Partida Rol por web

Spencer acompañó a Troy y a Mark hasta que salieron de allí y no pudo evitar pararlos con un gesto molesto.

- ¿Y ella? No pensaréis dejarla ahí, ¿verdad? Sólo quiere encontrar a Goldfield...

Sander miró a Spencer en algún punto entre la incredulidad y la hostilidad pura y dura, incluso tomándo un desvío hacia el desprecio. Cada vez que había abierto la boca había sido para darles malas noticias o para llevarle la contraria, y empezaba a cansarse de que una vieja gloria le dijese lo que tenía que hacer. Una que no fuese Goldfield. Y tampoco eso le hacía mucha gracia.

-Sí -dijo con dureza-. La delincuente que todavía es sospechosa de multitud de robos, y que ha aparecido de la nada para decirnos que Goldfield está en peligro el mismo día que ha desaparecido, y que sabe quiénes somos y cómo trabajamos, se va a quedar en la celda. Al menos hasta que podamos verificar su historia y examinar los datos de este maletín. -Troy levantó el maletín que había cogido antes de salir hasta la altura del hombro y volvió a bajarlo-. Y después de eso, ya veremos. Si se preocupa por ella, Spencer, lo mejor que puede hacer es ir a comprar un paquete de cigarrillos y una novela.

El antiguo Número 5 miró a Troy con rabia en los ojos y sin decir nada más, entró a la base.

La voz de Jonathan Spencer se escuchó por los altavoces de la base cuando llegó a Control.

- Chicos, venid inmediatamente a Control, por favor, hay una noticia que quiero daros. -

Una vez hubo llegado a la base, dejó el maletín en la sala de reuniones y se dirigió a Control, preguntándose qué leches pasaba. Había tenido su dosis de antiguos Centinelas de la semana.

Todavía meditabundo, Mark siguió a Troy hasta Control.

Una vez hubo reunido a todo el equipo allí, Jonathan se apoyó en una de las mesas de Control y le pidió a Fedora que abriera comunicación con Número 9 para que éste pudiera escuchar también la noticia.

- Buenas a todos, gracias por venir. Vista la situación, las circunstancias y la desaparición de James, he decidido hablar con Leo ya que esto es muy preocupante. Por lo tanto hemos acordado que hasta que James vuelva yo ocuparé el puesto de Operaciones en el equipo. Estaréis a mis órdenes hasta nuevo aviso. - miró a todos y cada uno de ellos excepto obviamente a Bates. - Espero que no tengáis problema con esta decisión, pero Leo no puede encargarse de dos puestos a la vez. Eso James y yo lo sabemos bien. -

Leo pudo recordar aquella época en la cual tanto James como Jonathan abandonaron el equipo: el primero por una grave discusión con Wayland y el segundo al año al sentir que sin su compañero su estancia allí no tenía mucho sentido. Wayland se fue a buscar respuestas sobre el accidente que se llevó la vida de su familia y Szilard fue el encargado de dirigir al equipo con un cada vez más grave Matthew Williams en Control y dos Centinelas novatos. No fue una experiencia que quisiera volver a vivir.

- Tenemos varios frentes abiertos, así que hay que ponerse a trabajar. - dijo, adquiriendo un tono de voz más rígido. No era Goldfield ni por asomo pero parecía saber lo que tenía que hacer - Número 9, imagino que estarás al llegar así que en cuanto lo hagas nos volcaremos contigo para descubrir quién es ese tipo. Número 8, vamos a liberar a Felina, pero quiero que le implantemos un localizador como los que lleváis el cual, por cierto, tenéis que volver a ponerme. Le pediremos que nos mantenga informados de todo y que por supuesto deje su informe aquí, aunque posiblemente tenga una copia. Ella quiere a James y no nos hará nada mientras él esté desaparecido. Cuando las cosas cambien ya veremos cómo nos arreglamos con ella.

Además, hay que buscar información sobre ese tal 'Enlace'. Deberías salir a buscarle: llévate a Nº 11 contigo. ¿Alguna pregunta o algo que queráis añadir? -

¿Enlace? ¿Había dicho Enlace?

Bates se sorprendió de escuchar a Spencer por el comunicador. Alguien tendría que explicarle bien las cosas.

-Estoy de camino, tardaré unos veinte minutos. Err... Esa tal Felina ¿es de fiar?-

Últimamente estaban pasando un montón de cosas raras muy seguidas, y tener a esa tal Felina en el grupo no le gustaba un pelo.

Hasta que Szilard no asintió, Sanders no quiso prestarle atención a Spencer. Con Felina metida en la celda y Goldfield desaparecido, lo último que necesitaba era el fantasma de un Centinela intentando revivir los días de su juventud.

Eso pensaba, pero sabía que en el fondo se alegraba de tener una figura de autoridad con la que no estar de acuerdo. Asintió, puso mala cara y se apartó de la mesa.

-No, Nueve. Es una criminal. Por supuesto que no es de fiar -dijo, alejándose para obedecer las órdenes.

No es que tuviera mucho sentido hacer una salida dramática cuando estaba conectado veinticuatro horas al día con ellos, pero no quería quedarse en aquella reunión ni un minuto más.

Fedora dió la vuelta en su silla giratoria y miró al equipo ladeando la cabeza. Parecía confusa.

- Emh... ¿habéis dicho Enlace? A ese tipo yo le conozco. - la muchacha dejó unos segundos de silencio en los que se llevó un cacho de barrita Mars a la boca, masticándola. No dijo nada hasta que tragó aquel pedazo de chocolate con caramelo - Uno de mis contactos me dijo que lleva muerto un tiempo, , le pegaron un tiro en la cabeza o algo así, hay fotos que lo demuestran... pero por lo visto se lo encontró hablando con una señora hace poco. Es un poco raruno. -

Spencer escuchó a la hacker y asintió a sus palabras. – Encárgate de pasarle esa información a Troy cuando esté preparado para salir de aquí, le vendrá bien. Todos en marcha. –

Número 8 activó desde otra de las terminales un gas somnífero que el equipo solía usar para dormir a los sujetos que había en el interior cuando era hora de sacarles de allí. El gas empezó a salir cerca de donde Lana se encontraba, que no pudo notar nada debido a que era inodoro y transparente. Se empezó a sentir somnolienta y el libro que tenía en las manos se precipitó contra el suelo mientras ella perdía la consciencia.

Una vez la ex-ladrona se encontraba fuera de combate, Troy fue a recogerla para llevarla a la enfermería con ayuda de Mark Wong. Allí cogió la ‘pistola’ que usaban para inyectar los dispositivos de rastreo al equipo y se pasó un par de minutos observando a la mujer mientras le pedía al asiático que esperara fuera. Entonces le subió la parte de atrás de la blusa y le inyectó el pequeño chip en la parte alta de la espalda donde no pudiera alcanzarlo ni notarlo con facilidad. La cargó entonces  hasta la furgoneta que iban a usar para sacarla de allí.

Sin saber cuánto tiempo había pasado, Lana Rowen abrió los ojos lentamente mientras el sopor que le había atacado anteriormente se disipaba, devolviéndole a la realidad. Se vió a si misma en la parte trasera de una de aquellas furgonetas, apoyada en uno de los laterales, mientras en la parte delantera se encontraban Troy y Mark. El primero conducía y el segundo le hacía de copiloto, pero ambos iban en silencio en aquel momento.

Al mismo tiempo en que el embotamiento desaparecía los recuerdos y las sensaciones regresaron de forma confusa y desordenada. Tras el desconcierto llegó la sorpresa, segundos después el miedo y a continuación la vaga sensación de haber vivido todo aquello no mucho antes. Tardó poco en refrenar la angustia obligándose a pensar que el Centinela (y el equipo) jamás le harían daño sin una buena razón, algo que no les había dado. Lentamente, como si no quisiera hacer notar su presencia, se recolocó en el asiento en silencio y miró a su alrededor. No había maletín, por supuesto, pero el resto de pertenencias estaban allí. Alzó la cabeza para mirar por el cristal. Estaban en Betlam.

- ¿A dónde me llevan? - preguntó tras aclararse la voz, bastante tranquila.

Troy conducía en silencio, sin prestar atención a nada que no fuera el tráfico a pesar de que no tenía un destino fijo. Estaba tenso, como evidenciaban los nudillos blancos de apretar el volante. Cuando escuchó una voz a su espalda se sobresaltó y pisó el acelerador sin darse cuenta. Giró la cabeza para mirar a la pasajera antes de decidir que lo más juicioso era observarla por el espejo retrovisor.

-Se ha despertado. Bien. -Tomó una salida a la derecha y salió de una calle principal-. La hemos sedado por cuestiones de seguridad. La dejaré donde usted me diga.

Lana asintió y meditó un segundo dónde quería que la dejasen.

-Puede dejarme aquí mismo. Cogeré un taxi.

Troy asintió y dio el intermitente antes de detenerse en una parada de autobús. Se quitó el cinturón y salió del coche para abrirle la puerta a la señora Shepard. Como nunca le había dado por probar el gas somnífero, no tenía ni idea de si seguiría algo atontada o si ya se encontraría bien. A lo mejor debería haberlo preguntado antes.

-Siento las molestias, señora Shepard. -Rebuscó en el bolsillo de la chaqueta y sacó un trozo de papel cuadriculado, doblado-. Aquí tiene un número de teléfono con el que contactar si descubre algo más o si necesita algo.