Partida Rol por web

El Zeppelin se había estabilizado gracias a las maniobras del piloto quien se había recuperado con ayuda de Poxviridae y la rápida atención de su homúnculo quien le habría construido una prótesis con metales y engranajes; pero era momento de decidir quién sería el más sospechoso hasta el momento, siendo dos personas las elegidas: el profesor Von LifeSteal y el millonario Eggstein. Callahan se encargó de llevar a los prisioneros a Poxviridae donde el excéntrico doctor suministraría una dosis letal de veneno en ambos votados.

Eggstein comenzó a emitir unos extraños sonidos provenientes de su garganta antes de ser inyectado por la dosis, fue en ese momento que Callahan intervino para dominar al millonario que se había tornado violento, pero esto fue en vano ya que Eggstein logró lanzarlo contra una de las paredes sin ningún esfuerzo, Poxviridae también fue víctima de los golpes estruendosos del millonario, quien lentamente iba transformando sus facciones en algo totalmente macabro.

Del hombre brotaron unas especies de tentáculos que dejaron oculta su gran mandíbula y la piel desgarrada abría paso a una color grisáceo hasta mudar totalmente la piel, dejándola como desperdicio en el suelo. Su cuerpo creció al menos unos metros más hasta quedar completamente diferente a lo que alguna vez aparentó.

Los rostros de Silver y Vineccio emergieron de su alargada cabeza, todos sus ojos se fijaron en el profesor y con ambos brazos lo sujetaron fuertemente hasta llevárselo a los tentáculos donde sería sumergido entre sus fauces, el profesor casi no emitió sonido de dolor al ser devorado; los presentes, quedando totalmente asombrados no tuvieron otra opción que tratar de combatir a este ser. Callahan se recuperó y se abalanzó sobre la criatura mientras que Poxviridae impactó tres botes de cristal en los ojos del ente quien se quejaba del dolor que le había provocado, Scrafy tomó una escoba y la partió por la mitad, quedando un extremo punzante que clavaría en el estómago del ente.

La sangre se derramaba por doquier, pero Helen Rossier no dudó en hacer su parte utilizando una especie de energía que aturdiría a la criatura cuando esta se proponía a matar a uno de los sobrevivientes, mientras tanto Helmut llevaba el Zeppelin a una zona segura, precisamente al monte Galahad donde diferentes miembros de seguridad al mando de Callahan habían recibido una llamada de auxilio, Helmut ordenó a su pequeño homúnculo a servir de ayuda en la batalla.

Abby, mientras permanecía encerrada, no pudo evitar escuchar la estruendosa situación que afortunadamente llegaría a su fin, además que estando encerrada su vida no corría peligro alguno.

La rejilla que daba a la ventilación del techo, desde la cual el autómata Presencia había estado observando a la tripulación desde hacía ya varias horas, atento a que no provocasen ningún destrozo en la nave, salió de su escondite. Se trataba de un pequeño robot de poco menos de un metro de altura, diseñado por el mismísimo Uriel J. Bright.

Aunque el momento de acción ya había pasado y el ente yacía en el suelo, muerto, Presencia comenzó a saltar sobre él con rabia, mientras le propinaba unos débiles golpecitos a puño cerrado con gran ímpetu en el estómago. Habiendo terminado con aquella carnicería digna del más grande robot guerrero de todos los tiempos miró a la tripulación.

—Ho-la. So-y Pre-sen-cia —explicó, para luego quedarse allí mirando a todos sin realmente saber qué hacer ahora que parecía que el Zepellin estaba al fin a salvo.

El doctor acabó exhausto una vez terminó de administrar la dosis letal, tras recibir la paliza pertinente, dejándose prácticamente caer sobre uno de los sillones más próximos.

Me ha recordado bastante a mi primer marido. Era una jovencita con trencitas rubias cuando me casé con él y resultó ser un verdadero pulpo.- Sacó su pañuelo manchado para limpiar, si es que podía, la máscara en todo su contorno aunque al final dejara algunas manchas al arrastrar la suciedad, quedando todavía peor que antes.- Al final resultó que cabeza-Uriel tenía razón, uno de los marcados era un ente.- Movió en círculos mientras miraba parte de su amigo, dejando que la cabeza se meciera de un lado a otro e incluso peligrara con caer de un momento a otro.- Creo que me lo quedaré, un recuerdo del viaje.- Soltó otras carcajadas seguidas por tos.

Con el cadáver de todos los entes o inocentes que habían matado, las vísceras, sangre y demás partes irreconocibles, aparte del olor de la sangre que ventilaba el lugar, Pixviridae se quedó mirando al infinito mientras esparcía con la base de su bastón algunos restos que había a su lado.

No sé vosotros pero yo tengo hambre.- Se levantó con esfuerzo, recordando que pidió un sándwich a la camarera muerta que nunca tuvo intención de servirle nada. Vaya con el servicio.- ¿Alguien se apunta a un kebab?

Helmut se limpió la ceniza de las docenas de cigarrillos mal fumados sobre su propia chaqueta y levantó la mano - Me apunto a ese kebab buen doctor, como dije antes de morir: Ya cumplí mi cometido

 ¡A la habitación!

Parece que al pequeño Callahan se le olvidó como protegerme cuando me atacó Eggstein

Tal vez debería haber hecho un mini-Poxviridae que se encargara de levantarme cuando cayera

Helmut recogió al pequeño MiniCallahan y se lo metió en el anchísimo bolsillo de su chaqueta a la que el muñeco debía asirse para no caer mientras miraba suspicaz a los que tenía a su alrededor

Ese pequeño autómata fue lo último que vi, pero ahora tal vez me explique porqué estaba a punto de atacarme cuando le descubrí, antes de perder el sentido. Querría amenazarle con desmontarlo, pero soy demasiado viejo y estoy demasiado cansado, quiero irme cuanto antes a componer poesías a la montaña

Trató de recuperar el aliento luego de la refriega. Agradecía a todo lo que conocía que Konrad no la hubiera atacado cuando estuvieron solos o estaría muerta en ese momento, o bueno en parte, no sabía si sus poderes en ese caso se hubieran activado o no. Los escuchó tranquilizarse y al ver a la presencia por fin dar cara suspiró aliviada, ya habían terminado todo. —Ahora que por fin se ha terminado todo, puedo hacerles ese kebab que tanto quieren sin miedo a que me maten por la espalda. Pueden incluso elegir que ingredientes extra quieren agregarle y todo — dijo mucho más feliz viendo como comenzaban a volar a un lugar seguro. —Lo único que quisiera ahora es saber si la señorita Porter está bien y poder sacarla de donde esté atrapada, después de todo seguimos sin saber si la atrapó un ente o no. — dijo un poco triste, pero lista para por fin alimentar a los pasajeros, que era su objetivo principal al haber subido a aquella máquina, estaba muy feliz de haber salido con vida.

El haber usado su fiel escoba, en vez de su arma de chispa fue, tal vez la peor idea que había tenido hasta el momento ese viejo conserje, después de todo ahora tenia mucho no, MUCHÍSIMO que limpiar después de que aquel ultimo enemigo cayera delante de ellos.

-Vaya... Esto me llevara mas que horas... -Comento desanimado, mientras sacaba su escoba del cuerpo muerto de aquella cosa y buscaba a Clarisa; su viejo cubo de fregar.

Pero antes deseaba recuperar las fuerzas. Luchar contra un ente gigante, vencerlo y descubrir que la presencia era un pequeño robot de su viejo jefe el Sr.J, le había dejado un tanto sediento.
-Yo mas que un Kebad, preferiría un buen refresco de Lima... -En ese momento lamento la falta de Vi entre ellos.

-Y por la señorita Porter no se preocupen, la liberare enseguida, ahora que el peligro a terminado, creo que ya puede volver con nosotros. -Dicho lo cual su bigote se agito antes de que su espalda crujiera, si se fuera por una de las puertas, para volver poco después con la mismísima Abby Nell Porter, sana y salva.

-Aquí la tienen, Señor Callaham, espero que sea indulgente. -Pidió a su actual jefe mientras levantaba una de las sillas y se sentaba en ella. -Espero que tu hayas tenido un mejor día, Alfred viejo amigo. -Pensó en alto, mientras tocaba el bolsillo abultado cerca del corazón.

Abby solo se pudo limitar a escuchar tan fiera batalla desde el lugar en donde se encontraba confinada, algo que sin duda no le gustaba del todo pues sabía que podría haber sido de mas utilidad fuera de aquella prisión en la que se encontraba, pero al final la paciencia tuvo su merecido logro, al ver que Scrafy llegaba a abrirle y liberarla de aquel lugar, indicando únicamente que habían vencido aquellos que estaban en el equipo correcto en contra de esas amenazas. Con una sonrisa terminó agradeciendo al conserje, mientras salía para reunirse con los demas sobrevivientes que habían quedado despues de toda la locura que habían tenido que soportar por bastantes horas seguidas, se quedó mirando sorprendida al ente que estaba muerto en el suelo, asi como al curioso robot que le estaba golpeando, aquella presencia que había estado observándolos desde hace bastante tiempo.

—Bueno... Supongo que entonces hemos salido triunfantes, aunque me hubiera gustado ser de mas ayuda en esta ultima batalla que dio lugar— Alzó la ceja, de forma divertida mientras miraba al conserje, quien había sido el que la había aislado en aquellas ultimas horas, algo que realmente no se sintió tanto asi que no estaba molesta ni mucho menos, mas bien feliz de haber podido salir viva de todas esas amenazas —Pero no me quejare, mas bien es momento de aplaudir el maravilloso trabajo de todos, pude escuchar desde el lugar en donde estaba la gran batalla que tuvieron, no fue fácil por lo que pude escuchar, en lo absoluto— Terminó de decir, buscando con la mirada a su compañero, aquel con el que al final había terminado abordando el Zeppelin por parte de una orden directa.

—¿El Profesor Ivo se sacrificó al final?— Preguntó, dando una calada a su pipa un tanto larga, asi como un suspiro despues de esta acción, le hubiera gustado decir "Misión cumplida" A su líder dentro de la hermandad con el Profesor a su lado, pero al final de cuentas lo importante es que se había cumplido con éxito la misma, era el objetivo al final.

Se quedó mirando por un segundo al resto de sobrevivientes, antes de poner su vista en Callahan mismo, de forma tranquila y divertida, despues de tanto se podían dar todos ese lujo ¿No? —Me uniré a la suplica del conserje aquí presente para que sean indulgentes con el, al final actuó con buena fe, de eso no cabe duda— Terminó de decir, dando una calada mas a su pipa mientras se tomaba un respiró, había estado completamente aislada por un buen rato y ademas de esto, toda la carga de las amenazas la habían agotado desde casi el principio, claro que no lo dejaría ver hasta esos momentos —Bueno... Ahora, creo que si sería mas que merecido un trago, toda esta locura se acumula al final ¿Saben? Eso nunca es bueno para una mujer de negocios como yo— Confirmó asintiendo un par de veces para ella misma.

En sus anteriores oficios, Callahan había visto a hombres y mujeres que le habían resultado un tanto repugnantes, aunque ninguno de ellos era tan monstruoso como la criatura en la que se había convertido Konrad Eggstein antes de su destino final. "Y encima tenía tentáculos..." pensó para sus adentros el jefe de seguridad, sintiendo un escalofrío que recorría su espalda. Solo lamentaba que el profesor LifeSteal hubiera terminado siendo devorado por aquel monstruo. Con suerte, aún seguiría vivo, pero no se hacía ilusiones.

-Yo me apunto sin dudarlo a ese kebab, doctor -le dijo a Poxviridae, preguntándose qué aspecto tendría el Doc Pajarraco debajo de su máscara de aguilucho-. A ser posible, que el mío sea de carne de pollo, pero con doble salsa. Tiene mejor sabor que el de ternera, y llevo una estricta dieta baja en calorías. -Se tocó los duros pectorales y agregó, divertido-: Este cuerpo no se consigue disparando a entidades cósmicas.

Callahan respiró aliviado al ver aparecer con vida a la señorita Porter, quien había estado siendo protegida por Scrafy en una sala secreta. De haber considerado secuestrador al conserje, habría pensado en que actuaba benévolamente. No obstante, el jefe de seguridad había creído que la secuestradora era la desapercibida señorita Roth, lo que había provocado la muerte de la silenciosa camarera en un intento por salvar a Porter.

-No tiene preocuparse por su acción, Scrafy. Por supuesto que seré indulgente -indicó el jefe de seguridad al conserje-. Gracias a usted, la señorita Porter ha sobrevivido. -Sus ojos se posaron de inmediato en la millonaria, una mujer intuitiva y fascinante, a la cual había considerado casi desde el inicio una de sus aliadas. Desde el principio, había temido recibir una puñalada por la espalda por parte de ella, creyendo que la misteriosa joven era mucho más de lo que aparentaba-. Abby, eh, señorita Porter... Me alegra ver que está viva. ¿Sigue aún abierta a la posibilidad de que la invite a esa cita? -Callahan arqueó una ceja, haciéndole recordar a su compañera la conversación que habían mantenido en los aposentos de Uriel J. Bright.

El Zeppelin por fin tocaba tierra donde diferentes miembros de seguridad aguardaban a los supervivientes quienes se les notaba desgastados, sin embargo, un aire distinto podía notarse en el semblante, un aire de tranquilidad y paz. Con el tiempo, los cadáveres fueron removidos y el Zeppelin restaurado para ser vendido al mejor postor, ya que a pesar de todo nunca se estrelló contando los peligros e impactos que sufrió. Al abandonar aquel Zeppelin y puestos a salvo con una mayor comodidad, un hombre de extravagantes vestiduras se aproximó al grupo.

- Muy buenas noches, soy el Director Hashing T. Huitzjingzensky, mi buen amigo y compañero Uriel sabía que algo ocurriría en este viaje, quién sabe si fue su rebeldía o ansias de acabar con los entes o fue una gran estupidez como se lo había repetido millones de veces. Muchos sabrán de cierta hermandad, la cual nuestra querida Porter es parte junto al profesor Ivo, que en paz descanse. - El hombre se quitó el sombrero por unos segundos y volvió a colocárselo.

- Seguramente querrán explicaciones, por eso estoy aquí y dado que son un grupo pequeño me gustaría presentarle los hechos de los que no estamos muy orgullosos como organización. Soy el actual director de la Hermandad de Dagón, cuyo deber es el acabar con los males ocultos de nuestra tierra, nuestro valioso miembro Uriel J. Bright ofreció una estrategia arriesgada para acabar de una vez con estos seres llamados "J'arkza Th'uul", larvas interdimensionales que buscan la extinción del hombre a largo plazo, es decir que se alimentarían de nosotros como granja humana; llevamos unos cuantos años luchando con el paradero de estos seres ya que pueden suplantar la identidad de quienes mantengan una vibración media-baja en temas de energía. - Hashing sacó un cigarrillo y lo encendió.

- Teníamos en nuestro conocimiento que estos entes probablemente suplantarían a personas de la alta sociedad, sin embargo nuestras pruebas sólo llegaban hasta ahí, supongo que necesitaban tener alguna especie de contacto cercano a estas personas para expandir su raza, por lo que Uriel decidió hacer una invitación a un número preciso de personas y así dar con estos entes, poniendo en riesgo la vida de inocentes claro está. La compañía de Uriel junto con la hermandad les brindará el apoyo necesario, terapias, monetario y jubilación si así lo desean, no tendrán que preocuparse por nada, es lo mejor que podemos hacer y les ofrezco una disculpa en nombre de Uriel y en nombre de la hermandad de Dagón. - Tras la explicación hubieron algunos intercambios de palabras hasta que finalmente abandonaron aquel lugar. 

FIN

Era una noche con el cielo lleno de estrellas, la ciudad comenzaba su vida nocturna donde diferentes carruajes y vehículos a vapor llenaban las calles; un grupo de personas se habían reunido en un restaurant cuyo nombre rezaba: Helen's, en la entrada del lugar, iluminado y adornado con flores y estatuas peculiares. La chef había salido de la cocina con una gran bandeja en su mano derecha y sonriendo al grupo pronunció:

- ¿Kebab? - Helen Rossier colocó la bandeja llena de bebidas y kebabs en la mesa, donde Poxviridae tomaba con una violenta delicadeza su porción que se llevaba a sus fauces, Samuel J. Callahan sonreía hacia Abby Nell Porter, quienes decidieron tomar el mismo Kebab, finalmente Callahan cedió la porción a la señorita Porter. - Vaya. - Scrafy se asombró y movió de una manera alegre su abultado bigote, tomó un kebab y comenzó su festín, finalmente Helmut Bosengeist compartía un pequeño pedazo de kebab con su pequeño homúnculo con cara de Callahan.

Así la noche seguía su curso, así las vidas de estas personas comenzaban a volver a la normalidad.