Partida Rol por web

Yen oyó decir a una pareja de ancianos a los que ayudó a descender por las escaleras lo extraño que era que hubieran cambiado la terminal de maletas. No suele haber grandes cambios en esta parte del mundo al parecer. Eso le puso sobre aviso. Después, cuando aquel personal del aeropuerto empezó a guiarles, le pareció más bien que los estaban escoltando. 

Rápidamente se lo dijo a su hermana, quien sigilosa se lo transmitió a Evolet y a Gabriel.

Por un momento, antes de entrar en la sala de maletas abandonada, estuvieron tentados de salir corriendo, ¿pero a dónde?  ¿y si les disparaban? Estaba claro que estaban cogiendo a todo el grupo, así que no sabían a quién estaban buscando. Pero aún así permanecerían atentos y concentrados

Por ello tenéis +30 a la hora de usar vuestro poder. 

Podéis atacar primero

Podéis decidir en qué parte de la sala os echáis cuerpo a tierra, cerca de los asaltantes, alejados, escondidos, etc... 

 En cuanto empezó el jaleo, aprovechamos los segundos de confusión para escondernos y ponernos a reguardo tras un mostrador. Mientras los secuestradores ponían algo de orden, dentro de lo que cabría en una situación así, les susurré a mis compañeros:

 - ¿Ideas?. Esta claro que estos vienen a por nosotros. Si nos vamos podrían hacer daño a los rehenes. ¿Tenéis algún poder ofensivo a distancia?. Yo puedo sumir la estancia en una completa oscuridad, en la que solo yo puedo ver, y cargarme todos uno a uno, pero vosotros tendríais que quedaros aquí, atentos, por si me veo obligado a dispersar la oscuridad y tenéis que reaccionar...

yo creo que me podría hacer con alguno, dándoles unos calambrazos como a geminis, puedo ir a por el jefe y cuando le de  haces la oscuridad y acabamos con el resto

 - No, vosotros también estarías cegados luego. Sin contar con que podría dispararnos nada más vernos. Quedaros aquí y atentos a cuando vuelva la luz...

 Apto seguido, usé mi poder para enegrecerlo todo...

Yo busco algún sitio cubierto y me parapeto bien a la espera de que los chicos puedan solucionar esto. Si alguno quedara con vida entonces entro en la parte "interrogatorio"

Podrías intentar moverte en sigilo en la oscuridad. El mayor peligro sería precisamente que Gabriel te descubriera siendo una auténtica ninja asesina. Pero eso lo elites tu en función de lo que luego quieras ir explicando. 

Como no sabemos exactamente qué va a ocurrir puedes postearme (en privado) que en caso de que un guardia lo tengas cerca y tengas posibilidades de matarlo sin que Gabriel te descubra, lo haces. Así ya lo tengo yo en cuenta en función de sus tiradas. Evidentemente como no verás nada siempre hay algo de riesgo. Y todo depende de las tiradas, ya sabes, pero sería un plan más prudente. 

Durante todo este tiempo me había mantenido al margen de los acontecimientos, mi presencia era más de compañía que de ayuda, yo lo sabía y suponía que ellos se habían dado cuenta. No sé la razón, tampoco el motivo por el que me había comportado así, quizás los cambios en mi vida tan inesperados, el exceso de información en tan poco tiempo y el tener otra nueva "familia". No lo sé.  Pero ahora, nuevamente me obligaba a volver en mí. 

Atendí a las palabras de Shell, cómo también a las de  Gabriel, no es que estuviese de acuerdo con lo que proponían, pero tampoco sería yo quien le hiciese cambiar de parecer.- ¿Y ahora somos héroes?.-Me pregunté a mi misma mientras buscaba un lugar en el que refugiarme y poder visualizar todo, hasta que Gabriel hiciera desaparecer la claridad. Mientras estaba apoyada contra la columna miré todo a mi alrededor, cómo haciendo un mapa en mi mente.- Confiemos en que salga todo bien.-Me repetí una y otra vez.

cuando todo empiece aún a oscuras permanecerá muy atento y concentrado por si algo fallara

Aunque no pudisteis poneros detrás de ninguna columna o mostrador, sí habéis permanecido juntos y estáis en la parte más alejada del pelotón, justo tirados al lado de la cinta transportadora apagada, que sin ofrecer de momento cobertura, sí os arrastráis detrás cuando empiece la oscuridad, si podéis refugiaros algo

Gabriel ha permanecido concentrado y cuando se tira al suelo, empieza a cerrar su mano lentamente, como si fuera una garra e invoca su poder

De repente toda la sala pierde la luz. No es una oscuridad como la de la noche o la de una habitación sin lámparas. Es una oscuridad total, casi palpable que hace que la gente empiece a gritar. 

Los hombres armados también gritan. El que parece al mando grita. 

- ¡Dad las luces de emergencia, dad las luces! ¡Que nadie se mueva, que nadie se mueva o disparamos!

Para secundar sus palabras el hombre de su lado empieza a disparar de nuevo al techo y a las paredes por encima de la gente tirada en el suelo. 

La gente grita y llora histérica

 Tratando de evitar estar en la línea de tiro de ninguno de los asaltantes, salgo de mi escondite, tratando de no hacer ruido, y trato de derribar a uno y quitarle su arma, para usarla contra los demás...

Oscuridad, una densa e inquietante oscuridad se apoderó de la terminal casi al instante en que Gabriel se concentró. Yo permanecí apartada, con la espalda apoyada contra la fría cristalera de la cinta, tenía los ojos cerrados, pero de vez en cuando movía la cabeza en dirección a las voces que se alzaban por encima de los gritos y sollozos de la gente. ¿Quién necesitaba ver si ellos ya se encargaban de decirte dónde estaban? Cómo podían ser tan estúpidos, ellos mismos dejaban ver donde estaban colocados.

Mientras yo hacía mis observaciones apareció otra vez esa extraña sensación, me sentí fatigada y un leve dolor de cabeza apareció, me llevé la mano hacía la cabeza, en concreto hacia la sien, la cual empecé  a masajear con lentitud. ¿De vedad? ¿Me habían unido a aquella enclenque? Chasqué silenciosamente la lengua, no podía negarlo y es que la odiaba por encima de todo, la muy tonta no sabía apreciar y darle utilidad al poder, todo debía hacerlo yo.- Que empiece el juego.-Antes de hacer nada, ni siquiera de moverme, me quité esos ridículos tacones que Evolet solía llevar, admito que era una mujer con mucho gusto y clase, pero en este momento eso era lo que menos me importaba, no debía llamar la atención del único que me podía ver.

Me puse en pie con suavidad, volviendo a cerrar los ojos, de poco me servía tenerlos abiertos si esa oscuridad no me permitía ver más allá. Me concentré todo lo posible, poniendo gran atención a los sonidos que había: voces, gritos, sollozos, llantos y disparos… Perfecto, una vez identificados todos, me centré solo en dos de ellos, las voces amenazantes y llenas de advertencias de los hombres armados y en los disparos, estaba claro que no pretendía meterme en una línea de fuego. Una vez con eso, empecé a moverme sigilosa, usando el sonido cómo visión para mis movimientos, debía ser cómo una sombra, ocultarme y fusionarme con la propia oscuridad. Y que sorpresa, parecía que aquella estúpida enfermera predecía algo así, porque iba vestida de completo negro. ¿Casualidad o luto, aún? Luto.

Me paré en seco, esperando a escuchar el primer movimiento de Gabriel, para así también situarlo y poder moverme más ligera. Mientras yo hacía eso, había conseguido acercarme a uno de los hombres armados, podía escuchar sus quejas, sus amenazas, incluso su respiración agitada. La cual era así por la situación y los nervios ¿Miedo? Estúpidos, solo deberían temer a lo que se esconde en la oscuridad y lo que les acecha.
 

En medio de la oscuridad, Gabriel se dirige sigiloso al guardia que está al lado del jefe. Está apuntando a las cabezas de la gente y eso le hace peligroso, pero no es tan alocado como el que dispara todo el rato. 

Los gritos de la gente tapan sus propios pasos sigilosos. Pero tras la segunda ráfaga hay diez segundos de silencio y llantos ahogados, sumado a que alguien al lado de Gabriel grita cuando le ve acercarse, el guardia reacciona, se mueve y le apunta. 

Gabriel tenía previsto que si pasaba eso se volvería a echar a tierra pero oye un ruido a su espalda que le termina de desconcertar y cuando quiere reaccionar el guardia ya está disparando

- ¡Alguien se está moviendo, ahí, enfrente! 

La ráfaga esta vez se dirige hacia las personas. Se oye un grito cuando una bala alcanza a un pasajero, antes de que el jefe le pida que no dispare a lo loco

- ¡Aguanta J2! Que nadie se mueva o volveremos a disparar. ¿Qué pasa con las luces de emergencia? ¡Necesitamos refuerzos!

Te diriges al otro extremo donde crees que Gabriel se dirigió, al que está en la puerta, más alejado del resto. Te encaramas y con un rápido movimiento tratas de romperle el cuello sin que se percate siquiera. Pero no es tan fácil hacerlo en la más absoluta negrura y sin que nadie, siquiera Gabriel te vea hacerlo. Su cuello no cede y aunque con tus manos y tu super fuerza eres capaz de mantener su boca tapada mientras tratas de estrangularle, aún no lo consigues. El soldado tampoco puede reaccionar ni disparar así que se limita a revolverse entre tu abrazo mortal, tratando de hacer algún ruido. Pero salvo el primero de darse contra la puerta nade más ha logrado de momento. 

No sentí ese peculiar sonido a “roto” cuando giré mis manos con rapidez sobre el cuello del hombre, aquella absoluta oscuridad me estaba molestando más de lo que creía, mis movimientos pese a ser medidos y realizados con precisión, se veían afectados por agentes externos. Pese a mi fracaso, pasé mi mano hacia su cara, haciendo presión con esta sobre su boca y parte de su nariz, mi objetivo ahora era inmovilizarlo del todo para acabar el trabajo sin que nadie se diese cuenta. Pero lo que parecía un fácil trabajo se estaba volviendo una completa odisea.

Cómo pude y ayudada de mi agilidad, coloqué mis piernas entre las de él, pero eso no me era cómodo, esa fue la razón de que cambiase de parecer. Quizás la oscuridad era absoluta, pero el cuerpo de una persona siempre era igual, usando mi rodilla, golpeé la parte de atrás de la pierna del hombre, justo detrás de la rodilla, intentando con eso derribarlo, inmovilizándolo. Mientras me movía mi mano se mantenía colocada en la boca de él, silenciándolo, la otra la coloqué en su garganta, apretando con el pulgar de un lado mientras que con el índice y el corazón apretaba el otro lado, intentando con eso cortar su vía respiratoria, quizás no le mataría, pero si lo hacía bien lo dejaría inconsciente.