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Crónicas Giovanni: La última cena

Prólogo Etienne

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26/08/2019, 22:30
Director

Hace varias semanas Etienne recibió la visita de un mensajero ricamente ataviado. Le llevaba una invitación perfumada para que asistiese a un suntuoso banquete en la mansión del señor Claudius Giovanni. Giovanni pertenece a una rica familia de comerciantes italianos, y es tan temido como respetado. Una invitación como esta es un gran honor, que no puede ser desdeñado a la ligera, ni siquiera aunque provenga de alguien tan misterioso y de tan siniestra reputación como Claudius Giovanni.

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27/08/2019, 16:41
Etienne de Bourgogne

Al pie de su caballo, Etienne miró al mensajero con desconfianza.

Sólo un noble de riqueza y buen gusto podía permitirse que sus mensajeros vistieran con tanta elegancia; no sólo por el coste de las prendas, sino porque él tendría que vestir aún más elegantemente para no ser confundido con sus lacayos.

Y, cuando alguien tan poderoso dedicaba su atención a Etienne, era porque quería que matase a alguien... y no le importaba si Etienne moría en el intento.

Sin apartar la vista del emisario, que aguardaba pacientemente, Etienne tomó de un tirón la invitación, y rompió el lacre hábilmente con la punta de su daga: notó que el mensajero no pestañeó al ver desenvainarse el acero.

Mirándole aún de hito en hito por encima del papel, Etienne leyó la carta. Contra lo que había creído, no era un encargo, sino una invitación. Etienne ya no era bienvenido en su propia corte, y le extrañaba sobremanera que le convidaran a la corte de otro señor...  Pero no podía rehusar algo así; aunque no quería albergar vanas esperanzas, congraciarse con un nuevo señor podía devolverle parte de su antigua posición.

En silencio, doblo de nuevo la invitación, guardándola entre sus ropas. Miró a su escudero, asintiendo con la cabeza al emisario.

 

 - Dile al señor Giovanni que será un honor para mí aceptar su generosa invitación, la cual agradezco. Dile que asistiré a la velada.

 

Etienne se veía capacitado para llegar hasta aquella región salvaje en los límites de la cristiandad por sus propios medios; pero no dijo nada, expectante ante la anunciada magnanimidad de su anfitrión.

Notas de juego

 

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29/08/2019, 10:19
Luigi di verona

Luigi que iba a pie quedó en un segundo plano como le correspondía.  Miraba al mensajero primero con recelo y luego con envidia. ¿Se abría equivocado este de profesión o de patrón? Desechó la idea mientras su escudado leia la carta pues el sabia que estaba destinado a algo mas grande que repartir mensajes.

Escuchó las palabras de Bourgogne y un sonrisa afloró. Tenian un rumbo ¡Y menudo rumbo! El apellido de Giovanni no le era desconocido: una casa tan importante como la suya propia.

-Mi señor.  -Avanzó unos pasos. -¿Doy comienzo a los preparativos para el viaje?

 

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30/08/2019, 14:00
Director

Un elegante carruaje llega para recogeros para emprender lo que probablemente sería el viaje más largo de vuestras vidas... a los oscuros bosques de los Cárpatos.

Tras dos semanas de incómodo viaje por malas carreteras, a través del barro y la lluvia, llegáis a últimas horas de la noche al Cordero Rojo, una acogedora posada donde hay ya otros invitados a la mansión Giovanni. La cena tendrá lugar a la noche siguiente, y hoy pernoctaréis en la posada

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30/08/2019, 18:45
Etienne de Bourgogne

Durante el viaje, Etienne habló poco. Tanto como de costumbre, y, sin duda, menos que su pupilo. No quería que el joven se ilusionara en exceso: probablemente sólo les convocaban para intermediar a cuchilladas en algún litigio sobre una herencia en disputa o unas lindes difuminadas en el mapa. Cobrarían su soldada y regresarían a las tierras de los alemanes o a Venecia en busca de otros poderosos a quienes servir.

Observaba el paisaje junto al camino absorto en sus pensamientos. Si quería impresionar a Claudius Giovanni, debía hacer gala de los modales aprendidos en las cortes de Borgoña, donde la presencia habitual de caballeros y nobles navarros, franceses, aragoneses, provenzales, ingleses o castellanos hacía necesario que los caballeros del duque supieran comportarse con la corrección debida para no ofender a los invitados de su señor.

Pensó en el joven Luigi. Ya tenía un manejo de la espada aceptable, y servía bien: en mejores circunstancias, a alguien de su edad con mucho menos ya le hubieran armado caballero. A su edad, Etienne ya lo era; arrodillado, recibió la bendición del obispo, y fue el mismo duque quien le hizo levantarse para colocarle la divisa de la orden, en forma de llama, y ordenarle: ante ferit quam flamma micet. *

Pero las dificultades para un caballero no terminaban cuando soltaba la espada. ¿Estaría Luigi preparado para jugar a ese juego traicionero, cuando llegara su momento? ¿Lo estuvo alguna vez Etienne?

En esos pensamientos ocupaba el borgoñés su mente, cuando llegaron a la posada.

 - Parece que hay más invitados a la cena, Luigi - dijo de pronto - Puede que alguno de ellos sepa mejor que nosotros para qué hemos sido invitados: pero ten en cuenta que cualquier cosa que les digamos podría terminar llegando a oídos de nuestro anfitrión. Habla como si él nos estuviera escuchando en todo momento.

 

Y así, tras aleccionar a su escudero, Etienne entró en la posada, tras sacudir el barro de sus botas con dos enérgicos pisotones.

 - Buenas noches - dijo a los presentes.

Notas de juego

* Hiere antes de que se vea la llama.

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31/08/2019, 21:52
Luigi di verona

La travesía fue la cosa mas tediosa del mundo con un caballero que no ofrecía conversación y un conductor que no estaba al alcance para charlar por lo que su sombra y sus pensamientos fueron los únicos compañeros de viaje, casi echó de menos los libros de la abadía pues de pronto no parecían tan malos.

-Es posible mi señor, así lo haré mi señor.

Llegaron a la posada y cruzó tras su señor dedicando a observarla unos instantes: la decoración, los que allí estaban antes que ellos y sobre todo buscó que oliese a estofado o sopa en el aire. Una pieza de pollo, cerveza y algo de descanso sanarían estomago y espíritu respectivamente.