- Tiene razón, Jonathan. El Protocolo Terminus fue un proyecto que Brian y yo llevamos a cabo en el 62. Estábamos en medio de la Guerra Fría y cada vez se sentía más cercana una guerra con la Unión Soviética. Así que decidimos llevarlo a cabo. En el caso extremo de que los comunistas atacaran y controlaran los Estados Unidos y por extensión Betlam activaríamos el Protocolo para lo que ya habéis podido comprobar. Sabíamos que el gobierno no sería capaz de llevar el control... - Szilard suspiró mientras profería un quejido al notar el alcohol que Farrell aplicaba en su herida - Tiempo después lo dejamos olvidado cuando la Guerra Fría terminó. El Protocolo fue un símbolo de nuestra paranoia... pero en su momento lo veíamos como una medida necesaria. -
Número 8 resopló, nada impresionado. La Guerra Fría había sido hacía mucho, y los que habían nacido después, incluido Troy, eran incapaces de comprender cómo había sido, y donde los veteranos veían miedo al enemigo ellos sólo veían paranoia y barbarie.
-Y ahora Mayhem probablemente sabe que existe. Y estará buscando la manera de hacerse con él. Buen trabajo, Szilard -ironizó-. Muy buen trabajo protegiendo Betlam.
- Mayhem necesita mis códigos para activar el Protocolo Terminus. No solo eso, si no que necesita también los que Wayland poseía para que todo funcione correctamente. - dijo Instrumentación, serio y mirando hacia abajo, pero aún en calma - Y con Brian muerto... -
-Mayhem sabe quiénes somos. Quién eres. Y muchas otras cosas que Cable no le ha contado. Yo no apostaría la vida de miles de personas en función a lo que Mayhem pueda o no saber, viejo.
Szilard no contestó, pero Allan Paul tomó la palabra. - ¿Y si Wayland dejó esos códigos en algún sitio y los está buscando? - preguntó Móvil 1. De repente su rostro se ensombreció - ¿Y si James los tenía y por eso ha desaparecido? -
Aquella posibilidad, aunque terrorífica, fue lo último que necesitó Troy para tener que reprimir una mueca que expresaba tanto desprecio como sentimiento de triunfo.
-Eso, Szilard -dijo, casi escupiendo su nombre-. ¿Y si además de darle a Mayhem el arma que necesita para acabar con todos nosotros y provocar que le hiciese explotar una bomba en la cara a Bates, resulta que también eres el responsable de que estén torturando a Goldfield para sacarle los códigos? Si no está muerto ya.
Se volvió hacia Spencer y Fedora, y su expresión se suavizó un poco. Solamente un poco.
-Buen trabajo, Fedora. Llamad a Felina, y al hospital, y a Cable. Vamos a ofrecerle un trato. Si colabora con nosotros y se compromete a tener la boca cerrada, esta vez de verdad, es libre. Y que alguien haga café, por favor. Voy a ducharme para despejarme y me pongo el traje -Bajó la mirada hacia Szilard-. Y tú busca una manera de desbaratar el Protocolo Terminus -ordenó, de una manera que hizo innecesario añadir una amenaza.
El viejo no dijo nada y se retiró a su zona de trabajo. Fedora dijo que se encargaría de todas esas llamadas con la expresión mucho más calmada y Spencer suspiró, murmurando por lo bajo que hablaría con Cable. Brenda se dirigió a preparar ese café y Allan a esperar que Troy saliera de la ducha para ayudarle con el traje.
De algún modo, aquel equipo que llevaba entumecido desde la desaparición de James y totalmente atascado desde que Bates casi fallece pareció recuperar la energía.
Ya enfundado en el traje de Centinela, Móvil dirigió a Número 8 a comprobar que no había habido ninguna novedad en los edificios que escondían los robots del Protocolo Terminus. Le llevó varias horas comprobar que no había nada anormal en ninguno de ellos, así que pudo aventurar que o Mayhem todavía no tenía nada (quizás nisiquiera lo supiera) o que estaba esperando por algo más.
La voz de Operaciones sonó en la oreja de Troy Sanders. - Número 8, al habla Operaciones. Hemos hablado con Cable y le he hecho nuestra propuesta. No le ha costado aceptar, teniendo en cuenta las condiciones. Cree que podría rastrear a Mayhem si se diera el caso, pero que hará lo que le pidamos. Eso sí, ha dicho que si no intentamos hacer que el Protocolo Terminus desaparezca no nos ayudará en nada de nada. -
Troy empezaba a apagarse otra vez dentro del traje. Iba a tener que dormir, y pronto. En su estado, la voz de Spencer le dio un susto de muerte que al menos sirvió para espabilarle.
-Bien -dijo con voz pastosa y agotada-. Aceptamos. Pon a Szilard a trabajar en ello. Dale a Cable acceso a todo su trabajo. Que le supervise si quiere. Pero que se centre en encontrar a Mayhem o información sobre él. Conéctale a las comunicaciones. Control 2. Y echadle un ojo, sobre todo Fedora. Que no nos robe unos millones y desaparezca otra vez.
Fue a frotarse los ojos, pero había olvidado que llevaba la máscara. Hizo una mueca de frustración y dejó que el silencio se prolongara unos instantes, mientras decidía si hacer la próxima pregunta o no.
-¿Se sabe algo de Bates? -preguntó con cautela.
- Se encuentra mejor, su estado ha mejorado pero aún no está estable, por lo que no deberíamos hacernos ilusiones aún. Aun así mañana por la mañana tendrán un informe mucho más detallado sobre su situación. - comentó la hacker al otro lado de la línea - Y no os preocupéis, Cable no podrá hacer nada si yo estoy atenta a sus movimientos. Además me ocuparé de que no pueda acceder a los archivos. -
- Instrumentación ha dicho que quizás haya una manera de bloquear para siempre el Protocolo. Cree que hay en algún sitio una terminal donde podría provocar que los robots se autodestruyeran, pero no sabe ni dónde ni cómo, al menos todavía. -
Sabiendo que Bates todavía podía empeorar, se esforzó en bloquear el sentimiento de alivio que le daba saber que había resistido hasta el momento.
-¿Instrumentación pretende que hagamos explotar un montón de robots en edificios habitados? Ese viejo está lleno de buenas ideas -dijo, todo sarcasmo y desprecio.
- Quizás haya alguna manera de evitar los daños colaterales. Es todo lo que te puedo decir ahora. - dijo Fedora al otro lado para dejar hablar a Operaciones
- Número 8, no parece estar ocurriendo nada más y los edificios están bien. Si ocurre algo en las próximas horas corres peligro de no estar al cien por cien... vuelve a base y descansa. Puedes hacerlo aquí si quieres para actuar con rapidez en caso de que ocurra algo, pero si sigues así te desmayarás. - dijo Spencer con severidad - Es una orden.
Troy gruñó, pero no iba a poder hacer nada.
-Consígueme una cama en el hospital. Mayhem sabe quiénes somos. No quiero que vuelva a terminar la faena y que ni nos enteremos.
Spencer mantuvo el silencio durante unos segundos, murmurando un corto 'sí' por el comunicador.
- Te la consigo en un momento. - dijo Fedora antes de cortar la conexión.
Después de regresar a la base y quitarse el traje se sintió mucho más ligero. Se miró en el espejo y le dio la risa floja. Tenía un ojo hinchado y medio cerrado, con un cardenal negro y violeta que le moteaba la mitad de la cara y le hacía parecer un payaso triste con el pintalabios corrido alrededor del labio partido. El otro también estaba hinchado, aunque menos, y el blanco del ojo estaba surcado de enredaderas rojas. Aunque en el otro lado quedaban disimuladas por los moratones, podían apreciarse las bolsas bajo el ojo, casi negras, que le abarcaban casi la mitad de la mejilla.
Cuando su apariencia lastimera dejó de parecerle graciosa birló un par de analgésicos del botiquín, se los tragó con un poco de agua y se arrastró hasta Control. Aunque conocía el camino lo suficiente como para no tener dudas en su estado de agotamiento no dejaba de tener la sensación de que no dejaba de ir en la dirección equivocada.
-¿Hemos hecho algún avance? -preguntó, mirando por encima del hombro de Fedora.
- No mucho más, pero me quedaré trabajando esta noche. Te avisaré mañana con lo que sea, descuida. - dijo Fedora
Troy se dirigió hasta el hospital donde Bates se encontraba ingresado. Fedora le había conseguido una cama allí alegando que debido a las contusiones que tenía en el rostro debía ser tratado con un suero a la mañana siguiente.
No tuvo problema en llegar a la habitación, que estaba junto a la de Bates.
Demasiado concentrado en llegar a la cama para pensar en Mayhem, en Szilard, en Bates o en nada que no fuera dormir. Le habían ingresado y llegaba con lo puesto. Aún así no opuso resistencia mientras una auxiliar le ayudaba a ponerse esa bata ridícula ni cuando se llevó sus cosas, dejando atrás solamente el móvil en la mesilla de noche y el comunicador en el oído. Ya en la cama apretó el botón que bombeaba morfina en su torrente sanguíneo y todo se volvió negro. Se dejó arrastrar hacia la oscuridad, con una sensación de rendición que le llenaba de alivio, y pasaron muchas horas antes de que volviera a abrir los ojos.