Partida Rol por web

El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Regente de Jade: 4- El Castillo de Muro de Salmuera.

Cargando editor
11/06/2018, 04:09
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Conforme con lo obtenido por mi chapuza (sabiendo en realidad que desear más sería una expectativa completamente imposible de cumplir), la guardo en su saya, donde esperará el momento de servirme de ayuda. No dudo que llegará, algún objetivo fácil de alcanzar pero muy resistente aparecerá y entonces agradeceré una alternativa al pequeño wakizashi. Pero hasta entonces, permanecerá en su saya.

Empuño el wakizashi de mi madre, preparado para comenzar la lucha y desciendo las escaleras detrás de Sandru. Poco falta para que lleguemos al nivel inferior cuando siento el terrible hedor de los trogloditas. Es completamente inconfundible y creo que jamás lo olvidaré, por lo que sé qué nos espera.

Una amplia habitación se alza delante nuestro, donde veo que hay varios trogloditas y está también la córvida sacerdotisa. Esta se acerca a nosotros con su defensa en alto, llegando a distancia de cuerpo a cuerpo. El combate ha comenzado y, aunque no veo a Kikonu en las cercanías, sé que no será fácil. Simplemente no puede serlo.

Cargando editor
11/06/2018, 11:51
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

El horrible hedor de los infectos trogloditas hace tambalearse a Sandru por unos instantes mientras la figura córvida se acerca al grupo con una actitud claramente defensiva. Parece que el momento de las palabras ha pasado y el varisio parece sacar fuerzas de flaqueza reprimiendo su mal cuerpo para concentrarse en acabar con aquellos que son los causantes del estado de Ameiko. Esa única idea le hace tragarse la bilis que pugnaba por salir a través de su garganta.

Tras ello con un par de pasos rápido y con Serveris como referencia, comienza a moverse para colocarse en una posición ventajosa ante su aviar enemigo. Si consiguieran acabar con ella rápidamente quizás los trogloditas, sin duda sus esbirros, huyeran como consecuencia de ello.

Cargando editor
11/06/2018, 23:54
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

A pesar de moverse rápido y buscar el flanco de la criatura, la cercana amenaza de los apestosos trogloditas y la rapidez de la criatura se alían para que el furioso tajo del maestro caravanero sea desviado por la larga hoja que blande la engañosamente veloz enemiga.

Los trogloditas caen sobre ellos blandiendo sus toscas lanzas como una furiosa marea y Sandru apenas logra desviar el envite de una lanza con su rodela mientras la sacerdotisa se aparta presta entonando un cántico que amenaza con drenar las fuerzas de los compañeros. Obligándose a rodar sobre sus entumecidos pies el varisio siente como el calor del tatuaje que lleva en la espalda le protege de la tenebrosa sensación, al menos en parte.

Aprovecha el movimiento para volver a conseguir con Serveris una posición ventajosa y trata de buscar algún órgano vital con su siguiente ataque. Por el rabillo del ojo ve al anciano Hattori casi rodeado y le grita con el doble sentido de ser oído y de que si el resto de los compañeros se encuentran cerca y le oyeran pudieran venir en su ayuda.

- ¡¡Hattori, retírate tras Serveris!! -

Sandru rezó a Desna para que al ponerse detrás de Serveris e indirectamente él mismo como ya estaba Kelsier, los trogloditas se centraran en ellos para no exponerse a sus afiladas hojas. También esperaba que Kelsier tuviera un blanco claro, el cual no duraría una vez se les echaran encima. Al menos los dos tenían una poción que podría aliviar sus heridas de necesitarla.

Cargando editor
12/06/2018, 02:04
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

La sacerdotisa córvida se ha puesto al lado de Sandru y mío, por lo que está expuesta a nuestros ataques, solamente confiando en que mantener sus defensas elevadas la salvará del destino que le tenemos preparada. Sandru da su primer ataque pero falla por poco, brindándole la razón a la estrategia de la enemiga.

 - "¡Tienes mucha sangre que pagar, maldita!"

Sin esperar respuesta, me posiciono de la forma que más me acomoda para darle alcance y lanzo un corte con mi wakizashi que le corta el hombro con una herida moderada. Sé que no es ni comparado con el daño que haría con mi katana, pero la córvida es una enemiga escurridiza cuyas defensas no hay que subestimar.

Cargando editor
12/06/2018, 11:25
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Sandru y Serveris se adentraron en la habitación... y de inmediato se oyeron gruñidos, berridos y ruidos de armas: habían dado con el enemigo de frente.

Kelsier observó que la salida del pasillo donde se hallaba, con Hattori por detrás suya, quedaba taponada por el joven tien. El medioelfo dudó si quedarse allí, en el corredor, esperando que el espadachín se apartara mientras él disparaba, o tratar de hacer contorsionismo, entrar en la zona de combate y de paso dejar que el viejo posadero pudiera avanzar.

Finalmente, el joven advirtió una cadencia de movimiento en Serveris. Un movimiento oscilante y ofensivo hacia adelante, dejando vía libre, y otro defensivo hacia atrás, taponando la salida. Esperó un instante y acertó a salir sin graves contratiempos... para dar de bruces con una peste que casi lo aturde, un hedor que ya conocía, y a sus dueños frente a él.

Por los dioses, que peste. Peor que una mofeta, admitió sobreponiéndose al tufo.

El muchacho corrió alejándose de ellos hacia la pared opuesta de la habitación, detrás de Sandru y Serveris que combatían contra otra figura familiar: la aviar con túnica. Si los oponentes no hubieran estado concentrados en defenderse hubieran trinchado al joven semielfo como a un pollo, pero este pasó frente a ellos sin recibir daños.

Espalda contra la pared, trogloditas por un lado y pajarraca por otro, el explorador dudó un instante a quien atacar, pero una corriente de malvado poder que lo dañó, originado por el ser aviar, decidió quien iba a ser su objetivo, descargando sobre ella una andanada de flechas.

Cargando editor
12/06/2018, 17:02
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Comenzaron el descenso hacia la oscuridad del subterráneo, y Giorgino, desde su posición retrasada, confió en su sentido de la vista apoyado por la iluminación de sus compañeros para deducir que el camino estaba despejado de trampas. Tampoco es que fuese a caer en ellas avanzando en la retaguardia, pero gran parte de su supervivencia se basaba en permanecer cerca de la tremenda mole que representaba Kromdal y las habilidades curativas de su abuela, sin menospreciar a su primo que ya había demostrado de qué pasta estaba hecho.

La angostura del pasillo al que desembocaran las escaleras les obligó a retrasar su avance, sobre todo al joven varisio cuya agilidad le permitía normalmente moverse más rápido que  el resto de sus compañeros. Un fuerte rugido resonó en los subterráneos, y el impaciente joven echó a volar la imaginación, suponiendo que su tío habría herido de gravedad a alguna fuerte criatura, ¡y ellos aún no habían entrado en acción! 

Entretuvo su impaciencia repasando mentalmente sus escasas pertenencias, con vistas a la batalla que se avecinaba, cuando de pronto recordó un frasco que había recogido del cadáver de aquel sujeto feérico...

Cargando editor
13/06/2018, 02:24
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

La cimitarra de Sandru blandida con furia penetra en el plumaje de la criatura que chilla de dolor. Para no prolongar su agonía y en un intento de acabar cuanto antes posible, el varisio gira la empuñadura de su arma, lo cual debido a la peculiar forma del filo debe provocar grandes destrozos en los órganos internos de la criatura que cae al suelo en sus últimos estertores.

El valiente Hattori mantiene el tipo, y gracias a Desna y a las certeras flechas de Kelsier un enemigo muerde el polvo con lo que el anciano logra salir indemne del asalto de los trogloditas, uno de los cuales intenta atacar a Kelsier sin éxito. Sandru sacude la cabeza rabioso, no le dejaría que lo volviera a intentar se dijo mientras avanzaba para salir al paso al reptil que pugnaba por atacar a semielfo.

- ¡Kelsier y Hattori, atrás! ¡Usad vuestros arcos! -

Confiaba en que si tenían un respiro ambos usarían la pócima curativa que les había entregado y si se vieran lo suficientemente recuperados se sumarían a la cruenta lucha cuerpo a cuerpo de ser necesario.

Cargando editor
13/06/2018, 03:40
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

El combate contra Nevakali y sus trogloditas prosigue, solo que me da mala espina que Kikonu no esté allí pues es el cerebro maligno de todo este lugar. De seguro se reserva con sorpresas aun peores para nosotros. Pero lo importante ahora es enfocarnos en lo que tenemos delante.

Me preparo para lanzar un corte cuando Sandru, rápida y decididamente, se posiciona al otro lado de la córvida, flanqueándola conmigo. Sin mediar palabra, lanza un ataque a gran velocidad con su cimitarra, que la corta con violencia. Nevakali muere en el acto de una vez por todas.

Pero el combate no ha terminado y debemos continuar. Me acerco a uno de los trogloditas y lanzo un corte con mi wakizashi, abriendo parte del abdomen de la criatura pero no demasiado como para matarle. Otro de ellos se acerca a mí y son dos los enemigos contra los que me enfrento. No consiguen darme con sus ataques pero es una situación peligrosa de la que debo salir rápidamente.

Cargando editor
14/06/2018, 14:25
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

El hedor es asqueroso pero no me ha afectado en nada pues ya son varias las veces que lo he sentido y creo que me estoy empezando a acostumbrar.

De todas formas, que resista sus hedores no significa que les dejaré con vida sino todo lo contrario. Aprovecharé que no estoy indispuesto para eliminarlos lo más rápido que mis habilidades me permitan.

Aquel enorme troglodita armado con un mayal se acerca cada vez más y sé que es un oponente mucho más poderoso a considerar.

Pero estoy luchando contra otros ahora y en eso debo concentrarme. Para no perder más tiempo, lanzo un corte horizontal al cuello del troglodita que había cortado recién, degollándolo en el acto. Un problema menos del que preocuparse.

Cargando editor
14/06/2018, 15:54
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Al fín afrontaban la batalla final y Hattori sentía su corazón latir aceleradamente como el de un adolescente. Sin embargo tan pronto descendió las escaleras la realidad de su vejez le golpeó con fuerza. El hedor repugnante de sus enemigos, la desorientación en el caos de la reyerta y la sordidez de unos subterráneos que bien podían convertirse en la tumba de todos ellos, hizo que las piernas le temblaran.

En su confusión se vió de sopetón enfrentando la carga de tres trogloditas enfurecidos y sedientos de muerte. Recibió empujones y tajos, librándose de ser salvajemente acuchillado tan solo gracias a la intervención salvadora de Serveris que apareció providencialmente a su lado desviando los filos, interponiendo su armadura y finalmente despachandolos a base de golpes profundos y certeros.

Hattori se sentía mareado por las heridas y el hedor, la sangre comenzaba a regar el suelo volviéndolo resvaladizo. Así que retrocedió a segunda línea y se dispuso a sacar el arco. Esta vez no podría hacer más por sus compañeros que apoyarles con su arco.

Cargando editor
14/06/2018, 22:44
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

La lucha parecía haber empezado mientras Giorgino divagaba sobre el frasco aquel que había encontrado. Entonces un rugido lo sacó de su estupor. Derramó con sumo cuidado el veneno por la hoja de su daga y, sin apenas tiempo para guardar el frasco salió en busca de Koya. ¿Quién iba a proteger a la anciana sino su nieto preferido? Raudo y veloz se plantó entre ella y un estruendoso ser que apareció pateando una puerta de doble hoja.

Giorgio ¿dónde carajo te has metido? fue el primer pensamiento que cruzó la mente del joven. Pero su abuela estaba tras él, nada ni nadie pasaría de aquel punto en el que había decidido resistir lo imposible por aquella anciana. La bestia se acercaba por momentos y el joven se giró para tranquilizarla, decirla que él estaba allí y no permitiría que la hirieran.Apenas tuvo el tiempo suficiente como para volver a enfrentar a aquel grotesco y enorme ser y ver como descendía su pesada clava sobre su hombro.

¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH! - aquel grito, que de haber sido de Kromdal habría helado la sangre de sus enemigos, proviniendo de Giorgino sólo podría hacer lo propio con la de sus aliados.

El joven hubiera jurado en ese momento que el brazo había sido arrancado de cuajo pero, maravillas del ser humano, ni siquiera había soltado el frasco con el veneno, el cual asía con una fuerza que amenazaba la integridad del cristal.

Oyó los pasos de su abuela, pensó que vendría a rescatarle sin embargo, cuando miró por el rabillo del ojo la anciana ya no estaba, haciendo alarde de su experiencia y su inusitada agilidad había puesto pies en polvorosa y Giorgino sentía su final más cerca que nunca. Quizá debería haberle hecho caso a Kromdal con Petunia, al menos le quedaba el consuelo de haber conocido a Margarita...

Cargando editor
15/06/2018, 02:04
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

El troglodita de gran tamaño que acaba de entrar la estancia viene armado con un mayal de vistoso aspecto y se nota que no es un guerrero fácil de derrotar como las mierdas que tengo delante. Debo acabar luego con mi oponente para poder apoyar en la lucha contra aquella criatura.

Por otro lado, el troglodita que tengo delante ya está bien herido. Tiene un par de flechas enterradas y se nota que le queda poco de vida antes de caer. Sonrío sabiendo que será presa fácil.

"Pobre idiota. Su muerte está firmada."

Sigue lanzando sus miserables ataques sin ser capaz de alcanzarme pues sus garras no son capaces de atravesar mi gruesa armadura. Estoy bien protegido y él no está bien armado. No tiene ninguna oportunidad y debo ser piadoso. Debo acabarlo de una vez para no extender su sufrimiento innecesariamente.

Lanzo un confiado corte con mi wakizashi con los ojos cerrados y enfundo mi arma. Cuando los abro, esperando ver al enemigo en el suelo, me topo con que sigue en pie y mirándome. Me sorprendo pero por sobre todo me culpo. ¡Maldito confiado! ¡Siempre se te enseñó a no subestimar y a concentrarte hasta el final! Mi madre se revolcaría en su tumba si viese mi ridículo comportamiento. 

Endurezco mi gesto pues es hora de hacer las cosas bien y no de estar haciendo el tonto, creyéndome un gran guerrero cuando no soy más que un chiquillo idiota.

Cargando editor
15/06/2018, 20:29
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

No le había durado mucho el alivio a la vieja cuando ya se encontraba de nuevo liderando a un grupo de sus más queridos allegados. Con la luz de su antorcha iluminaba las expeditas escaleras para un bárbaro armado con su hacha y mucha mala leche. Giorgino lo miraba todo con su habitual curiosidad mientras que Vankor andaba callado, también como siempre. Nada nuevo. Al llegar al final de las escaleras se toparon con una puerta. Ya se estaba haciendo hueco Koya para echar un vistazo discreto a través de la cerradura mágica cuando Kromdal abrió la puerta y se lanzó al ataque.

- Pero...- Iba a maldecir al bárbaro, a condenarlo a una vida sin que se le empalmara la entrepierna echándole un mal de ojo cuando divisó a Kikonu por el hueco que dejaba el musculoso cuerpo del bárbaro en movimiento.- Hijo de perra...

Como sólo era una lenta y pobre anciana Vankor la pasó por la izquierda y hubiera esperado que el ágil Giorgino lo hiciera por la derecha. Sin embargo el distraído  jovenzuelo, el ojito derecho de la Adivina, andaba toqueteando no sabía qué en la penumbra.

Ahora no, hijo mío, ahora no es el momento...- ¿Tan necesitado estaba de cariño su nieto?¿Tan alteradas tenía las hormonas que no podía ni esperarse a salir del castillo para aliviarse? Vale que ella se lo había recomendado, pero había que sabe cuándo era el momento. Resoplando como un caballo Koya continuó su avance. Cuando escuchó el rugido aterrador de alguna de las criaturas que habitaban los sótanos del castillo, sin duda secuaces de Kikonu, trató de reunir fuerzas armándose con su cuchillo estrella.

Sin embargo los sentidos de todo el grupo, al menos de los tres más maduros, estaban fijos en Kikonu. Vencerlo era la clave y lo tenían justo allí delante, solo. De poco le había servido su arco contra la locura sanguinaria de Kromdal. Koya trataba de ayudar al bárbaro lanzando tímidos ataques con el cuchillo, sin intención real de causar mucho daño, consciente era de su ínfima fuerza. La verdad es que era más un estorbo que otra cosa.

-¡Gio!- La vieja se quedó sin aire al echar la mirada atrás por el estruendo de un sonoro golpe y ver al enorme ogro enfrentándose a su adorado nieto. Tenían que acabar con Kikonu, pero este se revolvía como un jabalí acorralado.

-¡Cobarde!- Pretendía huir y los pasillos eran estrechos para seguirlo todos. Ella no podía quedarse si Giorgino estaba en peligro.

Cargando editor
16/06/2018, 23:11
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Si bien habían empezado con mal pie, el grupo de Sandru había ido tomando ventaja poco a poco gracias a los devastadores golpes de Saerveris, el propio Sandru y a las certeras flechas de Kelsier. Hattori seguía indispuesto, pero como habían caído la sacerdotisa córvida y los cuatro trogloditas del principio quedando solo aquel otro troglodita de gran tamaño, el viejo tien apartó uno de los cadáveres y avanzó para auxiliar a los de la otra sala contra el propio Kikonu. 

Apenas comenzó a avanzar, la puerta que comunicaba ambas estancias se abrió. Hattori disparó por instinto antes siquiera de saber a qué se enfrentaba. Pero entonces oyó como aquel ser que acababa de entrar de dijo ""¡Te he visto, pequeño mortal!". Hattori también lo vió en ese momento tenuemente iluminado por el collar de Serveris.

-¡Ohhh! ¡Por el amor de Desna miseriocordiosa...!

Cargando editor
18/06/2018, 01:31
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Aquel troglodita estaba siendo un incordio, por lo que desenvaino mi katana rápidamente. La vibración del filo es molesta, pero parece ser suficientemente estable como para cortar con potencia. Solo tengo que apuntar con más cuidado y firmeza en el mango.

Pero entonces veo la mirada de Sandru, que me hace el gesto de cambiar de objetivo. Se pone al lado y mata al troglodita de un certero corte mientras patea un cadáver para hacer espacio. Me muevo hacia el sur, acercándome a aquel troglodita de gran tamaño armado con un mayal. Le lanzo un corte con mi arma pero la vibración hace que solo choque su filo con las protecciones superficiales del enemigo, sin causarle daños de importancia.

Entonces, no veo como la bola de acero de su mayal se acerca a mí y me da un fuerte golpe en la coronilla, que comienza a sangrar de inmediato. Me resiento del golpe e intento fijar la vista que por un momento se nubla.

Sandru se pone a combatir con el troglodita pero no es capaz de dañar a la criatura, que parece ser mucho más fuerte de lo que esperábamos. Entonces doy un paso para flanquear al enemigo con ayuda del caravanero y lanzo un corte horizontal que abre parte de su abdomen. Es un corte profundo, que sangra a borbotones mientras intenta darme nuevamente con su mayal pero falla.

En ese momento, Sandru aprovecha que el troglodita le da la espalda para, en un rápido giro, decapitarle con su cimitarra. Es un corte limpio y la cabeza de la criatura rueda por el suelo entre nosotros. Sonrío a ello cuando veo que una nueva criatura acaba de entrar en la habitación. Parece un demonio y se ve mucho más amenazador que todo lo que hemos enfrentado hasta ahora.

No me equivocaba. La criatura usa un poder y Kelsier cae moribundo después de lo que es la magia más profana que he visto en toda mi vida. Enojado por eso y para no permitirle terminar de matar a mi amigo, cargo con mi katana y un grito de batalla en mi boca. Salto mientras afirmo mi arma con las dos manos y caigo con un poderoso corte descendente que raja parte de su hombro profundamente mas no lo suficiente para matarle.

El combate continúa y este es un momento mucho más oscuro que antes.

Cargando editor
18/06/2018, 11:36
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Giorgino, te has metido en un buen lío - pensó el muchacho - el padre de Petunia es poca cosa comparado con este bicho - meditaba mientras aprovechaba una columna cercana para escurrirse detrás de esta, quizá pudiera usar el enorme tamaño de su oponente en su contra. Sus instintos le gritaban que corriera detrás de su abuela, pero ya estaba mayor y, si ella caía poco podrían hacer el resto por sanarla.

Como parte del plan del aprendiz de caravanero, el siguiente golpe del Ogro golpeó en una de las columnas, que hizo temblar la estructura de la bóveda al completo, desprendiendo algo de arenilla de la parte superior. Su enemigo no parecía especialmente avispado, pero dudaba que cayera dos veces en el mismo truco, por lo que fué retrocediendo hacia la posición de su grupo. Se había percatado de que Kikonu ya no estaba, así que quizá ahora pudieran echarle una mano.

De nuevo se acercó aquella bestia y Giorgino no estaba dispuesto a recibir un nuevo golpe pero, ¡Ay Desna! que aquella vil criatura se giró en el último momento descargando un tremendo golpe, como el que casi le arranca el brazo momentos antes, ¡contra su primo Vankor! El Dalmuvian cayó en el acto, derribado por la tremenda clava, por su cabeza pasó la cantidad desmesurada de ocasiones en las que su tío Sandru le había insistido en vestir esa pesada cota de mallas y se sintió agradecido por ello. Mas un rostro permaneció de manera residual en la mente del joven, el hermano de Vankor, Bevelek y lo primero que le dijo en cuanto le vió en la caravana:

¿Y Vankor? ¿Está bien?

 Le había asegurado a su primo que su hermano volvería a relatarle sus hazañas, que no eran pocas, durante la aventura en el castillo, pero aquel mazazo había echado por tierra todas sus ilusiones, además de haber devuelto a Giorgino al mundo real: podían morir todos allí abajo.

Koya volvió a recurrir al poder de Desna, lo sintió en cuanto que el brazo comenzó a dolerle un poco menos, y que su primo, pese a haber sido derribado hace unos segundos, parecía encontrarse mucho mejor. Sin embargo su abuela envejecía (aun más) por momentos, parecía que la propia Desna fuese a llevársela a cambio de otorgarle sus dones. 

Sin cabilar ni un segundo, cosa propia de él, el varisio se acercó de nuevo a la tremenda criatura, con las defensas en alto, pero tratando de encontrar un resquicio o punto débil para poder atacar como su tío le había enseñado. Entonces Kromdal dió un paso al frente y soltó un tajo tremendo contra el Ogro, el cual rió, como si nada le hubiera pasado. Estaba claro que necesitarían la ayuda del otro grupo, al que oía muy cerca, para poder acabar con tremenda mole.

Cargando editor
18/06/2018, 19:32
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Serveris y Sandru contenían a la pajarraca y a buena parte de los hediondos trogloditas que poblaban la sala de columnas, dando la opción al joven de retroceder y hacer cantar a su arco. Disparó numerosas flechas, hiriendo o dando muerte a los lagartoides.

Cuando uno de ellos le entró al cuerpo a cuerpo, tuvo cerca a Sandru para recibir apoyo, quedando pronto anulada la amenaza. Entonces apareció aquella mole, pariente del resto de lagartos, esgrimiendo un enorme mayal. Tal vez se fijó en el muchacho por su escaso tamaño, pensando que sería presa fácil. Tal vez advirtió que estaba herido, reforzando la idea anterior. Quizá odiaba a los orejas puntiagudas, decidiendo que el joven semielfo sería su siguiente almuerzo. Pero lo que quedó claro es que el agujero que hizo la mole troglodita cuando falló su ataque y estampó el mayal contra el suelo se debía, en cierta manera, a su agilidad élfica.

Eso te da y te convierte en papilla, Kelsier, se dijo a sí mismo observando el boquete ojoplático. Hábilmente saltó hacia atrás y disparó flechas contra el grandullón. Pero su piel era muy dura y las flechas rebotaban.

Diablos.

Caído del cielo apareció el espadachín tien, interponiéndose entre la mole y el explorador.

Loados sean los dioses. Gracias, Serveris, agradeció mentalmente mientras siguió disparando contra aquella cosa. Entre Sandru y Serveris lograron filetear al monstruoso escamoso.

¡Bien, ve a hacer compañía a tus congéneres!, pensó eufórico el muchacho... cuando vio aquella cosa grotesca, deforme, demoníaca y voladora que se aproximaba hacia ellos. Probablemente, al igual que hiciera la mole troglodita, el nuevo engendro demoníaco estimó que la presa más apetitosa para él era el muchacho de sangre élfica, aunque fuese el más alejado. Invocando poderes blasfemos un frío vapor de oscuridad grasienta envolvió al explorador, sintiendo este un intenso dolor agónico por todo su cuerpo. Sus heridas se reabrieron y otras nuevas aparecieron. El joven se tambaleó conforme todo daba vueltas, sentía que no podía respirar y las fuerzas de su cuerpo se extinguían.

Madre..., fue su último pensamiento.

Cayó y cayó, aunque no sintió el impacto. Solo oscuridad y frío. Luego nada.

Cargando editor
19/06/2018, 15:56
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Vankor no sabía cuánto tiempo llevaba peleando. Posiblemente solo unos pocos minutos, pero el dolor que lo recorría de arriba a abajo era lacerante y parecía que le hubieran arrancado ya no el brazo, sino la columna al completo. Jadeando, magullado, sintiendo rotos algunos de sus huesos, miró al ogro tendido en el suelo y después a Koya. No dijo palabra alguna. Se limitó a beber la pócima curativa que le permitiría respirar una vez más. Bajo su poder mágico, sintió soldarse los huesos y empalidecer se el enorme hematoma que se extendía desde su hombro a la muñeca. Palpó el segundo vial, tentado de bebérselo de seguido pero la batalla no había terminado y quizá alguien necesitara de aquella pócima mas que él en aquel momento. 

Miró en dirección a la puerta por la que había huido el Kikonu. Aquel ser trapacero y tramposo carente de toda dignidad y honor, que ante el miedo a la derrota había huido como la rata que era. Después, miró a Kromdal.

-Enhorabuena, Kromdal. Eres un gran guerrero y acabas de salvarme la vida. Estoy en deuda contigo. 

Cargando editor
19/06/2018, 18:25
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Antes de abandonar a Vankor y Kromdal a su suerte, Koya impuso sus artríticas manos sobre el bárbaro. Le hubiera gustado mucho más tocar la tersa piel y el curtido cuerpo de Vankor, pero le quedaba más lejos y, sobre todo, sabía que éste poseía aún dos viales de poder curativo. Sintiéndose un poco menos culpable por centrarse en Giorgino, avanzó un tímido paso hacia éste, tal era la impresión que provocaba la enorme masa de carne, grasa, hueso y músculo que era el ogro.

-¡Ay!- Chilló la vieja cuando la enorme maza impactó en la columna tras la que se protegía su avispado nieto. El tremendo golpe hizo tambalearse la estructura entera bajo la que se encontraban. Koya se vio de pronto con la boca seca y le costó tragar.

No puedo acercarme sin que me aplaste como a una uva pasa.- Guardó el cuchillo estrella con el que inútilmente había intentado ayudar a Kromdal contra Kikonu y se sacó del desmejorado escote el símbolo de Desna, que colgaba de su cuello de una preciosa cadena plateada. 

Lo apretó con fuerza contra su pecho y recitó una oración que le permitiera proteger a todos y cada uno de los miembros de su equipo.

¡Oh Señora mía! ¡Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón. Ya que soy toda tuya, oh Madre de bondad, guárdame  a mí y a los míos. 

Inmediatamente el símbolo brilló con un aura azulada que ignoró a sus enemigos y que iluminó a Giorgino, Vankor y Kromdal, reconfortándoles un poco.  Lo que otra veces había sido una potente luz, ahora titilaba como la de una vela en una noche fría y ventosa. Se apagó rápidamente, muestra de lo extenuado que estaba ya el canal que comunicaba a Desna con sus fieles seguidores. Como si el oni hubiera sentido su debilidad, ahora a salvo tras la puerta tras la que se había ocultado, su voz se coló en la cabeza de Koya.

 "¿Te crees muy lista, verdad, esclava de Desna? ¡Tan sólo estás posponiendo lo inevitable! Devoraré muy pronto tus ojos..."

Bien a gusto sacrificaría sus ojos por saber que Giorgino salía de allí convida. Su vitalidad era arrolladora, mientras que la de ella se estaba apagando a marchas forzadas. La ira y frustración inundaban a Koya. No era la única, claro está. Kromdal pagaba la suya, la de no haber podido acabar con Kikonu, con el ogro. Koya vio en él su única esperanza, por mucho que le costara admitirlo. Se acercó a él por la espalda y, con mucho tino, como sólo manos expertas saben hacer, clavó los dedos entre los enormes músculos de su espalda, pinzándolos. Canalizó el poder divino hacia ellos, pudiendo sentir como engrosaban de forma grotesca. Era un truco que había utilizado alguna vez que otra con algún amante, pero que funcionaba también fuera del lecho, en una situación desesperada como aquella. Iba a convertir a Kromdal en un toro salvaje.

No habrá mucha diferencia.

Cargando editor
19/06/2018, 18:51
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA

Encarado con el demonio alado, Hattori esperó recibir una muerte horrible y sin embargo el demonio lo despreció como rival y dirigiendo su atención al magnífico arquero semielfo que sí podía resultarle amenazador. Eso salvó a Hattori, su menudencia. Todo el daño lo recibió Kelsier que se desplomó entre espasmos de agonía.

Serveris se lanzó contra el demonio sin perder tiempo y le asestó un brutal tajo que le hizo reparar en su propia mortalidad. El demonio tuvo miedo y Hattori quiso contribuír a avasallarlo con una flecha certera... pero Hattori estuvo torpe. En su afán de terminar rápido y socorrer a Kelsier solo consiguió romper la cuerda de su arco.

Por fortuna Sandru corría a apoyar a Serveris. Hattori poco podía contra el demonio, pero podía ayudar dando a Kelsier su brebaje curativo.

-Cada cual tiene su papel en este mundo. Serveris y Sandru reducirán al demonio. - Susurró casi como un rezo, una súplica a la bienhadada Desna. Se arrodilló junto al cuerpo inerte del semielfo y buscó entre sus pertenencias el vial. Había esperanza, Kelsier todavía respiraba. Sus heridas no parecían fatales.