Stefan sintió como su compañero Rudolf intentaba hacer algo por resolver la tensión del momento pero su furia y rabia estaba muy floreciente. No había actuado ya por respeto hacia Renate, su mentora, pero a pesar de ello no deseaba salir de allí dejándola en el lugar.
A pesar de todo la presión de Rudolf y sus gestos lograron sacarlo de la butaca y moverse hacia la salida del lugar.
Abandonáis el castillo por la puerta principal, una vez todos reunidos. Renate se encontró con Serine en los pasillos, camino a la salida, y apresuradamente le explicó cómo los cargos habían sido retirados gracias a la oportuna intervención del Conde de Gruyeres, quien había intercedido por ellos dejándolo todo en un simple malentendido. No obstante, las verdaderas intenciones del Conde eran todo un misterio, más aún al confirmar Stefan que había sentido la mancha del Wyrm a su llegada. Las suspicacias aumentan cuando Serine comenta que, mientras estuvo con el doctor y Elisabetta, ningún Conde se había acercado a hablar con ella, lo que desmonta la afirmación del Conde de que conocía los hechos de boca de la dama.
Algo huele muy mal en ese palacio. Algo huele a Wyrm.
Pero no es el momento de ocuparse de ello, quizás y especialmente debido a vuestro número. Un auténtico Clan no permitiría la existencia de un antro del Wyrm como ese, pero sois pocos y desconocidos.
Otras llamadas requieren vuestra atención. Al alcanzar la calle, y dejar que el frescor nocturno inunde vuestros pulmones y os reconcilie con la madre naturaleza, compartís información. Ahora sois compañeros, desveladas vuestras naturalezas. Jury y Danny han recibido un llamado de los espíritus, informándolos de una reunión Garou en las montañas, cerca del lago Leman. Renate ha recibido una visita peculiar, y surgen varias caras de sorpresa cuando, al abrir su bolso, surge de su interior un pequeño cuervo. Este la ha informado de lo mismo, una reunión Garou, en busca de la solución definitiva para un túmulo que no se encuentra custodiado por la Nación. Son pocos los túmulos bajo protección hoy en día, pues Europa está asolada por la guerra y la destrucción.
Es una llamada ineludible.
Es imposible no acudir. Todos sois Garou, protectores de Gaia. No tardáis en poneros en marcha, adoptando decisiones sobre la marcha. Partis del castillo en tres automóviles: Jury en su propio coche, conducido por Danny; Renate en el suyo, cedido por la embajada alemana, conducido por Rudolf y con Stefan sentado a su lado en el asiento trasero; y por último, Serine en el coche de Luc, conducido obviamente por él mismo.
Así salís a la carretera, alejándoos del palacio de Gruyeres, de los peligros que encierra, y de los deberes que quizás otro día os traigan de nuevo al interior de sus murallas...
Con esto terminaríamos esta escena, aunque la dejo abierta por si queréis apuntar algo más en un turno final. Os abro en breve escena nueva con vuestra llegada al lugar de reunión.