Domingo se recostó en su silla mientras Manolo Hermo, el Punky, yonqui de carabanchel y antiguo marinero, dormía plácidamente en la cama. No se sacaba de la cabeza todo lo sucedido y, sobre todo, no podía olvidar a la siniestra figura de gris entre la multitud. ¿Quién era? ¿Por qué le había afectado tanto verlo?
Unas horas más tarde, casi a medianoche, Hermo se despertó. Parecía lúcido y tranquilo, algo tembloroso - el mono no perdona - pero sereno. Un médico certificó que la crisis había pasado y tras firmar un par de papeles ambos individuos, el colgado y el policía, abandonaban la sala de urgencias y salían a la fría noche.
- Eres un tío legal Domingo... Otros compañeros tuyos me habrían dado de hostias y metido en chirona para que palmase del mono... Te debo una.
- No me debes nada hombre. - sonrió el policia apoyando su mano en el hombro del joven - Cojamos un taxi, - asintió aun sonriendo - tengo el coche en comisaría. - continuó caminando hacia la parada de taxis - Lo que si quiero es que lo dejes Manuel, sé que es dificil; Pero sino lo dejas... - suspiró negando con la cabeza - Lo de hoy será una mala broma con lo que pueda pasar otro día. - terminó entrando en el taxi con una apesadumbrada sonrisa.
Manuel permaneció silencioso durante todo el trayecto del taxi. La verdad es que Domingo tampoco abrió la boca mientras el taxista repetía una y otra vez que en Chile deberían permitir continuar con su labor a Pinochet. Por supuesto, viendo el uniforme de Domingo, lo siguiente que el taxista afirmaba era que si Franco estuviese vivo no habría permitido que los rojos se hiciesen con el poder. Algo cansado por el duro día que ya terminaba Domingo ni siquiera prestaba atención a la sarta de sinsentidos que el hombrecillo, rey de su propio vehículo, lanzaba sin derecho a réplica.
Al bajar del coche y pagar Domingo tomó una bocanada de aire.
En ocasiones iré introduciendo noticias reales (y no tan reales) de aquella época para ambientar la partida ;)
- Cuídese jefe,- le dijo Hermo dándole una palmada en la espalda - y no se preocupe por mi... Intentaré hacerle caso... Quizás incluso me vuelva para mi pueblo en Pasajes... Que cojones... Solo quisiera recuperarme un poco para que la familia no me viese así al llegar... No saben nada de mi, pero cuando se acuerden que no sea para verme así.- concluyó a modo de disculpa mientras se iba silbando por la calle.
- Puedo llevarte si quieres. - espetó cuando el hombre ya estaba a un par de metros suya, realmente no quería dejarlo solo; No podia olvidar esa figura del traje gris, no recordaba sus rasgos, pero estaba seguro que el miedo de Hermo surgia de ese hombre. Queria cuidar de Hermo y encontrar a ese ser.
- No, gracias...- dijo únicamente el Punky mientras se alejaba por la calle, casi con cierta prisa.
- Como quieras... - murmuró casi para si mientras ojeaba su reloj y subia a su coche.
Una negativa no iba a disipar sus intenciones de permanecer cerca suya; Ese hombre sabía algo, consciente o inconscientemente; Pero sabía algo. Recogió el revolver que llevaba fuera de servicio con su funda sobaquera y se dispuso a seguir a Manuel Hermo en la noche madrileña; Se quitó el cinto y la chaqueta y se puso su chaqueta de cuero marron que guardaba en el maletero y echó a andar tras el hombre.
Pertrechándose de forma que solo seguía con el pantalón de policía, que podría pasar por un pantalón de pinzas si alguien no se fijaba demasiado, Domingo enfiló tras el Punky. Iba a una distancia prudencial y atento a ocultarse en un portal por si, en cualquier momento, a Manolo se le daba por girar la cabeza. Aunque aquello no sucedió. Manolo continuó caminando por la Calle de la Sombra - que adecuado parecía el nombre ahora - y torció hacia el sur siguiendo la Calle del Amanecer. Poca poesía guardaba el cansado Domingo para hacer juegos fáciles con los nombres de las calles. Tras un rato caminando llegaron a la Avenida de los Poblados. Allí Hermo se dirigió a una cabina e introdujo unas monedas.
Perdón por el lapsus. Estos días anduve algo liado con varias cosas y las partidas las mantuve bajo mínimos.
A quien llamas Manuel... - suspiró para si apoyandose en una pared mirando de vez en cuando de reojo e intentando pasar desapercibido - No son horas... - sonrió negando con la cabeza al darse cuenta que volvia a hablar solo.
Esperó pacientemente intentando leer los labios del hombre mientras hablaba.
Tranquilo, no hay prisa. :)
Lo de leer los labios... ¿Que habilidad seria? XDDD
Hermo apoyó la cabeza en la cabina. Así era imposible siquiera intuir su estado de ánimo. Domingo espero pacientemente hasta que el yonki colgó el teléfono. Después, en lugar de seguir caminando, esperó sentado en un banco al lado de la cabina. Estaba claro que esperaba a alguien. Pasaron unos veinte minutos antes de que un destartalado Renault 12 se aproximó por la avenida poniendo el intermitente. Al ver el coche Hermo se levantó.
Leer los labios sería algún tipo de especialización, pero para que no queden dudas apoyamos la cabeza del paisano en la cabina y ya no nos preocupamos del tema :D
Con una sonrisa se percató del numero de mátricula del vehiculo y esperó pacientemente a ver si subía o si por el contrario era únicamente uno de sus camellos.
- A ver donde me llevas Manuel. - murmuró para si mismo.
Ok :)
Cuando Domingo esta solo, puede llegar a montarse un monologo... Te lo digo pq es su obsesión.
Hermo, sin dudarlo un segundo, rodeo el coche y se montó en él, en el lado del acompañante. El coche arrancó sonoramente y comenzó a alejarse por la avenida.
Hale, como estuvimos parados tres días hoy va sesión cuasi-chat :D
Acelerando el paso casi corrió hacia comisaría hasta llegar a esta y entrar jadeante; Recorrió los pasillos del recinto sin dejar de asentir a modo de saludo a todos los compañeros que se cruzaba y llegar a su destino, el despacho del capitán; Aunque no estaba, por supuesto. Con un suspiro asintió dándose cuenta de la hora que era y camino algo mas calmado hacia comunicaciones.
- Buenas noches, Esteban. - sonrió a uno de los ocupantes de la sala - Necesito un favor... - susurró acercandose al hombre - Necesito los datos del registro de esta matricula. - continuó escribiendo en un papel el numero - Por favor. - asintió con un guiño - Voy a tomar un café, cuando lo tengas me avisas; Gracias. - terminó sin dar opción al hombre a negarse saliendo de allí con destino la maquina de café.
Diez minutos más tarde Esteban se acercaba a la zona del café con un papel en la mano, que le tendía a Domingo:
- Un Renaut 12 a nombre de un tal Diego Peñas Lopera. El dueño está empadronado en las Barranquillas.
Domingo cogió el papel. No había número de casa ni calle concreta. Lógico. Las Barranquillas era un poblado gitano. Se consideraba el hipermercado de las drogas de la capital. Delitos violentos, tráfico de estupefaccientes... Una ciudad sin ley en los arrabales de la ciudad.
- Genial... - se dijo para si mismo al tiempo que dejó caer el papel sobre su escritorio y sorbió de su café - Te debo una Esteban, - asintió al hombre echandose atras en la silla - gracias. - sentenció esperando que se marchase - Pues si te has creido que no voy a seguirte ahí... - suspiró dejando la taza de café sobre la mesa - Has acertado, Manuel. - sonrió de pleno levantándose y marchando hacia los vestuarios a ponerse su ropa de calle.
Una vez se cambió de ropa, salió hacia su coche caminando pesadamente; Había sido un duro día. Solo esperaba que mañana, las cosas fuesen un poco mejor; Aunque aun, le quedaba algo por hacer esta noche.
- Vamos a ver que saben en el laboratorio forense... - suspiró al tiempo que introdujo la llave en el bombín del vehiculo y arrancó.
Perdona que tardase tanto en contestar, tuve un cumpleaños y despues me estuve planteando si entrar allí o no; Pero por lo que he leido en san google... Mejor no ir solo a ese barrio de noche. XD
Domingo miró la hora: pasaba de la medianoche. A estas horas en el laboratorio forense solo estarían los de seguridad, que desde luego no le iban a informar de nada sobre el cadáver. La gente tenía la sana costumbre de dormir por las noches, cosa que le recordó que él mismo era también un ser humano y que el cansancio que notaba en la espalda le estaba informando que era un buen momento para retirarse a descansar.
Jeje. Tú dirás si piensas hacer algo pero la gente normal suele dormir por las noches después de un día agotador. Desde luego en el laboratorio a estas horas no encontrarás nada ;)
De camino al laboratorio tomó el desvio hacia Pozuelo de Alarcon con un bostezo - Ya iré mañana... - suspiró poniendo la radio, le quedaban treinta minutos de camino hasta su casa.
Ciertamente. xDD
Una vez en casa Domingo se dejó caer sobre su cama totalmente agotado. Había mucho que investigar, desde luego, y no podía sacarse de la cabeza aquella maldita sombra gris entre la gente. Sus ojos se cerraron mientras intentaba no pensar en nada. Mañana sería otro día.
Perfecto. Coincidiendo justo con la Semana Santa haremos un parón hasta el lunes que viene.
Cierro la escena y el lunes empezamos en una nueva.