícil. Lo importante es dejar constancia de lo ocurrido por si algún día encuentran la Excalibur y no estamos para contarlo.
La anomalía detectada era producto de un arma de guerra romulana, la cual se dirigía hacia la Tierra, algo que descubrimos después. Al investigarla descubrimos una nave de presa romulana, con la cual entablamos combate dejándola inoperativa. Aconsejé su destrucción y que estuviésemos en alerta, ya que solían atacar en parejas. Por desgracia no me hicieron caso y el tiempo me dio la razón, por partida doble.
Una segunda ave de presa apareció y luchamos, lo gracioso es que no vino sola, también aparecieron los klingon, quienes se quedaron viendo el espectáculo, a costa de que la capitán tuviese que batirse en duelo con su capitán. Ha de mejorar su diplomacia klingon. La primera ave de presa klingon a pesar de estar averiada, se unió al combate. Si no hubiese sido por la pericia de Lightman habrían acabado con nosotros.
Lo peor de todo es que del centro de la anomalía surgió una gran criatura, un ser tentacular que me recordaba a las historia de Cthulhu de H.P. Lovecraft que había leído de adolescente. Nunca pensé en que lo vería delante mía. No pude evitar recordar el apodo que le dimos “calamar culturista”, y es lo que tenía delante. Según Soon era el X'agroron, creador del universo según la mitología Enoliana y Xetaliana. Si salimos de esta espero poder recabar más información sobre él.
Detectamos en el interior de la anomalía una esfera y en ella varios Aenar, unos seres emparentados con los andorianos, y que los romulanos habían usado por sus habilidades psíquicas para crear la anomalía. La embajadora, Erika, Sirril, Soon, su criatura y Ulrmoz, junto con varios MACO proceden a transportarse a la esfera para intentar desactivar a los Aenar de la esfera y así acabar con el fenómeno.
La capitán recordó que teníamos torpedos de tricobalto en la bodega de carga, como cargamento secreto. Procedimos a lanzarlo contra la criatura, la cual comenzó a desplazarse hacia la Tierra, pero algo pasó. Una nueva pesadilla pero en esta ocasión en nuestra propia nave. El traidor se descubrió, era el ingeniero Sergei Birikov hablando en nombre de Terra Prime. Despresurizó la nave y gran parte de la tripulación salió lanzada al exterior, falleciendo en el acto, mientras amenazaba con hacer volar la nave, dejándola indefensa ante los romulanos. Acudí a ingeniería para intentar detenerle. A partir de aquí todo fue confuso, aunque recuerdo claramente que antes de ir hacia ingeniería hablé con la capitán, en ese momento toda disputa quedó zanjada para ambos. Por fin formábamos parte de una tripulación sin conflictos entre ambos. Luego fui a ingeniería y aquí es cuando comenzó otra odisea, que me recordaba al clásico del siglo XX “El día de la marmota”, lo que nuestra marmota era un increíble ser tentacular.
Nos encontrábamos celebrando el final de la guerra en la Tierra. Todo había ido bien y estábamos de fiesta, incluso públicamente zanjé mis disputas con la capitán. Pero algo no iba bien, todo estaba cambiado, la tripulante Blake era morena y no podía ver a Lightman, Birikov y Ollander eran pareja, Fisher estaba vivo. No sólo eso, teníamos flashes de cosas que no habían pasado. Pero lo peor de todo es que la anomalía volvió a aparecer y nos embarcamos inmediatamente en la Excalibur. Allí descubrimos que al menos McCall estaba en la tripulación como castigo de un crimen que nunca había cometido, y suponemos que el resto también. Yo tuve recuerdo de un disparo en ingeniería que acabó con mi vida.
En el interior de la anomalía descubrimos a otra Excalibur luchando con las dos naves romulanas, por lo que sospechamos que estábamos en una realidad alternativa creada por la anomalía de alguna manera. Dos naves romulanas aparecieron y nos avisaron de que estábamos en un bucle temporal que habían intentado detener sin éxito. Teníamos que evitar la destrucción de la otra Excalibur para evitar que la detonación de las armas de tricobalco creasen el bucle de nuevo. Sin mucho éxito nos dieron cobertura, por así decirlo, para evitar que las naves romulanas de la otra realidad destruyesen a la otra Excalibur. No negaré que trabajar con ellos fue como una patada en el estómago. Un torpedo es lo que les hubiese dado. Mientras tanto, Erika, por lo que les acompañé para evitar que se matasen entre ellos.
Conseguimos llegar a la esfera. Era un lugar oscuro y frío. Preparé mi arma en modo aturdir. Pensando más en mis compañeros que en los romulanos, con quienes no tendría compasión si había ocasión. Dado que Erika y Sirril conocían el lugar, les hice señas para fuesen delante, así les cubriría y si pasaba algo entre ellos, especialmente por Sirril, les tendría vigilados. Había tres romulanos quienes nos descubrieron gracias a mi torpeza, aunque conseguimos librarnos de ellos.
Sirril intentó abrir la puerta que vigilaban, parece ser que en la anterior ocasión la bloqueó con su código e intentó convencer a la otra Erika de abrir la puerta. Al no tener éxito nuestra Erika le sugirió que le expresase su amor. Ni que decir que en ese momento aluciné pepinos y sigo haciéndolo, cuando y como surgió ese sentimiento entre ambos lo ignoro, ya que a pesar de la amistad entre ambos Erika no me dijo nada. Tampoco es que hubiesen habido muchas oportunidades, además, también entiendo que fuese discreta.
Una voz que no conseguí reconocer y creo que mis compañeros tampoco, afirmó que no abriría la puerta mientras hubiese enemigos. ¿Se refería a los romulanos o a nosotros?. Tras vencer a los romulanos la puerta se abrió.
Accedimos a una cámara similar a la que de la pirámide de B-Sygnus según pudimos leer en los informes de la misión. La puerta era también de allí. En el centro de la cámara había una esfera de energía psíquica que, alimentada por generadores de dilithio, enviaba rayos de energía al techo del recinto. Había tres estaciones de trabajo, con un sistema parecido al vulcano, los operadores estaban en el suelo al lado de las estaciones. Junto a la espera habia una plataforma con tres figuras, tres Aenar y una copia, o la original, lo ignoro a estas alturas, de Erika. También pude ver una baliza transportadora terrestre, posiblemente traída por la expedición de la otra Excalibur. Sirril la cogió y me la lanzó, entiendo que para que la usase si debíamos de salir de allí a toda prisa.
En el centro de la esfear había otra figura, Sirril, el cual nos habló. Su voz me trajo recuerdos de horrible pesadilla, era el Sirril del futuro, el maldito Sirril que casi acaba con nosotros en B-Signus. En este punto dudé. Todos habíamos recordar nuestra otra realidad, ¿Sirril no recordaba este suceso?, ¿no recordaba que estaba detrás de todo esto?. Entendí la reacción de Erika, por lo que apunté a los dos Sirril, dispuesto a disparar a la mínima señal de movimiento, aunque reconozco que nuestro Sirril, el que nos acompañó en este nuevo viaje a la esfera, parecía estar más de nuestro lado, pero ¿como estar seguros de que no era una treta suya?. Pregunté al viejo Sirril, el de la esfera, si pretendía destruir nuestros universos, ya que me daba esa sensación, y visto lo visto, no me extrañaría, pero su respuesta me supuso más preguntas. Afirmó que eso era el pasado, que todo fue por su voluntad encerrada en su cuerpo. ¿Qué quería decir con todo esto?, ¿es posible que Sirril no fuese Sirril?, no pude evitar recordar los sucesos a nuestro regreso de B-Sygnus, cuando un extraño ser ocupo el cuerpo de la oficial de la Valiant y casi nos mata a nosotros y puso en peligro a toda la raza humana.
En ese momento los eventos se desarrollaron a gran velocidad, Erika disparó al Sirril de la esfera, pero por algún motivo el disparo se desvió y le alcanzó en el hombro. El viejo Sirril refirió que no podía matarle, porque le había implantando un bloqueo mental la noche de su encuentro. Estaba claro que hubo algo más que palabras entre Erika y Sirril. De la esfera salió un relámpago y Erika, mi querida Erika, mi hermana de espíritu, salió lanzada cayendo sin vida al suelo.
Viendo el cadáver de Erika puse el pháser en modo matar. Pude ver que la otra Erika despertaba, y que nuestro Sirril tenía la misma herida en el hombro que el viejo Sirril. Por lo tanto estaban conectados. Lleno de ira, pero aún consciente de lo que pasaba, si nuestro Sirril era el viejo Sirril debía de acabar con ambos, o al menos intentar hacerlo con el viejo Sirril, aunque no puedo negar que matar a nuestro Sirril no me gustaba, por unos segundos me sentí culpable siquiera de pensarlo, pero sólo durante unos segundos. No lo pensé más y disparé y tras hacerlo corrí para evitar un posible ataque del viejo Sirril. Si había fallado, volvería a intentarlo, caería él o caería yo.
La Erika de la esfera tras despertar y ver el cadáver de su otro yo se quedó asombrada. No era para menos. Me pidió que volviese a la Excalibur pero ella no abandonaría a Sirril, me lanzó su pad diciendo que allí encontraría todas las respuestas. Lástima que no pude siquiera intentar cogerlo.
Sirril, en ese momento se lanzó contra el viejo Sirril y le mató. No puedo negar que por unos segundos no pude reaccionar, y creo que si hubiésemos tenido más tiempo, igualmente no hubiese reaccionado. ¿Nuestro Sirril es el Sirril que nos ha estado amargando tanto tiempo o es otro Sirril?.
En ese momento dejamos de existir, una resplandor nos rodeó, la Excalibur había cumplido su misión.
La luz comenzó a desaparecer y nos encontramos en un lugar extraño y desconocido. La luminosidad del lugar era parecida a la de un mediodía de la Tierra pero no había puntos de referencia para tener clara la distancia. Los supervivientes de la Excalibur estábamos allí, la capitán, Lightman, Jan...incluso Erika y Sirril. Y alguien más.
Eran unos seres de energía pura, sin cuerpo y con forma humanoide, eran seres transdimensionales. Se comunicaron con nosotros por telepatía, algo que me produjo una sensación extraña y la verdad, poco agradable. No me gustó que se metiesen en mi cabeza sin mi permiso. Ellos había sido los constructores de la Esfera y de las estructuras de B-Sygnus. construyeron la esfera. En agradecimiento nos ofrecían quedarnos con ellos o volver a nuestra existencia.
Su oferta era tentadora, pero prefería siendo mortal. Ignoro las consecuencias de convertirme en alguien como estos seres, pero creo que al final, tarde o temprano, dejaría de ser yo, dejaría de ser humano, y es un precio muy alto. Casi todos los oficiales decidieron seguir siendo mortales, pero la embajadora, Sirril y Erika decidieron quedarse. No puedo decir que me alegrase, por segunda vez volví a perder a Erika, pero al menos sé que está bien y sigue viva, más o menos.
Regresamos a la Excalibur pero la ironía no podía ser más grande. La nave caía sin control hacia Babel. La capitán ordenó la evacuación de la nave mientras los oficiales nos quedamos intentando recuperar el control, o al menos evitar que la nave fuese destruida. Cerca nuestro había una nave romulana, pero si bien nosotros pudimos aterrizar en Babel, la nave romulana no lo consiguió y se desintegró en la atmósfera. No diré que no lo lamento, mentiría.
Tras evaluar nuestro estado procedimos a explorar los alrededores y hacer inventario de lo que tenemos. Hemos intentando enviar una señal de auxilio pero ignoramos si lo hemos conseguido.
Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar 3 de diciembre de 2159
Parece que por fin el registro de fecha funciona. Nuestros intentos de reparar la nave están resultando muy complicados. He sugerido que procedamos a hacer una pequeña exploración de los alrededores por si conseguimos encontrar al menos agua. Afortunadamente hemos conseguido reactivar las potabilizadoras de la nave, y dispondremos de agua, al menos por un tiempo.
Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar 5 de diciembre de 2159
No ha habido suerte y no hemos encontrado agua. Las reparaciones continúan, pero cada vez estoy más convencido de que es una pérdida de tiempo.
Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar 6 de diciembre de 2159
Esta noche he salido al exterior desde el puente de mando. Era de noche y me he quedado contemplando las estrellas. No era capaz de reconocer ninguna, todas me parecían extrañas. Es curioso, por primera vez me sentí como un explorador en un mundo remoto, cosa en cierto modo cierta, estamos en un mundo remoto, pero de momento no soy un explorador, sino un combatiente en una maldita guerra contra una especie alienígena. Y ahora somos los parientes del futuro de Robinson Crusoe. En vista del éxito obtenido, no tengo ninguna ganas de conocer a un Viernes, con la suerte que tenemos es capaz de devorarnos sin pensárselo dos veces.
Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar 8 de diciembre de 2159
Maldito planeta, esta noche una tormenta de arena casi no nos dejó dormir. ¿A quien se le ocurrió elegir este lugar para hacer conferencias de paz?, como mucho para prácticas de tiro.
Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar 10 de diciembre de 2159
La capitán ha conseguido reactivar los sensores y localizar la cúpula objetivo de nuestra misión. Vamos a intentar llegar a él para conseguir materiales y tal vez equipo para lanzar una señal de socorro en condiciones.
Diario del Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, fecha estelar 13 de diciembre de 2159
Alcanzamos la cúpula sin problemas y aunque no encontramos todo lo necesario, al menos hemos podido reparar algunas partes de la nave y lanzar un nuevo mensaje de socorro. Veremos a ver que pasa. Me sorprende que un lugar así no tenga un equipo en condiciones para enviar mensajes a larga distancia. Es el colmo del cinismo o de la mala suerte.
Anexo
¡Un crucero klingon!, ¡nos ha encontrado un crucero klingon!. Están abordando la nave. Activo protocolo de seguridad para proteger los registros de la nave.
Activando protocolo de seguridad Primer Oficial Aakesh Kush Mukherjee, código de identificación ND-133-8597-AX
¿Quien soy en realidad? aquel fue quizá lo último que Sirril pensó al romperse el cuello así mismo, en aquel rápido instante, en aquella enorme esfera todo pareció acabar con un crujido... ambos Sirril, estaban unidos por una misma fuerza, la misma fuerza que acabo por colapsar acabando con la singularidad...
En aquel instante Sirril pudo ver pasar toda su vida en apenas unos segundos, su infancia en vulcano marcada por su inherente capacidad para no sentir, quizá la máxima expresión de su cultura cuyos miembros se afana en conseguir lo que para Sirril era una capacidad innata. Aquella misma capacidad que le ataba a aquella azulada sustancia que su cuerpo necesitaba.
El vulcano siempre fue cuestionado, desde niño por su rareza, por su incorporación a la federación y por tantas otras cosas que hacían de Sirril un ser único. Nadie sabe porque acepto aquel puesto, quizá en su interior intentaba buscar entre los humanos lo que no encontró en su propia gente, pero cuando parecía que había encontrado su sitio sucedido el incidente de B-Sygnus en la pirámide cambiando a Sirril para siempre.
Sirril tomo una decisión al conectarse en aquella máquina, una decisión movida por la lógica pues sabía que la vida de muchos vale más que la de uno, pero en aquella máquina escondía mucho más de lo que cualquier humano o vulcano era capaz de comprender. Sirril accedió a un mundo de conocimiento sin limite y las barreras que desde su nacimiento habían marcado su vida desaparecieron transcendiendo a un estado de consciencia más allá de las barreras de un cuerpo físico.
En aquel momento Sirril volvió a nacer, pudo sentir de verdad por primera vez y fue en aquel preciso momento cuando pudo sentir la profunda tristeza y un profundo dolor provocado por aquella desconfianza que había despertado desde su nacimiento, por primera vez sintió lo que significaba sentirse solo, sus fuerzas y determinación se pusieron a prueba como nunca lo habían sido antes hasta el punto de desfallecer en el intento de controlar aquella compleja red de consciencia, pero hubo luz en la oscuridad, calor en el basto hielo, música en el eterno silencio... pudo sentir a aquella mujer a los pies de la máquina, aquella máquina que aislaba al vulcano de su voz, de su tacto pero incapaz de para al mayor de todos los sentimientos... el amor... el amor puro de una oficial de comunicaciones por un insensible ser que en aquel momento pudo sentir que no estaba solo. La oscuridad se torno en claridad, y lo que fue duda ya solo fue determinación en acabar la misión...
Sirril jamás volvería a ser el mismo, su conscienda transcendió de su cuerpo uniéndose con la pirámide y aunque fue nuevamente transferida a un cuerpo algo había cambiado, su adicción aquella sustancia desapareció, la incapacidad de sentir de su ser ya no le fue negada... pero su propio ser también se había transformado, su esencia su propio yo se había desdoblado.
La desconfianza volvió a instalarse en el destino de Sirril, pero aquella vez era diferente, pues aunque su rostro siguiera igual de impasible, en el fondo de su ser sentía dolor, volvía a sentirse solo...
A partir del incidente todo fue diferente, lo que empezó siendo solo una sensación, fue empeorando poco a poco, sucesos, episodios en los que el vulcano no era el mismo, primero en instantes aislados como la muerte de uno de los asaltantes a la base de la tierra cuando ya estaba desarmado, poco a poco aquellos episodios fueron agrabandose, perdiendo el control de si mismo cada vez durante más tiempo... como el encuentro intimo con la comodoro.
La guerra había comenzado contra los romulanos, pero Sirril libraba su propia batalla consigo mismo. Tentado por su propio ser, quien nunca pudo corromper el verdadero ser del vulcano, un ser maligno encerrado en la profundidad de un ser cuya determinación y convicción formaban una celda que le impedía salir, pero el destino volvió a ser caprichoso en Babel... la misión estaba apunto de fracasar cuando Sirril entro en aquella esfera, donde el solo acabó con los romulanos que custodiaban la esfera. Allí se encontraba nuevamente ante un artilugio de la misma civilización que en la pirámide, Sirril estuvo tentado de hacerse con el poder, el conocimiento que aquella máquina le podía proporcionar pero estando conectado nuevamente conectado a aquel artilugio pudo volver a setirlo, pudo volver a sentir el amor de la comodoro, una sensación, un sentimiento prohibido para el vulcano que reforzó su determinación hasta tal punto de sacrificar a la propia comodoro y así mismo por salvar a la humnanidad.
Dicen que no hay nada más fuerte que actuar por amor verdadero, pero en una comprensión mayor inaudita para cualquier mente capaz de sentir, hizo que el vulcano sacrificará aquel amor verdadero y a él mismo por un bien superior, salvar a la humanidad... Erika cayo desplomada al suelo al entrar en la esfera y Sirril al límite de sus fuerzas hizo un trato consigo mismo, dejaría libre a su otro yo si le ayudaba a controlar a la bestia... Las dos mentes de Sirril trabajaron juntas unidas por última vez, pues los universos paralelos no lo fueron para Sirril cuya presencia en cada una de las realidades estaba reservaba para uno de los entes vulcanos.
La voz interior acabó, Sirril era el mismo o al menos eso pensaba. El oficial científico no fue consciente de lo que había pasado, no hasta que se miró a los ojos en aquel segundo encuentro en la esfera, donde el oscuro Sirril, aquel que tomo el control de su cuerpo debido a aquel trato consigo mismo cruzo su mirada consigo mismo. Sirril pudo comprender en aquel momento lo sucedido, quien era en realidad, había vuelto a ser él y solo él.
Pero un disparó lo despertó de aquel sueño pues Erika disparó al oscuro Sirril hiriendole en el hombro, herida que se replicó al instante en el hombro del vulcano original. Su parte malvada se jacto de la comodoro con una herida que parecía superficial, pero que hirió mortalmente el alma de su parte noble... no por la herida en su hombro sino por aquella mirada, aquella mirada de Erika llena de odio, una mirada que quedaría marcada por siempre en el vulcano.
Los ojos llenos de odio de Erika se cerraron vacíos para abrirse en su replica llenos de nuevo de amor por el vulcano... Los destinos y cuerpos de ambos Sirril parecían ligados, en cuerpo y alma... Ambas realidades estaban a punto de fusionarse pero ambos Sirril no volverían a unirse, uno de ellos prevalecería sobre el otro... pero Sirril no permitiría que aquel ser que era el mismo pudiera hacer daño a nadie nuevamente ¿quien era en realidad?, por lo que a sabiendas de que sería su propio fin le rompió el cuello al tiempo que ambos cuerpos cayeron... , al fin y al cabo una probabilidad del 50% era lógicamente insuficiente...