Partida Rol por web

- Bien, bien, mi joven discípulo. Hoy contemplarás una pequeña parte de la destrucción y poder con el que se nos recompensa -dice tu sire. Comienza a preparar un ritual con ungüentos, leña, grasas (humanas), etc. En unos minutos lo tiene todo preparado -pues posiblemente ya lo tenía todo listo para tan solo colocarlo en el lugar adecuado, a la espera de poder desarrollar el ritual cuando le trajeras el efecto personal del vampiro- y finalmente te dice:

- Coloca la prenda ahí -señalando un lugar apropiado dentro del círculo de invocación.

Así lo haces y te apartas para observar a tu maestro desarrollando los cánticos, movimientos y sacrificios apropiados para la invocación. Es una invocación larga, costosa, que lleva a tu maestro a producir cánticos y sonidos inhumanos desconcertantes y perder, durante momentos, su apariencia de humano. Cuando largo rato más tarde cesan los cánticos, la leña dispuesta alrededor del círculo prende súbitamente -aunque curiosamente la prenda depositada en el interior del círculo no-, contribuyendo al clima ocultista. Una enorme figura humanoide, de más de 3 metros de altura, de piel oscura y encendida en llamas aparece en el interior del círculo. Kingu el demonio consorte ha llegado a este plano de existencia con éxito. Y los círculos que le contienen están en buen estado. Ambos seres demoníacos, tu sire y el nuevo llegado, se enzarzan en una discusión en esa extraña lengua que todavía desconoces. Réplicas tronadoras se suceden y van de uno al otro hasta que Adriel se impone y Kingu se somete, apagándose sus llamas y dejando al descubierto una desagradable piel oscura y requemada, quebrada y llena de llagas.

El monstruo avanza decidido por la caverna hacia el exterior, sus grandes zancadas le sacan de la estancia rápidamente. Adriel, cansado, asiente, permitiéndote seguir al demonio. Caminas a buen paso hacia el exterior, surgiendo al cielo nocturno, estrellado pero sin luna, a tiempo para ver cómo unas alas membranosas, propias de las criaturas de la noche, crecen en la espalda del ser. Tras unas cuantas batidas de prueba, las despliega por completo y da un poderoso salto que le alza varios metros en el aire, bate las alas y se encamina, volando, hacia la ciudad. Tendrás que correr si deseas seguirle.

- Más o menos seluku, más o menos. Pero, ¿que tipo de vida llevas ahora?-

- Mala, o sea, buena. No tengo quién me sustente y no tengo fuerzas ni vista para hacer casi nada, así que no puedo hacer más que ofrecer mi "sabiduría" a los que la precisan. Algunos me respetan del pasado, otros por mi edad, pero pocos se compadecen lo suficiente para darme de comer, malditos sean todos...

Presto atencion a todo lo que hace mi sire mientras obedesco clara y rapidamente todas sus instrucciones, al instante que pienso mierda!, que va hacer mi sire?
Al ver el demonio, dejo ver mi extupefacción ante tal escena, por lo tanto me quedo completamente paralizado mientras veo como pasa la escena frente a mi. Al ver correr a este demonio, me lleno de curiosidad e inquietud por ver lo que realizará, así que lo seguire hasta el fin de mundo si me es posible mientras se me dibuja la sonrisa en la cara.

Sigues a buen ritmo (mejor del que jamás hubieras podido estando vivo) la dirección del demonio, indefectiblemente encaminado hacia vuestro "amigo" el vástago asesina-contactos. Llegas primero a las afueras de la ciudad, te las ingenias, como siempre, para traspasar las murallas por un lugar poco vigilado y fácil (relativamente) de trepar, aunque acelerando el ritmo al que sueles hacerlo. Según te alzas en las murallas, puedes alcanzar ya a ver los primeros estragos causados por vuestro fiel servidor: la casa señorial en la que residía Arakur, arde en llamas por los cuatro costados. Apenas aciertas a percibir el brillo oscuro de la piel correosa del demonio sobrevolando la casa gracias a su enorme envergadura de alas. Todavía no parece haber dado tiempo a las gentes de la ciudad de organizar las tareas de apagado del fuego, pero en breve habrá mucha gente dedicada a ello.

A pesar de todo, sigues aproximándote. Desciendes a las calles y corres para poder ver aunque sea el final de espectáculo. Y vaya si lo ves. La casa arde vivamente y el demonio aguarda agazapado en la casa de enfrente. De repente Arakur, el poderoso guerrero, surge de entre las llamas, su piel tiznada por la ceniza, con llagas producidas por el fuego lanza en mano, curvando su cuerpo en movimiento de lanzamiento. No alcanzas a poder seguir el rapidísimo vuelo de la lanza, sólo el resultado. Kingu, el oscuro demonio grita de dolor al ser alcanzado.

Me asombro al ver como ataca el demonio maldito! dejame en paz! no se quien putas te crees pero no te he hecho nada para que andes jodiendome como pulga inglesa! y me mando directamente a ese guerrero para tirarlo ayudar al demonio y así este pueda matarlo.

- ¿Maldito yo? ¡Maldito tú, que invades mi ciudad con tus artes oscuras y te escondes para que no te encuentre! ¡Vete ahora y perdonaré tu vida! -grita por encima del ruido de las llamas mientras cargas contra él.

Llegas a él con ímpetu, dispuesto a derribarle y empujarle contra las llamas que quedan a su espalda, pero para tu sorpresa te esquiva con un grácil movimiento a la vez que según estás pasando hunde el codo derecho en tu costado. Sientes el crujido de varios huesos en tu interior, allí donde ha impactado el codo del guerrero. Es evidente que sus capacidades como luchador exceden sobradamente las tuyas.

- Tengo una oferta para ti Seluku, pero debes escuchar muy atentamente lo que debo decirte. Yo me encargaré de tu sustento diario, no debes preocuparte por ello viejo amigo, pero tu serás mis oidos ya que tus ojos han sido velados por la edad. Si aún te ves con fuerzas suficientes recorrerás la ciudad de día para trerme noticias al caer la noche. Es algo que puedes hacer perfectamente y en tu estado actual, siento decirlo, levantas menos sospechas que nunca. ¿Que me dices Rojo, estás dispuesto a continuar trabajando? Sin duda es mejor que morir sólo en este lugar. -

- Que tiempos aquellos cuando mis servicios de una noche valían la comida de meses... Pero esos tiempos han pasado y mi precio ha descendido. Sí, acepto gustoso. Seré tus oidos en la ciudad. Dime que quieres oir y trataré de averiguar lo que necesites. Me alegro de que hayas vuelto, viejo amigo... -dice en tono quejumbroso, de una voz también cascada por la edad.

Me levanto, me acomodo el cuerpo mientras lo miro a los ojos y digo con un tono conviccente amame!

El guerrero duda, parece confuso, su gesto se torna cambiante, yendo del deseo-adoración que producen tus poderes al de odio y rabia que hace que se le hinchen las venas y temas que salte contra ti en cualquier momento. Y eso es lo que has ganado, un momento de indecisión mientras la sangre te fortalece. Puedes percibir que no es un hombre común y que en semejante situación, de combate, tu estrategia no se adapta tan bien como quisieras. Su voluntad está a punto de imponerse y después seguirá la lucha.

- Ante todo necesito encontrar la localización de un asesino. Seguramente sea el mejor de toda la ciudad, la bestia más depravada y nocturna de la que tengas noticia. Sólo actúa durante la noche y llevado por un frenesí tal que sus víctimas se desangran completamente por sus heridas. ¿Has escuchado algún rumor de este tipo? -

- Desangrados completamente... Ummmm, déjame pensar. Sí, sí, hace algún tiempo desapareció uno de los sacerdotes del templo de Enki. Bueno, desaparecer. Murió desangrado sin heridas... Y su expresión no era de enfermedad, sino más bien miedo. Pensaba que habían exagerado, pero nunca se sabe. Puedo tratar de averiguar algo más al respecto, si quieres -dice el antiguo asesino.

- Perfecto, continúa por ahí, pero sólo durante el día, durante la noche te refugiarás en mi propia casa. Ese es otro de los puntos en los que necesitaré de tu buen hacer. -

Listo, el tiempo es sufienciente, mientras él esta idiotizado conmigo, voy ayudar al demonio para que siga luchando por mi. Obviamente no me alejo mucho de este tipo para que el efecto dure un poco más.
Al ver que está apunto de salir del trance pues apuro más mi paso y ayudo más rapido al demonio para que aguante el siguiente combate.

Seluku asiente y sabes que puedes confiar en que cumplirá su palabra, como siempre ha hecho. Es demasiado viejo para cambiar su forma de actuar. Tú, no obstante, has cambiado, tanto de vida como de comportamiento. Ahora debes decidir cuáles serán tus próximos pasos.

- ¡Muere abrasado, escoria no-muerta! -exclama el furioso y herido demonio, abalanzándose contra el guerrero. Una poderosa llamarada verdosa surge de las fauces del monstruo, apenas dándole tiempo a reaccionar a Arakur, impactándole de lleno en brazo y torso. No puedes sino retroceder igualmente, por puro instinto de supervivencia, a punto de recibir el mismo daño que ha sufrido Arakur. El vástago prende y retrocede de nuevo al interior -incendiado- de la casa, desapareciendo entre gritos, humo y llamas.

Kingu se extrae la lanza, que todavía llevaba clavada y mira hacia el interior de las llamas, excrutador y en un segundo ya está lanzando un alarido victorioso. Satisfecho, te mira un instante, dejándote ver su alma de fuego a través de sus oscuros ojos, deleitándose con la intranquilidad que provocan las llamas en los vástagos.

Y oyes los gritos del gentío cercano, gritando por el fuego, seguramente organizándose para acabar con el "pequeño" incendio.

Miro con expectativa la casa mientras espero a confirmar que murio mi oponente. Gracias, por pelear por mi y dejame decirte que eres un excelente guerrero

El enemigo, desaparecido entre las llamas, no reaparece. Notas como el gentío armado de cubos y cántaros aparece en escena, pero suenan los gritos, no de prisa sino de miedo y cae algún cántaro cuando alguien no puede aguantar la impresión de contemplar a un demonio... Y Kingu alza el vuelo, dejándote ante una multitud indecisa pero potencialmente más peligrosa incluso que el vástago al que acabáis de vencer.

A correr, llego a un lugar donde pueda esconderme, me agacho y me ofusco en la oscuridad.