Partida Rol por web

En la mente de Valladares se dibuja un apartamento en el centro de Madrid, cerca de ministerios. Es una zona vigilada y Valladares le muestra a a la telépata todos los controles que él recuerda para que ella pueda conocerlos también. La ciudad está tomada por el ejército y las fuerzas de seguridad.

En cuanto llega la médico que atenderá al general y de recoger un poco la estancia, cosa de la que se ocupa Parkour porque no era capaz de estarse quieto es hora de mostrarle el apartamento a Josu es sencillo, por lo que en un abrir y cerrar de portal mágico estáis ya todos en Madrid. 

Es un piso de dos habitaciones, bastante bien distribuido. Aparecéis en el salón, rápidamente Parkour echa un vistazo al piso con ayuda de Ine y comprueban que todo está en orden. El piso está a la altura de un décimo por lo que tenéis una buena panorámica de la ciudad y eso os permite ver al menos si hay helicópteros por la zona.

- Tiene pinta de que va a nevar... - dice Parkour - ...noto frío aquí, así que voy a ver si funciona algo para calentarnos...

Comprueba que no hay electricidad en todo el piso, por suerte la cocina parece de gas. La nevera está vacía salvo por botellas de agua y de bebidas isotónicas. Hay comida enlatada pero sobre todo mucho chocolate y barritas energéticas. También hay algunas botellas de whisky y ginebra.

- No hay luz todavía, tocarán mantas... - dice mientras comienza a rebuscar por la casa. Por suerte hay bastantes mantas y ropa de abrigo bastante moderna para ser de Valladares. - La gente lo tiene que estar pasando fatal...con este frío y lo que se avecina.

En un reloj a pilas podéis ver que son las 10 AM del día 22 de Febrero de 2005.

La combinación de los poderes de Adele con mi conocimiento de la creación de portales dimensionales, capaces de abrir grietas en el espacio para unir puntos geográficos alejados, había resultado una eficiente combinación que nos facilitaba el transporte a lugares concretos. Así, la telépata extrajo de la mente de Valladares el lugar exacto a donde debíamos dirigirnos, lo trasladó a mi dura mollera y pude abrir el portal adecuado con la precisión de un puto reloj suizo.

Con Saavedra al cargo de alguien que sabía lo que hacía, no como nosotros, pudimos dejarle atrás y centrarnos en lo que teníamos por delante. En aquel piso franco no había gran cosa. Ni calefacción, ni comida... Joder, en la nevera sólo había unos putos Gatorades. Al menos había algunas botellas empezadas de licor, pero hasta yo necesitaba comer.

Puedo abrir un portal hasta un Mercadona de las afueras y pillar algo de manduca. -Sugerí, aparentemente sin mucho interés- Seguro que no me reconoce ni dios, si me pongo una gorra o... unas gafas de pasta. -Total, a Clark Kent le funcionaba, ¿no?

Me apresuré a servirme un vaso de ginebra, pero por más que fuera raro en mí, apenas me llené un culín del mismo. Algo me decía que pronto sería necesario estar lo bastante despejado como para no cometer errores estúpidos. Y esos eran mi especialidad. Con el vaso en la mano, aún sin probarlo, me acerqué a una de las ventanas y asomé un ojo entre las cortinas, observando el exterior.

Hay gente que sólo quiere ver el mundo arder... -Murmuré por lo bajo, tras comentar Parkour lo mal que lo estaría pasando la gente con ese frío, y sin corriente eléctrica- Os va a costar reconstruir el país, jefe. -Le dije a Valladares, probando finalmente la ginebra. "Os", había dicho, totalmente a conciencia. Esa no era mi tarea, no era ningún héroe, y mi curro iba a finalizar en cuanto nos cargásemos a esos hijos de puta. Además, estaba del todo convencido de que, al terminar aquello, sería mejor poner tierra de por medio. Aunque aún tenía un encargo del que ocuparme, el del cabrón del marido de la morena. Un último trabajo, y desaparecería como un falso mago de circo- Así que toca esperar, ¿no? Pues me pido el sofá. Mi espalda está acostumbrada en dormir en cualquier mierda de sitio, al menos parece más cómodo que el mío.

Al confirmarle a Valladares que podía contar conmigo, bromeando con que era capaz de trabajar con el detective al lidiar cada vez mejor con su agrio carácter, este volvió a hacer gala de él; diciendo que no me enamorara mucho de él y afirmando que puede que se largara del país cuando acabara aquello.

- Lo siento, ya es demasiado tarde para eso, ¿verdad Parkour? – dije mirando al chico brevemente. – ¿De qué crees que hablábamos tantas horas durante estos largos días? De lo enamorada hasta las trancas que me tienes. Esa amabilidad con la que me tratas, tus dulces palabras… ¿Quién no caería rendida a tus pies? – expuse con claro sarcasmo. – Así que si vas a irte, tendré que pegarme a ti como una lapa estos últimos días. – añadí burlona con una media sonrisa.

El teniente no tardó en responder a las preguntas que le habíamos formulado sobre aquella misión a afrontar, dándonos buenas noticias. Por un lado gran parte de los hombres de Kruguer ya no suponían una amenaza, y este no había logrado obtener tantos aliados como era de esperar tras el golpe de estado; y por otro, contábamos con bastante apoyo para acabar de una vez con aquel malnacido. Sonreí, sintiéndome cada vez más segura sobre lo que íbamos a hacer, antes de que Valladares me comunicara que me iba a enseñar el piso franco que tenían en Madrid para que Josu pudiera trasladarnos a él.

En seguida vi en mi mente el lugar en el que se encontraba aquel piso, deteniéndose el teniente en mostrarme también los controles de la zona, pues esta estaba vigilada. Una vez tuve toda la información que Valladares quiso darme, le transmití a Josu la ubicación del piso, con lo que tras dejar a Saavedra con la doctora, el detective creó uno de sus portales y nos trasladamos a Madrid.

Nada más llegar, Parkour e Inezumi se dedicaron a revisar el piso, que no tenía mala pinta y contaba con dos habitaciones. El chico nos anunció pronto que no había luz, y por lo que pude ver en la cocina, andábamos escasos de comida. Josu se ofreció a ir de compras, tras lo que en seguida se sirvió algo de bebida. Iba a bromear acerca de las compras, pero ver aquello me quitó las ganas. Después de tantos días con él comenzaba a tener claro que tenía un problema.

Miré a Parkour cuando mencionó lo mal que tenía que estar pasándolo la gente. Sí, aquella situación tenía que estar siendo terrible para muchos. Era necesario acabar con Kruguer cuanto antes y que el Gobierno se pusiera manos a la obra para que todo volviera a la normalidad.

Josu hizo entonces mención a ello, pidiendo después dormir en el sofá.

- ¿Sofá? Como una lapa, ya te lo he dicho. – bromeé, volviéndome después hacia Parkour. - ¿No hay camas para todos? – le pregunté, pues este había inspeccionado el piso más a fondo. – Te haré una lista con lo que necesitamos. – le dije a Josu mientras me dirigía en busca de papel y boli.

- Descansad, de noche empezaremos a movernos. Yo saldré ahora a avisar a unos compañeros, no os preocupéis por mí...conozco este edificio bien y no saldré a la calle. Pero es hora de contactar con mis hombres en persona y que atemos los últimos cabos...volveré en torno a las 10 de la noche para comentar el plan.

Dicho esto sale por la puerta y cierra. Parkour se acerca a la puerta y tras comprobar que hay otras llaves allí cierra la segunda cerradura. 

Sonríe levemente por el comentario de Adele, Josu sigue en su estilo y la verdad es que hasta le sorprendería no verlo así.

Tras convivir con ellos unos días les acabas cogiendo cariño... piensa el joven héroe.

- Así que esta noche... - su cara se alegra - ...si todo va bien mañana podré ver a mi tío y sobre todo a Lena...no está mal. Y tú Penny, podrás volver a casa y a patrullar por Madrid...

Estar en casa alegraba al acróbata. 

- ¿Qué haréis cuando todo esto termine? - pregunta en general.

Sí, bueno... -Tuve que detener mi lengua, con desgana. Las bromas de Adele eran una cosa, pero hasta yo tenía límites en cuanto a lo mucho que era capaz de ofender a los que me rodeaban. O no, quizás no los tenía, pero debería tenerlos. Sobre todo en aquellos momentos, en que seguíamos teniendo que trabajar juntos. Resoplé, apartando la mirada y tratando de ignorarla- Da igual.

¿Qué iba a hacer? ¿Recordarla que ni la amabilidad ni las bonitas palabras suponían "su tipo"? ¿Que a ella le iban más los cabrones? No tenía sentido escupirle su propia mierda en la cara.

Al fin y al cabo, cuando todo eso terminase no volveríamos a vernos.

El teniente se despidió hasta la noche, cuando todo iba a empezar a moverse. Eso suponía algunas horas de descanso antes de comenzar a dar por culo a esos cabrones. Adele se había tomado en serio lo de mandarme a hacer la compra, pero tras ello podría dedicar un rato a analizar las posiciones de los nombres de que disponía. Al menos, podríamos cotejar lo que el ritual que conocía me ofreciera con la información que tuviera Valladares gracias a su servicio de Inteligencia. Después de eso, podría echarme una buena siesta. ¡Qué cojones, me la habría ganado!

Yo volveré a mi patética vida, haré un trabajito que tengo pendiente y me largaré. -Respondí a Parkour, torciendo el gesto- Se avecinan malos tiempos para las pacíficas investigaciones sobrenaturales, así que seguiré en el extranjero. Tal vez Italia, yo que se. Ya me echaron de Inglaterra...

Me extrañó que cuando parecía que el detective iba a responder a mi broma terminara callándose, resoplando y apartando la mirada incluso. Aquello no era nada habitual en él, a lo mejor el pasar tantos días encerrados le estaba afectando.

Valladares nos pidió pronto que descansáramos, pues esa misma noche comenzaríamos a afrontar el duro cometido que nos esperaba, nada más y nada menos que acabar con la amenaza número uno del país. La verdad es que a veces me resultaba complicado creer que todo lo que estaba pasando fuera cierto. Hacía unos días era una secretaria que trataba de ocultar sus poderes a los demás, y ahora los demás necesitaban que hiciera uso de aquellos poderes, teniendo que enfrentarme a situaciones que nunca imaginé.

El teniente terminó yéndose, explicándonos que tenía que ponerse en contacto con sus hombres, prometiendo regresar a las diez; asegurándose Parkour de cerrar bien la puerta tras su marcha.

El chico parecía contento por lo poco que quedaba para que todo aquello terminara, pensando ya en lo que haría al día siguiente, y recordándole a su amiga que su vida volvería a la normalidad. Entonces nos preguntó a Josu y a mí qué haríamos cuando todo acabara.

El detective respondió con su habitual alegría por la vida, tachando su vida de patética, para después compartir que tras cerrar un asunto pendiente se iría. Supuse que el mencionado trabajito sería el que yo le había pedido, así que probablemente no pasaría mucho tiempo hasta que pudiera irse al extranjero como quería, pues al parecer allí podría continuar con sus investigaciones sobrenaturales. 

- ¿Por qué te echaron de Inglaterra? – pregunté con curiosidad, sorprendida por aquellas palabras, tras lo que me dispuse a responder a Parkour. – No lo tengo muy claro. – reconocí. – Debo acabar con cierto asunto pendiente, y después no lo sé, creo que pediré una excedencia. – dije pensativa. – Puede que me quede un tiempo ayudando a mi hermana en la taberna, y quizás después me vaya una temporada a Francia, tengo amigos allí que hace mucho que no veo. Supongo que iré improvisando. – me encogí ligeramente de hombros.

Quizás debería haber previsto aquella pregunta, con la que Adele logró acelerarme el corazón al llevarme a recordar los acontecimientos por los que el profesor Baskerville me dio la patada. Quizás debería aprender alguna vez a cerrar la puta boca. Volví a mirar por la ventana, dando un pequeño trago al licor, pero aunque podría sencillamente haber ignorado a Adele, llevaba demasiado tiempo siendo un bocazas como para cambiar. De hecho, era muy posible que, si alguna vez me libraba de mi maldición, siguiera de por vida siendo un capullo insoportable. Ni siquiera yo me soportaba.

Maté a una chica. -Respondí de forma seca- Bueno, en realidad no la maté yo, pero murió por mi culpa. -Reconocí, entornando los ojos con molestia- La gente a mi alrededor termina sufriendo... Así que acabemos ésto cuanto antes para que podáis perderme de vista.

Apuré el vaso y me dirigí a la cocina a paso ligero, necesitado de llenarlo de nuevo.

Por un momento pensé que Josu no respondería a mi pregunta, pues dejó que su mirada se perdiera por la ventana dando un pequeño trago, cosa que también me hizo pensar que igual no había estado muy acertada haciendo aquella pregunta.

Corroboré aquello cuando finalmente la contestó, contándonos que una chica había muerto por su culpa con un claro gesto de molestia. Nuevamente hizo alusión a aquello de que la gente a su alrededor acababa sufriendo, deseando que aquello acabara cuanto antes para que le perdiéramos de vista.

No entendía por qué el detective pensaba algo así, suponiendo que la vida se había cebado con él, teniendo que sufrir muchas desgracias en su vida. En seguida se retiró, dirigiéndose a la cocina, y a pesar de saber que me arrepentiría de ello, no pude evitar ir tras él.

Ni siquiera le pedí que me esperara, pues seguramente me echaría de su lado antes de poder decir nada, así que simplemente le seguí hasta situarme a su lado.

- Siento haberte recordado eso con mi pregunta. Si te sirve de algo, estoy segura de que no fue culpa tuya lo de la chica. Te comportas como un capullo integral, pero sé que en el fondo eres buen tío. – le dije con una tenue sonrisa. – Y ahora me voy antes de que me ladres. – añadí dándome media vuelta y poniendo rumbo al salón, pero entonces quise apuntar algo más. - ¡Ah! Podrías aprovechar el rato que nos queda para afeitarte. Un héroe nacional no puede tener esa facha. – bromeé mientras continuaba marchándome, sin voltearme.

Me di cuenta de que Adele me seguía a la cocina mucho antes de coger aquella botella y abrirla para servirme una nueva copa. No sabía qué querría decirme, pero me lo podía imaginar. Y no era algo que quisiera oír. Fuera lo que fuera, tanto si iba a negar lo que ya sabía como si quería saber más o mostrarse comprensiva, daba igual, nada de esa mierda servía de nada. De nada bueno.

Te equivocas... -Murmuré en cuanto la mujer terminó de hablar, sin mirarla siquiera. Posiblemente estuviera ya hablando sólo, pues parecía que se marchaba ya para evitar precisamente lo que pudiera responderla. Aún así, era algo que necesitaba decir, aunque sólo fuera para que lo oyera el hijo de puta de arriba, el omnipresente y omnipotente que se negaba a hacer una mierda, divirtiéndose desde su palacio en las nubes con los juegos de sus adversarios del infierno, como si fuera una simple partida de un juego como los que jugaban desde el Olimpo los antiguos dioses griegos en las leyendas- No me lo has recordado, es algo que no puedo olvidar un sólo instante, ni quiero. Tengo que recordar cada uno de sus rostros, recordar por qué tengo que ser un capullo integral, recordar que sí fue culpa mía. Culpa mía desde el principio. -Me recordé, llevándome una mano a la barbilla y acariciando mi vello facial, suspirando- Un héroe nacional... No soy demasiado patriota, pero ningún país del mundo merece que alguien como yo sea su héroe. -Negué con la cabeza y cogí el vaso, dando un buen trago- Tengo la facha que debo tener: la del despojo que debo seguir siendo.

Sin girarme siquiera a comprobar si Adele seguía allí o se había marchado, me acerqué a la ventana de la cocina, mirando hacia el exterior con aire pensativo. Haber estado planeando el ritual para Ángel Negro me había escupido un rayo de esperanza, la de que se pudiera hacer algo parecido con Sorgina. Expulsar al demonio, conceder paz a Edurne al fin. Sin embargo, me habían arrebatado también esa esperanza, dejando tan sólo los posos pringosos de una pregunta. Si lograse librarme de aquel demonio, ¿qué clase de hombre habría quedado de mí, tras tantos años de maldición?

¿En qué me había convertido?

¿Tenía acaso marcha atrás todo aquello...?

El justiciero observa desde la distancia la escena, parece no querer intervenir pero al final decide hacerlo tras ver que Josu parece abrirse un poco a los demás allí presentes.

- No tienes porqué atormentarte tanto Josu...lo que haya pasado ya pasó, sobre eso ni tú ni nadie puede hacer nada...pero ahora puedes mejorar las cosas, y creo que ya lo estás haciendo ayudando en todo esto porque para no ser un jugador en equipo hasta el momento no te ha ido nada mal con nosotros...

Se acerca a Josu y husmea el aire alrededor del detective.

- Afeitarse no sé...pero tío pégate una buena ducha que hueles a alcohol que no veas...además aprovecha que Valladares es un antiguo y tiene todavía butano...no creo que mucha gente pueda ahora ducharse en Madrid... - mira al resto y avisa - ...yo me ducho el último...nos vendrá bien a todos pasarnos por agua calentita...aclara las ideas... - mira a Josu y le dice - ...piensa que ahora no estás solo del todo...aunque te pese tener que aguantarme, ya te aviso que hasta me echarás de menos en el futuro...

Se va a la cocina y avisa al resto:

- Voy ver que puedo preparar para cocinar, al fin y al cabo yo soy pizzero...cuando acabe esto volveré a la pizzería a seguir ayudando y repartiendo a domicilio...mi futuro huele a salsa de tomate y masa madre...

Escuchar a Josu murmurar que me equivocaba no me sorprendió. Continué hacia el exterior de la cocina, pensando que aquello era todo lo que tenía que decir, pero cuando le escuché hablar, sin bajar la voz, me detuve en el quicio de la puerta. Apoyada en este, me quedé escuchado sus palabras, no tardando en agachar la cabeza, consternada. En seguida recordé aquella nota que me había mostrado al poco de conocernos. Por alguna razón, la gente que permanecía cerca de él acababa mal parada, pero había algo que no estaba teniendo en cuenta.

Apreté mis labios, alzando mi rostro, cuando aún de espaldas a él le oí decir que nadie merecía un héroe como él, debiendo continuar teniendo el aspecto del despojo que creía ser. Me debatía entre si girarme o no cuando Parkour intervino tratando de consolar al detective, terminando por hacerme a un lado para que pudiera pasar y acercarse a Josu.

Me volví hacia ellos, viendo cómo el chico olisqueaba junto a Josu, para después sugerirle que se diera una ducha; sugerencia que terminó extendiendo a todos. Cuando le dijo al detective que no estaba solo, se me escapó una tenue sonrisa, atreviéndome a acercarme a ellos mientras Parkour se ofrecía a cocinar y compartía cómo veía su futuro.

- Si necesitas ayuda, avísame. – le dije al chico, mirando después a Josu. – Parkour tiene razón, Josu, no estás solo. Estamos contigo, y no nos ha pasado nada. Además, sabemos defendernos. – añadí con media sonrisa. – Dúchate tu primero, yo iré después. -  le ofrecí, tendiendo mi mano para que me diera el vaso.

De repente, no sabía muy bien cómo, había terminado acorralado por aquellos dos infelices lanzándome alegatos sobre el trabajo en equipo, no estar sólo, la amistad, el amor, y las nubes de algodón de azúcar. Enarqué lentamente una ceja mientras los veía acercándose a mí y me imaginé a un par de ratoncitos jugando en las proximidades de una serpiente. Me sonaba tan sumamente estúpido, suicida, que no podía entenderlo. Ambos sabían a qué me refería, o al menos el saltimbanqui, y la chica pinup podía intuirlo al menos, si es que no era tan estúpida como la imagen de chica de calendario que mostraba. Y por lo que había llegado a conocerla me había convencido de que no era el caso, aunque peores decepciones me había llevado.

¿Que no me ha ido tan mal? Sólo dices eso porque sigues vivo, tío. Cuando espiches seguro que dices otra cosa. -Repliqué a Parkour con una irónica sonrisa, dando acto seguido un paso atrás para separarme de ellos dos- ¿De qué vais, vosotros dos? ¿Os ha mordido un oso amoroso radiactivo, vais a empezar a repartir abrazos? ¿Queréis que acabe como él?

Señalé a la espalda de aquellos dos panolis, haciendo un rápido gesto y murmurando unas palabras a todas luces ininteligibles, momento en que tras ellos se manifestó una figura ilusoria de colores chillones, prácticamente un dibujo animado, representando a un gnomo vomitando un arco iris.

Y os voy a decir algo más: no necesito ningún... -Me detuve, señalándoles con el dedo y olisqueando el cuello de mi camisa, y acto seguido alzando el brazo y oliendo bajo él, en la sobaquera- Bueno, sí, eso sí es verdad, necesito un baño. No le deis de comer al gnomo en mi ausencia, que va a poner las alfombras perdidas... -Les advertí, dirigiéndome al baño con gesto serio.

Putos suicidas...

- Al menos en el baño nos ha dado la razón... - dice Parkour observando al gnomo mientras piensa en voz alta - ...a Josu me lo llevo yo a la fiesta de cumple de mis primas...si hace un par de estas ilusiones triunfa...mmm...le llevo una buena caja de escocés que fijo que no le dice que no...

Sigue mirando al gnomo mientras le comenta a Adele:

- Mientras está centrado en algo es funcional... - dice refiriéndose a Josu - ...el problema es si no tiene un trabajo en el horizonte, me recuerda a Sherlock Holmes...cuando tenía un caso era feliz, cuando no lo tenía tiraba de las drogas...en su caso es el alcohol y el tabaco...al menos no le da a nada más fuerte...

Parkour le hace un gesto a Penny que parece estar ensimismada en otro libro. De todos los que hay presentes ella es la más callada sin duda, estará pensando en lo que viene de noche.

La respuesta de Josu ante nuestras palabras de ánimo no tardó en llegar. Tal y como esperaba, no las aceptó, replicando a Parkour antes de recriminarnos nuestra actitud. A pesar de ello, me dio la impresión de que sus palabras fueron menos duras de lo que podrían haber sido días atrás. A lo mejor Parkour tenía razón, y el detective terminaría echándonos de menos y todo.

Mis ojos se abrieron como platos cuando al mencionar el detective que no quería acabar como “él” me giré para mirar a quién se refería. Me quedé atónita al ver aquel gnomo vomitando un arco iris, sin duda una ilusión que Josu había hecho aparecer.

Me volví nuevamente hacia el detective cuando retomó la palabra, queriendo replicarnos algo más mientras nos señalaba, pero tuvo que tragarse sus palabras; aceptando tras comprobar su propio olor que necesitaba ese baño. Tras bromear con que no diéramos de comer al gnomo se retiró con gesto serio, quedándome mirando cómo se iba, también seria.

Las palabras de Parkour me sacaron de mi ensimismamiento, pareciendo contento porque al menos Josu hubiera aceptado bañarse, y comentando que el detective triunfaría en la fiesta de sus primas creando aquellas ilusiones; lo cual me sacó una sonrisa.

Me quedé pensativa cuando al continuar hablando el chico comparó a Josu con Sherlock Holmes.

- No sé si diría que Josu es feliz con un caso entre manos. Creo que simplemente no piensa en toda esa mierda que le atormenta cuando está ocupado… - conjeturé en voz alta, con pesadumbre y un lenguaje que no solía emplear. – Disculpa mi lenguaje. Al final será verdad eso que dicen de que todo lo malo se pega… - bromeé, en una clara referencia a las malsonantes palabras que el detective solía utilizar. – Me gustaría hacer algo para ayudarle, pero la verdad es que no sé el qué. – confesé al chico, soltando un profundo suspiro mientras miraba en la dirección por la que el detective había desaparecido.

- Cuando necesite ayuda de verdad la pedirá...o eso espero. La verdad es que no sé como es vivir con una carga así...yo no sé si la soportaría, si a Lena le pasara algo por mi culpa...joder...y eso que la acabo de conocer  hace nada...pero sí que me costaría superarlo. La sangre en tu conciencia es dura... - habla Parkour, con un tono serio y aparentemente más maduro. - Todo esto me hace pensar...hasta hace poco lo único que me preocupaba era mi barrio, la pizzería, entrenar con mi tío, conocer a alguna churri interesante y el parkour. No había más cargas que cumplir con los repartos, salir a tomar algo y cuidar de los tuyos si necesitaban algo...ahora tenemos que salvar a media España que no es poco...y todos somos gente normal...con habilidades chulas como las tuyas...o las de Ine...que lo de los tatuajes mola mazo...pero al fin y al cabo somos gente normal...no súpers... - hace una pausa y añade - ...pero por cojones que sacaremos esto adelante...además tengo un truco guardado para la batalla final...que ni Ryu en el Street Fighter...

Lo último lo deja caer en tono misterioso. Inezumi levanta la mirada y se queda mirando esperando a saber qué sera pero el justiciero no dice nada y se va a la cocina a coger algo de comer.