Partida Rol por web

Observo la extraña luz que cae del cielo fijamente viendo la figura que se forma en ella. No puedo evitar fruncir el ceño porque me parece evidente que, debajo del teatro, hay un ser de carne y hueso. Más que nada porque ya no puedo decir vivo.

Entonces empieza un auténtico dilema dentro de mí, entre mis convicciones eclesiásticas qué dicen que podría tratarse de una visión de un ángel y mi visión más pragmática que dice que he visto muchas cosas y muchos trucos en este tiempo como para tragarme algo así.

El nombre que dice, Cappadocius, realmente no significa nada para mí más allá de que el apellido de ese tal Japhet. Finalmente me decido a hablar. Ustedes no están emparentados por nacimiento. Por tanto debo asumir que usted es también un vampiro y seguramente uno muy antiguo. Diría que el fundador de una línea familiar entre los suyos.

Tras plantear esas conclusiones escucho sus palabras. Pero aunque quizá no me lo crean, no todo mi entrenamiento fue marcial. Seguramente si es un filósofo no puede responderle a todo lo que plantee, pero al menos a estos si puedo responderle.

La sabiduría es un camino de múltiples senderos. Porque la sabiduría de una persona puede ser la ignorancia de otra. Un noble siempre despreciará a un campesino a pesar de que sea capaz de intuir cuándo va a cambiar el tiempo.

Uno no debe quedarse con una única sabiduría si quiere alcanzar una sabiduría plena. Por lo tanto mi pregunta es, ¿de qué tipo de sabiduría hablamos? ¿Quizás alguna que nos permita librarnos de la maldición?

Japhet les indicaba ahora que tendrían que traer a Claudius Giovanni ante él en una semana. Un cometido que probablemente fuese complicado de llevar a cabo, dado que Claudius estaría en compañía de los otros conspiradores, y Piero sabía que el número de sus compañeros había mermado en gran medida.

El pintor florentino observó a aquel monje que se presentó como Cappadocius, fijándose en que su hábito era blanco y todo en él hacía pensar en una especie de líder mesiánico.

-¿Cuál es esa sabiduría de la que habláis? -le preguntó a Cappadocius, intrigado por sus palabras, pues habían sido realmente enigmáticas-. ¿Y por qué decís que sois quien una vez fue Cappadocius? ¿Acaso ya no lo sois?

.     - Aparte de indicarle al conde Giovanni que venga en una semana quiere darle a él y a los suyos o a nosotros algún otro mensaje o envió de su parte señor Japhet? -.     María Azkarizade responde y pregunta asumiendo su papel actual de mensajera o emisario con una breve reverencia cortesana tras escuchar y sonreír tanto a Bylyana como a Piero por sus respectivas y apropiadas intervenciones y tras ser testigo de la misteriosa aparición del sire del Capadocio la duquesa le miro con seriedad y tras escuchar la respuesta al pintor y meditar le pregunta a Capadocius:

          - Ambicionamos dicha sabiduría para aliviar los corazones nuestro sabio anfitrión!    Pero cómo, dónde y cuando podemos alcanzar y comprender las enseñanzas del libro de Nod u otras más que nos pueda o quiera recomendar o facilitar?

- Señor sí, creo que la sabiduría es el don más apreciado, quiero adquirir esa sabiduría de ese libro. Completó Enzo que era un informador fiel de todo lo que escuchaba, y que sabía que la información era poder quería obtenerla para así beneficiarse en ese nuevo mundo, y nuevo aspecto que había adquirido de una forma tan dramática.

Sabiduria mas alla de la vida  era lo que siempre habia buscado Albert y aquel hombre que sin duda  tenia habilidades y conocimientos les ofrecia algo que el medico no podia rechazar, algo que igual compensaba aquella monstruosa transformación.

Si por favor, compartid conmigo esa sabiduria - dijo emocionado el medico

Antes de estas últimas noches habría atribuido esta aparición a alguna clase de manifestación divina, pero quizás ya no es posible. Es, pienso ahora, una demostración de algún tipo de poder que aún no comprendo.

Ese libro de Nod debe ser algo similar a las Sagradas Escrituras para estas criaturas, y es posible que podamos aprender algo más sobre nuestra condición actual. Las palabras de algunos de mis compañeros suenan bastante filosóficas y cultivadas, pero yo soy un soldado. Esa forma de hablar no va conmigo. Dudo siquiera que pudiera expresarme así aunque lo intentara, puesto que no creo en ello. Soy más de ir al grano. Sabiduría para mí, es similar a conocimiento. Y si eso me ayuda a avanzar en mi nueva condición...

- Lo acepto - digo -. Si esa sabiduría puede mostrarme y hacerme comprender qué soy ahora mismo, quiero saber.

De acuerdo, aceptaré lo que me ofreces

Era bastante escéptico con todo el asunto, y desconfiado cómo una mamba negra, era cómo ser el sapo de otro estanque, más ahora todos parecian compartir la espectativa, el ex monje ahora solo quería saber de que trataba el famoso conocimiento que abriria sus mentes.

Anton sabía poco de los vampiros, pero aquel tal capadoccio no parecía como los vampiros a los que había visto.
- Alcanzar la sabiduría es algo que todo el mundo desea, yo no soy la excepción. - Dijo prudente sin saber que era exactamente lo qu eofrecía aquel hombre.

De momento ya tenían la respuesta que venían buscando, pero lo del libro de Nod le sonó raro.
- ¿Que es el libro de NOD? - No pudo evitar preguntarlo.

Ustedes no están emparentados por nacimiento. Por tanto debo asumir que usted es también un vampiro y seguramente uno muy antiguo. Diría que el fundador de una línea familiar entre los suyos.

-No te falta razón 

-¿Y por qué decís que sois quien una vez fue Cappadocius? ¿Acaso ya no lo sois?

-Lo soy y no lo soy, lo que una vez fue ya no es

Aparte de indicarle al conde Giovanni que venga en una semana quiere darle a él y a los suyos o a nosotros algún otro mensaje o envió de su parte señor Japhet?

-Solo trasmitidle el mensaje

 ¿Que es el libro de NOD?

-Es un libro muy antiguo, hay quien lo llama la Biblia de los vampiros, es la historia de los primeros vampiros y contiene la sabiduria de los primeros

Después de las crípticas y reservadas respuestas del ser que ilumina la habitación, éste espera que todos queráis recibir la sabiduría, entonces sonríe con amabilidad

-Entonces, haced esto: volved a los mismos templarios que os atacaron, perdonadles y dadles vuestra bendición. Después volved a mí y seréis sabios

¿Perdonamos a los trozos que quedaron? digo extrañada aunque mirando a los otros. ¿O acaso sobrevivió alguien? En ese momento no estaba muy razonable.

En cualquier caso digo mirando a la figura resplandeciente, haré lo que pueda.

-Hubo quienes sobrevivieron, pero dudo que se encuentren allí, debéis perdonad a los cadáveres y darles vuestra sincera bendición

Albert era un poco reticiente , al fin y al cabo de que les podia servir a aquellos cuerpos el ser bendecidos por algo que odiaban en sus almas, pero de todos modos no tenia nada que perder ofreciendoles perdon - como desee no abra problema por mi parte- dijo simplemente

Medito la petición de Cappadocius. En parte, como soldado, no puedo culpar a los templarios. Como soldados no luchamos por odio, sino por lo que creemos y a las órdenes de nuestros superiores. Lucharon con valor; por miedo hacia lo que somos.

- Bien - digo -. Entiendo que temían lo que somos. Supongo que no puedo culparlos por ello. Confieso que yo tampoco llego a alcanzar a entender qué somos y cómo es posible. Estoy dispuesto.

Había algo que en su mente no quedaba claro, debían perdonar a sus atacantes y conseguir así la sabiduría?

Eso no solo era peligroso si no también bastante problemático, donde encontraría a esos patanes que sirven al dios que los quiere muertos?

Aún que esto sea un riesgo para nuestras vidas... Haré lo que pueda.

Afirmó finalmente con un leve siceo de disgusto.

       - Sabe usted dónde podría estar y quién puede poseer el libro de Nod? -     Pregunta María al sabio cainita tras escuchar interesada lo que podia contener el manuscrito.     Tras escuchar al anciano y a algunos de sus "hermanos de sangre" hablar acerca de la idea de perdonar y bendecir a los templarios la duquesa meditó un poco la idea y recordando su instrucción religiosa respondió a Japhet después de personarse haciendo la señal de la cruz:

      - Se refiere señor Capadocius que perdonemos y bendigamos a los templarios así como cu cuando las sagradas escrituras Jesucristo perdonó y bendijo a sus captores y la chusma que gritaba y apoyaba su injusto y horrible calvario para trascender ... no como el mortal que los allí reunidos veían ser crucificado, sino como la deidad que resucitaría, conciente qué el mismo había decidido sacrificarse, así como nosotros fuimos sacrificados por nuestros respectivos creadores?     Por favor nos pueden facilitar unas palas y picas para hacer una fosa común dónde darles cristiana sepultura?

A Piero la petición de que perdonaran a los templarios le resultaba de lo más extraña. Como había dicho Bilyana, tendrían que perdonar a los cadáveres, dado que la mayoría de los guerreros a los que se habían enfrentado estaban muertos o bien habían huido para salvar sus vidas.

-De acuerdo, les perdonaremos -accedió el pintor florentino, aunque sin llegar a entender de qué modo aquello podía acercarles a la sabiduría de la que hablaba Cappadocius.

Perdonarlos.... ? Si rencor no les guardaba ¿Pero ellos a él? Se preguntó.
- Haremos como decís. - Le aseguró Anton. - Con las dos cosas. - Completó con una reverencia.
Aún sentía la sangre de aquel hombre quemando en su garganta. Se llevó la mano a su mentón y su boca y carraspeó incomodo al recordar aquella sensación.
- ¿Por que esos hombres quemaban?

¿Cuánto había pasado desde que las sombras cobraron vida? Si debía ser franca lo desconocía, de hecho al despertar en este monasterio aún notaba el las riendas en mis manos y las ganas de espolear al animal para alejarnos de aquel sumidero de oscuridad. Las explicaciones de Roderigo tampoco es que sirvieran de mucho y la imposibilidad de obtener respuestas dejaban el silencio como única salida. Eso era lo que necesitaba para salir de esta y la opción a la que me aferré con todas mis fuerzas, opción que se demostró fundamental cuando finalmente nos guiaron hasta nuestro objetivo.

Japheth bien podría haberse presentado y cuidado de nosotros, aparentemente, pero lo cierto es que en ningún momento nos demostró que pudiera ser diferente a todos los vampiros con quienes nos habíamos cruzado. Bien podríamos estar prisioneros en este tétrico monasterio y él estar jugando con nosotros del mismo modo que lo hicieron nuestro sires. Finalmente, el devenir de los acontecimientos no me pareció tan alejado de lo vivido en la casa de Giovanni y si mucho más terrorífico.

Cappadocius había optado por presentarse envuelto en un haz de luz, emulando a la divinidad de los ángeles y ofreciéndonos guía en nuestra oscuridad. Sin embargo seguía siendo un vampiro, uno realmente antiguo y poderoso, el cual seguro que sería capaz de acabar con nosotros con el simple hecho de desearlo y lo aterrador era que buscaba nuestra admiración. Si, admiración, del mismo modo que un alumno admira a su profesor pero... ¿Por qué alguien como él deseaba nuestra admiración? Sin duda era mejor continuar guardando silencio y, por extraño que me resultara, evitar llamar su atención.