Partida Rol por web

PRESIONAD EN ESE ENLACE

Que me habéis picado con lo del dibujito

No hace falta que toquéis nada, es sólo para haceros una idea de lugar

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Los otros tres acaban de entrar. A supervelocidad llegas a los dos, lo único es eso, que estás medio cegato, a ver si sale. 

S3 es el que ha agredido a tu hermana y ha disparado los dardos, así que yo iría a por ese

MODO DIRIGIDO

Yen aún no logra concentrarse, tras el fogonazo y el impacto contra la columna. Oye voces pero aún está ciego, aunque su visión empieza a aclararse. 

Gabriel coge el arma y se pone a cubierto, agachado tras la cinta transportadora, justo en medio de ella, recordando que el jefe ha ido detrás de la misma. 

También recuerda que no tiene su poder de hologramas tan sofisticado como tenía antes.

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Alguien camina hacia él. Es uno de los pasajeros que trató de esconderse en el mostrador pero al ver al japonés ciego y mareado, acude en su ayuda para guiarle a que se ponga a cubierto. 

Bajé la mirada hacia el cuerpo sin vida del secuestrador, mientras sostenía el arma con firmeza. Miré la puerta y después al hombre que se había quedado conmigo, lo importante era salvarme yo por encima de todo, pero ¿Qué tipo de persona sería si dejase tirado a ese hombre? Lo agarré con fuerza por el brazo, casi clavándole mis uñas, tras eso tiré por él.- Venga, sígame.-Le pedí mientras lo obligaba casi. Mi destino al igual que el otro hombre eran los mostradores, no esperé, incluso solté el brazo de él para poder ir más ligera. Una vez en el mostrador, me agaché unos instantes, levantándome por encima para observar. Dónde estaba yo, ahora había otros tres hombres. Hice una mueca de disgusto, mientras buscaba con la mirada  a los demás, Gabriel y Shell parecían bien, en cambio Yen me preocupó.- Y yo que creía que serían unas tranquilas vacaciones.-Musité de forma sarcástica. Me senté unos segundos en el suelo, pero después busqué un buen punto para disparar, levanté el arma, apuntando a uno de ellos. “Vamos Evolet, son ellos o vosotros, aparte ellos solo son escoria” se auto-dijo un par de veces.

Aquí hay lío, aquí hay más gente que sabe cosas... Yo sigo agazapada la suerte hoy no esta de mi parte... Eso sí, que no me toquen.

Evolet deja al hombre, al que ha llevado casi en volandas, justo al lado del mostrador. Cuando se gira para apuntar le ve ahí parado, perdido... ¡y sin pupilas! ¡Ese hombre no es humano! Sus ojos, dos hondas negruras sin pupila ni iris miran a su alrededor buscando las gafas de sol que ha perdido en la carrera. 

Pero algo más peculiar pasa. Se queda mirando a Shell con exrañeza. 
Entonces Shell, que permanece aún tirada en el suelo también le mira y aunque el hombre que ella conoció nunca tuvo esos extraños ojos, sin duda es él. ¡Es John Marx, un antiguo amante! 

Los hombres armados que acaban de entrar también cogen posiciones mientras todo el mundo se dispone a cubrirse y disparar y los pasajeros suplican tirados en el suelo que todo acabe

El jefe habla

- Son Invasores ¡y hay muchos! Usad los dardos, ¡los quiero vivos! ¡Vamos

El soldado 3, cercano a Shell vuelve a atacar, viendo a Evolet correr o a Gabriel, va a intentarlo con ellos, por verlos los más peligrosos, aunque están a cubierto. 

El soldado dispara a Gabriel quien se encuentra parcialmente a cubierto por la cinta rota, sin darse cuenta de una rendija a medio cuerpo, por la cuál, con increíble puntería el soldado introduce el dardo, que impacta en Gabriel, el cuál no pudo cubrirse, algo enredado en sus conjuros de luz

No siente siquiera dolor. No le da tiempo a decir "Mierda" cuando, súbitamente, cae al suelo inconsciente. 

Yen, sin tiempo a agradecer la ayuda del joven que acudió a él, usa de nuevo su poder antes de que sea tarde. Moviéndose a una velocidad casi imposible de esquivar se lanza a por el soldado 3 y al tocarle de nuevo le transmite una descarga eléctrica de alto voltaje. No le mata pero le hace perder el conocimiento. 

Shell está tentada de darle un abrazo por acudir en su ayuda pero no cree que sea buena idea tocarle en ese estado eléctrico. 

Evolet dispara con el arma a uno de los soldados que acaba de entrar. No sabe de dónde ha sacado la pericia de manejarla así. No recuerda haber usado jamás un arma pero la sabe usar como si llevara toda su vida en el frente. Tampoco sabe cómo ha hecho para nada más mirar saber exactamente dónde apuntar, como si el objetivo estuviera a sólo un metro de ella y la bala pudiera moverse con cursor. Prefiere asegurarse el tiro antes de apuntar a una zona vital y...

"Oh, vaya, olvidó ponerla en modo dardos"- piensa cuando la bala impacta contra el azafato. 

El soldado cae herido. 

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El pasajero que ayudó a Yen, cuando ve que este derriba a un guardia, él mismo se echa al suelo tratando de confundirse con los rehenes y aproximándose más a la cinta transportadora. La intención es desconocida porque no parece que logre hacer nada. 

El hombre de las pupilas mutantes, aquel que parece conocerse con Shell camina hasta ella corriendo

- Cariño -le susurra a Shell -Se que no es un buen momento para platicar lo nuestro, pero creo que tengo una pequeña idea...-.

Solo hay tres soldados con capacidad para disparar

El jefe que se halla donde la cinta transportadora dispara a

1, 2 Pasajero Rehenes 3 Pasajero pupilas 4 Shell 5, 6, 7 Yen y 8, 9, 0 Evolet

el extraño pasajero que se ha arrastrado hasta estar cerca de él y le apuntaba. No obstante no puede acertar entre todos los cuerpos tumbados cercanos

El soldado de la puerta dispara a Evolet pero la explosiva sorpresa pelirroja se cubre tras el mostrador con buenos reflejos mientras sigue disparando

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El soldado de detrás de las taquillas dispara a Yen, pero simplemente con percatarse, le es muy sencillo moverse a velocidad (ya me dirás donde) y esquivar el lento dardo

Alguien más acaba de entrar por la puerta metálica pero no parece otro de estos terroristas. Es fuerte y va vestido con una cazadora

Evolet se concentra ahora en el soldado que estaba junto a la puerta metálica, al lado de nuevo visitante que acaba de entrar. 

Aprovechándose de su puntería sobrenatura va a tratar de hacer un tiro maestro para que su oponente no pueda esquivarle. Efectivamente la bala destroza sus tripas hiriéndole gravemente, aunque el falso azafato tiene la fuerza de apoyarse en la puerta y poder seguir consciente. 

A John Marx le conociste al poco de tu llegada a Estados Unidos. Empresario millonario sin oficio ni beneficio, era una importante fuente de ingresos y lujos para empezar a hacerte un nombre en el sector de la imagen. 

Solo con tus encantos lograste seducirle, sin apenas usar tu toque, aunque él era muy reticente a llevarte a su casa y ahí sí tuviste que apoderarte de su voluntad. Descubriste por qué. Estaba casado con una modelo de muy mala ostia que os acabó pillando. 

No volviste a verle pero oíste que su matrimonio acabó por esa aventura. 

Dirigiéndome a John.

- Sí, creo que no es el mejor momento para hablar. Si tienes una idea no lo dudes, ponla en práctica. YA- le digo agarrando su muñeca.

Siempre es bueno tener una motivación extra para desarrollar grandes ideas.

Me había convertido en una depredadora con sed de sangre. No me importaba el herir o matar, lo que de verdad me preocupaba era el salir de allí con vida. Claro está que también intentaba velar por mis compañeros. Cuando la segunda bala salida de mi arma impactó sobre el estómago del secuestrador, me escondí, dejando mi espalda apoyada contra la puerta metálica, respiré hondo un par de veces pues lo necesitaba. Mientras descansaba, bajé la mirada hacia el arma que sostenía, mostrándome confusa, pero no disgustada. Mientras aparecía sumida en mis cavilaciones, sentí varias voces nuevas, incluso la intrusión de alguien más en el lugar. Apoyé el arma sobre el mostrador y busqué el objetivo restante, era cierto que estaba interesada en la nueva persona que había llegado hacía rato, pero no me podía permitir el distraerme.- ¡Shell, Yen! ¿Estáis bien? -Creo que fue la primera pregunta que rondó mi cabeza, pese a mi concentración, no podía dejar de pensar en cómo estarían los demás.- ¿Y Gabriel?.-Mi voz salió segura y suave. Sin problemas se podía entender. Sobre el otro hombre, ese que había “salvado” y después había ido hacia Shell, no me preocupé demasiado, me daba curiosidad, pero no era lo mismo que con Shell, Yen y Gabriel.