Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Epílogo

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01/06/2010, 20:49
Director

Mucho, mucho ruido,
Ruido de ventanas,
Nidos de manzanas
Que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido,
Tanto, tanto ruido,
Tanto ruido y al final
Por fin el fin.
Tanto ruido y al final...

J. Sabina - Ruído

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01/06/2010, 20:50
Director

El Babilonia a esas horas estaba vacío. Los últimos vividores se habían marchado con el despunte del sol: sus pupilas tremendamente dilatadas y la boca pastosa tras el consumo continuado de cubatas y coca, quizás algún porro, algunas anfetas... cualquier combustible resultaba escaso para la movida madrileña. Claro que aquella no era la verdadera movida madrileña. El año 2000 había traído consigo el mundo en lata, la revolución de internet. Cualquiera podía ser una estrella si tenía una cuenta de youtube. Los garitos como el Babilonia, que antaño habían sido centro del peregrinaje de quien quería dejarse ver eran ahora viejas reliquias condenadas a la desaparición.
El hombre del fondo de la barra pensaba en eso y en otras cosas. Tantas noches, tantas juergas en esos baños, tantos recuerdos y tantos amigos quedaron por el amigo. Jugueteó con las gafas de sol pensando en el contraste que le esperaba fuera. El bar, ahora, estaba en una penumbra silenciosa mientras el barman, la mejor compañía que quedaba a esas horas a falta de una mujer,  servía los últimos cubatas de la noche. El hombre miró su reloj: que cojones, que sean los penúltimos.
- A ver si me aclaro,- dijo con una voz herida de muerte por el tabaco y el alcohol - ¿me estás diciendo que toda esa movida fue cierta? No pretenderás que me lo crea ¿no?
- Yo no digo que te lo creas, te cuento la historia y tú saca tus conclusiones.- dijo poniendo las dos copas sobre el sucio mostrador - El caso es que el chaval le llevó la carta al tipo ese.
- ¿Y? Venga coño, no me dejes en ascuas. Suéltalo ya. Cierto o no ¿cuál fue el final?
- Le dio la carta y se la coló. Así de jodido. Sacó un full en la última mano.
- ¿Se la coló? ¿A un demonio?
- Yo no he dicho que fuera un demonio: eso lo has sacado tú como conclusión. Si es que siempre es lo mismo: todo lo ha de decidir la puta Iglesia Católica. Esos no se enteran de nada, creéme...
- Te creo, te creo. ¿Pero ya está? ¿Acabó así? ¿Le dio la carta y todos fueron felices?
- No exactamente.- el barman agitó los hielos de su copa - Tras la entrega hubo momentos de tensión y de miedo. ¿Habría colado? ¿Sería un truco del Portugués? No. Había colado. Dos días después salía en el noticiero que un indigente había sido arrollado por un tren cuando se intentaba colar en un mercancías cerca de Utrera.
- Hostia, de Utrera... ese es mi pueblo ¿lo sabías?
- Joder, que casualidad ¿no? Pues mira, allí mismo tus paisanos vieron al finado de Tolito hecho una mierda troceada. Los otros no se alegraron, claro. Uno se siente una mierda cuando vende a otro para salvar el culo, aunque el otro te importe un pijo. Pero el caso es que fue un sacrificio menor.
- Que capullos.- el tío rió antes de darle una calada a su pitillo y un generoso trago al cubata - ¿Y el viejo? Al final, después de todo el parné, ¿qué pasó con el jodido Gallego?
- El Gallego resultó ser un hijo de puta y un desagradecido, al igual que el Portugués. Claro que el Portugués le bailaba el agua al Gallego por la cuenta que le tenía. Liquidó todos sus negocios en la ciudad y salió con el niño de Madrid antes de que los Poderes se dieran cuenta de que les habían dado el timo de la estampita.
- Hostia esa sí que es buena: ¿y dónde estaba el niño?
- A buen recaudo en una clínica de su propiedad. O de la propiedad del Portugués. O de la propiedad de la jodida Logia que los amparaba. Esa gente no dejaba nada al azar.
- Así que la familia feliz se las piró ¿no? ¿Y qué pasó con los deudos?
- No eran gente importante. No valían nada para los Poderes. El importante era el Gallego y desapareció de la faz de la tierra. Quizás ahora sea un jovenzuelo cabrón que anda por ahí adelante invocando cosas con un viejo libro de magia. Quien sabe... El poli siguió en la comisaría. A estas alturas debe ser un viejo retirado con una jodida historia que no sabe si soñó o fue cierta. Agustín volvió a las calles. Quien sabe si sigue vivo o si le habrán pasado la navaja por cualquier canchullo jodido. Elías emigró a Inglaterra. Puede que todavía le mande cartas a su hermana. Y la Maca se piró al norte, al país vasco... A saber: a lo mejor sentó la cabeza y ahora es una mujer de bien, de esas con dos hijos y marido ingeniero. ¿Te sirvo la última?
- Que sea la penúltima. Luego te invito a una copa en el Despero, que aún debe estar Enrique allí manteniéndolo abierto.
El camarero sonrió mientras llenaba nuevamente las copas. El otro le preguntó:
- Pero ¿y el Hombre del Traje Gris? ¿Qué coño pintaba en toda la historia?
- Eso nunca lo llegaron a saber.- dijo el camarero tendiendo el cubata a su acompañante - Quizás ni siquiera existió y sólo se lo imaginaron. Quizás era la encarnación de la maldad de la ciudad... Vete tú a seber.
- Joder, sí que es chunga la historia. Pero no me has dicho que fue del chaval, del Chapas.- el tipo miró al camarero - Déjame adivinar: se buscó la vida, como siempre, y al final acabó adquiriendo un local ¿no? Uno que le trajera recuerdos...- la sonrisa se amplió en el rostro de ambos - El Babilonia es un buen local. No te ha ido mal ¿eh Chapas?
Ricardo sonrió. Hacía muchos años que nadie le llamaba así. Se acabó su cubata y sentenció:
- Bueno Joaquín, píllate el sombrero y nos piramos.
- ¿Al Despero? Venga.
Mientras el otro abría la puerta del Babilonia y el sol se intentaba colar por los resquicios Sabina añadió:
- Oye... Esto es como Sospechosos Habituales ¿no? No creerás que no me he dado cuenta de que me has contado todo el rollo usando las letras de mis canciones.
- Bien.- el Chapas sonrió nuevamente mientras se ponía unas gastadas gafas de sol - Eres un tipo listo y no estás tan puesto como yo creía. Pero ¿la historia mola o no mola? Bien podías dedicarme una canción.
- Coño que no: a mi amigo Richi Chapas, el cuentacuentos más inversomil de la noche madrileña.
La puerta del Babel se cerró tras ello. En la oscuridad, como siempre, aguardaban otras historias dispuestas a ser soñadas.