Un pequeño suspiro escapo de la boca de Abby, escuchando como se comenzaban a echar las respectivas culpas poco a poco, algo que por supuesto no era para menos considerando lo caótica que era esta situación en particular. Por lo que sin mas ella misma decidió esperar un poco para poder escuchar a cada uno de los que estaban comenzando a hablar, antes de por supuesto hacerlo ella misma —Creo que debo concordar con el señor Eggstein cuando menciono que solo votar por votar no es lo mas inteligente que se puede hacer, claro se puede sospechar de Di Palmare pero ¿Estar ausente es motivo suficiente? Si nos basamos en solo nuestras creencias podríamos estar simplemente mermandonos a nosotros mismos y poniéndonos en una clara desventaja ante el dichoso asesino— Comentó primeramente, ella era una mujer de negocios, algo que había aprendido de manera maravillosa gracias a su familia y posteriormente a su esposo, la seguridad al momento de decidir algo era usualmente parte de su vida cotidiana, no se basaba simples creencias o instintos, por lo menos si se tuviera un argumento mucho mas importante o completo respecto a Di Palmare podría dar su voto contra el sin embargo, las palabras del doctor Poxviridae estaban ganando su interés mucho mas rápido.
—Con esto dicho, mi votó sera para Scrafy despues de todo... como ya lo han dicho no solo a estado directamente involucrado en una escena del crimen, sino que trata de mantener un perfil bajo en todo momento... Aun asi a tenido la oportunidad de estar en todos los lugares delante de nosotros— Terminó de decir, basándose en lo que acababa de escuchar anteriormente, las acusaciones contra el conserje del Zeppelin estaban mucho mas cimentadas que contra las de Di Palmare, un simple "esta muy silencioso" lamentablemente no bastaba para ella en esos momentos tan cruciales.
Scrafy agradeció en primer instancia la atención que su nuevo jefe le estaba otorgando, aunque tenia claro que ninguno de los presentes tenia intencion de ayudar o curar a un simple trabajador.
Scrafy escucho a cada uno de los invitados con interés y aunque no entendía para nada sus locas teorías contra él u otros si sabia que eso podía acabar muy mal para el pobre conserje. -Han pensado que no tiene sentido que aquel que sea el mas tranquilo de todos y el que menos sabe o habla ¿Sea el acusado de ser un ente? No a estas alturas. Es... ilógico, si yo fuera aquel que mato a Mr.J procuraría estar atento, que no se me señalara y subirme al carro de alguno que ya tenga un voto previo por supuesto. Sobretodo no arriesgarme,a "limpiar" algo cuando se me puede acusar mas tarde de ello. Es mas, creo que solo me están utilizando de chivo expiatoria aquellos que si son culpables.
El conserje negó con la cabeza y recoloco su labio superior para mantener su bigote recto. -Y lo peor de todo es que el Sr.Callahan a elegido muerte, por lo que están hablando a la ligera de matar a alguien, no siendo mejor que los entes esos y aun peor. Tal es mi tenacidad a demostrar mi inocencia mientras este vivo, que me obligan a votar a otro de los trabajadores, para evitar mi propia quema. -Nego con la cabeza. -Estos ricos están locos...
Cuando Vi la miró, pudo ver el temor y la confusión en su mirada, aunque si ella misma lo sentía, se encargó de ocultarlo muy bien. Su falda larga cubría el leve temblor de sus piernas y su suave tacto hacia la camarera escondía su falta de calor corporal. A pesar de las claras señales fisiológicas de su nerviosismo, su rostro permanecía orgulloso, elegante, tal vez un poco arrogante.
- Te entiendo, cariño. Solo trata de calmarte que haces mejor así - le sonrió de manera cálida y acariciando su mejilla de manera amable, buscando reconfortarla como lo haría una madre a su pequeña en una noche tormentosa.
Entonces, Poxviridae llevó la cabeza decapitada de manera desafiante hacia Roxanne. La chica solo le miró alzando una ceja y con una sonrisa traviesa. No se sentía nada a gusto con aquella demostración de fascinación por la sangre, pero no demostraría su temor, no ante posibles fans.
- Es usted todo un conquistador, señor. Dudo que muchas doncellas tarden en caer a sus pies. No sé si me acusa o trata de conquistarme, pero no se preocupe, no tema por mí que yo no temo por mí misma. No temo a los muertos, solo respeto su descanso. Y contonear su cabeza da autorización a que se haga lo mismo con sus restos de llegar un momento así, cosa que, personalmente, espero que no le llegue - sonrió y dio un pasó al frente, tomó una calada de su habano y acercándose al enmascarado, la soltó cerca suyo para luego alejarse sonriente.
- Confío en su criterio por el momento. Sin embargo, me inquieta un poco la perseverancia de la hermosa Devra con el Señor Callahan. Tal vez sea algo a tener en cuenta por ambas partes -.
-Votando a Scrafy, provocarán la muerte de un hombre inocente -dijo el jefe de seguridad, con verdadero hastío. Había dicho todo lo que tenía que decir, sobre todo en la pequeña reunión que se había producido en la cocina-. Señorita Von Slandikha, solo queda su voto. Puede ser decisivo.
Acto seguido, Callahan observó con una profunda tristeza a Scrafy, sin saber lo que iba a suceder con el conserje una vez que finalizara la hora y resultase ser el más votado.
-Hice lo que pude, señor Scrafy -le dijo, palmeándolo en un hombro-. Si las votaciones no cambian y esto es el final, sepa que usted ha sido el mejor conserje que pudo tener un zeppelin.
Se quedó mirando a los que votaban, comprobando que el empate era más que inminente y decantando la votación prácticamente en un solo voto. Estaba de acuerdo con su decisión, al fin y al cabo había dificultado su trabajo en sobremanera y posiblemente perdería pistas relevantes que ya no era capaz de recuperar. Sin embargo la intervención de Callahan, quien era el único inocente a sus ojos hasta ese momento, hizo que la duda asomara en su conciencia.
Dime un único motivo por el cual dices que Scrafy es inocente. Si me convence cambiaré mi voto.
-No sé si Scrafy es inocente -aseguró Callahan, encogiéndose de hombros a la pregunta del médico-, pero el hecho de que después de que le votases se hayan sumado tantos votos en su contra con el único fin de salvar a Di Palmare, me hace pensar que nuestro conserje es inocente. Nunca me he fiado de los cambios repentinos de actitud, y no hace mucho acabo de ver uno.
El jefe de seguridad no dijo nada más. A su entender, todo apuntaba a que un segundo inocente sería el más votado y, a diferencia del caso de Bösengeist, esta vez la sentencia era a muerte.
Se mantuvo en silencio fijándose sobre todo en los que habían votado a Scrafy antes de detenerse en Di Palmare, cavilando entre las distintas posibilidades. Volteó el rostro hacia la cabeza decapitada de Uriel, acercándola a su oído como si estuviera diciéndole algo antes de asentir una única vez de forma lenta.
Lo sé, me he dado cuenta yo también.- Se giró sobre sí mismo, apoyando una mano en su bastón y otra llevándola en la espalda mientras andaba, ligeramente encorvado.- Muy bien, cambiaré mi voto hacia Di Palmare pero déjeme darle una advertencia, Callahan.- Levantó el índice de su mano libre, señalando que quería mencionar una cosa.- Por ahora creo que ambos hemos depositado confianza en el otro, pero recuerde que dije que aquellos que no esconden nada son los que se muestran tal y como son.- No sabía si eran sus palabras exactas cuando el jefe de seguridad tuvo esa extraña visión, pero el mensaje era el mismo.- Esas extrañas “incursiones” que estáis haciendo un pequeño grupo, las triquiñuelas en privado para hablar de vuestras cosas no me inspiran nada bueno.- Señaló a los que acababan de volver de la cocina, el que parecía el lugar de reunión.- La confianza es un hilo muy fino del que, si se tira demasiado, acabará por romperse. Por ahora, Callahan, ha tenido mi protección, pero tal cual se la he brindado puedo quitársela. Entiende qué quiero decir, ¿verdad? – Si era una amenaza o no, lo dejaría en manos e interpretación del propio Callahan.
Scrafy, no te entrometas en mi trabajo o la próxima vez no seré tan benevolente.- Soltó otra carcajada, rompiendo la tensión que se había formado momentáneamente antes de cambiar su voto.
-Gracias señor. Solo hubiera esperado que no hubiera elegido la sentencia de muerte, mas y cuando hablan de mi propio pellejo. Y tal y como dice usted yo soy tan inocente como el propio Señor J. -Miro al viejo cuervo. -Sino que él le pregunte a la cabeza y sabrá que no miento. Scrafy nunca mintió. -Se sentía orgeloso tocándose el corazón con el puño cerrado, tal vez recordando tiempos mejores donde era alabado por limpiar concienzudamente las habitaciones y nos vilipendiado por hacer su trabajo.
Las ultimas palabras de aquel viejo-joven-Oveteasaberque, se dirigió de nuevo al viejo Scrafy y no quiso callar la oportunidad de mostrarle su enorme error.
-El daño ya esta hecho, profesor. Escuche la pobre argumentación de la cocinera, vota por mi porque no hay mejor elección. Yo creo que si la hay, mas cuando se de mi inocencia, pero usted a causado que la vida de este conserje no valga mas que un loco que pasea la cabeza del Señor J. y finja hablar con ella. -Agito su bigote. -Aunque admito que le doy la razón sobre aquellos que se reúnen a expensas de los demás, da pie a pensar cosas, cosas conspirativas. -Alzo la mirada pensativo. -Por el bien de ambos espero seguir respirando al menos una hora mas.
Siento decirte que andas equivocado, jovenzuelo.- Señaló a la cocinera mientras respondía a Scrafy.- Ella votó por el Profesor LifeSteal y, en todo caso, no he hecho una campaña acusatoria. Te voté en su momento, y lo mantengo, que me pareció sospechoso que limpiaras la escena de un crimen cuando la sangre podría haber dejado un rastro de huellas, pelos o simplemente ADN que rastrear. Además, fuiste uno de los tres heridos, para mí los potenciales sospechosos, justamente antes de desviar la atención hacia Callahan. Si el resto ha decidido seguir esa corriente porque no quieren pensar con su propio cerebro no es mi culpa, sólo expuse mis sospechas como hicimos todos y, ante la insistencia del único inocente sabido, decidí rectificar. Eso no significa que confíe en ti, ni en ninguno de los heridos, es más, no voy a daros atención médica hasta que tenga la certeza de que sois de fiar.- Esperó esta vez dejar las cosas claras con el conserje.- Por eso, cuando vea que hay sangre o una escena contaminada, antes de coger el mocho llámeme y déjeme inspeccionarla, ¿entendido?
Miró a la cabeza de Uriel soltando una carcajada.
Y para tu información, la compañía de nuestro amigo me está brindando de pistas que no podéis ni imaginar.- Acarició el cabello reseco del decapitado, enredando las uñas alargadas entre los mechones.- Estamos cerca, sólo necesito seguir analizando más muestras para poder deciros con seguridad un nombre.
En medio de las discusiones y argumentos notan que alguien ha desaparecido, se trataba de Debra Von Slandikha quien parecía haberse esfumado de la faz de la tierra, o al menos del Zeppelin.
-¿Que puede saber de pistas en un charco de sangre un humilde conserje? SI TANTO SABE. -Curioso que el conserje alzara la voz, aunque era tan poco que algunos ni estaban seguros de ello. -ENTONCES, igual debió avisarlo en primer lugar o ir conmigo cuando el Sr.Callaham me pidió llevar la cabeza. Ciertamente no es mi error, porque no tengo la sapiencia de los catedráticos que saben de todo. Soy UN HUMILDE CONSERJE que solo sabe hacer su trabajo lo mejor posible. Y el hecho de que me acuse de querer limpiar las pruebas cuando yo me dedico a limpiar desde mas tiempo del que recuerdo, no me hace mas que sospechar que me esta usando de cabra expiatoria o como repanpanos se diga. -Esto subía de tono, ya hasta decía palabrotas... o lo intentaba. -Para tener un inocente muerto en cuanto marque la hora, para que los entes o quien chifladuras este haciendo esto, sigan haciéndolo.-Cambio de pierna, empezaba a dormisele.
-Y sí, estoy herido, al igual que otros dos miembros mas, porque si HUBIERA ESTADO ATENTO A LOS ACONTECIMIENTOS, se daría cuenta que algo nos golpeo a todos, pero solo a tres de nosotros nos afecto realmente, por estar agolpados para saber el porque el Sr.Callahan había disparado. PERO CLARO, eso no es conveniente para acusar a este pobre conserje inocente. ¿Verdad? -Suspiro un tanto molesto, no le gustaba enfadarse, no iba con su persona.
-Espero que la cabeza del señor le responda rápido. No vaya a arrepentirse despues -Sentía que aquel hombre les tomaba el pelo, con el cuento de la cabeza, pero eso era una batalla que no pensaba batallar.
aaaaa confundi a la cocinera con la cantante XDXD ambas son tan anodinas... XD
Vineccio ya había tenido la intención de preguntarlo en la cocina, lugar en el cual Abby Nel Porter se le había adelantado, y había cuestionado a Callahan sobre los motivos de sus sospechas. Muy confiado, el hombre había respondido que le parecía el principal sospechoso de haber asesinado a Uriel por no haber votado a quién encerrar en el primer día. ¿En serio aquello justificaba tal grado de sospecha? ¿Aquello lo hacía merecedor de la muerte? Era una idea estúpida, la mirase por donde la mirase. La razón de no haber votado la primer vez era la misma por la cual, de haber tenido elección, no habría votado ahora: no llevaría su dedo hacia alguien sin un mínimo indicio de sospechas, guiándose, como Callahan, por una mera corazonada. Aunque para Callahan aquella corazonada había de se realmente importante, pues le había jurado la muerte sin importar qué hacía tan solo unos minutos en la cocina. Vineccio miró a los presentes, serio y mucho más calmado que hacía una hora, habiendo aceptado la situación en la que de alguna forma había llegado a encontrarse.
—La única razón por la que me están votando es por no haber sospechado de nadie. Son conscientes de eso, ¿verdad? —Vineccio llevó su mirada hacia Callahan cuando este dio su argumento por el cual él sería culpable, y entrecerró los ojos. No lograba entender por qué aquel hombre estaba tan decidido a hacerlo morir—. Honestamente, no creo que lo que hizo Scarfy lo haga merecedor de la ejecución, pues aunque sin duda es una actitud cuanto menos sospechosa cierto es que no demeustra su culpabilidad, y no creo que matarnos a ciegas hasta por aras del destino dar con el asesino sea el camino a seguir. Pero si lo que quiere es seguir ese maquiavélico plan, jefe de seguridad, lo que más sentido tiene sería comenzar por Scarfy. A mis ojos es el único que ha hecho algo sospechoso —Vineccio no pudo evitar observar al hombre que seguía con la cabeza de Uriel... sólo ver aquella cabeza hacía que un escalofrío recorriese todo su cuerpo. Ese hombre era muy raro— por lo cual lo que no entiendo es cómo no le encuentra sentido a que sea votado... De todos modos, reitero. No creo que asesinar al azar sea el camino... ¿Qué nos diferenciaría del asesino entonces?
El semblante de Vineccio se había mantenido serio durante todo este tiempo. No quería morir, allí fue donde encontró su determinación para, de alguna forma, dar semejante... ¿discurso? Todo estaba sucediendo a un ritmo vertiginoso, y por más que no lo demostrase, las ansias de sangre por parte de aquel hombre le ponían los pelos de punta. Como ya había explicado en la cocina, no creía que Scarfy fuese el asesino, al menos no por haber limpiado aquel lugar, pero de lo único que estaba seguro era de su propia inocencia, por lo cual si debía escoger entre su vida y la del potencial asesino, escogería la suya.
Con el arranque de rabia de Scrafy, el extraño doctor simplemente se quedó esperando a que terminara su retahíla mirándole fijamente en silencio, disfrutando de la situación. Cuando terminó se formó un largo silencio, un tanto incómodo teniendo en cuenta la gravedad de la situación y la discusión que estaban teniendo y podía matar a uno de los presentes, un silencio que se rompió por el quejido de sus engranajes.
¿Te importa jovencita? – Tendió el bastón a Violet Roth, la camarera, esperando que ella le hiciera el favor de sostenerlo durante unos segundos.- Siempre supe el gusto de Uriel por las pelirrojas, seguro que le gustará que le sostengas un rato.- Se remangó las manos dejando ver que, donde debía ir piel bajo la tela, había unas placas metálicas que se pegaban a sus antebrazos y se enlazaban con sus músculos como si fueran un parche.
Llevó sus manos al bajo de la máscara donde la compuerta se abrió y, tras escuchar lo que parecía un escupitajo que escondió entre sus dedos, alzó el rostro con una carcajada.
Felicidades Scrafy, acabas de sumarte al pequeño club de confiables. Recuerda, los que no tienen nada que ocultar actúan a la luz del día y tu golpe de rabia me ha conmovido.- Abrió las manos para enseñar una pequeña cápsula azul cubierta de baba, sangre, y algunos fluidos que era mejor no preguntar.- Acabas de ganar un anticuerpo.- Limpió como pudo la cápsula, aunque sus dedos estaban cubiertos con la sangre reseca de Uriel así que poco se sabía si estaba quitando suciedad o incluyendo más.
Se acercó al conserje y, con un rápido movimiento, le metió la cápsula en la boca y le obligó a tragarla, pudiendo notar Scrafy que sus heridas sanaban de forma instantánea.
Las últimas palabras del doctor le dejaron un tanto desilusionada. Lo miró con una sonrisa seductora y dijo - Creí que el circo tenebroso ya te había dado indicios de algo para acusar al conserje, pero sí tu acusación estaba mal infundada, creo que no tiene mucho sentido seguir tu razonamiento. A menos que lo hayas hecho como un retorcido experimento social para ver quién podía caer - miró al conserje y con una sonrisa amable, se dirigió a él esta vez.
- Si no hay una razón para sospechar no lo haré y como aún me encuentro algo perdida en por qué Di Palmare es sospechoso, votaré por mí misma. De esa manera, no caeré en el error de votar sin claridad. Mis sospechas iban infundadas hacia Debra, pero al no estar, creo que es inútil hablar de ella ahora - sin decir mucho más, vuelve a su posición inicial mientras da una calada a su puro.
La acción del hombre cuervo de metal le pillo de sorpresa. -Vaya.
Pero mas aun el actuar del segundo profesor quien a todas normas quiso librarse de él al votar en el ultimo segundo contra su simpática persona, un claro ejemplo de aquellos que tienen miedo a los inocentes, seguramente un ente de aquellos que nombraba el Sr.Callahan, pero por culpa del cúmulo de sorpresas que llevaba Scrafy este solamente llego a encajar un: -Vaya. -Era una noche llenas de sorpresas para el sorpresivo y humilde conserje.
Vineccio miró a un lado. Parecía que no escaparía de aquello, estos serían sus últimos momentos. ¿Cómo lo asesinarían? Qué curioso sería descubrirlo. Aquellos supuestos justicieros en su pérfida cacería de brujas no demorarían demasiado en comenzar a asesinarse entre sí, pues el salvajismo de las personas relucía con intensidad en momentos así. "Otro antes que yo". Aquella filosofía de vida se había mantenido durante mileños, sin cambio alguno. Era sin duda una forma de ser innata al ser humano. El maquinista, con su gorra tapándole los ojos y la cabeza inclinada hacia abajo, sonrió mientras se acariciaba su larga, frondosa, magistral y estupenda barba.
Alguien había esparcido rumores en la tripulación, manipulando los votos. Qué bajeza... Y pensar que no sería nadie más que el pobre de Scrafy, que nada tenía que ver con todo lo que estaba sucediendo, quien se hubiese llevado una dolorosa e injusta muerte que no merecía. Vineccio habría querido disculparse, pero al final sería él quien moriría, con lo cual aquella culpa desaparecía. «Un premio de consuelo», pensó. «Más o menos». Di Palmare levantó un poco la cabeza y miró de reojo a Poxviridae. Su rostro se ensombreció, para luego girarse un poco y dejar que la gorra lo cubriese nuevamente.
Así que ahora moriría... en apariencia. Nunca antes había conocido la muerte: el dulce descanso que se le otorgaba a los mortales cuando sus signos vitales desaparecían por completo y exhalaban su último aliento a modo de despedida. Él, al igual que todos los suyos, no gozaría nunca de ese descanso, pues lo único que moriría sería su sucia carcasa. Luego de muerto viviría a través de los ojos de alguien más, sin importar qué, por toda la eternidad. La verdad, se apiadaba un poco del Vineccio real. Había sido un buen hombre en su vida, pero aquel trágico suceso lo había condenado, cambiando su vida por completo de una forma que jamás habría imaginado. Quizás sólo fuese su imaginación, pero a veces sentía gritos desaforados en un volúmen muy bajo que venían desde lo más profundo su interior. ¡No lo hagas! -gritaba en un tono angustiado. Pobre de él. A pesar de todo el tiempo que había pasado, no se había dado cuenta aún de que su mera existencia no tenía ya razón de ser. Sin un cuerpo, los humanos eran simple metafísica.
—Callahan. Te he preparado un regalo que espero disfrutes... si tanto te preocupa tu tripulación, más te vale probarlo —Vineccio alzó su mirada hacia él con una imperceptible media sonrisa— imbécil.
Dicho esto, el maquinista tomó aire lentamente. Dejaría solo a su compañero en aquella ardua misión. Lo sentía, lo sentía mucho, había hecho todo lo que estaba a su alcance. Aunque todos estuvieran en su contra, no debían olvidar que peleaban por un bien mayor que salvaría a millones... y aún así, estaba seguro de que nadie en aquella nave comprendería sus motivaciones. Era algo triste, pues de haber llegado a un acuerdo podrían haber evitado innecesarias muertes humanas, pero aquellas despreciables criaturas guiadas por el egoísmo en su estado más puro jamás darían el brazo a torcer, y eso era algo que los suyos sabían demasiado bien.
—D—calló en el instante en que se dio cuenta que decir aquello posiblemente pondría fin a su misión. No necesitaba decir su nombre, ya sabría que aquel mensaje iba dirigido a su persona. Vineccio suspiró—. Te encargo el resto. Ten cuidado, ¿sí? —dijo por último con su mirada perdida en el suelo. Vineccio levantó la cabeza y dejó caer su gorra mientras abría sus brazos por completo. Resistirse ya no tenía sentido, no tenía armas ni aún la fuerza necesaria para defenderse—. ¿Y bien? ¿Quién de ustedes será mi asesino? ¿Callahan? Te noto muy entusiasmado.
Básicamente cualquiera puede matarme ahora de la forma que más le guste (por linchamiento), con fines narrativos más que otra cosa. Creo.