Partida Rol por web

Domingo cerró el coche y se aseguró que todas las puertas estaban cerradas antes de caminar hacia la salida del aparcamiento. Como siempre, guardó las llaves en el bolsillo derecho de su pantalón.

- Vamos. Quiero que me cuentes más detenidamente esa entrevista con Tolito, Macarena.

La Maca guió a los dos hombre al bar. Dentro de la Torre el ambiente está algo cargado de humo y por los altavoces Alaska berreaba uno de sus éxitos. La Maca se imaginó que la única vez que Domingo había estado en un sitio como aquel habría sido de redada, pero a esas horas y entre semana no había abiertos muchos sitios de puretas.

Subió a la parte de arriba donde el sonido era amortiguado por el techo insonorizado de la sala inferior, seguramente forrado de hueveras. Allí eligieron tres sofás apartados y se sentaron tranquilamente en torno a una mesa forrada de portadas de LPs de The Clash y los Sex Pistols.

La Maca, que había estado recordando la conversación con Tolito comenzó a hablar.

-El tío iba de misterioso, ya sabes, hablando con frases a medias y eso. Nos dijo que creía al abuelo lo mataron en un ritual, y que el ya sabía que se lo iban a cargar. Luego nos dijo que dejáramos de hurgar en la herida, que nos íbamos a poner perdidos de sangre. Bueno, el no lo dijo así, pero más o menos.- Dio una calada al cigarrillo y cruzó las piernas- Algo así como que él que hizo ese ritual era un brujo... ¿o un hechicero? bueno no se, que era un tipo poderoso, y que no nos metiésemos en esos rollos. - se paro un momento para pensar, y después de meditarlo unos segundos prosiguió- Y poco más. Nos dijo que si queríamos saber más de esas movidas el que más sabía era el portugués ese, y que le podríamos sacar algo de información por que el argentino tiene una carta que al parecer es una antigüedad esotérica, o algo así... Bueno, ahora la tengo yo... pero es del argentino...

Y una vez terminada la frase se llevo el cigarro a los labios, dando a entender que no tenía más que decir.

Los ojos de Domingo se abrieron de par en par al oir las palabras de Maca. Nada de lo que decía la muchacha tenía sentido a oídos del policía.

- La vida me ha dado muchas sorpresas, Macarena, pero todas estas historias de fantasmas, brujos y rituales me suenan a royos de chalaos, de gente que se pasa con la mierda que se mete. Fíjate tu por donde que el hombre con el que tenemos que hablar es un pez gordo del narcotráfico. Quizá me equivoque muchacha, pero yo creo que no debemos buscar donde nuestra cabeza nos dice de antemano que no hay nada - dijo negando con la cabeza.

- Tenemos una moneda de cambio, de acuerdo, eso nos facilitará la tarea, pero tenemos que buscar en algún lugar más tangible. He visto muchos locos que hacen este tipo de "rituales" creyendo invocar quien sabe que absurda criatura pero, al final, siempre resultan ser cocainómanos pasados de vueltas.

Tras las palabras se levantó para coger algo para beber.

- ¿Queréis algo, chicos? - preguntó.

Miro a Agustín, llevaba tiempo si abrir la boca y eso no era normal en el chico.

- ¡Eh! ¿Tu no tienes nada que decir? Se que no te gustan los polis pero ahora no lo soy. Podrías fingir algo de amistad, ¿no crees?

Al escuchar las palabras de Domingo trata de esconder una risa graciosa sin éxito, se quita las gafas, separa su espalda del respaldo del sofá y lo mira directamente, con un tono serio y decidido

-Te diré una sola cosa... "un extraño tipo con garras en ves de mano"... creo que hay que estar muy negado para no comenzar a poner en duda lo que damos por echo como imposible

Hace un silencio y vuelve a apoyarse en el sofá

-Hace tiempo que no tomo un Whisky

La sangre hervía en el interior de Domingo, un mocoso que no llegaba a los 30 iba a decirle que esas historias de fantasmas podrían llegar a ser ciertas.

- Aún eres muy joven, chaval. Cuando llegues a mi edad te darás cuenta de que la vida no es lo que tu imaginación pueda mostrarte - dijo volviendo la mirada a la Maca.

- A esto me refiero cuando digo que no estamos buscando más que a gente que se cree lo que imagina - dijo meneando la cabeza.

- Whisky, entonces ¿verdad? - dijo volviendo la mirada a Agustín - no me lo tomes a mal, en serio. Me gustaría que intentasemos pensar con la cabeza.

- ¿Tu que tomas, Macarena?

-Una fanta naranja, que ya he bebido bastante por hoy.- la Maca aplastó su enésimo cigarrillo en el cenicero y esperó hasta que el policía regresó con las bebidas. Dió un sorbo a su fanta, que le supo a Ducados y prosiguió con la conversación.

-Mira Domingo, yo no se si esos tios se lo hacen, o se lo creen o que. Lo único que se es que mi abuelo estaba metido y no me da la gana que no se sepa quien lo mató. A mi estas cosas también me han parecido tonterías toda la vida, pero me extraña que mi abuelo se creyera paparruchas, los dos sabemos que era más listo que eso. Y estoy de acuerdo en que el tío ese que vimos era de lo más siniestro. A mi me puso los pelos como escarpias.- le recorre un escalofrío al recordar lo pasado.

-Yo creo que en este tema hay que andar con pies de plomo. La gente que se cree que hace magia también es peligrosa, aunque todo sean imaginaciones suyas.

Las palabras de la chica hicieron abrirse los ojos del policía como sendos platos.

- Efectivamente, ahí es donde yo quiero llegar. Esa gente son capaces de hacer cosas como las que le han hecho al Gallego sólo porque ellos creen en esas pamplinas. Eso es realmente lo peligroso.

El policía dio un largo trago a su cerveza y continuó hablando.

- Muchas veces, Javier me ha dicho que el caso no es mio y que quizá debería quedarme al margen de todo esto, pero no puedo Macarena. Al igual que tú, no puedo contemplar la idea de que los que le han hecho eso al Gallego queden impunes ante nuestros ojos, y ya no digo a los ojos de la justicia.

- ¿Sabes lo que creo? - acabó diciendo tras una larga pausa en la que estudió detenidamente el local donde se encontraban - creo que tu abuelo entró demasiado adentro en esos royos y una vez estas dentro, aunque te des cuenta de la verdad, ya no puedes salir. Digamos que al Gallego le hicieron creer esa mierda por cojones.

Pese a que el lugar era tranquilo el viejo policía se sentía desorientado en él. Un hombre de su edad no pegaba mucho en un lugar como ese y eso le hacía sentir incómodo. Pese a todo, la conversación con la muchacha y con ella el recuerdo del Gallego le hacían sentirse algo a gusto en un lugar como ese.

-Bueno- dice la Maca tras escuchar a Domingo- ¿Entonces qué propones? Tu eres el profesional. ¿Hay algo que podamos hacer?

Un par de risotadas salieron sin control de la boca del policía.

- ¿Profesional? A veces me averguenzo a mi mismo cuando me llaman profesional - meneó la cabeza - no se, Macarena, quizá deberiamos hablar con el cabrón ese y después ver por donde seguir. A ver si Javier me da alguna buena noticia de homicidios y mañana tenemos algo de donde tirar.

-Déjanos a nosotros tratar con el Portugues, Domingo... como sabrás los de tu profesión no son bienvenidos en esos círculos, pero mientras puede buscar información de un tal... como se llamaba? a si Jan Reve

-Si, creo que tienes razón, a ver si mañana se aclaran mas cosas. Con suerte el argentino sacará algo de la libreta. ¿Sabes donde podemos encontrar al Portugues?- dice la Maca dando un trago a su bebida. Entonces mira su reloj de pulsera, una baratija de plástico naranja.

-Deberíamos irnos a sobar un rato, o mañana tendré unas ojeras...

Desde luego se estaba haciendo tarde y todos sopesaban la posibilidad de ir recogiéndose. La música del local dejaba escuchar a Sabina de fondo:

Nunca le hago ascos a la última copa, ni al próximo bar...

Y sin embargo llevándole la contraria al cantautor parecía que era una hora prudente para una retirada.

La verdad es que la idea de ir con los muchachos a hablar con el narco nunca había convencido a Domingo, pero ahora la duda le perseguía.

- No se, quizá tengáis razón pero el portugués puede ser un tipo peligroso. Deberéis extremar precauciones - dijo mirando el reloj.

- Empiezo a tener sueño, sí. Será mejor que nos vayamos a dormir por hoy, ¿os acerco a algún sitio?

-Pues mira- dice la Maca levantándose y recogiendo su bolso- Si me llevas a casa eso que me ahorro de andar.- Entoncés mira a Agustín, que aun está sentado en el sillón de al lado.

-Venga tío, puedes venir a mi piso, pero te advierto que todo lo que tengo para ofrecerte es un sofá incómodo y una manta. Aunque supongo que es mejor que un cementerio.- a la Maca le recorre un escalofrío al pensar donde pasó la noche anterior el chico.

Cuando todos comienzan a levantarse Agustin se pone sus gafas, al escuchar el comentario de Maca, sus cejas se arquean y sobre salen sobre el marco de las lentes. sorprendido..
-Bueno, no me quejo, seguro que ese sofá sera la cama de un rey a comparación de otros lugares
Apoyo mis manos en mis rodillas y comienzo a levantarme del sillón

El grupo salió del local y regresó al garage. Allí Domingo, siguiendo las indicaciones de la Maca, los codujo hasta la casa de la chica. Aparcó frente al destartalado edificio y los chicos se bajaron del coche. Miraron la hora: casi las tres de la mañana... Mañana, desde luego, sería otro día.

- Bueno, mañana será otro día - concluyó Domingo taciturno.

El policía estaba muy cansado pero las miles de historias que le rondaban la cabeza le mantenían despierto aún a estas horas.

- Hazme un favor, Macarena. Si váis a hablar con ese hombre, tened mucho cuidado. Cualquier cosa me llamas al busca, ¿estamos?

Antes casi de que la muchacha pudiera contestar el coche ya estaba andando de vuelta a casa. Había sido un día muy largo y, después de todo, necesitaba descansar. Quizá mañana Javier le diera noticias de homicidios, pero lo dudaba. Fuera lo que fuera debería de resolverlo por si mismo, quizá con la ayuda de los muchachos.

La Maca asintió, claro que tendrían cuidado, más les valía.

Después se quedo un momento mirando como se alejaba el coche de Domingo. Luego metió la mano en el bolso y sacó sus llaves.

-¿Vamos?- le preguntó a Agustín mientras comenzaba a abrir la pesada puerta de metal.

Subieron las viejas escaleras de madera intentando no hacer ruido. Cuando llegaron al tercer piso un cristo dorado los observaba desde la puerta. La Maca metió la enorme llave en la cerradura y abrió la cerradura...

Agustín entro a el piso detrás de ella, cerrando la puerta, comenzó a mirar el piso y comenzó a sonreír para si mismo, con un pensamiento en vos alta

-Ese olor a tabaco y a mujer que tiene este lugar... como extrañaba el olor a mujer

Luego se quita las gafas y camina asta el dichoso sillón que cree que sera su cama y se sienta, comienza frotarse los ojos cansados y mira a Maca fijamente

-Bueno, supongo que ofrecerte una noche de sexo descontrolado para liberar tension no es una opción... o si?

Se recuesta, mientras le sonríe en el sillón y se da media vuelta, usando su codo de almohada

Durante esa noche mucha gente tuvo pesadillas en la ciudad. Cerraban los ojos y veían extrañas formas que se movían siempre en algún punto situado fuera del ángulo visual. Las calles de Madrid se presentaban en sueños como enormes heridas abiertas en medio de la tierra por la que gente sin alma se arrastraba hacia lugares donde se sabían condenados. Aquellas sombras no tenían lágrimas que derramar pues su tristeza carecía incluso de la esperanza de la muerte. Durante una eternidad de vacío volverían una y otra vez a una vida sin pasión, a una muerte sin fe. Los soñadores vagaban por las calles atemorizados, pensando quizás en huir, pero siempre se encontraban ante todas las puertas a una figura que los esperaba. Una figura difusa, sin rostro determinado, vestida en un traje gris. Una figura que irradiaba un odio tan elemental que iba más allá del miedo.

Durante esa noche Macarena, Domingo y Agustín durmieron intranquilos esperando, en sus sueños, tan solo que la luz del amanecer los rescatase...