Partida Rol por web

El polvo se ha disipado. Los engendros tenebrosos están muertos. Vuestras heridas han sido convenientemente vendadas. Después de un momento de respiro tras el arduo combate, es el momento de abandonar el lugar.

Los dos críos están intactos. Tras el excesivo esfuerzo de Hanna Neruda al lanzar su hechizo, se ha recobrado convenientemente y se halla acurrucada junto a Ser Bridget, con la mirada perdida y sin decir nada. Se suponía que bajo ningún concepto debía revelar que era una apóstata. Temerosa de que el grupo de mercenarios la delate, se muestra inapetente y apática, evitando todo contacto visual con vosotros.

Su hermano menor llora sin parar a causa del terror. Es un crío de unos cinco o seis años, escuálido como su madre y de rostro alelado. El encuentro con los engendros ha sido un duro golpe para él.

Ser Blaker, otrora el Bann Corbin, reposa sentado junto a Alenka, dando esporádicos golpecitos de apoyo a Joseph, de forma completamente mecánica. La mala administración de sus tierras hizo que pasase de ser un rico bann a un hombre sin pueblo que lo sirviera -sus terratenientes decidieron abandonarle y buscar la protección de otros banns más capacitados-. Ahora vive en Denerim, dedicado más a apostar y socializar que a otra cosa.

Y Ser Bridget... Su rostro parece haber sido tallado en granito. Siempre ha sido leal a Ser Blaker, incluso en los momentos más duros. Es una mujer de aspecto duro pero de corazón honrado... O al menos es la impresión que ofrece.

Todos os halláis en círculo, descansando. Pero el momento de partir ha llegado.

-¿Cómo ha ido el viaje, Alenka?- pregunta Ser Blaker, distraído.

-Podría haber ido mejor, desde luego. Hemos encontrado mucha resistencia. Simplemente es demasiado peligroso regresar.

-Quizás fuese más recomendable entonces que los críos vuelvan a Denerim conmigo, al menos hasta que el arl pueda poner la región bajo control. Es imposible que La Ruina pueda asolar la capital. Los Guardas Grises no dejarán que se acerque. No pasarán Ostagar.
 

-No es mala solución. Quizás yo deba volver entonces junto a Neruda e informar al arl...

De entrada, Joseph Neruda parece calmar su llanto al escuchar que puede que regrese a Denerim. Por su parte, Hana, ahora que se conoce su condición de apóstata, parece recelar ante tal idea.

Acompañaremos a Alenka a ver al Neruda e informar al arl, los caminos son peligrosos para andar solo. -Añadió de forma escueta .

"Aficionados"

Sentaba bien ganar una batalla y aún más cuando los monstruos caían con poco esfuerzo. Brenus no necesitó más que dos movimientos para cortarle la cabeza a uno de esos engendros y descuartizar el cuerpo del otro. Pero lo mejor de todo no era eso, sino que habían logrado salvar a los retoños  y al resto de los guardianes que los protegían.

Resultó sorprendente que una de las hijas del arl fuera capaz de utilizar la magia. Un mercenario con mala uva vería aquí una mina para forrarse de dinero, en cambio, Morrigan era honrado, o eso quería pensar. Su secreto estaba a salvo con él, por el momento. Después de todo, honrado o no, era un mercenario. Siempre era necesario saber cuándo utilizar ciertas cartas para beneficiarse .

- Sin duda alguna, el camino resulta peligroso para viajar con muchachos tan jóvenes.- empezó Brenus, apoyando a Alenka.- Hemos encontrado mucha resistencia y los grupos de esos engendros tenebrosos parece que aumentan con el paso del tiempo. Temo que si regresásemos todos, fallásemos por encontrarnos a un grupo mucho mayor que el de hoy. Por suerte, hemos aparecido a tiempo y hemos detenido su incesante asedio.- El guerrero de la guadaña paró por unos segundos para tragar saliva y pensar en las siguientes palabras. Debían infundir temor.- A la fortuna no se le puede tentar y aunque estamos capacitados para luchar, un número pequeño no puede vencer a un grupo mucho mayor y encima las posibilidades disminuyen si debemos proteger a los muchachos y evitar que se acerquen.