Partida Rol por web

La sombra de lo que un día pudo haber sido alegría puede observarse en los oscuros ojos de Tch'moar, y acompaña a los hombres con ganas de saber más.

- Lo comprendo y agradezco la oportunidad. Precisamente la curación es el primer arte que practiqué al llegar al mundo. Mi nombre es Tch'moar y será un placer ayudar.

Misrak recela de encargar semejante tarea a dos simples hombres y pone mejor cara cuando hablas de darles un poco de vitae. Luego comparte contigo su poca confianza en la posibilidad de que alguno de los porteadores que habéis utilizado tenga posibilidades de convertirse en algo más que un guerrero moderadamente peligroso. Ha visto a muchos combatientes a lo largo de su vida y sabe de lo que habla. En cualquier caso, hace venir a los hombres y se sitúa de pie y erguido, anticipándose a tu discurso.

Pasáis a la amplia casa del notable, con decoración extranjera y algunos pequeños lujos más, sobre todo en forma de cerámica. El notable resulta ser un hombre viejo y bañado en sudor que tiembla de frío a pesar del ambiente más bien cargado de la habitación y de que le hallan puesto encima un par de mantas de lana. El hombre, Chigaru, es atendido por sus hijas y por un nuero, que os miran con ansiedad de quien espera les pueda salvar a su padre. Chigaru, pasando ampliamente de la cincuentena, ya no es un hombre tan vital como pudiera haber sido y se le nota gravemente debilitado. Ambos veis que ahora mismo tiene pocas posibilidades de sobrevivir.

- Ahora es vuestro turno, sanadores unid vuestros conocimientos y ayudad a este buen ciudadano -

Me retiro para dejar actuar los sabios en esta labor y me reuno junto con el soldado. De vez en cuando observo por alguna ventana, si la hay, si nos han seguido. Espero que nuestra presencia no haya comprometido a las gentes de esta casa.

Miro a Tch hacer y siento curiosidad

- Cuál es el motivo de su fiebre? -

El viejo ha vivido una larga vida, siempre ha sido fiel a lo que él llama Maat, en los buenos y en los malos tiempos, y ha vivido muchos más de los segundos que de los primeros. Es alguien apreciado por su experiencia como sanador y, en general, se le podría caracterizar como buena persona. No entiende tu presencia ahí y recela, aunque confía en su protector Kemet como para fiarse de su criterio al admitirte en la visita.

Por otro lado, el hombre parece sufrir fiebres, seguramente producidas por algún espíritu maligno que ha decidido llevárselo a través de calentarle el cuerpo. Hay algunas hierbas que podrían ayudarle tomadas en forma de infusión. Hace tiempo que no las recoges, por tu incapacidad actual de morirte de fiebres o la falta de necesidad de tenerlas para sanar a alguien que te interesara, pero si las encuentras, no te costaría nada preparar el bebedizo.

- Hombres de Aen-ka-Beles. ¿Cuantos de vosotros habeis matado alguna vez a alguien?, ¿cuantos peleasteis por vuestra vida y no os importó la de los demás?, ¿cuantos teneis una venganza que cumplir? Los que no puedan responder a ninguna de las tres preguntas pueden irse. Me servireis bien, como hombres libres que somos tenemos la obligación de luchar por Kush desde aquí. Vosotros lo haréis de otra manera, igualmente útil. Ahora, marchaos.

Vaya con Misrak. Cuando decía "amigos" me refería a ellos. Los tres. Me resulta gracioso. Parece ser que aunque el cuerpo se mantiene joven, los sesos de los ghouls envejecen, y su espiritu también. Sabio y cuadriculado. Eso son más de dos siglos de existencia. Creo que empiezo a darme cuenta de porqué no lo abrazó Nigus. No sería un buen inmortal. Bueno, igual hoy descubrimos algun hombre interesante.

- Bien, Misrak. Quiero ver como te desenvuelves tu tambien. Vamos a entrenar. Luchemos. Los demás mirad atentamente. Despues lo haréis vosotros. Misrak, el objetivo es que el pecho del contrincante toque el suelo. Esfuerzate al máximo o te arrepentiras. -Digo sonriendo...

Tch'moar parece saber de inmediato cual es el problema, e incluso se muestra algo decepcionado por no enfrentarse a un reto mayor.

- Los espíritus calientan su cuerpo, lo rodean y asfixian su piel, muchas veces he visto lo mismo. Graves pueden ser las consecuencias, pero sencillo el remedio si encuentro las hierbas apropiadas. Semilla de t'k'uur y hoja de mwek en agua caliente y no empeorará.

Sólo dos hombres tienen el coraje para quedarse donde están y no retroceder. Uno, el hombre más mayor de toda la compañía, al menos en apariencia. Rondará los treintaytantos y es un hombre ya con canas pero todavía en buena forma. Aduce haber participado en las batallas de su tribu, que en la batalla lo primero es la supervivencia y que sí, mataría sin pensarlo a uno de los hermanos de su mujer, que dejó que muriera cuando él no estaba para cuidarla adecuadamente. El otro, mucho más joven, tiene la osadía de decir que no ha intervenido en batalla real alguna, que no ha matado y que no tiene rencores o venganzas que saldar, pero que quiere ser un gran guerrero a tu mando y que hará lo que tenga que hacer...

Ni qué decir tiene que jamás habías oído tales nombres de plantas. No sabes si por su inexistencia aquí o por diferencias idiomáticas con el evidentemente extranjero hombre oscuro...

- No consigo entender lo que buscas. Tal vez si me las describieras podría mi compañero el sanador identificar lo que buscas. Yo he sido pastor durante varios años y puede que haya visto por los caminos las citadas plantas -

Espero la descripción o si Tch´moar tuviera alguna muestra entre sus pertenencias. Entre tanto, la familia del enfermo nos observan esperando una solución lo más rápida posible.

Amplia es la experiencia de Tch'moar en el tema de plantas y las artes de la curación, y aunque las conoce por otros nombres, las hierbas son de la ribera del Nilo y deberían hacer bajar la fiebre del noble. Las consigue en poco rato y las prepara a su vuelta en unos pocos minutos más. Si hay suerte, vivirá para contarlo, aunque no es muy probable, ya está muy debilitado. Los dos sanadores coinciden en el diagnóstico.

Ahora queda decidir si se toma alguna otra decisión respecto al noble y/o su familia y a partir de ahora cómo se relacionarán el defensor del Templo de Osiris y el nuevo llegado de piel de ébano.

Misrak, el combate puede esperar. Lo haremos más tarde a solas. - digo sonriendo. - Nuestro amigo merece algo de atención.

Me llevo la mano al pelo y miro al suelo. Concentrandome, (1) pienso en la guerra, la muerte, la oscuridad y el dolor. El dolor de una herida de batalla. Las sombras hacen lo mismo por mi, `proyectando imagenes en las paredes y en el suelo que harían relajar los esfínteres a los más inconscientes.

Bien, veamos si tienes lo que hace falta para ser un soldado util. - digo lanzandole mi daga al pecho (enfundada). - Rájate el brazo y despues clávatelo en la pierna derecha. Si puedes aguantar el dolor sin hacer ni un solo ruido puedes quedarte. Si no crees que puedas hacerlo, me serviras mejor de otras maneras. Te recuerdo que tambien necesitaré hombres bien educados y que esto no es necesario. La gloria del soldado es DOLOR y HONOR. De lo primero vamos sobrados. De lo segundo podremos prescindir si cumplimos nuestros objetivos. No necesitare un soldado novato.

En cuanto a ti, - digo mirando al cabrón vengativo que quiere cargarse a su cuñado, - prepara un arsenal. Necesitamos un sitio en el que podamos encontrar armas y demas utensilios de asesinar. Tienes tres dias. Creo que es tiempo suficiente para prepararlo. Si tienes algo que objetar dilo. No me gusta que os quedeis callados. Lo mismo va por ti. - espeto al pobre infeliz que sostiene mi daga en sus manos.

Todos los que contemplan la escena sombría en movimiento quedan anonadados y se revuelven nervisosos en sus posiciones, aunque ninguno osa moverse de donde están.

Al lanzarle la daga al joven, éste queda con los ojos muy abiertos, absolutamente sorprendido. Cuando logra recobrarse un poco, trata de balbucear excusas: "pero si me hiero la pierna no podré serviros, podría quedar cojo para siempre..." No tiene agallas. O al menos no las suficientes. Avergonzado, te devuelve la daga mirando al suelo.

El hombre más mayor asiente. Sólo pregunta si dispondrá o no de recursos para comprar las armas. Éste, en cambio, no sólo tiene agallas, sino que parece de los que se crecen ante las dificultades.

Una vez despachados los mortales, Misrak queda sólo contigo, supuestamente para mantener un combate, aunque Misrak es evidente que preferiría no hacerlo.

-¿Cuáles son vuestro planes entonces? Mi señor Nigus a veces me ordenaba que hiciera algo durante años...

Cita:

- No te preocupes. Como ya he dicho me servirás de otras maneras. De todas formas, eres líbre de volver a intentarlo cuando quieras. Habrás comprobado que para mis hombres ninguna herida es mortal. Y raras son las que dejan cicatrices. Ahora vete. Misrak te llevará ordenes más tarde. En cuanto a tí, disponemos de recursos limitados, pero esto tiene que cambiar pronto. Necesitamos un arsenal y una forma de prosperar y de hacer dinero. Y creo que tengo una idea. Vamos a dedicarnos al comercio. De momento, dedicad una mañana a recorrer los mercados de la ciudad. Quiero que me digais el precio del trigo, del pescado y de la lana. Esa misma tarde, hablaréis en las tabernas con jornaleros, pescadores y pastores. Les preguntaréis a qué precio suelen vender su género en los mercados. Por la noche me lo contaréis. Quizá podamos ofrecer algo más de lo que les pagan y que así nos vendan a nosotros.

Digamos que necesitamos una forma de convertir el poco dinero que nos queda en más dinero. Y una forma legal de conseguirlo es ésta. Dentro de poco empezaré a acumular posesiones.

- Misrak, ahora vamos a ser mercaderes. Tu te encargarás de coordinar a todos mis hombres. Necesitamos gente que compre y gente que venda. Tambien necesitamos información sobre si hay que pagar algun tipo de tributo al templo de algun diosecillo inexistente o al Faraón. Todo se andará. Yo voy a buscar lo que quede de la Orden de Isis. Necesitamos contactos con el resto de la ciudad. Tambien quiero que hagáis otra cosa. Informad a cualquier Kushita libre que encontreis, de que en mi casa podrá seguir siendo libre. Así nos ganaremos más compañeros. Pero hacedlo de forma discreta. No es el momento de que el Rey se fije en nosotros. Ya lo hará más adelante. Cuando seamos más influyentes. Además, todavía estamos esperando noticias de Nigus. No sabemos nada de lo ocurrido en Kerma pueden haber sido muchas cosas.