Partida Rol por web

Hace varias semanas recibiste la visita de un mensajero ricamente ataviado. Te llevaba una invitación perfumada para que asistieses a un suntuoso banquete en la mansión del señor Claudius Giovanni. Giovanni pertenece a una rica familia de comerciantes italianos, y es tan temido como respetado. Una invitación como esta es un gran honor, que no puede ser desdeñado a la ligera, ni siquiera aunque provenga de alguien tan misterioso y de tan siniestra reputación como Claudius Giovanni.

Aquella carta sin duda había sido una sorpresa, Claudius Giovanni era conocido por todos en la ciudad un hombre de éxito hecho así mismo y que no pasaba desapercibido. Las habladurias sobre alguien tan conocido eran habituales y muchas veces no se ajustaban a la realidadm, por lo que Allan intento sobreponerse a todos los mitos y leyendas que rondaban aquel hombre.

Sin duda era sorpresa el primer sentimiento, como un hombre tan poderoso se había fijado en alguien como él. Pero Allan no era alguien que se echará atrás ante una oportunidad y sin duda aquel contacto podría atraer a nuevos fondos para sus investigaciones ya que sin duda un mecenas era el empuje que cualquier investigación necesitaba.

No sabía bien a que atenerse, pero sin duda un hombre de negocios como debía ser Claudius no daba nada a cambio de nada, por lo que Allan no dejaba de preguntarse en que podría querer de él.

La reputación de los Giovanni estaba lejos de ser la mejor, pero la curiosidad y la oportunidad bastarón para que Allan no dudará en aceptar la invitación.

Un elegante carruaje llega para recogerte para emprender lo que probablemente sería el viaje más largo de tu vida... a los oscuros bosques de los Cárpatos.

Tras dos semanas de incómodo viaje por malas carreteras, a través del barro y la lluvia, llegas a últimas horas de la noche al Cordero Rojo, una acogedora posada donde hay ya otros invitados a la mansión Giovanni. La cena tendrá lugar a la noche siguiente, y hoy pernoctaréis en la posada

Sin duda Allan nunca había viajado en un carruaje como aquel, aún así el viaje fue duro y largo como acostumbraba a ser cualquier viaje de tal envergadura.

El tiempo transcurrido dio tiempo al médico a hacer múltiples conjeturas, cansado de tanta teoría y posibilidades decidió no darle más vueltas al tema y no disponer espectativas alguna sobre el encuentro.

Al fin llegaron a la última posada, apenas una jornada distaba de la noche indicaba. Llegaron a su destino y sin duda el ambiente en la posada dejaba entrever la gran cita y era más que probable que muchos de aquellos viajeros tuvieran el mismo destino.