El ex-Operaciones intentó mantenerse recto durante todo el discurso de Lana, pero su mirada se fue apagando poco a poco. Sencillamente asintió, con la cabeza gacha. - Supongo que... no soy quién para esperar todo eso. Sí. - tragó saliva y carraspeó un poco antes de continuar - Me bastará con conocerla y verla de cuando en cuando. No voy a forzar nada, te lo prometo. -
- Dejemos el tema de si deberías o no haber salido a buscarme. Al fin y al cabo... es muy fácil hablar a posteriori. No te preocupes. - dijo, aunque su tono no era el mismo de antes
Romy alargó la mano y le acarició la mejilla.
-Ey... Nada de caras largas. Ella está deseando conocerte, te lo prometo. Y yo también. Haremos que todo esto funcione.
Asintió una última vez sonriendo levemente. Dejó los cubiertos sobre lo que quedaba de su plato y llevó su mano a la de Romy para apartarla de su rostro y devolverla de nuevo a la mesa. - Será mejor que me ponga en camino, Romy. Te llamaré en unas horas cuando haya terminado del todo. No te agobies mucho con el trabajo. - le dijo mientras se levantaba, con una sonrisa - Cuando hayas terminado, puedes tapar los platos e irte. Yo me encargo de que se lleven todo esto. -
-Gracias -dijo levantándose al mismo tiempo. No iba a quedarse si él no estaba; tenía mucho por hacer-. Te veré esta noche, entonces. No te desanimes con todo esto, las cosas van a cambiar para bien al fin.
Le dirigió un gesto amable y comprensivo, y decidió no presionar más en el asunto por razones más que obvias. Demasiada información seguida de un jarro de agua fría, pero no pensaba cometer los mismos errores dos veces y una de las cosas más importantes era dejar bien clara su situación, que ya era de por sí muy complicada.
James Goldfield abandonó el ático del edificio y Lana le imitó para terminar sus quehaceres en el trabajo. Las cosas estaban siendo muy diferentes respecto a la semana anterior y sin embargo no podía quejarse de nada al respecto.
Aun quedaba tanto por hacer...