Ante la disyuntiva que propone la hechicera gruño, ¿Por que fui tan estúpido como para no proponer una contraseña para que saber si estabamos en peligro? Ahora no podíamos hacer una señal con un hechizo o una flecha incendiaria sin que lo supiese todo el mundo. Tampoco sería bueno dejar el campamento solo, aunque estuviesen las dos mujeres. Aunque sé que la hechicera era muy capaz de protegerse sola, si venían en grupo sería rapidamente arrollada, en cuanto a Chia no tengo idea de su capacidad con las armas. Por lo que al final digo:- Voy yo solo, protege el campamento junto a Chia y si hay mucha necesidad haz una señal con algún hechizo tuyo.- Suspiro, empiezo a maldecir esta misión, quizás debería cobrarle más después de todo al noble...
Chia dudó unos instantes en los que se planteó volver por donde había venido, finalmente acabó por acercarse a la pareja como si no se hubiese dado cuenta de que estaban ahí, deteniéndose cuando apareció a la vista de ambos.
-Ouh...- musitó con voz dulce, mirando a un lado y a otro asegurándose que el dueño de las pisadas no estaba por ahí- No deberíais hacer tanto ruido, hay algo... rondando.- Señaló hacia el lugar de donde venía tampoco tenía mucho más sentido dar información adicional de una criatura de la que solo sabía cómo eran sus pisadas.
Se frotó un brazo visiblemente incómoda, mirando al suelo con un leve rubor rosado extendiéndose por las pálidas mejillas.
-Tengo que seguir el rastro- se excusó antes de buscar dónde había dejado el último indicio de aquella criatura.
Chia, te saco de esta escena y te paso a una en donde puedas rolear con los otros dos, ¿okis?
Acorde a tu decisión, te paso a una nueva escena.