Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.
J. Sabina, Pongamos que hablo de Madrid
Las primeras luces del día despertaron a Agustín. Contra lo que cualquiera podía haber pensado el joven durmió de un tirón en el cementerio, sin sentir nada más que una cierta familiaridad. Como tantas veces le había dicho el Diablillo nadie te puede hacer menos mal que un muerto. Aunque siempre acababa la frase añadiendo: salvo que el muerto no lo esté tanto como parece.
Agustín se desperezó y consultó su reloj, una de las pocas pertenencias que conservaba de su entrada en la cárcel: un viejo Casio regalo de cumpleaños de su padre. Las 8:00 AM.
sosegado, con una media sonrisa en su rostro, pareceia estar en paz consigo mismo, los tenues primeros rayos comenzaban a surcar el silencioso cementerio.La alarma de su casio negro comenzo a silbar, miro la hora eran las 8.00 h de la mañana.se desperezo y echo un ultimo vistazo a la tumba de sus padres, para terminar de recoger su mochila y darse media vuelta.habia quedado a las 9.00 en el cafe con los nietos.Caminaba lentamente hacia la salida, cuando decidio detenerse a echar un ultimo vistazo al lugar donde encontraron al viejo.Penso que con la luz del alba tal vez pudiera ver algo que las penumbras ocultasen la noche anterior.Miro nuevamente el reloj, tenia tiempo, y tal vez el guardes del cementerio anduviera por alli y pudiera decirle algo mas, antes de partir hacia el café.Seguramente habria contado todo a la pasma, pero a lo mejor, lo que pudiera contarle podria serle de ayuda.Dirigio sus pasos a traves del empedrado, hacia el lugar donde anteriormente estubieron, el lugar con las marcas ocultas.....
El sitio permanecía igual. Agustín miró alrededor: un descampado por el que no pasaba nadie, habrían tenido tiempo de sobra para ensañarse con el viejo. Menudos hijos de puta. No encontró nada que le llamase la atención y tampoco le sorprendió demasiado. Seguramente la policía habría registrado a fondo el lugar llevándose cualquier cosa que pudiera ser interesante.
Motivo de la tirada: Buscar
Puntuación de habilidad: 11
Resultado del dado: 13
Efecto: Fracaso (-2)
Con una sonrisa ironica, echo un ultimo vistazo al lugar, para despues encaminarse hacia la salida del cementerio.esperaba encontrarse con el custodio del lugar y poder hablar con el.Mas tarde caminaria hacia la cafeteria donde le aguardaban los nietos , no sabia el por que, total el pensaba que no los conocia, pero en su interior se decia que se lo debia al viejo..no pudo impedir lo de su padre, tampoco lo de el, pero al menos ahora podia hacer algo por vengarlo.Una diabolica sonrisa se dibujo en su rostro, el solo pensamiento de vengar la muerte de alguien, le producia cierto sabor...Se detubo y a traves de su enigmatica mirada volvio la vista atras, contemplando el lugar donde lo asesinaron, sus ojos brillaron a la luz del alba, para ocultarlos tras sus gafas oscuras, mientras continuo su camino.
Mientras caminaba de vuelta Agustín se detuvo frente a la puerta del cementerio un momento. Aunque la noche anterior había tenido que saltar la valla para visitar a sus padres ahora la cancela estaba abierta. Echó un vistazo alrededor y encontró a un hombre mayor, pobremente vestido, que recogía algunas flores ajadas de unas tumbas y las metía sin mucha ceremonia en un capacho verde de basura. Al encontrarse con el joven dio un respingo.
- Jesús, María y José...- dijo el viejo llevándose la mano al pecho - Pero que susto mas dao chaval...- examinó la pinta de Agustín casi sin interés, como quien ya está de vuelta de todo - Si me piensas dar el palo vas aviado angelito... No tengo un pingo. ¿O te crees que estaría recogiendo flores muchirriás si fuera rockefeller? Hehehe... Anda zagal, vete pa'la ciudad que allí encontrarás quien tenga...
-tranquilo abuelo, que no tengo intencion de darte el palo, para eso ya buscare alguien que me pueda dar mas, por lo que veo eres tu el necesitado...
metiendose la mano en el vaquero y sacando un par de monedas de 25 pelas
-toma , no tengo mas, pero para un chusco de pan te llegara
observando lo que el desconocido estaba realizando, cuando por su mente paso algo, deteniendose frente a el
-una cosa viejo,¿vienes mucho por aqui?, yo de ti me cuidaria de venir a segun que horas, no se si sabes lo que ha pasado
- Coño si lo sé, que se han cargao al pobre Gallego... Que josdeputa... Lo encontré yo,- dijo con rostro apenado - ahí colgado como un pelele... Que hacerle eso a un viejo es de malnacidos...
Como si tuviera que justificarse aclaró:
- Yo vengo todas las mañanas a quitar las flores viejas. El cura me paga unos duros por el asunto y me deja dormir en la sacristía.
un extraño brillo surgio de los ojos del joven, atravesando los opacos cristales de sus gafas, mientras escuchaba las palabras del viejo
--el gallego era un amigo mio...dices que tu lo encontrastes ¿como fue eso?,hablame de ello, apenas conozco detalles de su muerte y la verdad, pienso encontrar a quien le hizo eso.
su rostro se puso rigido, mostrandose mas palido si cabia, a la vez que cerraba con fuerza su puño, denotandose la ira que le recorria en su interior, una ira que parecia luchar por salir al exterior.
-hablame de ello viejo, si tu lo encontrastes, tal vez puedas decirme cosas que la pasma se calla...esos maderos cabrones, nos toman por gilipollas y no saben mas que hablar con sus bonitas palabras sin aclarar nada.
- Puf, zagal... He visto cosas feas en esta mierda de vida que llevo, pero nada como eso... Esos cabrones colgaron al pobre Exiquio boca abajo de la paré... estaba pinchao como un mosquito de esos que tienen los que cazan mariposas, c'unos clavos que parecían los de Jesucristo nuestro señor... Incluso l'abían cruzao una pierna por detrás de la otra como si fuera una burla... ¿Qué malnacido puede hacer eso? Y l'abían cortao las manos y las orejas, cosiéndole la boca y los ojos... Cagoenlamar... No voy a poder olvidar eso en mi vida... Me dejé hasta la primera papilla allí en el muro... Y el pobre policía que llegó de primero, un rapaz, lo mismo...
una extraña sensacion le recorria el cuerpo escuchando las detalladas palabras del indigente personaje frente a el, aunque no parecio perder la compostura, pero su puño se cerraba cada vez con mas fuerza sobre si mismo, una gota de sangre surgio resbalando entre los dedos...
-¿una broma?, a mi me parece una manera muy cruel de matar a alguien ...pero espera ¿dices que tenia las manos cortadas y la boca y ojos cosidos?¿que tambien le cortaron las orejas?
su rostro se quedo comtenplativo, sin esperar respuesta alguna, como si por su mente estubiera reviviendo la escena, que aparecia surgir del interior de los ojos del viejo anciano
- Eso dije, sí... Las orejas y las manos... Y creo que la policía no las ha encontrao, que ni siquiera al pobre lo pueden enterrar decentemente.- el viejo mira su reloj - Anda que tarde que es... No me enredo más que me dan las uvas...
Dicho lo cual, como si Agustín no estuviese allí, el anciano se pone a recoger el resto de las flores. Parecía indicar con aquello que daba por terminada la conversación.
Agustín miró su propio reloj. Faltaba poco para las nueve.
tras comprobar la hora y viendo que no tenia la cabeza para intentar sonsacar mas cosas al anciano indigente, comenzo a caminar en direccion al café, donde seguramente no habria nadie esperandole ¿por que iban hacerlo?, a fin de cuentas no lo conocian y la chica parecio desconfiar de el la anterior noche..sonrio, pènsando que era normal, el tampoco se fiaba de si mismo.remiro a su espalda, donde en la lejania observo al viejo continuando recogiendo flores, al menos sabia donde encontrarlo, aunque tenia una extraña sensacion sobre el viejo.
Con algo mas de ligereza en sus pasos continuo encaminandose hacia la cafeteria...
Después de un corto paseo llegó al viejo bar. Para su sorpresa no solo estaban la chica y su primo, sino también el policía del día anterior, solo que de paisano. Tuvo un fugaz pensamiento de dar la vuelta, pero todos se habían percatado de su presencia en el umbral. ¿Qué hacían? El Chapas tenía su camisa desabrochada y un costado vendado. El policía todavía tenía una gasa en la mano. Al fondo, como si la cosa no fuera con él, el camarero ojeaba el periódico de la mañana.
Pasamos a la escena: Pongamos que hablo de Madrid: Domingo. Cierro ésta.