Sonreí. Me hacía gracia cómo hablaba de las cosas, dando la sensación de que ya no era la niña con el nombre en un cartel en la puerta de su dormitorio, sino una mujer madura que parecía estar contando los días para marcharse.
-No te preocupes. Se trata de ensayo y error. Supongo que tampoco te sonará nadie que mirase a Marie de manera especial, alguien desconocido, o solo familiar -insistí, aunque era consciente de que seguramente, no obtendría nada.
Al menos, podía hablar con ella con bastante facilidad. Era una joven despierta y que se había dado cuenta de algunas cosas sobre ella misma que muchas otras personas tardaban años en descubrir. Saldría adelante, estaba segura.
-El trabajo policial es bastante más aburrido de lo que la gente piensa, porque la mayoría de las veces consiste en preguntar a muchas personas y obtener información relevante solo de unas pocas. Y no te preocupes por tus padres. Ellos tendrán que resolver sus problemas, al igual que todos. Tú, en cambio... no me extrañaría que estuvieses pensando en marcharte. ¿Me equivoco? ¿A lo mejor... con Jonathan, si es que es consigues hablar con él? Quizás... podría conseguir que lo hicieras. Después de todo, está en la comisaría.
Se me había ocurrido que no iba a conseguir información allí, que Elisabeth, o no sabía nada o era demasiado lista, así que no dejaba de resultar interesante ver a ambos hablando y comprobar cómo se relacionaban entre ellos.
- ¿Ir ahora a la comisaría? - Dijo algo asustada. - ¿Es realmente necesario? Yo... Jonathan... - Tragó saliva. - Somos amigos, pero no creo que... - Resopló. - Puedo hablar con él supongo, pero... - Negó con la cabeza. Era evidente que la idea de ir a la comisaria a hablar con su amigo no le gustaba y de hecho, parecía asustarle de alguna manera. - ¿Qué se supone que tengo que decirle? ¿Qué quiere de mi?
Vaya, parece que no está tan segura de lo que siente, o más bien, que no cree que él sienta lo mismo por él.
-Bueno, no te pongas nerviosa. No tienes porqué ir si no quieres. Era solo una idea, una oportunidad para reencontrarte con él y hablar de lo que os ha pasado, de Marie, de vosotros... Supongo que ya habrá otra ocasión. Claro que no sé si al final, lograré alguna información de él. Es un cabeza dura. Y la verdad, el tiempo apremia.
Bueno, al final, tendría que marcharme de allí y conseguir la información yo sola, porque nada más iba a lograr sacar de Elisabeth o de sus padres. Eso sí, mejor salía ahora, evitando así ser testigo de la desintegración acelerada de aquella familia.
-Si recuerdas algo más o te enteras de algo, llámame, por favor. O si tienes problemas de cualquier tipo. Puedes contar conmigo, antes de hacer cualquier tontería -le dije, dándole mi tarjeta con mi número de teléfono y volviéndome para salir del cuarto y regresar a la infernal cena... de la que esperaba huir en breve.
- ¡Claro! - Exclamó la joven con una sonrisa entre los labios. - Usted es una mujer con la que se puede hablar. - Asintió. - Gracias por... - Sonrió. - Por todo, supongo.
Finalmente Chandrelle salió de la habitación de la hija de los Marvin y fue a despedirse de sus anfitriones. Samantha seguía enfurruñada y Harry, ya con el estómago lleno se despidió de forma muy cordial de la detective y con una sonrisa de satisfacción en los labios. Pese a que la cena había sido un completo desastre parecía satisfecho. Eso si, se disculpó por como había ido todo y finalmente la agente Jones, se marchó en el flamante descapotable rojo de Kaheris Daeric, camino de la comisaría de policía de Sarns.
Vamos a esperar un poco a que Kharis acabe con su parte y cuando esté os reuno aquí a los dos.