Partida Rol por web

Ashai se muestra claramente preocupado, aunque no acaba de fiarse de los impíos guardias. En este caso te confirma que el tal Hondo es un ghoul fiel y que ha sobrevivido a los avatares de sus amos setitas durante varias generaciones, de manera que su información, cuanto menos, se la cree. Disponéis que el templo se cierre. Rápidamente los hombres se redistribuyen y se organizan las guardias doblando la cantidad de vigilantes. Una pareja de guardias rondará el templo. Todas las actividades exteriores quedan suspendidas hasta nuevo aviso...

¿Pero tú qué harás? Y ¿qué va a hacer Anum?

La discusión con Ashai era muy interesante, pues el tema era de lo más sugerente. La verdad, lejos de saciar mi curiosidad sobre la criatura, lo más conveniente es quedarnos en el templo a salvo. Demasiado movimiento para Menfis esta noche, no dejemos que llegue hasta nuestros patios. Por otro lado, ha de ser enriquecedor enfrentarse a tal criatura, ¿qué opinas? Mantuvo una charla intensa sobre tal ser. El tema se fue encaminando hacia Anum, a lo que contesto con sutileza, Según pude observar, las cosas en palacio están lo suficientemente... sucias, como para mantener a nuestro gran hermano ocupado durante algún tiempo. No quiso aun desvelar la mala noticia que acontecia a Egipto, era mejor ante todo mantener la calma en estos asuntos, solo has de mover las arenas cuando estar encima no supone ningún peligro.

- No creo que fuera bueno que nosotros nos enfrentáramos a esa cosa, prefiero que lo hagan los soldados de palacio. Pero creo que estarán bien ocupados estos días, así que es probable una matanza de ciudadanos. Morirán los débiles. Confío en que Anum regrese pronto a confortarnos en estos tiempos de incertidumbre... -dice meditabundo el sacerdote, más hablando para sí en voz alta que conversando contigo. Cada poco está lanzando miradas nerviosas al patio.

Respondió con una leve sorisa al ver como el miedo se había apoderado de Ashai, fue entonces cuando cayó en la cuenta de que tal vez así fuera del mismo modo para él. Se inclinó bajo la estatua, se arrodilló, y antes de que su cabeza descendiera esbozó del mismo modo como una reflexión, confiemos en Set, hermano... y se dispuso a descender su cabeza y comenzar sus plegarias y oraciones para su gran Dios suplicando y rogando de su poder para enfretarse a estos nuevos y complicados obstáculos.

Esa misma noche, como cualquier otra, Anum vuelve al templo. No obstante, esta noche su faz es un semblante cejijunto y pensativo. Los siervos del templo, temerosos, se apartan de su camino. Pronto os llama a reunión a los sacerdotes en la propia sala de la estatua de Set.

- No os mentiré. Podría hacerlo, pero no lo haré, pues habéis sido fieles al templo. El faraón ha muerto arrollado por un hipopótamo, pero intuyo una mano tras ese suceso y no me place nada lo que intuyo. Las implicaciones son muchas y no voy a explicárolas ahora. Hoy mismo, al amanecer, un mensajero partirá en busca de ayuda de nuestro culto. Ignoro las posibles maniobras del enemigo, pero sin duda corremos grave peligro. Hasta nuevo aviso, permaneced alertas y *tratad* de sobrevivir. Eso es todo -dice d forma tajante.

Recordaba ese mensajero que un buen día Set le brindó a sus ojos como parte del mensaje y esperanza. Pues indagando en sus recuerdos adivinó alcanzar ese grupo de sacerdotes reunidos en los que él mismo figuraba, por lo que sus preocupaciones se aliviaron un poco en su supervivencia, centrandose más en el hecho de la muerte del faraón para alimentar sus incertidumbres. por supuesto hermano, asi lo querrá el gran Set. Le susurró en post de intentar apoyar a su amado Sire que en tan complicada situación se encontraba. No perdiendo la perspectiva de que la noche siguiente en Menfis sería muy diferente a todo lo que hasta ahora había visto. En su mente ya se estaba urdiendo los mensajes que debía apuñalar en cada uno de los fieles en la próxima ceremonia.

El anochecer de la siguiente noche despertáis a una oscuridad densa y pegajosa, que pasará lenta y llena de tensión. Anum se va al comienzo de la noche, justo tras despertar, acomapado de media docena de guardias del templo, lo que os deja inicialmente con la mitad de efectivos. Una hora más tarde éstos regresaría con la noticia de que Anum se instalaría provisionalmente en palacio y no volvería las próximas noches al templo. En su ausencia tú eres el sacerdote oficiante de los ritos a Set, encargado de mantener el culto y la integridad del templo. Nunca tan alto honor cayó tan pesadamente sobre los hombros de un sacerdote...

El templo está activo. Más activo que de costumbre, incluso para ser de un culto cuya actividad se realiza principalmente durante la noche. Puedes ver una pareja de guardias que patrullan los alrededores del templo y varios guardias vigilando las puertas, lanza en mano. También hay más iluminación de la habitual.

Antes incluso de llegar a las puertas ya te están dando el alto, pidiendo que te identifiques y que digas porqué estás ante las puertas del templo.

Un guardia se aproxima a ti para informarte:

- Un extranjero está a las puertas del templo. Es el "huesped" cretense que trabaja de artesano. ¿Qué quiere que hagamos con él, mi señor? -dice el guardia con un tono que te hace pensar que tanto le da que le digas que lo hagas pasar como que le digas que le atraviese con su lanza.

Joseth estuvo ocupado procurando cumplir sus responsabilidades por primera vez concedidas con gran esfuerzo y respeto, procurando dar fuerte ejemplo de su potencial y devoción al templo. Le servía para dejar que su mente no se involucrase mucho en peligrosos pensamientos de las horribles pasadas noticias.
Un guardia llamó su atención para comunicarle algo cuanto menos inesperado e insólito, pues casi olvidaba ocuparse de dichos sujetos con todo lo ocurrido. Naturalmente aun mantenía su postura en este juego y no debía de dejarse influenciar o arruinaría tantos años de esfuerzo.
Dejalo pasar... y que venga directamente a mí. Comentó al momento con más fuerza mientras le soldado se dirigía hacia la puerta para cumplir su orden. El no obstante se adelantó al patio para recibirlo.

Arquiro mira al soldado sin mostrar su agitación.

-Soy Arquiro Pade, miembro del rebaño de Set, y he venido a consultar un asunto de máxima urgencia con el sacerdote Joseth.

Un soldado conduce al joven ceramista cretense directamente desde las puertas del poderoso templo de Set hasta las puertas de la sala más sagrada del templo, tras el segundo patio, ya en el recinto reservado sólo para sacerdotes e invitados especiales. Allí Joseth aparece desde el interior de la sala de Set, esa última puerta.

-Venerable Joseth -comienza el cretense, dando dos largas zancadas hacia él-. Venerable Joseth, en cuanto he conocido la triste y perturbadora noticia de la muerte de nuestro soberano, he sentido la necesidad de venir aquí y ponerme a vuestro servicio, como fiel seguidor del culto. Contadme, os lo ruego, -dice, en un tono que apela a los últimos treinta años de leal servicio y de charlas amistosas entre ellos- cuál es la posición del Templo de Set ante este suceso, y el plan de acción que seguiremos ahora.

Su semblante se mostraba serio al son de preocupación, temía tener que darle la noticia, pero algo alivió su mente cuando escuchó las palabras del leal vástago. OH, valeroso Arquiro, no sabes cuanto me alegro de que acudas aquí. Acompáñame, estaremos más cómodos en alguna sala. Se dirigió al mismo guardia que acompañó al invitado para darle una orden. Soldado, informa a Ashai de mi ausencia. Andaron con cierta presteza que expresaban sus miedos y actuales inseguridades. Llegando a recogerse bajo la tenue luz de velas que alumbraba aquella sala Joseht contestó mostrando sinceridad en sus palabras. Arquiro debemos ser precavidos, siento en mi cuerpo el honor del cargo que tanto he deseado y sin embargo siento el frío estremecimiento que provoca el peligro que nos rodea. Obviamente la muerte del faraón es uno de ellos, pues ofrece demasiada incertidumbre en nuestro futuro. Pero no es ese mi mayor temor, una criatura se ha levantado de los muertos, Set me lo ha mostrado, una criatura que sólo nos deja la opción de refugiarnos en el templo, estando aun así no del todo seguros. Arquiro, me es muy grata tu compañía, por eso deseo que nos acompañes en nuestro recogimiento, para asegurarme tu supervivencia, debemos de informar tambien a Andrómeda . Sólo mostrando nuestros respetos a Set tendremos alguna oportunidad. Aún se cuestionaba ser acertado comentarle sus temores, pero sin duda era algo que debía conocer, o las consecuencias serían fatales. Debía volcar toda su confianza en tan respetados súbditos.

Un relámpago breve cruza por la mirada de Arquiro antes de responder.

-Despacio, venerable Joseth. Debéis entender que aún hay mucho que no sé: ¿un nuevo cargo, decís? Os felicito, si es esto lo que ha sucedido, pero ahora os ruego que me digáis por qué esta agitación en el templo. ¿Los soldados que lo rodean, nos son leales? ¿qué sucederá ahora, tras la muerte del faraón? ¿quién es el heredero? Y, lo más importante, ¿puede Andrómeda estar en peligro? ¿Debería enviar un mensajero para que viniera a refugiarse aquí?

Esta bien, lo explicaré de otra forma. Se sentó lentamente con su mano en la boca, hubiera respirado hondo si aun pudiera para intentar relajar su mente, si conservaba su mirada perdida, para ir contestando cada pregunta como es debido. En ausencia de Anum, ocupo el cargo de sumo-sacerdote, con todas sus responsabilidades, esbozó una leve sonrisa, que rapidamente tornó a la misma seriedad que mantenía hasta que regrese... Volvió a le vantarse y acercarse a Arquiro con frialdad en su mirada. Arquiro, TODOS estamos en peligro ante esa criatura, desconozco si ella estará a salvo, pues no sé donde se encuentra. No obstante esa sería tu mejor opción. Se dió la vuelta un poco molesto ahora, pues no llegó a entender a qué se refería con los soldados que rodean el templo, y aun más si no había sido convenientemente informado. Esperaba que supìeras distinguir un soldado de Set, tan sólo con verlo... debemos estar alerta! Aún desconozco quien será el heredero, y no es algo que me preocupe salvo por mantener nuestra fuerza en Menfis. Es de vital importancia que sea Set quien la represente, sería muy complicado competir con otros dioses cuando el hijo de los mismos les da su apoyo... pero qué mas da. Todo esto carece de sentido cuando nuestra existencia no puede ser asegurada en las próximas noches. Salgamos al patio, veamos a esos soldados que dices... y se encaminó algo nervioso, de la forma en que su cuerpo el permitía, comenzaba a temer tener que tomar parte en asuntos ajenos a su cometido.

Arquiro se levanta, antes de que salgan al patio y dice:

-Bien lo cierto, uno de los soldados de la puerta me ha conducido hasta aquí, así que imagino que serán los guardas del templo. -Luego mira a Joseth con respeto-. Os felicito por vuestra nueva dignidad, en verdad creo que sois el hombre adecuado para conducir nuestro culto en estos momentos de incertidumbre... Pero contadme, esa "criatura", ¿por qué intentaría atacar a los miembros del templo de Set? ¿acaso puede ser rival para todo el inmenso poder de nuestro culto? -pregunta, asustado.

-Sin duda, deberíamos contar con el apoyo de la familia real si eso no es así. ¿No nos es favorable ninguno de los hijos del faraón?

Al escuchar sus palabras detiene su caminar, encarandose de nuevo con Arquiro. No podría asegurartelo con exactitud, pero imagino que no se trata de un enemigo de ninguna deidad, más bien es un enemigo de nuestra sangre. Según los rumores del tiempo, se trataría de una bestia inimaginable y mortal. Acompañame, uno de nuestros soldados tuvo la oportunidad de observarla, escuché su testimonio, sin duda interesante. Sería bueno quizás conocer tu opinión al respecto. Comenzó su caminar dirigiendose al primer soldado que le indicara donde se encontraba Hondo. Por el camino, sus comentarios se centraron más en la segunda pregunta, contestándola con cierta desgana, no eran asuntos en los que su influencia fuera relevante por el momento. Tras el aumneto de representación de Path, que el propio difunto faraón apoyaba, he de desconfiar tambien de sus hijos. No lo hago sin embargo de Anum, que de seguro conseguirá poner en su lugar a nuestro todopoderoso Set. Gesticulaba con soltura haciendo interesantes sus conjeturas, manteniendo una buena charla mientras llegaban a la posición de dicho soldado. Fiel servidor de Set, cuéntale a mi acompañante como era el ser que tus ojos enfrentaron anoche. Se mantuvo serio, intrigado por escuchar esa descripción ahora más clara, gracias a la calma que ahora destacaba sobre el miedo.

Arquiro, aunque parece impaciente por seguir hablando al sacerdote, se detiene silencioso ante el soldado al que han ido a ver.

El soldado, un egipcio ya más bien maduro y de aspecto curtido, parece tener que concentrarse para no temblar sólo de recordar su encuentro. Hincando la rodilla en el suelo en señal de respeto hacia el ahora sumo-sacerdote, comienza a hablar entrecortadamente, sudoroso:

- Era algo oscuro, con... con, una especie de cara deformada, piernas como torcidas, todo negro, enorme. Despedía un olor... salvaje, animal. No... no pude aguantar la mirada, tuve que huir, no... no recuerdo más. No sé porqué no recuerdo más, por mucho que me esfuerce. Lo lamento mi señor.